Catherine Zeta-Jones, la gran estrella que no consigui¨® escapar del edadismo
Tras haber hecho p¨²blica su bipolaridad y celebrar 25 a?os de relaci¨®n con Michael Douglas, la galesa dice seguir disfrutando de la vida, aunque m¨¢s alejada del cine de lo que se esperaba
Es una de las primeras grandes im¨¢genes que nos ha dejado el verano de las celebrities: Michael Douglas participando, como un mallorqu¨ªn m¨¢s, en la celebraci¨®n que la localidad de Valldemossa ofrece a sus octogenarios en la plaza del pueblo, amenizada con bailes regionales y comida tambi¨¦n tradicional. D¨ªas despu¨¦s, recog¨ªa un premio a toda su carrera de manos de la reina Letizia en el Atl¨¤ntida Mallorca Film Fest. No es de extra?ar la vinculaci¨®n e integraci¨®n del ganador del Oscar con la comunidad balear: desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas es fiel a S¡¯Estaca, su impresionante villa de corte neomud¨¦jar situada en la sierra de Tramuntana que frecuenta de manera habitual. Junto a ¨¦l estos ¨²ltimos 25 a?os, una Catherine Zeta-Jones que en esta ocasi¨®n se perdi¨® la fiesta por encontrarse, presumiblemente, en pleno rodaje de la segunda temporada de la serie de Netflix Mi¨¦rcoles. Douglas y Zeta-Jones pueden alardear de ser uno de los matrimonios m¨¢s estables de Hollywood, desmintiendo a los esc¨¦pticos que pensaban que su diferencia de edad, 25 a?os, ser¨ªa un obst¨¢culo demasiado grande para la viabilidad de su relaci¨®n. Sin embargo, la carrera de la int¨¦rprete, tambi¨¦n poseedora de un Oscar, no ha conseguido franquear con la misma solidez el paso del tiempo y lo que esto supone en una industria siempre edadista.
Pese a que muchos hoy puedan haber olvidado su ¨¦xito, Zeta-Jones fue una de las actrices m¨¢s reclamadas y mejor pagadas del s¨¦ptimo arte a principios del siglo. Los diez millones de d¨®lares que cobr¨® en 2005 por su trabajo en La leyenda del Zorro, secuela del taquillazo que coprotagoniz¨® junto a Antonio Banderas, la situ¨® en la primera l¨ªnea de Hollywood, un espacio solo reservado para celeb¨¦rrimas novias de Am¨¦rica de la ¨¦poca como Julia Roberts, Cameron Diaz o Drew Barrymore. Pero su perfil era distinto: cambi¨® la sonrisa angelical por el rictus temperamental, los cabellos dorados por la melena oscura de femme fatale y el encanto ingenuo y algo bobalic¨®n por una pose empoderada antes incluso de que esta palabra significara algo. Ella ya hab¨ªa conquistado al p¨²blico brit¨¢nico en los noventa gracias a varios roles televisivos, pero su salto a las colinas de Los ?ngeles, ya en la treintena, hab¨ªa sido mete¨®rico.
Desde que Spielberg quedara fascinado con ella al verla en una miniserie sobre el Titanic y le ofreciera el papel en la saga de El Zorro, su tel¨¦fono no par¨® de sonar y consigui¨® alzarse como la actriz m¨¢s buscada del mundo en un internet todav¨ªa imberbe por aquel 1999. Alta fidelidad, Traffic, Chicago, Crueldad intolerable y La terminal en el transcurso de cuatro a?os dan buena fe de su predicamento entre cineastas de la talla de Frears, Soderbergh, los hermanos Coen o el propio Spielberg. Adem¨¢s, en ese lapso de tiempo a Catherine Zeta-Jones le dio tiempo a ganar un Oscar, casarse con Michael Douglas, dar a luz a sus dos hijos ¨CDylan, de 24, y Carys, de 21¨C y batir r¨¦cords al firmar un contrato superior a los diez millones de d¨®lares para convertirse en embajadora de la compa?¨ªa telef¨®nica T-Mobile. ¡°Fue un viaje memorable¡±, ratific¨® la brit¨¢nica.
