Al Pacino: ?Me pas¨¦ los 70 con la cabeza volada?
Forma parte de la historia del cine, pero en vez de sentarse a disfrutar de una filmograf¨ªa al alcance solo de los mitos, este septuagenario neoyorquino no para de trabajar.
Nadie pone en duda a estas alturas la val¨ªa de Al Pacino. Nadie, excepto el propio Pacino. El que ha sido uno de los mejores actores de su generaci¨®n ¨Cla que dio al mundo talentos como el de Robert De Niro o Dustin Hoffman¨C ofrece, como siempre, un aspecto desali?ado nada propio de una estrella. Sus palabras son claras al hablar de su profesi¨®n, pero enmudece cuando le toca mirar al pasado. Su vista est¨¢ fija en el hoy, en su nuevo estreno, El se?or Manglehorn, y en sus hijos, frutos de matrimonios y sucesivos divorcios de los que tampoco quiere hablar.
Aunque ya ha cumplido 75 a?os, trabaja m¨¢s que nunca. Tres pel¨ªculas en los ¨²ltimos seis meses, incluidas La sombra del actor, Danny Collins y El se?or Manglehorn. ?No puede dejar de interpretar ni por un segundo?
Ser actor es parte integral de mi personalidad, parte de esa aventura personal que llamamos vida. Adem¨¢s, es la forma en la que me gano el pan de mis hijos. Con los a?os, he adquirido otras aficiones, me interesan m¨¢s cosas. Aprendes a separar lo personal de tu faceta de int¨¦rprete, especialmente cuando tienes familia. Pero s¨ª, actuar es mi vida. No solo el cine. Estoy preparando mi vuelta al teatro y en ocasiones doy seminarios o trabajo con orquestas recitando poes¨ªa o leyendo Shakespeare. No puedo parar y tengo la suerte de que a¨²n se me presentan grandes oportunidades.
Supongo que, tras medio siglo de carrera y con los logros que ha conseguido, las oportunidades son muy diferentes, ?no?
Mi vida ha estado llena de altibajos. Hoy mis hijos dictan lo que hago. De hecho, llevo as¨ª desde hace 15 a?os. Yo no he cambiado. El cine probablemente tampoco. Lo que ahora es muy diferente es la econom¨ªa. Grandes pel¨ªculas que hice, como Tarde de perros o P¨¢nico en Needle Park, hoy ser¨ªan consideradas producciones independientes, pero en su d¨ªa estuvieron financiadas por los estudios. En la actualidad, el marketing, la promoci¨®n, se ha convertido en la parte m¨¢s importante de este negocio. El deseo de hacer cine sigue ah¨ª, pero es dif¨ªcil llevarlo a cabo y a¨²n m¨¢s que llegue a verse.
Dijo en una ocasi¨®n que no ten¨ªa ning¨²n recuerdo de los 70. ?Es cierto?
Bueno, tiendo a exagerar. Por supuesto que recuerdo cosas. Lo que realmente quer¨ªa decir es que lo mismo que hablamos de los 60, del gran cine de Fellini, de Visconti, de Truffaut, de aquellos que influyeron en mi generaci¨®n, cuando llegaron los a?os 70 nosotros hicimos otro tipo de pel¨ªculas. No me entiendas mal, me considero un tipo muy afortunado por haber participado en ellas, pero tambi¨¦n fue una ¨¦poca salvaje para m¨ª, que estaba viviendo en el epicentro de la fama. Digamos que me pas¨¦ mucho tiempo con la cabeza volada y¡ lo dejaremos ah¨ª. Ahora estoy mucho mejor, como puedes ver.
Eso dicen de la d¨¦cada de los a?os 60: quien los recuerda es que no los ha vivido.
