¡°Ojal¨¢ fuera menos introvertida¡±: Jennifer Jason Leigh o por qu¨¦ la mejor actriz de su generaci¨®n renunci¨® a ser una estrella
Considerada por cr¨ªticos y compa?eros como la int¨¦rprete m¨¢s infravalorada de Hollywood, la californiana celebra su 60 cumplea?os establecida como gran musa del cine independiente reciente y tras haber rechazado roles ic¨®nicos en pel¨ªculas como Pretty Woman o Ghost.
Quentin Tarantino dice de ella que es una de las ¡°pocas actrices que le obligan a ir al cine y pagar la entrada¡±. Meryl Streep, durante la gala de los Oscar de 1995, no quiso esconder su enfado porque la int¨¦rprete no estuviera nominada y exclam¨® entre bambalinas: ¡°?Jennifer deber¨ªa estar aqu¨ª!¡±. Tal fue el impacto de su aparici¨®n en la meca del cine que la revista?Entertaintment Weekly no dud¨® en denominarla la ¡°Meryl Streep de su generaci¨®n¡±, ignorantes a¨²n de que la estelar int¨¦rprete se convertir¨ªa despu¨¦s en una de sus mayores defensoras. Tras celebrar su 60 cumplea?os el pasado 5 de febrero, Jennifer Jason Leigh puede presumir de contar con uno de los curr¨ªculos m¨¢s impresionantes del ¨²ltimo medio siglo en Hollywood. Una figura alabada sin objeciones, un talento rifado por los mejores y un car¨¢cter imposible de replicar que, sin embargo, no ha conseguido que sus m¨¦ritos sean reconocidos a nivel medi¨¢tico. Casi nadie se acordar¨ªa de la californiana a la hora de hacer una lista r¨¢pida de las cinco o diez actrices definitorias de las ¨²ltimas d¨¦cadas, pese a que su inclusi¨®n resulta del todo irrebatible. Y lejos de ser este un motivo de disgusto para ella, quiz¨¢ sea su logro m¨¢s meritorio.
Mientras sus compa?eras de generaci¨®n ve¨ªan crecer sus salarios al mismo ritmo que aumentaban sus cifras de taquilla, los premios en sus vitrinas y la dificultad para andar por calle sin ser reconocidas, Jennifer Jason Leigh sigue haciendo hoy lo mismo que hizo desde un principio: moverse por pura intuici¨®n. Su rostro, restringido casi exclusivamente a roles de reparto, supone hoy una insignia de prestigio para cualquier producci¨®n que as¨ª lo desee, como lo demuestra su trabajo reciente en series como La historia de Lisey o Hunters. La ¡°cruel infrautilizaci¨®n¡± de uno de los mayores talentos del Hollywood reciente es, sobre todo, decisi¨®n de la propia Leigh, que apost¨® por ser actriz antes que por ser estrella. ¡°Prefiero trabajar en una pel¨ªcula que provoque sentimientos muy intensos que en una que haga cien millones de d¨®lares pero que no recuerdes por ser muy parecida a otras¡±, sostiene la artista natural de Los ?ngeles.
Ese compromiso lo refrenda con su filmograf¨ªa, pudiendo presumir de haber rechazado los papeles protagonistas en ¨¦xitos como Ghost o El silencio de los corderos y series del eco medi¨¢tico de Perdidos o Mujeres Desesperadas. Tambi¨¦n desech¨® el rol de Vivian en Pretty Woman que acabar¨ªa convirtiendo en un fen¨®meno global a Julia Roberts. Lo hizo ¡°encantada¡±, denunciando la romantizaci¨®n de la prostituci¨®n presente en el guion: ¡°En el casting sent¨ª que era una pel¨ªcula para reclutar prostitutas. Lo hab¨ªan convertido en una historia de Cenicienta¡±. En cambio, ella apost¨® por pel¨ªculas de bajo presupuesto como Mujer blanca soltera busca o Georgia, que bien podr¨ªan hoy reivindicadas por la riqueza narrativa de sus personajes protagonistas femeninos.
