?Existe de verdad el porno feminista?
Hoy varias realizadoras escriben y producen pel¨ªculas X. Su llegada a la c¨²spide se traduce en un nuevo cine adulto que persigue respetar los derechos de los actores y mostrar placer genuino.
Para muchos, no existe. Es una entelequia. El porno feminista es tan X como el resto del g¨¦nero. Y punto. No necesita ser catalogado. O tal vez s¨ª. Sus defensores lo describen como un movimiento, un concepto y una filosof¨ªa. ?Es m¨¢s que porno hecho por y para ellas?, dice la realizadora Tristan Taomino. ?Se trata de un circuito antirracista y anticlasista que desaf¨ªa las convenciones y las normas sobre la sexualidad. Se dirige a un p¨²blico que quiere ver sexo ¨¦tico, consensuado por todas las partes?, sentencia. Y aboga por el respeto de los derechos de los actores, incluso cuando ruedan g¨¦neros extremos como el gonzo o el hardcore.
Las cifras desmienten los estereotipos. El sexo expl¨ªcito gusta a las f¨¦minas. Una tercera parte de los adultos que ve pornograf¨ªa online son mujeres, seg¨²n la medidora de audiencias Nielsen. Y cerca de 13 millones de estadounidenses lo consumen al menos una vez al mes, seg¨²n la cadena CNN. En Francia, m¨¢s de lo mismo: el 82% de las mujeres y el 99% de los hombres aseguraron ver porno en un sondeo reciente del instituto IFOP. El estudio Hustler Video (parte del imperio de Larry Flynt) va m¨¢s all¨¢: el 56% de sus clientes son chicas. M¨¢s datos elocuentes: Candida Royalle, realizadora del g¨¦nero, despacha 10.000 cintas al mes. Nada mal en un ¨¦poca donde casi nadie paga por el ocio. Y en Holanda triunfa Dusk!, un canal porno solo para ellas.
?Las actrices siempre han sido las estrellas. Para la prensa y el p¨²blico, son ellas las m¨¢s reconocibles, aunque ha habido excepciones, como Rocco Siffredi?, opina la actriz porno Stoya. La estructura est¨¢ mutando; a las mujeres no les basta con protagonizar las cintas, ahora tambi¨¦n quieren llevar la batuta. Cada vez hay m¨¢s que se ponen detr¨¢s de la c¨¢mara, escriben, producen¡ ?El mainstream sigue monopolizado por hombres, pero hay m¨¢s chicas inteligentes e ¨ªntegras en puestos de influencia. El porno est¨¢ provocando una revoluci¨®n cultural?, opina la directora Erika Lust. ?El mainstream es predecible, se trata de una f¨®rmula manida: aparecen muchas mujeres, pero sus orgasmos no se ven porque solo importa el masculino. Las escenas cl¨¢sicas terminan con un plano de semen. Es un error, porque la sexualidad masculina es m¨¢s compleja y porque este cine convierte a la mujer en objeto. Pero el problema no es el porno, es la sociedad. El cine X refleja una cultura sexista, clasista, racista, homof¨®bica y transf¨®bica?, nos explica Maxine Holloway, de 28 a?os y responsable de la web Cum & Glitter. Y a?ade: ?El porno machista triunfa, pero las cosas est¨¢n cambiando. Si ofrecemos calidad, la gente se vuelve exigente?.?
Las actrices Samantha Saint y Stoya se besan en la ceremonia de entrega de los 29??Adult Video News Awards Show en Las Vegas (2012).
Getty Images
Tiene un poso acad¨¦mico. La mayor¨ªa de los impulsores del porno feminista ha ido a la universidad y muchos escriben. De hecho, se acaba de publicar The Feminist Porn Book (The City University of New York), un ensayo firmado por varios catedr¨¢ticos. ?El objetivo de los directores es forrarse. Las realizadoras tenemos un bagaje cultural y llegamos al sector con objetivos diferentes: queremos transmitir un mensaje, divulgarlo y cambiar mentalidades. Nuestra inteligencia sexual y emocional suele ser mayor que la de ellos?, argumenta Erika Lust, responsable de Lust Films, su propia productora. ?Con mi obra, hago pol¨ªtica y educo. Plasmo mi filosof¨ªa en cada escena y creo un cine que destierra el ego¨ªsmo y con el que se identifican hombres y mujeres?. Esta sueca afincada en Barcelona, polit¨®loga y pol¨ªglota, acumula siete pel¨ªculas, 13 premios y cuatro libros.
La feminizaci¨®n de los estudios de cine X ¨Ctodav¨ªa t¨ªmida¨C arranc¨® hace 10 a?os pero tiene sus ra¨ªces en los a?os 80, con cineastas como Annie Sprinkle, antigua prostituta y doctorada en Sexualidad humana, y Nina Hartley, capaz de enganchar a miles de fans con cintas te¨®ricas sobre el sexo. ?El boom se debe a Internet y a la reducci¨®n de los costes de producci¨®n, marketing y distribuci¨®n?, tercia Lorraine Hewitt, directora creativa de The Good for Her Feminist Porn Awards, unos galardones con ocho ediciones detr¨¢s, m¨¢s de nueve pa¨ªses representados y 500 asistentes al a?o. ?Cuando los fundamos estaba claro que exist¨ªa un nicho, pero faltaba repercusi¨®n. Tambi¨¦n ech¨¢bamos de menos una definici¨®n. En estos a?os hemos aprendido que no se trata de una f¨®rmula encorsetada: las cintas feministas tienen un ritmo, un tono y un contenido diferente?. ?En qu¨¦ coinciden? ?Mujeres u otros colectivos como los trans participan en la producci¨®n y direcci¨®n. Son obras ¨¦ticas que muestran placer genuino; es decir, los actores se corren y disfrutan. Este cine s¨ª pone cachondo?.
