Liu Wen, la top asi¨¢tica mejor pagada
Que una modelo china como Liu Wen sea la tercera en el ranking mundial refleja la enorme influencia que la econom¨ªa asi¨¢tica tiene hoy en el mundo.
Sus zapatos eran negros, de tac¨®n mediano, sin nada especial, salvo su tama?o: el 40, un n¨²mero imposible de encontrar en muchas ciudades chinas, donde las mujeres no suelen calzar m¨¢s del 37. En Yongzhou no los vend¨ªan, as¨ª que la se?ora Liu cogi¨® un autob¨²s para comprarlos en el pueblo vecino. A su vuelta la esperaba una Liu Wen hecha un manojo de nervios. Ten¨ªa 18 a?os y necesitaba aprender a desfilar como fuera: a los pocos d¨ªas se presentaba a un concurso de belleza que cambiar¨ªa su vida.
Ocho a?os m¨¢s tarde, en el estudio de un fot¨®grafo japon¨¦s en Brooklyn, Liu obedece con diligencia las instrucciones de los estilistas. Vive sola en Nueva York, es la quinta modelo mejor pagada del mundo (m¨¢s de tres millones de euros, seg¨²n la revista Forbes) y la primera asi¨¢tica en desfilar para Victoria¡¯s Secret y representar a Est¨¦e Lauder. ?La cara de China?, como algunos la llaman, a¨²n no se cree lo r¨¢pido que ha pasado todo.
?Ha sido maravilloso. Siento muchas cosas, pero no s¨¦ explic¨¢rtelas?, dice a esta revista moviendo las manos e intentando pronunciar bien en ingl¨¦s, un idioma que ha aprendido a hablar sola. Estudi¨® la gram¨¢tica en la escuela, pero en su pa¨ªs el m¨¦todo se basa en memorizar y repetir, y al acabar el instituto apenas sab¨ªa balbucear cuatro frases. Hoy es capaz de trabajar en ese idioma, pero echa de menos soltarse. ?Me resulta complicado improvisar durante una conversaci¨®n?, se lamenta. As¨ª que pasamos al mandar¨ªn. Y emerge la Liu Wen sin gui¨®n. La espont¨¢nea que habla con un liger¨ªsimo acento del sur, que recuerda con iron¨ªa y ternura lo mucho que le cost¨® empezar. S¨ª, fue su madre quien la anim¨® a presentarse a un certamen de belleza regional (en 2005). Aunque, como toda progenitora china que se precie, jam¨¢s le hab¨ªa dedicado un piropo. ?De ni?a nunca me llam¨® ¡°guapa¡±. Ella quer¨ªa que me hiciera m¨¢s fuerte, que aprendiera y ganara confianza?.
Blazer de Vanessa Lorenzo (260?€), vestido de Anthony Vaccarello (2.840?€), collar Masai de cuentas vintage y collar de eslabones chapado en oro y bordado con hilo de Aur¨¦lie Bidermann (570?€).
Tetsu Kubota
Mejorar. Avanzar moralmente. Alcanzar la excelencia. Liu Wen fue educada en la tradici¨®n confuciana, por eso quiz¨¢ en Occidente se destaca siempre su humildad. La cuesti¨®n es que en su pa¨ªs actuar de otra forma resulta soberbio e improcedente.
Liu creci¨® en una provincia sure?a de Hunan, entre los r¨ªos Xiao y Xiang. ?Un sitio precioso, con monta?as verdes, muy peque?o?. Maneja est¨¢ndares chinos: su pueblo es pr¨¢cticamente del mismo tama?o que la Comunidad Valenciana y en ¨¦l viven seis millones de personas. En Yongzhou hab¨ªa poco que hacer, salvo tragarse la tediosa programaci¨®n de la televisi¨®n oficial. Ella quiso ver mundo y, para hacerlo gratis, decidi¨® estudiar Turismo. Ya se hab¨ªa presentado al concurso de belleza (2005) cuando volvi¨® a la escuela para formarse. Pero segu¨ªan sali¨¦ndole sesiones de fotos como modelo, y un buen d¨ªa tuvo que elegir.