As¨ª fueron para m¨ª los 70. Me sent¨ª como si me hubieran disparado desde un ca?¨®n para convertirme en famoso en cuesti¨®n de minutos, y eso no era parte de lo que yo quer¨ªa. Pero claro que algo recuerdo. El otro d¨ªa vi en la televisi¨®n El Padrino II y me pareci¨® muy interesante. Lo mismo que el primer Padrino. Ambas son ese tipo de pel¨ªculas que cuando empiezas a verlas no puedes dejar de hacerlo.
?Cu¨¢l es el mejor consejo que ha recibido a lo largo de estos a?os?
Como he dicho muchas veces, me lo dio Lee Strasberg [profesor del Actors Studio] cuando era joven y el mundo estaba cambiando muy r¨¢pido a mi alrededor. Me dijo: ?Cari?o, simplemente tendr¨¢s que adaptarte?. Me llev¨® un rato, pero ahora cuando lo pienso no se me ocurre mejor consejo que el de adaptarme y tirar adelante.
?Siente que es su turno de dar consejos?
En una ocasi¨®n me dijeron que no hay peor vicio que pedir consejos. Y, especialmente a mi edad, la gente los busca todo el tiempo. Yo prefiero confiar en la informaci¨®n, en estar informado m¨¢s que aconsejado.
?Tambi¨¦n en lo que se refiere a la moda?
Es gracioso, porque desde que comenc¨¦ a salir con chicas, nunca he vuelto a vestirme solo. Y de eso hace ya un rato. Siempre dejo a quien est¨¢ conmigo que elija y tome esas decisiones. Luego, si no me gusta, me escapo y me pongo mi ropa. ?Mi estilo? Seamos honestos, me regalan un mont¨®n de ropa, como esta chaqueta de esmoquin. Con tantas funciones a las que he asistido, tengo muchos y no los voy a tirar. As¨ª que me pongo uno diferente cada d¨ªa. Ya s¨¦ que pueden ser un poco r¨ªgidos, pero despu¨¦s de usarlos un tiempo son de lo m¨¢s c¨®modos. Te pones la chaqueta con una camisa amplia y c¨®moda y ah¨ª tienes el estilo Al Pacino. M¨ªo y personal, f¨¢cilmente reconocible. Est¨¢ claro que nunca he sido uno de esos famosos que se van escondiendo detr¨¢s de unas gafas de sol o bajo una gorra de b¨¦isbol. Adem¨¢s, eso ya no funciona.
A estas alturas de su carrera, ?qu¨¦ es lo peor de su fama?
Que no me puedo montar en el metro y tardo mucho en llegar a los sitios. En serio, supongo que lo peor, sobre todo cuando era m¨¢s joven que ahora, es que se hace dif¨ªcil separar tus relaciones, no solo con las mujeres, sino tambi¨¦n con todos los que te rodean. ?Cu¨¢nto es amistad y cu¨¢nto es fama? no lo sabes, pero las ventajas son interminables. Hay tantas cosas que consigues cuando eres famoso. No hay otra. Vale, los autobuses de turistas se pasean todos los d¨ªas alrededor de mi casa, pero es parte del juego, supongo.
?Cu¨¢l ha sido el encuentro m¨¢s afortunado de su vida?
Haber tenido la suerte de conocer y contar con la presencia del actor Charles Laughton. Fue una gran persona, alguien muy cercano. Lo conoc¨ª cuando solo ten¨ªa 17 a?os y se convirti¨® en mi profesor, mi compa?ero de profesi¨®n y mi director. Me lo presentaron cuando yo no era nadie, y fue mi mejor gu¨ªa, siempre proponi¨¦ndome algo nuevo. Alguien clave en mi vida que, de hecho, tambi¨¦n me ofreci¨® un gran consejo. Me dijo: ??Por qu¨¦ te sorprendes cuando se te acerca alguien??. Y es cierto. Ahora he comprendido que no tengo por qu¨¦ sorprenderme, porque no es que yo tenga nada especial. Simplemente, las personas se me acercan porque he hecho algo que han visto.
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