Desparrame juvenil a la americana
El spring break (vacaciones estudiantiles de primavera en Estados Unidos) o fest¨ªn de alcohol, drogas y sexo que genera beneficios millonarios cada a?o, se exporta con ¨¦xito a Espa?a.
Empez¨® siendo una simple pausa vacacional bajo el sol del Atl¨¢ntico durante el intervalo entre semestres universitarios. Pero, en 1962, el fen¨®meno ya era tan colosal que llam¨® la atenci¨®n del mism¨ªsimo Gay Talese. El reportero del The New York Times, pope del nuevo periodismo, hab¨ªa detectado una migraci¨®n masiva de estudiantes hacia Florida al llegar la primavera. ?La mayor parte del d¨ªa, los chicos est¨¢n enterrados en la playa como cangrejos de arena, pero peri¨®dicamente se levantan y se acercan al otro lado de la calle para tomar una cerveza o avistar los biquinis pasajeros?, escribi¨® en su cr¨®nica desde Fort Lauderdale, meca temporal para miles de estudiantes sedientos de emociones fuertes.
Medio siglo despu¨¦s, el spring break (vacaciones de primavera) se ha convertido en una bacanal de binge drinking (atrac¨®n alcoh¨®lico), sexo con desconocidos y estupefacientes a granel, as¨ª como en toda una instituci¨®n en la sociedad estadounidense, fortificada por su poderosa presencia en la cultura pop. Pero tambi¨¦n ha dado lugar a una aut¨¦ntica econom¨ªa que, seg¨²n datos de la consultor¨ªa Student Monitor, generar¨¢ un volumen de negocios de 1.600 millones de d¨®lares (1.160 millones de euros) en 2014, gracias a la participaci¨®n de dos millones de estudiantes en estas celebraciones.
El resultado es tan espectacular que hace tiempo que se exporta con ¨¦xito a otros lugares del mundo. Por ejemplo, a Espa?a, donde localidades costeras como Calella, Lloret de Mar o Moj¨¢car celebran desde hace algunos a?os sus propias reuniones. ?Aprovechamos la pegada del nombre para organizar fiestas con el mismo esp¨ªritu, aunque en versi¨®n menos excesiva. En nuestro pa¨ªs la gente se porta mejor, no hay toples y el volumen es menos alto?, apunta Gonzalo Vives, organizador del spring break de Moj¨¢car, que espera acoger a 2.000 estudiantes a partir del 10 de abril. Nada que ver con la escala monumental de la versi¨®n estadounidense, en la que participan cerca de dos millones de estudiantes cada a?o. All¨ª se originaron fen¨®menos como el balconing, los concursos de Miss Camiseta Mojada, los preservativos de sabores o incluso el tanga, convertido en uniforme oficial del evento durante los 80.
La cadena MTV participa en la versi¨®n de este a?o en Canc¨²n (M¨¦xico). En la imagen, el dj Afrojack.
Getty Images
Origen literario.?Su paternidad se ha atribuido a un entrenador de nataci¨®n que se llev¨® a su equipo de vacaciones en 1934. Pero el fen¨®meno no se amplific¨® hasta finales de los a?os 50, gracias a la publicaci¨®n de una novela,?Unholy Spring, firmada por Glendon Swarthout, un profesor de Michigan que se inspir¨® en las maldades practicadas por sus estudiantes en la pausa primaveral.
Hollywood entendi¨® que ten¨ªa un fil¨®n en las narices y compr¨® los derechos para rodar en 1960 una exitosa adaptaci¨®n,?Where the Boys Are. La vida no tard¨® en imitar al arte: cientos de miles de j¨®venes empezaron a peregrinar hacia el sur estadounidense, creando una nueva econom¨ªa del ocio juvenil. ?El?boom?econ¨®mico de la posguerra propici¨® el desarrollo del?spring break. El n¨²mero de universitarios se multiplic¨® y emergi¨® la cultura juvenil estadounidense. Las empresas empezaron a tratar a esa demograf¨ªa joven como un consumidor importante?, analiza el historiador James Schiltz, autor de una tesis doctoral sobre este fen¨®meno.
Fue la MTV de los a?os 80 la que convirti¨® estas dionisiacas celebraciones en un rito universitario a escala global. En 1986, la cadena empez¨® a retransmitir un programa especial desde el?spring breakde Panama City Beach ¨Cel mayor de todos: acoge a 500.000 estudiantes cada primavera¨C, en el que actuaron Beastie Boys, Vanilla Ice y MC Hammer. Al descubrir su atractivo entre los j¨®venes, las marcas no tardaron en mover ficha. Por ejemplo, la cerveza mexicana Dos Equis se benefici¨® de su popularidad entre los participantes. Aquellos que la hab¨ªan engullido en cantidades industriales durante el receso primaveral empezaron a buscarla en el supermercado al regresar a casa. ?Dos Equis se posicion¨® en el mercado como un recordatorio del?spring break. Hoy es la sexta cerveza m¨¢s consumida en Estados Unidos?, explica Tim Halloran, asesor de marcas como Coca-Cola y Procter & Gamble, en el libro?Romancing the Brand.
Las playas de Florida protagonizaron Donde hay chicos, hay chicas (1960), con Dolores Hart y George Hamilton.
Cordon Press
Desde entonces, esta celebraci¨®n ha mutado en aut¨¦ntico escaparate comercial. ?Se ha producido una diversificaci¨®n de las actividades y de los productos anunciados. Ya no son solo marcas de alcohol y tabaco, sino tambi¨¦n tarjetas de cr¨¦dito, marcas de ropa y compa?¨ªas de videojuegos?, explica el consultor John Laurie desde Bond PR, que ofrece sus servicios a empresas que desean promocionarse durante las aglomeraciones estadounidenses.
Efecto contagio. Laurie considera natural que la fiesta haya traspasado fronteras. ?El?spring breakforma parte del imperialismo cultural estadounidense. Las canciones pop, las pel¨ªculas de Hollywood y los programas televisivos lo han glorificado desde mediados de los 80?, analiza. ?La explotaci¨®n global de estos productos ha provocado que adolescentes de todo el mundo quieran vivir el mismo tipo de experiencias?, le secunda Schiltz, pronosticando que la expansi¨®n se intensificar¨¢ en el futuro. ?Spring break forever, bitches!?, gritaban Vanessa Hudgens y Selena Gomez en lo ¨²ltimo de Harmony Korine, que logr¨® inyectar sangre nueva al fen¨®meno y envolverlo de una p¨¢tina?arty. Todo apunta que ten¨ªan raz¨®n: la fiesta no ha terminado.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.