Silencio, ¡®electroshocks¡¯ y p¨¦rdidas de memoria: el esfuerzo de Mariona Roca por recomponer sus tres a?os de encierro
El cortometraje documental ¡®Els buits¡¯ narra la historia de Mariona Roca Tort, encerrada en un reformatorio del Patronato de Protecci¨®n a la Mujer y una cl¨ªnica psiqui¨¢trica. La obra, dirigida por Marina Freixa (su hija), Sofia Esteve e Isa Luengo, se encuentra preseleccionada para las nominaciones a los Goya
Noviembre de 1970. ¡°Hoy hemos sacado en claro que los hijos realmente somos ego¨ªstas. Me ha dejado de piedra sor Carmen esta tarde. Yo le he dicho que marchaba el 12/11. Ella me ha dicho que el Dr. Pelaz quiere que me quede aqu¨ª en Madrid al menos hasta febrero. A m¨ª el Dr. Pelaz no me ha dicho eso directamente nunca. (...) Lo que me molesta es sentirme enga?ada¡±. Escribe como si estuviera hablando. Lo hace en su lengua, en catal¨¢n. Con prisa. Casi telegr¨¢ficamente. Como si tuviera miedo de que alguien pudiera descubrirla. Omite palabras. Intercambia letras. Pero escribe. Deja constancia. Mariona Roca Tort narr¨® por escrito su internamiento forzoso en una cl¨ªnica psiqui¨¢trica. ¡°Empec¨¦ a escribir porque no me acordaba de lo que me estaba pasando ni de lo que me estaban haciendo¡±, cuenta en la actualidad.
Mariona Roca Tort ha pasado tres a?os de su vida encerrada. Desde los 17 hasta los 20 fue dando tumbos de una instituci¨®n represiva a otra. ¡°No hubo nada m¨¢s¡±, lamenta. La consecuencia: un vac¨ªo que le dificult¨® rememorar durante a?os su pasado de institucionalizaci¨®n en diversos organismos del aparato represor franquista contra las mujeres. Asegura que todav¨ªa tiene ¡°algunas cosas oscuras¡±, y cuando relata su historia la invade la sensaci¨®n de ¡°estar haciendo una exposici¨®n de cosas horribles que la gente no se va a creer¡±. Pero r¨ªe al llegar al final. Como si se mofara de lo absurdo, lo t¨¦trico, lo aterrador de parte de su biograf¨ªa. Como forma de resistencia. Tiene una fuerte convicci¨®n: est¨¢ viva y puede contarlo.
Marina Freixa Roca fue conociendo la historia de su madre ¡°a cuentagotas¡±. Cuando consigui¨® armar un relato con cierta coherencia, experiment¨® ¡°una sensaci¨®n muy fuerte de incredulidad y mucha impotencia¡±. ¡°Creo que hay cosas muy horribles que podemos imaginar que pasaron en lugares lejanos, en tiempos lejanos, pero esto pas¨® tan cerca, tanto temporal como espacialmente, en la casa de mi familia¡±, explica. Un d¨ªa, comparti¨® este episodio de la historia materna con sus amigas Isa Luengo y Sofia Esteve, que estaban investigando temas de memoria hist¨®rica.
La inquietud de las tres por posar la mirada en los m¨¢rgenes, en aquellas realidades de mujeres o personas disidentes que ¡°la sociedad, las instituciones o no se sabe muy bien qui¨¦n han intentado esconder¡±, las llev¨® a crear un corto documental que descubre la vida de Mariona Roca Tort, Els buits (Los vac¨ªos, en castellano). Tras obtener el Premi Joves Creadores de La Bonne en 2022 para su producci¨®n y estrenarse en festivales este 2024, la pieza ha cultivado ya numerosos reconocimientos. Biznaga de Plata al Mejor Cortometraje Documental en la Secci¨®n Oficial del Festival de M¨¢laga; Premio del P¨²blico en el D¡¯A Festival Cinema de Barcelona; Mejor Cortometraje Documental, Premio DOCMA a Mejor Cortometraje y Premio ASECAN Julio Diamante a Mejor Cortometraje Documental en el Festival Alcances de Cine Documental de C¨¢diz. Y el ¨²ltimo, por el momento: ha sido preseleccionado entre los cortometrajes documentales que pueden conseguir nominaci¨®n a los Goya.