Ocurri¨® en febrero de 2008, despu¨¦s del A?o Nuevo chino. Son¨® el tel¨¦fono y su agente le pregunt¨® si quer¨ªa desfilar para Burberry Prorsum en la semana de la moda de Mil¨¢n. ?Le supliqu¨¦ que dijera que no?. Hab¨ªa viajado al extranjero para realizar sesiones de fotos puntuales, pero nunca a una fashion week. ?Hac¨ªa fr¨ªo. No sab¨ªa ingl¨¦s. No pod¨ªa llevar a mi madre conmigo. Ya s¨¦ que en Occidente una chica con 20 a?os no es tan joven, pero en China a esa edad todav¨ªa te sientes como un ni?a peque?a. ?Llor¨¦ tanto¡!?, argumenta la modelo con una sonrisa.
Blusa de jacquard de Missoni (480?€), sombrero de fieltro de Casa Yustas (75,50 €), pendiente de oro negro y blanco de Repossi (3.800?€) y pulsera de Anton Heunis (c.?p.?v.).
Tetsu Kubota
Sus padres la animaron a aceptar. ?Estoy muy agradecida por esas alas invisibles que me dieron?, cuenta. ?Me prometieron que, si no me gustaba, pod¨ªa volver a casa y ellos estar¨ªan esper¨¢ndome?. Liu salt¨® a las pasarelas por la puerta grande, aunque la mayor¨ªa de las veces no conoc¨ªa a los dise?adores para los que desfilaba¡ ni sab¨ªa pronunciar sus nombres. ?Me met¨ªa en Google para buscar informaci¨®n, y a¨²n lo hago a veces?, confiesa. Todav¨ªa pronuncia muchos nombres en mandar¨ªn, apoyando cada consonante en una vocal.
Los a?os se le han pasado volando, literalmente. ?A veces siento que los aeropuertos son mi casa y los aviones, mi habitaci¨®n?, explica. ?Puedo llegar a coger 20 vuelos en un mes y a menudo por la ma?ana, cuando abro las cortinas de una habitaci¨®n de hotel, debo pensar en qu¨¦ ciudad estoy?. Lo que no cambia es la sensaci¨®n de intranquilidad algunas noches. ?Tengo un poco de miedo cuando estoy sola?, reconoce.
A China viaja menos de lo que querr¨ªa, pero mantiene una relaci¨®n casi diaria con sus padres. Los llama cinco veces por semana, les ha comprado un piso y les hace buenos regalos. Se jubilaron cuando ella empez¨® a firmar contratos millonarios. Liu insiste en que son gente normal que trabaj¨® toda la vida en oficinas. Quiere evitar malentendidos en un pa¨ªs donde la corrupci¨®n y el nepotismo entre las autoridades levantan ampollas en la poblaci¨®n. La modelo precisa que es ella quien paga y que lo que m¨¢s le gusta de su nueva vida acomodada es llevar a sus padres de viaje. Hace dos veranos se lo pasaron en grande en Hainan (para¨ªso de veraneo favorito de chinos y rusos). ??Me ense?aron a nadar en la piscina del hotel! Fue muy divertido?, recuerda. El verano pasado la acompa?aron a una sesi¨®n de fotos en Shangri-La, en las monta?as de Yunnan, cerca del T¨ªbet. ?Es un paisaje precioso y, mientras yo trabajaba, mis padres estuvieron dando paseos. Los dos primeros d¨ªas fueron muy bien, qued¨¢bamos para comer y cenar. Pero al tercer d¨ªa, les dio mal de altura. ?Menudo estr¨¦s!?, recuerda soltando una carcajada.
Vestido de seda de Gareth Pugh (1.647?€), pendientes de Mawi para Mu?c (380?€), pulsera de Aur¨¦lie Bidermann (340?€) y sandalias de Marni (510?€).
Tetsu Kubota
A sus 25 a?os, Liu Wen hace tiempo que super¨® la edad l¨ªmite para encontrar pareja y tener hijos. En Hunan, todas sus amigas y primas contempor¨¢neas a ella son madres. Como en cualquier familia tradicional china, si viviera en casa de sus padres, habr¨ªan empezado a arreglarle citas con hijos de amigos. Pero en su fama internacional ha encontrado la coartada perfecta para esquivar la presi¨®n familiar. ?Me preguntan a veces si estoy buscando novio, pero les explico que no tengo tiempo?, bromea. Despu¨¦s se pone seria y cuenta que su sector es m¨¢s bien solitario en ese sentido. Resulta complicado conocer a alguien en profundidad y poder dedicarle tiempo de calidad.
