Mujeres que escriben sobre sexo para ayudar a entender el deseo ajeno
La coincidencia en librer¨ªas de ¡®El tiempo de las amazonas¡¯, de Marvel Moreno, y ¡®En un mar de mentiras¡¯, una biograf¨ªa de Ana?s Nin ilustrada por L¨¦onie Bischoff, pone de manifiesto la importancia de narrar nuestras sexualidades en la era post #MeToo
Al comienzo de En diciembre llegaban las brisas, la primera y m¨¢s c¨¦lebre novela de Marvel Moreno, escuchamos a una voz advirti¨¦ndonos de que a los hombres habr¨ªa que perdonarlos, o que al menos habr¨ªa que entenderlos, o que como m¨ªnimo habr¨ªa que aprender a ser pacientes con su naturaleza, pues la violencia pesar¨ªa en ellos hist¨®ricamente y m¨¢s all¨¢ de su voluntad. Moreno, a lo largo de este texto extenso, que probablemente significara el establecimiento de su sistema narrativo, de su propuesta l¨ªrica y de su ambici¨®n psicoanal¨ªtica, no hace otra cosa que retratar un mundo femenino devastado, a la manera de una exposici¨®n de un #MeToo propio ¡ªeso s¨ª, m¨¢s de treinta a?os antes del fen¨®meno en redes del mismo¡ª, aunque con la in¨¦dita bondad de quien tambi¨¦n desea entender al otro ¡ªel hombre¡ª, de comprender al ¡°enemigo¡±, o a ese conjunto de cuerpos masculinos y cisg¨¦nero que en su novela se masturbaban frente a las ni?as de Barranquilla con la ¨²nica finalidad de violentarlas.
Es tremendamente conocida, por impactante, la reflexi¨®n de la voz narradora al entender que aquellos sucios pajeros que asustaban a sus hero¨ªnas por las calles de su ciudad natal no eran m¨¢s que piezas d¨¦biles de un mayor engranaje. ?Si Darwin no se hab¨ªa equivocado y hab¨ªa en efecto un proceso de selecci¨®n natural, parec¨ªa acertado pensar que los hombres actualmente en vida eran descendientes de aquellos cuya violencia o crueldad ¡ªhoy defectos, ayer virtudes¡ª les hab¨ªa permitido masacrar convenientemente a sus adversarios transmitiendo as¨ª a sus hijos un patrimonio gen¨¦tico susceptible de despertar en las mujeres la m¨¢s sana desconfianza?, dice Moreno en el segundo cap¨ªtulo de En diciembre llegaban las brisas. Y luego a?ade: ?Sin embargo a los hombres se pod¨ªa domesticarlos [¡] Pero no odiarlos. Odiarlos no ten¨ªa sentido. No se detesta al puma que mata a la vaca o al gato que ataca al rat¨®n. Se le comprende tratando de meterse en su piel de puma o de gato, de compartir con ¨¦l en la medida de lo posible un espacio y un tiempo de vida: s¨®lo se le destruye si intenta destruirnos?. A trav¨¦s de esta comparaci¨®n tan fuerte Marvel Moreno expone, vali¨¦ndose de una narrativa ¨¢rida, plagada de personajes y de referencias, las m¨²ltiples sombras del patriarcado, y de qu¨¦ manera este denigra a hombres y a mujeres ¡ªaunque nunca por igual, claro est¨¢¡ª a trav¨¦s del ego¨ªsmo, de la mediocridad, o de la persecuci¨®n de un sexo consensuado, emp¨¢tico y libre. Su propuesta es la de la tolerancia, pero su m¨¦todo es el de la reparaci¨®n, y su arma la del se?alamiento como la autodefensa, pues sabe que el camino hacia una convivencia generosa es todav¨ªa bien largo.
En realidad, cuando al referirme a la primera novela de Marvel Moreno yo hablo de ¡°novela c¨¦lebre¡± y de ¡°reflexi¨®n tremendamente conocida¡± lo que hago es mentir. Nadie conoce a Marvel Moreno. O al menos nadie la conoce en Espa?a, todav¨ªa. Por mucho que en 1987 su En diciembre llegaban las brisas viera la luz en la editorial Plaza & Jan¨¦s, y por mucho que en 1980 el narrador Juan Goytisolo prologara su libro de cuentos Algo tan feo en la vida de una se?ora de bien, Moreno lleva d¨¦cadas a la sombra de otros nombres del llamado boom latinoamericano, ignorada por los medios de comunicaci¨®n culturales de ambos lados del charco, delegada al estatus de ¡°escritora ex¨®tica¡±, y por lo tanto prescindible, olvidable, chao.
