La triste historia de c¨®mo Elton John acab¨® odiando con todas sus fuerzas ¡®Candle in the Wind¡¯
?Me parec¨ªa como si la gente se estuviera regodeando en su muerte, como si el duelo por ella se les hubiera ido de las manos y se negaran a seguir adelante. Estoy seguro de que eso no es lo que Diana hubiera querido?, ha dicho en sus memorias Yo.
Quienes hace apenas unos meses vieron en la gran pantalla Rocketman, el musical dirigido por Dexter Fletcher sobre la vida de Elton John, ya saben que el brit¨¢nico tuvo que batallar en sus primeros a?os de estrellato con la coca¨ªna, el alcohol, una familia g¨¦lida en lo que a los sentimientos se refiere y dem¨¢s vicisitudes que transcurr¨ªan ante el espectador de forma fren¨¦tica en apenas 120 minutos. De hecho, la cinta terminaba con nuestro protagonista enterrando todos sus fantasmas en un centro de desintoxicaci¨®n y renaciendo tanto personal como medi¨¢ticamente. Quienes por entonces se quedaron con ganas de m¨¢s, de conocer en mayor profundidad la compleja personalidad del int¨¦rprete de Your Song, no tienen m¨¢s que acudir a su librer¨ªa de cabecera y hacerse con una copia de Yo, unas memorias escritas de su pu?o y letra editadas en espa?ol por Penguin Random House la pasada semana. A lo largo de m¨¢s de 400 p¨¢ginas el m¨²sico no se corta ni un pelo a la hora de exponer sus luces y sombras haciendo gala de su sentido del humor en un t¨ªtulo entretenid¨ªsimo por el que se pasean ¨ªntimos como Rod Stewart, Freddie Mercury o Gianni Versace, a quien consideraba ¡°un hermano gemelo perdido en el norte de Italia¡±. Yo es todo un fest¨ªn de batallitas y an¨¦cdotas. No obstante, hoy queremos detenernos en c¨®mo en septiembre de 1997, pocos d¨ªas despu¨¦s del fallecimiento de otra de sus amistades m¨¢s allegadas, Diana de Gales, acab¨® aborreciendo su exitoso Candle in the Wind.
El m¨²sico conoci¨® a Diana en 1981, justo antes de contraer matrimonio con el pr¨ªncipe Carlos, en la fiesta del vig¨¦simo primer cumplea?os del pr¨ªncipe Andr¨¦s en el castillo de Windsor. Hab¨ªa una disco m¨®vil, pero el sonido de la m¨²sica era tan bajo que ¡°pod¨ªas incluso o¨ªr el sonido de tus pasos por la sala¡±. Tras bailar Hound Dog de Elvis Presley con la princesa Ana, y marcarse unos pasos con la Reina al son del Rock Around the Clock de Bill Haley & His Comets (sin que ella soltara en ning¨²n momento el bolso de su brazo), habl¨® por primera vez con Lady Di. De inmediato se cayeron estupendamente bien. ¡°A pesar de su estatus y su abolengo, estaba bendecida con la capacidad incre¨ªble de socializar, con la habilidad de hablar con quien fuera, de parecer normal, de hacer que la gente se sintiera c¨®moda en su compa?¨ªa. Sus hijos han heredado esa capacidad, sobre todo el pr¨ªncipe Enrique: es exactamente igual que su madre, no est¨¢ interesado en ninguna clase de formalismos o grandeza¡±, cuenta. Aunque eso s¨ª, seg¨²n su testimonio las tornas cambiaban cuando le hablaba al pr¨ªncipe Carlos: ¡°Nunca lo mencionaba por su nombre, siempre era ¡®mi marido¡¯, nunca ¡®Carlos¡¯, y jam¨¢s le dedic¨® un apelativo cari?oso. Parec¨ªa muy distante, fr¨ªa y formal, lo que resultaba muy extra?o, porque si una cosa no era Diana era formal¡±.