El corto arranca con unas im¨¢genes de archivo y, apenas unos segundos despu¨¦s, una escena muestra a Mariona y Marina en el sal¨®n de la casa de la primera. La madre bebe una copa de vino; la hija, una cerveza. Dos cigarros se queman en un cenicero situado en el centro de una mesa. ¡°Tu historia entr¨® de golpe en mi vida, cuando yo era m¨¢s mayor. No s¨¦ si ten¨ªa 18 o 20 a?os. No s¨¦ si es que hasta entonces no era consciente o no me lo hab¨ªas explicado¡±, le dice Marina a Mariona. ¡°Part¨ªamos del silencio que se transmite entre generaciones, no solo en una familia, sino a nivel social. Pens¨¢bamos que ten¨ªa mucho sentido narrativo, simb¨®lico tambi¨¦n, que este silencio puede romperse a trav¨¦s de un di¨¢logo intergeneracional. Era muy importante, en este sentido, el hecho de que no vi¨¦ramos a Mariona hablando a c¨¢mara, sino a Marina, su hija, pregunt¨¢ndole e intentando entender qu¨¦ le pas¨®, intentando entender todo lo que hasta ese momento no le hab¨ªa explicado¡±, argumenta Esteve.
Mariona Roca empieza a contar su historia. Era 1969, ¡°una ¨¦poca de una represi¨®n incre¨ªble en la que hab¨ªa unas ansias brutales de lucha contra la dictadura franquista¡±. En la manifestaci¨®n del 1 de mayo en Barcelona se coment¨® que hab¨ªan detenido a una compa?era del grupo de estudiantes antifranquistas del Institut Maragall y, alarmada por si la Polic¨ªa iba a buscarla, Mariona pas¨® la noche fuera de casa. A su regreso, el control sobre su vida increment¨®. Sus padres llegaron a encerrarla en alguna ocasi¨®n con llave y las salidas permitidas se redujeron al trabajo y al estudio nocturno: ¡°Se me complic¨® mucho la vida. No entendieron nada¡±. Ese mismo verano, aprovech¨® las vacaciones de sus progenitores fuera de la ciudad para escapar a Menorca y ¡°poner tierra de por medio¡±. Cuando intent¨® regresar a Barcelona, la Guardia Civil la detuvo en el puerto de Mah¨®n acusada de ¡°fuga del hogar paterno¡±.
Hab¨ªa sido denunciada por sus propios padres y, al pisar de nuevo Barcelona, fue inmediatamente encerrada en un convento que a¨²n no ha conseguido ubicar. D¨ªas m¨¢s tarde, la trasladaron a las Adoratrices de la calle Padre Dami¨¢n, 52 de Madrid, un centro colaborador del Patronato de Protecci¨®n a la Mujer. La instituci¨®n, creada en 1941 y disuelta en 1985, depend¨ªa del Ministerio de Justicia y persegu¨ªa ¡°la dignificaci¨®n moral de la mujer, especialmente de las j¨®venes, para impedir su explotaci¨®n y apartarlas del vicio¡±. En otras palabras, ejerc¨ªa un f¨¦rreo control sobre aquellas conductas y comportamientos que atentaran contra el arquetipo de esposas, madres y cristianas ejemplares implantado por el r¨¦gimen. ¡°Hab¨ªa chicas que no hab¨ªan hecho nada. Ninguna hab¨ªamos hecho nada, pero se hab¨ªa considerado que no est¨¢bamos en el buen camino, que ¨¦ramos rebeldes, poco sumisas¡±, explica Mariona.
Durante su encierro, las j¨®venes eran obligadas a trabajar en unos espacios bautizados como ¡®talleres¡¯. Mientras escuchaba a alguna interna leer en voz alta textos religiosos, sin posibilidad de entablar una conversaci¨®n con las otras j¨®venes, Mariona confeccionaba abrigos. Nunca recibi¨® un solo c¨¦ntimo. Recalca que ¡°lo que pretend¨ªan las monjas era que te consideraras pecadora y pidieras perd¨®n por todo lo que hab¨ªas hecho¡±. Ella, afirma orgullosa, no se confes¨® nunca. No se arrepiente.
Es muy consciente de que su internamiento en otra ciudad respond¨ªa a una estrategia bien planeada para alejarla de su c¨ªrculo. En este sentido, la investigadora Consuelo Garc¨ªa del Cid, quien en la d¨¦cada de los setenta tambi¨¦n fue deslocalizada de su Barcelona natal y encerrada en el mismo centro que Mariona, subraya que estos traslados eran ¡°totalmente intencionados¡±: ¡°Lo hac¨ªan para desvincularte total y absolutamente de tu entorno (familia, amigas, compa?eras¡). Te abandonaban a tu suerte, completamente sola, en un reformatorio y una ciudad que no conoc¨ªas, con lo cual si te escapabas no ten¨ªas a nadie a quien pedir ayuda¡±. Como consecuencia, tras fugarse, numerosas j¨®venes se vieron abocadas a la mendicidad, el robo o la prostituci¨®n para sobrevivir. ¡°El Patronato, que nos llamaba putas a todas sin serlo, fue el mismo que las condujo a la prostituci¨®n¡±, proclama.
