¡®El d¨ªa sin mujeres¡¯: el mundo se prepara para una huelga internacional femenina
Alrededor de 30 pa¨ªses han convocado un par¨®n laboral de mujeres el pr¨®ximo 8 de marzo. Colectivos como ¡®Ni una menos¡¯ en Latinoam¨¦rica o la Women¡¯s march estadounidense lideran una nueva era en la protesta feminista.
?Si nuestro trabajo no vale, produzcan sin nosotras?. Cecilia Palmeiro, una de las portavoces de Ni Una Menos, resume as¨ª por qu¨¦ el colectivo de mujeres convoca el pr¨®ximo 8 de marzo una huelga nacional femenina en Argentina. Ellas no ser¨¢n las ¨²nicas en plantarse y abandonar sus puestos de trabajo voluntariamente para ?protestar contra el feminicidio, la explotaci¨®n laboral/econ¨®mica o la deshumanizaci¨®n y desjerarquizaci¨®n de las mujeres?. Tambi¨¦n planean hacerlo mujeres de otros 30 pa¨ªses en lo que se prev¨¦ una jornada hist¨®rica en el D¨ªa de la Mujer. Grupos feministas de Australia, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, Rep¨²blica Checa, Ecuador, Inglaterra, Francia, Alemania, Guatemala, Hondruras, Islandia, Irlanda del Norte, Rep¨²blica de Irlanda, Israel, Italia, M¨¦xico, Nicaragua, Per¨², Polonia, Rusia, Salvador, Escocia, Corea del Sur, Suecia, Togo, Turqu¨ªa, Urugua y EEUU han confirmado la convocatoria que plantea dejar sin presencia femenina a oficinas, comercios, f¨¢bricas o cualquier tipo de empleo para protestar contra la brecha de g¨¦nero y la violencia machista.
?La idea es apropiarse de la huelga como herramienta pol¨ªtica para hacer o¨ªr nuestros reclamos y para intervenir concretamente en el orden de producci¨®n?, cuenta por correo electr¨®nico esta acad¨¦mica, doctora en Literatura Latinoamericana. Seg¨²n explica, la huelga del 8 de marzo empez¨® a planificarse despu¨¦s del multitudinario paro argentino de mujeres del 19 de octubre ¨Cel denominado mi¨¦rcoles negro contra los 200 asesinatos anuales por violencia machista en el pa¨ªs¨C y del lunes negro el 3 de octubre en Polonia, cuando miles de mujeres pararon y protestaron contra la restrictiva ley de aborto que planteaba el ejecutivo polaco, que despu¨¦s rechaz¨® el parlamento ante la presi¨®n de las marchas. ?Nos pusimos en contacto con las compa?eras polacas y las coreanas, que tambi¨¦n hab¨ªan parado, para armar una articulaci¨®n internacional?, aclara.
La protesta internacional se inspira en El d¨ªa libre de mujeres de las islandesas de 1975, cuando el 90% de las ciudadanas abandonaron sus puestos de trabajo el 24 de octubre de ese a?o para protagonizar una manifestaci¨®n multitudinaria por las calles del pa¨ªs y marcar un punto de inflexi¨®n en la lucha de la igualdad de derechos. ?Con esta huelga visibilizamos el trabajo dom¨¦stico no remunerado y que las mujeres ganamos en promedio casi 30% menos que los hombres por las mismas tareas. Con nuestro trabajo invisibilizado en casa y devaluado en el mercado, las mujeres sostenemos la econom¨ªa mundial capitalista?, apunta. El par¨®n, tal y como explica,? ?nos permite reapropiarnos de nuestro tiempo. Una oportunidad para ensayar una divisi¨®n del trabajo m¨¢s equitativa?.
Las anglosajonas se inspiran en ellas y tambi¨¦n lo tienen claro. Angela Davis y otras activistas que provienen del mundo acad¨¦mico firmaban en The Guardian esta semana la carta Mujeres de Am¨¦rica, vamos a la huelga. Un¨ªos y as¨ª Trump ver¨¢ nuestro poder, una misiva en la que llamaban a la acci¨®n para ?construir una huelga general contra la violencia masculina y en defensa de los derechos reproductivos?. Su idea es ?movilizar a mujeres, incluidas las transg¨¦nero? para construir ?un nuevo movimiento feminista internacional con una agenda expandida: anti-racista, anti-imperialista, anti-heteronormativo y anti-neoliberal?.
Las activistas quieren distanciarse de unos ¨²ltimos a?os marcados por el marketing del falso empoderamiento y la dominaci¨®n del corporativismo feminista. Una vertiente que ha dominado la conversaci¨®n cultural, vitoreada incluso en los medios, y que ha estado empe?ada en fabricar a lideresas con proclamas publicitarias a trav¨¦s de ¡®ide¨®logas¡¯ como Sheryl Sandberg y otras CEO del mercado, o pol¨ªticas conservadoras que se enfundaban en sus camisetas de ?Esto de aqu¨ª es una feminista? mientras aplicaban las reglas del libre mercado a las pol¨ªticas de la mujer. Como bien resume en tono c¨®mico la humorista brit¨¢nica Bridget Christie en Un libro para ellas (Anagrama, 2017) ?el feminismo conservador podr¨ªa resumirse como sigue: A m¨ª me ha ido bien, as¨ª que, ?por qu¨¦ no iba a irle bien a todo el mundo?, ah, s¨ª, y en cuanto llegue arriba lo primero que har¨¦ ser¨¢ poner la zancadilla a todas las que intenten seguir mis pasos?.
Tambi¨¦n est¨¢n profundamente decepcionadas con esta tendencia las activistas estadounidenses, que tras el apabullante ¨¦xito de la Women¡¯s March (marcha de mujeres) del pasado 21 de enero ¨Csolo en Washington marcharon unas 500.000 personas¨C, se han envalentonado para definir los albores de una nueva era en la lucha para la igualdad. ?El feminismo del Lean in (lema de Sheryl Sandberg) y sus variantes nos ha fallado a la mayor¨ªa de nosotras, a quienes no tienen acceso a la autopromoci¨®n individual y cuyas condiciones de vida solo pueden mejorarse con pol¨ªticas que defiendan y aseguren los derechos reproductivos y garantice los derechos laborales. Tal y como lo vemos, estas nueva ola de movilizaciones femeninas deben dirigirse hacia todos esas preocupaciones de manera frontal?, cuentan en su carta.
Las estadounidenes, expertas en bautizarlo todo, se han permitido etiquetar a esta nueva ola global como la del ?Feminismo del 99%?. Un t¨¦rmino que se distancia de las ra¨ªces capitalistas de los ¨²ltimos a?os y hace hincapi¨¦ en los derechos sociales, con la simbolog¨ªa heredada de las protestas de Occupy Wall Street contra el 1% que sustenta la riqueza global.
?Est¨¢ claro que la resistencia a la agenda radical de Trump estar¨¢ liderada por mujeres corajes luchando por nuestro futuro?, tuiteaba recientemente la senadora californiana Kamala Harris. El pr¨®ximo 8 de marzo mujeres de todo el mundo abandonar¨¢n sus trabajos para demostrarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.