Cuando m¨¢s nota la soledad es durante el A?o Nuevo chino, que suele caer entre enero y febrero. El Gran Drag¨®n se paraliza durante varias semanas. Retumban los petardos, los restaurantes se llenan de familias y millones de emigrantes vuelven a casa para reunirse con los suyos. Como coincide con la semana de la moda de Nueva York, ella lleva a?os perdi¨¦ndose las jiaozi (empanadillas t¨ªpicas) de su padre. ?Suelo juntarme con otras modelos chinas que viven en Manhattan para ir a cenar fuera. Aunque alg¨²n a?o ni siquiera he podido porque ten¨ªa trabajo, es muy triste?.
Se dice que Liu Wen ha abierto la puerta a otras modelos asi¨¢ticas como Fei Fei Sun o Sui He, pero ella cree que muchas compatriotas suyas est¨¢n en el banquillo por culpa del idioma. ?A las chinas nos cuesta acceder a agentes extranjeros por eso?.
Ese es tambi¨¦n el problema de muchos dise?adores locales. Liu quiere contribuir a darlos a conocer ahora que todo el mundo habla del potencial de la moda en China. Seg¨²n un informe de la consultora Boston Consulting Group de 2011, el sector mover¨¢ 153.000 millones de euros en 2020. Las marcas internacionales se han consolidado entre los m¨¢s pudientes y despiertan admiraci¨®n entre la clase media. Algo que se percibe, por ejemplo, en la cantidad de seguidores que suman en las redes sociales: mientras en Twitter Liu tiene 30.000 seguidores, en su equivalente local, Weibo, sus fans son casi seis millones y medio.
Top de ante con panel de tiras en el escote (1.282 €) y pantal¨®n palazzo con flecos (1.209 €), ambos de Junya Watanabe para Comme des Gar?ons.
Tetsu Kubota
Es complicado ser una estrella china. A los medios internacionales les interesa saber qu¨¦ piensa de la pol¨ªtica, los disidentes o la censura. Pero sus compatriotas son muy cr¨ªticos con los famosos; y Liu no suelta prenda. Es una profesional. Ha aprendido cu¨¢l es su mejor ¨¢ngulo ante la c¨¢mara¡ y c¨®mo dosificar la informaci¨®n. No le importa explayarse en ciertos terrenos, pero otros ni los roza. Es imposible saber qu¨¦ piensa del Partido Comunista chino, de la corrupci¨®n o de los llamados fu er dai, ni?os de pap¨¢ con conexiones en las altas esferas. ?Estoy orgullosa de que mi pa¨ªs est¨¦ cobrando m¨¢s peso en el mundo?, dice antes de cerrarse en banda.
?Qu¨¦ piensa hacer en unos a?os? ?No s¨¦. No soy muy buena administrando el dinero. Mis padres tampoco. Estoy ahorrando para quiz¨¢ en el futuro montar algo con ropa, joyer¨ªa¡ Quiero ser alguien con talento, crear mi l¨ªnea de ropa, por ejemplo. Tal vez vuelva a estudiar?.
Al acabar la charla se ha puesto el sol y la temperatura se ha desplomado. Liu Wen se enfunda un chaquet¨®n de plumas y suelta un aullido al salir del estudio. ??Qu¨¦ fr¨ªo!?, exclama por la escalera. ??Esto parece mi pueblo, con el abrigo dentro de casa porque no hay calefacci¨®n!?
Blusa (c.?p.?v.) y falda (c.?p.?v.) de Bottega Veneta.
Tetsu Kubota
blusa plisada (1.620?€) y bermudas (540?€), ambas de Chlo¨¦; maxipendiente de Viveka Bergstr?m (150?€).
Tetsu Kubota
Chaleco de Valentino, camiseta de American Vintage, pantal¨®n de Zadig & Voltaire, pulseras de Aur¨¦lie Bidermann y anillo de Repossi.
Tetsu Kubota
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