Despu¨¦s de unos meses de confinamiento, los padres de Mariona fueron a recogerla al reformatorio para pasar juntos las Navidades. Decidida a no regresar a Madrid, aprovech¨® un descuido para escaparse. Sin embargo, escuch¨® rumores de que estaban interrogando a sus amistades para conocer su paradero, entre ellas a dos amigas a quienes amenazaban con acusar de mantener relaciones s¨¢ficas. Preocupada por sus compa?eras, retorn¨® a casa. Al d¨ªa siguiente, regresaba a las Adoratrices. Como penitencia por su acto de rebeld¨ªa, las monjas prohibieron a las internas acercarse a ella. El castigo para quien osara establecer alg¨²n tipo de contacto ser¨ªa el aislamiento en una celda o el cambio de centro. ¡°Aquel silencio era horripilante¡±, reconstruye. Se sent¨ªa muy sola. Y, como forma de resistencia, dej¨® de comer.
Sus padres la llevaron de vuelta a Barcelona, pero, tras unos meses, la ingresaron en la cl¨ªnica psiqui¨¢trica San Miguel de Madrid. ¡°Pretend¨ªan que lo que no hab¨ªa acabado de hacer el Patronato, lo consiguiera la psiquiatr¨ªa¡±, asume. Los nuevos m¨¦todos para conseguir su redenci¨®n consist¨ªan en electroshocks y, m¨¢s adelante, en shocks de insulina, que la sum¨ªan en un estado de coma del que deb¨ªa recuperarse continuamente. Comenz¨® a tener p¨¦rdidas de memoria. Para vencer al olvido, traslad¨® sus recuerdos a una agenda en la que dejaba constancia del paso de sus d¨ªas. Entre esas mismas p¨¢ginas, el 9 de julio escribi¨®: ¡°Postal del tiet Antoni. Visita con el Doctor Vallejo N¨¢jera¡±. Fue recuperando peso y, tras meses de experimentos psiqui¨¢tricos, volvi¨® a Barcelona. ¡°Les dije a mis padres: ¡®Muy bien, gracias, hab¨¦is hecho todo lo que hab¨¦is querido, pero yo me voy¡¯. Me fui y empec¨¦ a espabilarme solita¡±, recompone.
Mariona siempre ha sido una persona muy activa en organizaciones feministas y vecinales. Desde hace un tiempo, a sus luchas se ha sumado el convencimiento de narrar su propia historia dentro de la rueda institucionalizadora del franquismo para hacer memoria. Fue as¨ª como se integr¨® en Contra l¡¯oblit. Grup de suport a les represaliades pel Patronato de Protecci¨®n a la Mujer. ¡°Para ella, como testimonio, ha sido una manera de sentirse acompa?ada de otras supervivientes, activistas e investigadoras. De alguna manera, sabe que explicar su historia personal es explicar una historia colectiva; que, a veces, hay que hablar de un caso para que la mirada se ampl¨ªe¡±, plantea su hija.
As¨ª, el cortometraje Els buits surgi¨® a partir de muchas preguntas: ¡°?C¨®mo es posible que [el Patronato de Protecci¨®n a la Mujer] una instituci¨®n de este tama?o, con este nivel de represi¨®n, durase tanto tiempo? ?C¨®mo es posible que permaneciera 10 a?os despu¨¦s de la muerte de Franco? ?C¨®mo puede ser que acabara siete a?os antes de que nosotras naci¨¦ramos?¡±. A trav¨¦s de la biograf¨ªa de Mariona Roca Tort, Marina Freixa, Sofia Esteve e Isa Luengo se conjuraron para encontrar algunas respuestas y empeque?ecer los vac¨ªos de nuestra memoria colectiva. ¡°Forma parte del proceso de verdad, dentro de esa verdad, justicia y reparaci¨®n. La idea era aportar un peque?o granito de arena, al menos en el apartado de verdad, a partir de informaci¨®n y visibilizaci¨®n, para que m¨¢s gente lo conozca y, de alguna manera, hacer justicia¡±, concluye Luengo. En definitiva, suplir con el arte lo que deber¨ªa hacer el Estado.
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