El v¨ªdeo de Janelle Mon¨¢e o la consagraci¨®n de la vulva como s¨ªmbolo de empoderamiento
La anatom¨ªa femenina copa los timeline de Instagram, el eslogan ¡®pussy power¡¯ llega a la moda y los casi tres millones de reproducciones que acumula el videoclip ¡®Pynk¡¯ de la cantante con los reivindicativos pantalones-vagina confirman el fen¨®meno.
Hannah Horvath (Lena Dunham) repitiendo ¡°vagina¡± episodio tras episodio en Girls durante seis a?os es un ejemplo. Vulvas y vaginas reclaman cada vez m¨¢s la visibilidad, libre de sexualizaci¨®n, de la que se les ha privado en la historia. A finales de 2017 se publicaba El libro de la vagina (Grijalbo), ¡°todo lo que necesitas saber y nunca te has atrevido a preguntar¡±. Y en febrero llegaba la reedici¨®n de Mon¨®logos de la Vagina (Editorial B) ¨Cno exenta de discusi¨®n sobre si la obra de Ensler, original de 1996, queda ya anticuada y es excluyente con las mujeres transg¨¦nero¨C. El artivismo que reproduce la anatom¨ªa femenina tambi¨¦n copa los timeline de Instagram, el eslogan ¡®pussy power¡¯ llega a la moda y los casi tres millones de reproducciones que acumula el videoclip ¡®Pynk¡¯ de Janelle Mon¨¢e con los reivindicativos pantalones-vulva dos d¨ªas despu¨¦s de su publicaci¨®n, confirman el fen¨®meno. ¡°Su normalizaci¨®n en la ficci¨®n televisiva es evidente. Aparecen en los di¨¢logos. No tienen que salir expl¨ªcitamente en la pantalla para ser visibilizadas. Y tampoco deben formar parte de un di¨¢logo soez o fuera de tono¡±, explica Graciela Padilla, profesora de la UCM, especialista en Teor¨ªa de la Informaci¨®n, ?tica y G¨¦nero, a S Moda.
El v¨ªdeo de Mon¨¢e es un llamamiento a la fuerza para las mujeres. Tras una publicaci¨®n de Blavity en Twitter que subrayaba el black girls power del clip, la actriz Tessa Thompson, una de sus protagonistas, sal¨ªa a explicar con un tuit que el v¨ªdeo no solo iba dirigido a las mujeres con vagina: ¡°A todas las chicas negras que necesitan un mon¨®logo y que no tienen vaginas ¨Cjugando con el nombre de la obra de Eve Ensler¨C, estoy escuchando¡±. Mensaje que la propia Mon¨¢e suscrib¨ªa con otro tuit: ¡°?Gracias a la incomparable y brillante Tessa Thompson por ayudar a celebrarnos a NOSOTRAS (no importa si tienes vagina o no) en todo el mundo! Os vemos. Os celebramos¡±.
to all the black girls that need a monologue that don¡¯t have Vaginas, I¡¯m listening https://t.co/pyjStgkDKu
— Tessa Thompson (@TessaThompson_x) April 10, 2018
Los genitales femeninos son grandes desconocidos. Desde la censura en el arte: a El origen del mundo de Courbet le ha costado m¨¢s de un siglo ver la luz p¨²blica (el realista franc¨¦s lo pint¨® en 1866 y se expuso por primera vez en 1995 el Museo parisino de Orsay). Hasta el caso omiso y el menosprecio de la ciencia a la biolog¨ªa femenina: ¡°Siempre fueron los cuerpos de los hombres los que se han estudiado cl¨ªnicamente y de ah¨ª se ha definido qu¨¦ es enfermedad y qu¨¦ no lo es¡±, explicaba la antrop¨®loga Alma M¨¦ijome en el art¨ªculo Ocho cuestiones de salud invisibilizadas por el machismo, de El Diario. Lo que se conclu¨ªa de esas observaciones ?se ha aplicado igual en el cuerpo de la mujer¡±, que siempre han sido ¡°las otras¡±.
Y esto pasa factura a muchos niveles. ¡°Se trata como consecuencia principal la falta de educaci¨®n sexual. Sin embargo, en los ¨²ltimos meses, estamos viendo casos medi¨¢ticos de problemas previos y mayores, impropios de una ¨¦poca de informaci¨®n y comunicaci¨®n global: desconocimiento del propio cuerpo, falta de informaci¨®n y comprensi¨®n sobre enfermedades femeninas, tab¨²es y miedo a ir al m¨¦dico especialista de la mujer¡±, explica Graciela Padilla. Un estudio de Ovarian Cancer Trust en 2015 apuntaba que el 66% de las personas con vagina entre 18 y 24 a?os de edad no consultan a un m¨¦dico sobre problemas vaginales porque les da verg¨¹enza incluso usar la palabra ¡°vagina¡± y prefieren consultar con Google.