Durante a?os tuvieron una estrecha relaci¨®n. No obstante, durante un tiempo se distanciaron por culpa de un libro titulado Rock and Royalty para el que el propio Gianni Versace hab¨ªa recopilado retratos hechos por Robert Mapplethorpe, Herb Ritts, Irving Penn, Cecil Beaton o Richard Avedon. Los beneficios iban a ir destinados a la Fundaci¨®n contra el Sida, y aunque en un principio Diana accedi¨® a escribir el pr¨®logo, de la noche a la ma?ana se ech¨® para atr¨¢s alegando que no sab¨ªa cu¨¢l era el contenido de sus p¨¢ginas. ¡°Gianni le hab¨ªa ense?ado todo el material y ella le dijo que le encantaba¡±, puntualiza Elton al respecto, no sin antes desvelar que al enterarse de ello le llam¨® y le grit¨® de malas maneras. ¡°Estaba enfadado con ella, pero tambi¨¦n preocupado. Parec¨ªa estar perdiendo contacto con todos sus amigos m¨¢s cercanos, los que la trataban de manera sincera y le dec¨ªan la verdad, o los que la escuchaban y negaban con la cabeza cada vez que sal¨ªa con una de las muchas teor¨ªas de la conspiraci¨®n que hab¨ªa desarrollado sobre la familia real desde que se divorci¨®¡±. No volvieron a retomar el contacto hasta el 15 de julio de 1997, el mismo d¨ªa que se conoci¨® que Gianni Versace hab¨ªa sido asesinado por Andrew Cunanan a las puertas de su mansi¨®n en Miami Beach. Elton se encontraba en su casa de Niza y ella estaba en la costa de Saint-Tropez en el yate de Dodi Al-Fayed. Limaron sus diferencias por tel¨¦fono y acudieron juntos al funeral de su amigo en com¨²n. Por entonces quedaron en volver a juntarse cuando los dos coincidiesen en Londres, pero no hubo una pr¨®xima vez.
Dos d¨ªas despu¨¦s del fallecimiento de Diana el 31 de agosto de 1997, en las radios brit¨¢nicas no paraba de sonar Candle in the Wind, el tema que en 1973 compuso con su letrista habitual, Bernie Taupin, en honor a Marilyn Monroe. Richard Branson, el multimillonario detr¨¢s de Virgin, llam¨® a Elton pregunt¨¢ndole si podr¨ªa reescribir la letra y cantarla en el funeral que iba a acontecer en la abad¨ªa de Westminster. Taupin se puso manos a la obra y en apenas un d¨ªa hizo los respectivos cambios. Elton s¨®lo puso una condici¨®n: tener un teleprompter delante por si ten¨ªa problemas a la hora de recordar la nueva versi¨®n de la canci¨®n. M¨¢s de dos mil millones de telespectadores presenciaron la escena desde sus casas.
¡°No recuerdo mucho de la actuaci¨®n en s¨ª misma, pero s¨ª recuerdo el aplauso cuando acab¨¦. Despu¨¦s del funeral me fui directamente a los estudios Townhouse en Shepherd¡¯s Bush, donde me estaba esperando George Martin: iban a publicar una nueva versi¨®n de Candle in the Wind en formato single para recaudar dinero para un fondo ben¨¦fico a nombre de Diana. La cant¨¦ dos veces, de una toma, con el piano, y me fui a casa¡±, narra en las p¨¢ginas de Yo. Pese a mantener la compostura en todo momento, y aguantar estoicamente la presi¨®n, Elton se vino abajo entre las paredes de Woodside, el caser¨®n que desde 1975 tiene en Old Windsor. Nadie, excepto su por entonces pareja y futuro esposo, David Furnish, vio el mar de l¨¢grimas, que ca¨ªa de los ojos del m¨²sico.
El single rompi¨® todos los r¨¦cords de ventas aquel a?o, pero el int¨¦rprete casi de inmediato empez¨® a sentir emociones contradictorias: ¡°Su ¨¦xito implicaba que hubiera im¨¢genes del funeral de Diana semana tras semana en Top of the Pops. Me parec¨ªa como si la gente se estuviera regodeando en su muerte, como si el duelo por ella se les hubiera ido de las manos y se negaran a seguir adelante. Me parec¨ªa algo insano, morboso y antinatural. Estoy seguro de que eso no es lo que Diana hubiera querido. En mi opini¨®n, los medios hab¨ªan pasado de reflejar el estado de ¨¢nimo popular a avivarlo de manera deliberada, porque eso ayudaba a vender peri¨®dicos¡±.
La nueva versi¨®n de la canci¨®n nunca ha aparecido en ning¨²n recopilatorio de sus grandes ¨¦xitos. Tampoco se ha reeditado. Y, es m¨¢s, cuando emprendi¨® una nueva gira de conciertos aquel mismo oto?o record¨® a sus dos amigos fallecidos en apenas un mes y medio de diferencia cantando Sand and Water de Beth Nielsen Chapman. Durante a?os Elton dio por hecho que el p¨²blico necesitaba dejar de escuchar Candle in the Wind por un tiempo. ¡°Al fan¨¢tico de las listas de ¨¦xitos que llevo dentro le encantaba el hecho de haber grabado el single m¨¢s vendido desde que se empezaron a hacer listas¡±, explica en sus memorias, ¡°pero las circunstancias que lo rodeaban hac¨ªan que no quisiera pensar en ello. Cuando lleg¨® el vig¨¦simo aniversario de la muerte de Diana, di una entrevista, sobre su trabajo con el sida, porque el pr¨ªncipe Enrique me lo pidi¨® personalmente¡±. Aquel verano de 1997 fue demasiado para ¨¦l.
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