Quiz¨¢ el haber conocido desde la m¨¢s tierna infancia el lado oscuro de la meca del cine ¨Ccreci¨® a solo unos metros de los grandes estudios¨C pueda explicar su alergia al estrellato. Su madre, Barbara Turner, era como guionista, y su padre, Vic Morrow, una cara muy conocida de la televisi¨®n de los sesenta que no vio crecer a sus hijas. Se separaron por los continuos malos tratos del actor a su progenitora, a la que incluso lleg¨® a mandar al hospital cuando Jennifer ten¨ªa dos a?os. Precisamente en el rodaje de la serie The Twilight Zone (En los l¨ªmites de la realidad), Morrow, junto a otros dos ni?os actores, falleci¨® en un accidente de helic¨®ptero durante el rodaje de una escena b¨¦lica ambientada en Vietnam. La tragedia no abandonar¨ªa a Leigh, que en 2016 perdi¨® a su ¨²nica hermana, Carrie Ann, a causa de su adicci¨®n a las drogas. Ten¨ªa 58 a?os. ¡°Fui testigo muchas veces de su comportamiento y desde muy joven supe que no quer¨ªa algo as¨ª. Buena parte de lo que me atrajo de la interpretaci¨®n fue el tratar de entender a mi hermana. Muchos de los papeles que he interpretado son muy similares a ella¡ quer¨ªa saber lo que ella sent¨ªa, pero teniendo esa distancia de seguridad¡±, explic¨® en una entrevista.
Su continuo desd¨¦n por las relaciones p¨²blicas no ha afectado su capacidad para conseguir roles complejos y multidimensionales en una industria en la que el papel de la mujer se ha restringido demasiadas veces a ser una mera confirmaci¨®n para el espectador de que el personaje masculino es heterosexual; pero s¨ª en lo que a las nominaciones y galardones se refiere. Jason Leigh no se ajusta al perfil arribista arquet¨ªpico de las colinas de Los ?ngeles, incapaz de disimular su timidez cr¨®nica y su desapego por las entrevistas o photocalls. En m¨¢s de 40 a?os de carrera, la angelina solo se ha dejado ver dos veces por la alfombra roja de los Oscar. ¡°Ojal¨¢ fuera menos introvertida. Me encantar¨ªa poder pas¨¢rmelo bien en una fiesta, pero no soy buena en las conversaciones triviales y no las disfruto¡±, confes¨® en The Guardian.
Ante la ausencia de estatuillas en su sal¨®n, lo que sanciona el estatus de privilegio de Jennifer Jason Leigh en la industria cinematogr¨¢fica reciente es el predicamento que su figura ha despertado desde que debutara siendo una adolescente. El mismo a?o en el que su padre perd¨ªa la vida, 1982, ella protagonizaba Aquel excitante curso, la pel¨ªcula que marc¨® un antes y un despu¨¦s en su carrera y en la de toda una camada de actores como Sean Penn, Nicolas Cage, Forest Whitaker o su directora Amy Heckerling (Clueless). Despu¨¦s se convirti¨® en la musa del neo-noir de principios de los 90 y en la obsesi¨®n m¨¢s recurrente del circuito indie, sin importar el paso del tiempo. J¨®venes promesas como Alex Garland (Aniquilaci¨®n) o los hermanos Safdie (Good Time) han replicado en los ¨²ltimos tiempos la fascinaci¨®n que Leigh despert¨® en Cameron Crowe, David Lynch, los hermanos Coen, David Cronenberg, Charlie Kaufman, Todd Solondz o un Stanley Kubrick a quien dej¨® tirado por pesado.
Uno de esos cineastas de prestigio, Noah Baumbach, acab¨® siendo adem¨¢s su marido y padre de su ¨²nico hijo, Rohmer, llamado as¨ª en honor al realizador parisino. No solo fueron pareja entre 2005 y 2010, tambi¨¦n formaron t¨¢ndem creativo en Margot y la boda y Greenberg, pel¨ªcula protagonizada por Greta Gerwig, con quien unos meses despu¨¦s el director formalizar¨ªa una nueva relaci¨®n sentimental. A pesar de que Baumbach se empe?¨® en tildarla de ¡°personal, que no autobiogr¨¢fica¡±, tanto su divorcio de Leigh como la batalla por la custodia de su hijo en com¨²n inspiraron despu¨¦s el guion de Historia de un matrimonio, el desgarrador filme que cont¨® con Scarlett Johansson y Adam Driver dando vida a una actriz de ¨¦xito en Los ?ngeles y un director neoyorquino, respectivamente. Los paralelismos empiezan con el mism¨ªsimo cartel del filme, en el que se recrea una pose similar a la lucida por la expareja en los Oscar de 2006.
La maternidad estuvo a punto de acabar con su carrera: ¡°Cuando tuve a Rohmer los papeles dejaron de llegar. Fue por una combinaci¨®n de cosas: porque no soy ambiciosa, porque soy mayor y porque fui madre. Sent¨ª que me hab¨ªa despedido de la interpretaci¨®n de una manera elegante, completamente feliz. Y hab¨ªa hecho las paces con ello¡±. Gracias a Quentin, y su hist¨®rica propensi¨®n a rescatar a viejas glorias, unos meses despu¨¦s era nominada por primera vez a los Oscar por Los odiosos ocho. No sabemos si ser¨¢ la ¨²ltima, pero s¨ª que a Jennifer Jason Leigh le da exactamente igual que lo sea.
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