C¨®mo las pelucas de Tina Turner (que lleg¨® a hacerse ella) se interpusieron entre la cantante y los hombres
Repasamos la historia de una de sus mayores se?as de identidad: las hac¨ªa con pelo natural e incluso David Bowie no dud¨® en ponerse una la noche que pasaron juntos en un hotel
Da igual que en 2009 decidiera oficialmente retirarse con una ¨²ltima gira. O que, desde que en 2013 se casara con el productor musical alem¨¢n Erwin Bach, pase los d¨ªas de lo m¨¢s tranquila en un castillo de alquiler en Z¨²rich, el?chateau Algonquin. Tina Turner, a las puertas de cumplir 81 a?os este 26 de noviembre, seguir¨¢ siendo considerada eternamente uno de los mayores animales esc¨¦nicos de la historia de la m¨²sica. Cierto es que echamos en falta su portentosa voz, as¨ª como verla con esos cortos vestidos negros y esos taconazos con los que, durante d¨¦cadas, dej¨® sin habla a sus compa?eros de profesi¨®n y a infinidad de fans alrededor del mundo. Pero si alguien se merec¨ªa un descanso, sin duda, esa era ella. Tal como afirm¨® el pasado a?o en?The New York Times:?¡°Estaba cansada de cantar y hacer felices a todos. Eso es en realidad lo que siempre he hecho en mi vida?.
Tambi¨¦n extra?amos su ic¨®nica colecci¨®n de pelucas cardadas. Como toda buena diva, cubri¨® con esmero su verdadero pelo natural. No se sabe a ciencia cierta cu¨¢ndo empez¨® a usarlas, pero la leyenda cuenta que fue a principios de los sesenta. Concretamente, cuando una peluquera blanque¨® m¨¢s de la cuenta sus mechones negros qu¨ªmicamente alisados y los volvi¨® extremadamente quebradizos. Aquella misma noche ten¨ªa un concierto programado, por lo que no dud¨® en cubrir el estropicio que le hab¨ªan hecho de la mejor manera que pudo. Desde entonces, Tina empez¨® a usar el mismo estilo y color de peluca tanto encima como fuera de los escenarios.
Lo curioso de esta historia es que Tina no las compraba en una tienda. Aunque cueste creerlo, ella misma las hac¨ªa a mano. ¡°S¨ª, por eso no tengo tantas. Son dif¨ªciles de hacer. El pelo viene de ?frica y de Italia. He estado haciendo esta mezcla toda mi vida. Por eso siempre han tenido el mismo aspecto, como si nunca hubiesen salido de la estanter¨ªa¡±,?confes¨®?al respecto en 1996. Incluso, la int¨¦rprete de?The Best?se encargaba de limpiarlas. Ya pueden imaginarse que no le hizo ni pizca de gracia que, reci¨¦n levantada, un paparazi la?cazara?en el jard¨ªn de su caser¨®n suizo secando al sol lo que ella misma describi¨® como una ¡°medusa que estaba sujetando con mis manos¡±.
Por muy empoderada que la recordemos bajo los focos, en 2018?habl¨®?ante las c¨¢maras de la CBS acerca de c¨®mo el uso de estas pelucas le ayud¨® a enfrentarse a sus propias inseguridades. Principalmente, en los sesenta, en aquellos tiempos en los que su carrera estaba unida a la de Ike, su primer y t¨®xico esposo. ¡°Yo era la ¨²nica que bailaba. Recuerdo que Little Richard dijo: ¡®Tina baila, ya sabes, es dif¨ªcil para nosotros competir con ella¡¯. Adem¨¢s, ten¨ªa una extra?a voz que la mayor¨ªa de las cantantes no ten¨ªan. Al principio pens¨¦ que era un poco fea porque no sonaba como Diana Ross¡ pero despu¨¦s me dije: ¡®S¨ª, suena como la de los chicos¡¯. Nunca pens¨¦ que fuera atractiva. Intent¨¦ serlo. De ah¨ª vienen las pelucas, el maquillaje y los vestidos. Ten¨ªa que ponerme muy guapa. Ten¨ªa que trabajar en eso. Cuando ahora miro aquellas fotos digo: ¡®S¨ª, hice un buen trabajo¡¯¡±.
M¨¢s impactantes fueron a¨²n las revelaciones que hizo hace dos a?os en My Love Story: La autobiograf¨ªa definitiva, sus segundas memorias tras aquel Yo, Tina: La historia de mi vida, de 1986, que poco despu¨¦s Brian Gibson adapt¨® a la gran pantalla. En aquellas p¨¢ginas la cantante no solamente narr¨® que en el pasado estuvo ¡°a veces hasta un a?o¡± sin practicar sexo, sino que dichas pelucas llegaron a ser un h¨¢ndicap para relacionarse con los hombres. Tina ten¨ªa miedo de mostrar sin filtros a Anna Mae Bullock, su verdadera y m¨¢s privada identidad: ¡°No te r¨ªas, pero siempre me pon¨ªa un poco nerviosa al comenzar una relaci¨®n con un nuevo hombre porque no sab¨ªa c¨®mo recibir¨ªa mi peluca. Por mucho que me encant¨® la comodidad y la belleza f¨¢cil, siempre corr¨ª el riesgo de conocer a un hombre que podr¨ªa tener problemas para involucrarse rom¨¢nticamente con Tina, con su abundante cabello y sus adornos glamurosos, al despertarse con la Anna Mae real. ?Y si ¨¦l se decepcionaba por mi verdadero yo?¡±.
A Erwin Bach est¨¢ claro que no le importaron lo m¨¢s m¨ªnimo estos complejos. Ni tampoco a David Bowie, quien en 1983 intercedi¨® para que Capitol Records fichara como solista a nuestra protagonista a?os despu¨¦s de liberarse de los abusos de Ike. Seg¨²n el testimonio en The Sun de Eddy Hampton Armani, quien fuera el asistente y confidente de la estrella, Bowie la sorprendi¨® una t¨®rrida noche con su caracter¨ªstico complemento capilar. Ocurri¨® en marzo de 1985, cuando la gira de Private Dancer recal¨® en Birmingham. ¡°Tina me explic¨® que David se le insinu¨® en el hotel y pens¨®: ¡®Bueno, nos divertiremos un poco¡¯. Terminaron haci¨¦ndolo. Cuando me lo explic¨® empez¨® a re¨ªrse y dijo: ¡®Fue a ducharse y luego, completamente desnudo, llevando una de mis pelucas de repuesto, empez¨® a cantar Proud Mary?y a bailar como yo¡¯. Se divirtieron. No fue amor, no fue una aventura. Solo fue un momento de qu¨ªmica explosiva. Definitivamente, le dio un nuevo significado a Private Dancer¡±, rememor¨® Hampton sobre el episodio. No cabe duda de que si esas pelucas hablaran habr¨ªa material para m¨ªnimo un par de libros m¨¢s.
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