Pero la racha no dur¨® mucho tiempo. Hay que retroceder m¨¢s de una d¨¦cada para encontrar el ¨²ltimo papel protagonista de una Zeta-Jones que a sus 54 a?os parece haber sufrido en sus carnes el edadismo cr¨®nico que asola la meca del cine. Su carrera se ha trasladado de manera casi exclusiva a la televisi¨®n, enlazando roles de reparto sin demasiada repercusi¨®n medi¨¢tica o acad¨¦mica. Lo ¨²ltimo, y quiz¨¢ lo m¨¢s rese?able en estos diez a?os, sea el breve ¨Csolo aparec¨ªa en dos episodios¨C personaje de Morticia Addams en la exitosa Mi¨¦rcoles de Tim Burton. Antes de que la ola del #MeToo golpeara la meca del cine, ella ya denunci¨® c¨®mo el edadismo hab¨ªa acabado con sus opciones de optar a grandes protagonistas de forma prematura. ¡°He estado en este negocio desde que ten¨ªa nueve a?os y he escuchado lo mismo en cada etapa de mi carrera. Y, de repente, ?hola!, cumplo los 40 y todo es verdad. No es que no haya grandes historias que contar para las mujeres mayores de 40, es que los ejecutivos de Hollywood sienten que al p¨²blico cinematogr¨¢fico no les interesan¡±, evoc¨® en 2016. Adem¨¢s, Zeta-Jones reconoci¨® que tras el nacimiento de sus hijos se hab¨ªa vuelto mucho m¨¢s exigente a la hora de aceptar proyectos que la obliguen a separarse de ellos. En declaraciones a The Telegraph, asegur¨® que ¡°si voy a dejar a mi familia durante un tiempo considerable mejor que sea por un papel que no haya interpretado antes, divertido y rodeada de buena gente. Si no, sinceramente prefiero quedarme en casa¡±.
Fue el espa?ol Antonio Banderas quien ejerci¨® de celestino entre Douglas y ella en el festival de cine de Deauville, donde presentaba junto a la galesa La m¨¢scara del Zorro. Tras media hora de conversaci¨®n, este le asegur¨® que ser¨ªa el padre de sus futuros hijos, tras lo que Zeta-Jones decidi¨® frenar al actor con una bien ganada fama de mujeriego: ¡°He o¨ªdo mucho sobre ti y he visto mucho sobre ti, es un placer comprobar que todo es verdad. Creo que es hora de que diga buenas noches¡±. A la ma?ana siguiente, Douglas le envi¨® flores y una carta de disculpa, pero no cej¨® en su empe?o. Se convirtieron en pareja oficial en el verano de 1999 y, tras solucionar el int¨¦rprete su divorcio de Diandra Luker, su primera mujer ¨Cuno de los m¨¢s costosos de la historia de Hollywood¨C, anunciaron su compromiso de boda y el pr¨®ximo nacimiento de primer hijo, Dylan. El 18 de noviembre del 2000 se dieron el ¡®s¨ª, quiero¡¯ en una fastuosa ceremonia celebrada en el Hotel Plaza de Nueva York. La lista de invitados se asemejaba a la de la alfombra roja de los Oscar: de Tom Hanks y Brad Pitt a Sharon Stone, Meg Ryan o Jennifer Aniston.
Su matrimonio no ha estado exento de altibajos. En 2013 pasaron ocho meses separados para ¡°evaluar y trabajar en su matrimonio¡± despu¨¦s de haber vivido unos a?os m¨¢s que convulsos. Al encarcelamiento del primer hijo de Michael junto a Luker, Cameron, por posesi¨®n de sustancias, se le sum¨® el diagn¨®stico de un tumor maligno en la garganta que llev¨® al actor a perder 15 kilos de peso. La pol¨¦mica lleg¨® cuando el ganador del Oscar por Wall Street revel¨® ante la prensa que su c¨¢ncer era producto del sexo oral, confesi¨®n de la que se retractar¨ªa despu¨¦s y pidiendo disculpas p¨²blicas ¡°por la verg¨¹enza¡± que pudo ocasionarle a su mujer. De manera simult¨¢nea a esta enfermedad, Zeta-Jones era ingresada hasta en dos ocasiones para tratar sendas crisis de trastorno bipolar II. La galesa se ha convertido desde entonces en una de las celebrities que m¨¢s ha hecho para normalizar esta condici¨®n ante la opini¨®n p¨²blica: ¡°No soy de ese tipo de persona a las que les gusta gritar a los cuatro vientos sus temas personales, pero espero que hacer p¨²blica mi bipolaridad les sirva a otros a saber que es completamente controlable. Espero poder ayudar a quitar el estigma que tiene asociado. Que aquellos que no lo tengan bajo control busquen ayuda¡±.
En 2017 se sumergi¨® en el mundo del emprendimiento con la firma Casa Zeta-Jones, un trasunto del Goop de Gwyneth Paltrow, que se apoyaba en la imagen de su fundadora para ofrecer tanto vestidos ready-to-wear como menaje para el hogar, zapatos veganos o productos de maquillaje. La aventura no le sali¨® bien y cinco a?os despu¨¦s ces¨® su actividad. Mientras espera que la industria de Hollywood, tan dada a las historias de redenci¨®n y renacimiento profesional ¨Csu compa?era en Chicago Ren¨¦e Zellweger puede dar buena fe de ello¨C decida volver a sacar partido de su talento, Zeta-Jones parece satisfecha conciliando esos peque?os papeles de reparto con el disfrute de una fortuna personal cifrada en unos 150 millones de euros. ¡°He trabajado duro y me lo recompenso a m¨ª misma. Me encanta comprar. Me encanta compartir. No sabes lo que me gusta viajar, quiero ir a todas las partes del mundo (¡) Cualquiera que mire mi vida pensar¨ªa, ¡®M¨¢s le vale disfrutarla. Yo lo har¨ªa¡±, admiti¨® en una entrevista.
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