La visualizaci¨®n de vulvas y vaginas hab¨ªa quedado reducida a lo pornogr¨¢fico y hablar de ellas y de los ciclos menstruales o de sus enfermedades se ha visto como algo inc¨®modo y anormal. ¡°Si has visto porno habr¨¢s visto las vulvas de una forma particular: a menudo sin vello y con labios muy peque?os (as¨ª no puedes verlos). Muchas de esas im¨¢genes han sido manipuladas con Photoshop para que luzca as¨ª, como tambi¨¦n lo son los pechos, piernas y otras partes del cuerpo. Esto crea una imagen falsa de lo que se considera normal o deseable¡±, explican desde la web del proyecto ¡®?C¨®mo es una vulva normal?¡¯, de la organizaci¨®n caritativa Brook que ayuda a j¨®venes en cuestiones de salud sexual. Iniciativa impulsada, entre otras causas, por el hecho de que entre 2015 y 2016 m¨¢s de 200 ni?as menores de 18 a?os se sometieron a una labioplastia en Inglaterra, seg¨²n datos del NHS.
En la serie de v¨ªdeos ¡®Vagina Dispatches¡¯, de The Guardian, Mona Chalabi y Mae Ryan salen a la calle con una vulva y un aparato reproductivo femenino gigantes para preguntar a todo tipo de mujeres si conocen, una a una, las partes que lo componen. Conclusi¨®n: ¡°Sabemos m¨¢s sobre penes¡±. Y a una idea parecida llegaron Nina Brochmann y Ellen Strokklen Dahl, las dos estudiantes de medicina noruegas autoras de El libro de la vagina (Grijalbo): ¡°Nuestra experiencia nos dice que las mujeres todav¨ªa no conocen bien sus cuerpos. Muchas, incluso con estudios universitarios, nos preguntan cosas b¨¢sicas sobre salud o comportamiento sexual¡±, contaban a S Moda en una entrevista.
De la necesidad de conocerlas, a la de exponer vulvas por todas partes como signo de liberaci¨®n. Igual que pasa con los pechos y el movimiento #freetheniple (libera el pez¨®n), la moda y el arte est¨¢n usando la imagen de la vulva. Desde Instagram, potenciando la idea de diversidad, proyectos como This is a Vagina, creado por Jo Corral, que recopila im¨¢genes de vulvas creadas por diferentes artistas y recaudando fondos para proyectos solidarios sobre la menstruaci¨®n. O ¡®Vagina China¡¯, ¡°un proyecto de arte de cer¨¢mica a gran escala creado para celebrar y desmitificar la vulva¡±.
Sobre la pasarela, en su desfile en la NYFW el pasado septiembre, la firma berlinesa Namilia present¨® toda una colecci¨®n en torno al ¨®rgano femenino, ¡®My Pussy, My Choice¡¯ (Mi Vulva, mi Elecci¨®n). Y cubri¨® sus prendas y calzado de vulvas. Un ¡®pussy power¡¯ al que tambi¨¦n se sumaba Tom Ford usando ese mismo lema en bolsos y zapatos, de nuevo en Nueva York, en febrero de este a?o.
?Qu¨¦ problemas plantea entonces el uso de la vulva como nuevo estandarte de la lucha feminista? -V¨¦anse los pussy hats (gorros-vulva) de la Women¡¯s March de 2017 o las m¨²ltiples pancartas con vulva de las manifestaciones del pasado 8M-. Por una lado, que se reproduzca el fen¨®meno de la moda de las camisetas con mensajes feministas, que pueden llevar a banalizar el mensaje o apropiarse de ¨¦l para hacer caja. Pero sobre todo, el peligro de exclusi¨®n. Es necesario seguir reivindicando aspectos en los que se ha silenciado al sexo femenino, sin convertirlos en bandera ¨²nica o principal del feminismo y sin olvidar que ser mujer va mucho m¨¢s all¨¢ de lo estrictamente biol¨®gico o sexual. ¡°Lo normal triunfa, pero desde la naturalidad, y sin dejar fuera al abanico de identidades y opciones sexuales¡±, apunta Graciela Padilla.
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