Para algunos, es puro marketing. ?Se trata de un planteamiento comercial y oportunista. Se me ocurren cientos de filmes que tratan sobre los mismos temas y que no se catalogan as¨ª. Las etiquetas deben responder al sexo practicado, porque el objetivo es excitar, y cada uno necesita est¨ªmulos diferentes. El porno feminista es minoritario, cada vez m¨¢s mujeres compran el de toda la vida?, razona Juli Sim¨®n, director del Festival Internacional de Cine Er¨®tico de Barcelona. El catal¨¢n no es el ¨²nico que pone peros al movimiento. ?Tener vagina no te convierte en directora feminista. El cine adulto es comida r¨¢pida, por eso el porno feminista es una paradoja?, argumenta a S?Moda Gail Dines. Esta activista antiporno y catedr¨¢tica de Sociolog¨ªa empez¨® a luchar contra la industria hace 30 a?os. ?El g¨¦nero es m¨¢s violento hoy que hace tres d¨¦cadas, se ha tansformado en fen¨®meno de masas y la sociedad se ha sexualizado. Me encantar¨ªa ver im¨¢genes sexuales y feministas, pero no se producir¨¢n jam¨¢s porque no son rentables?. Pero ?qu¨¦ hay de las int¨¦rpretes del porno en clave femenina?
La directora alemana Petra Joy es una de las pioneras.
petrajoy.com
No son las t¨ªpicas actrices X, con cuerpo de bistur¨ª. Escriben, graban discos, posan en campa?as de moda y act¨²an en Hollywood. Su precedente es Sasha Grey, una californiana que salt¨® a la fama gracias a la serie de televisi¨®n El s¨¦quito y que ha actuado para Steven Soderbergh (The Girlfriend Experience) y Nacho Vigalondo (Open Windows).
Conforman una nueva categor¨ªa, una insospechada especie dentro del gremio. La de la actriz-marca. Stoya rueda cine X durante 46 d¨ªas al a?o. Su estudio, Digital Playground, le paga por no hacerlo durante los 319 restantes. ?Mi antiguo compa?ero de piso me hizo unas fotos para unas webs de chicas en toples. Le ped¨ª que las guardara porque no sab¨ªa si me iba a arrepentir. Al final me anim¨¦?, nos cuenta. Entonces ten¨ªa 19 a?os. ?Dos a?os despu¨¦s firm¨¦ un contrato con Digital Playground. Buscaban actrices tipo Sasha Grey. Alucinaron con el ¨¦xito de mi primera pel¨ªcula X, no se lo esperaban?, afirma. Es una rara avis. No le gusta tomar el sol, cita a Hunter S. Thompson en las entrevistas y organiza happenings donde lee novela er¨®tica mientras la masturban. ?Me encanta escribir y actuar y eso me ha ayudado a construir una marca?, admite. Viste de Vivienne Westwood, escribe en la revista Vice y firma ensayos sobre sexo en Tumblr. Su art¨ªculo en The Guardian, sobre la normativa que obliga a los actores a llevar cond¨®n en los rodajes de Los ?ngeles, fue sonado (suma m¨¢s de 500 comentarios). ?Entr¨® en vigor en enero. Es absurda. Desde 2004 se han rodado 350.000 escenas sin preservativo. No ha habido casos de sida. Nos sometemos a ex¨¢menes de enfermedades de transmisi¨®n sexual cada 28 d¨ªas. Cuestan 180 d¨®lares (138 euros). Si hay alguno que da positivo, se anula la filmaci¨®n. Los beneficios de la productora Vivid bajaron un 15% cuando empezaron a usar las medidas de precauci¨®n; si los ingresos disminuyen, los sueldos tambi¨¦n, y no se podr¨¢n pagar los 4.500 d¨®lares (3.454 euros) anuales que cuestan los tests?.
Jessie Andrews es otra estrella de las redes sociales. Y del porno. Esta californiana de 21 a?os suma m¨¢s de 50.000 seguidores en Instagram; cerca de 140.000 en Twitter y m¨¢s de 22.000 en Facebook. ?Una amiga m¨ªa trabajaba como extra, me coment¨® lo que ganaba por ense?ar las tetas. No lo dud¨¦, me motiva el dinero y me da igual lo que piensen de m¨ª?, afirmaba en Vice. Ha transcendido a la industria. Muchos de sus fans no han visto sus filmes. Es modelo, dj e it-girl. Su l¨ªnea de bisuter¨ªa, Bagatiba, se vende en Topshop, tiene una colaboraci¨®n como dise?adora con Hype, ha sido imagen de American Apparel, posado para Terry Richardson y rodado un videoclip con Miley Cyrus.
Pero el int¨¦rprete de porno feminista por excelencia no es una mujer. Es un hombre. Porque el cambio de mentalidad no deber¨ªa entender de g¨¦neros. James Deen, de 27 a?os, es famoso por susurrar palabras calientes al o¨ªdo de sus compa?eras de reparto. Y por negarse a rodar escenas que menosprecien e infravaloren a la mujer. Este californiano tambi¨¦n dirige y produce pel¨ªculas. Su blog recibe m¨¢s de 10.000 visitas diarias, muchas son de adolescentes que lo veneran como a Justin Bieber. Deen es el novio de Stoya. Juntos forman el t¨¢ndem comercial perfecto. Ya ha dado el salto a Hollywood: el actor protagoniza The Canyons, de Bret Easton Ellis, cuyo estreno podr¨ªa producirse este a?o.
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