El tiempo de las amazonas
De acuerdo con la fil¨®sofa catalana Fina Birul¨¦s ?una tradici¨®n tambi¨¦n es un sistema de selecci¨®n que permite juzgar lo in¨¦dito, lo nuevo, y decidir lo que es digno de ser transmitido?. Si nos dejamos llevar por esa definici¨®n, podr¨ªamos asegurar que Marvel Moreno nunca, jam¨¢s, llegar¨¢ a formar parte de la tradici¨®n literaria colombiana, ni tampoco de la latinoamericana, ni mucho menos de la de una literatura escrita en espa?ol. Como ocurre con muchas otras escritoras de su continente ¡ªde Mar¨ªa Luisa Bombal a Rosario Ferr¨¦, o de Eunice Odio a Susana Th¨¦non¡ª su literatura s¨®lo ha podido resistir desde los m¨¢rgenes, desde la acci¨®n de peque?as comunidades que despu¨¦s de su prematura muerte, en 1995, han seguido estudi¨¢ndola contracorriente, y por supuesto desde las reivindicaciones feministas dentro y fuera de la academia.
Fueron precisamente un grupo de investigadoras y escritoras feministas las que, en septiembre de 2018, durante un supuesto homenaje en Barranquilla a Marvel Moreno, salieron a protestar vestidas con camisetas en las que pod¨ªa leerse: ?Es el tiempo de las amazonas?. Yo no estuve all¨ª. Ni siquiera conozco Barranquilla, pero he le¨ªdo y he escuchado tantas an¨¦cdotas sobre aquella manifestaci¨®n que ya siento como si hubiera protestado en ella. De alg¨²n modo, quienes hoy leemos la novela El tiempo de las amazonas, estuvimos verdaderamente all¨ª. El mero hecho de que ese libro p¨®stumo haya llegado en los ¨²ltimos meses a librer¨ªas de Colombia y de Espa?a, responde a la valent¨ªa de las manifestantes que plantaron cara a los se?ores encargados de homenajear a la escritora colombiana: su exmarido, quien calific¨® El tiempo de las amazonas como un libro malo, menor y prescindible, y un periodista que conoci¨® a Moreno en su juventud ¡ªantes de que la autora se divorciara y se marchara a vivir a Par¨ªs¡ª al quien le parec¨ªa ?una pena? que una mujer tan guapa estuviera todo el d¨ªa leyendo. Ellas exigieron que se dejara de tratar a Marvel Moreno con condescendencia. Ellas pidieron p¨²blicamente que su novela secuestrada viera al fin la luz. Ellas provocaron que, de una vez por todas, el manuscrito terminado veinticinco a?os atr¨¢s fuera valorado por Alfaguara, la editorial que hoy nos permite leer su obra completa, compleja y ambiciosa.
La Ana?s Nin del Caribe
Leyendo esta novela, una puede sospechar que cuando los herederos de Moreno hablaban de ¡°un libro mal hecho¡±, en verdad s¨®lo mostraban un gesto censor ante la osad¨ªa de este manifiesto a favor de la independencia sexual de las mujeres, cuyo pensamiento era adem¨¢s much¨ªsimo m¨¢s bestia, m¨¢s consciente y m¨¢s pol¨¦mico que el expuesto con anterioridad en su primera novela, En diciembre llegaban las brisas. As¨ª, El tiempo de las amazonas es una oda a la libertad del divorcio, una cr¨ªtica a las m¨¢scaras de las nuevas masculinidades ¡ª?insisto, casi tres d¨¦cadas antes de que conceptos como el #MeToo o figuras como la del aliade se pusieran de moda!¡ª, una reivindicaci¨®n de la escritura er¨®tica como literatura universal, un mapa de los distintos modos de presentar arquetipos femeninos, pero sin caer en el encasillamiento, y una autocr¨ªtica de la propia lucha feminista ¡ªlo cierto es que Marvel Moreno nunca se autodenomin¨® como tal¡ª que saca los colores, y que ahonda en el concepto denostado de la reparaci¨®n.
Dicho esto, puede que efectivamente El tiempo de las amazonas no llegue nunca a formar parte de un canon o de una tradici¨®n colombiana, latinoamericana o de literatura escrita en espa?ol, pero atendiendo a su maestr¨ªa a la hora de analizar la sexualidad de las mujeres, a la hora de retratar los mecanismos seg¨²n los cuales a veces el culto a Eros nos vuelve necios, codiciosos o infieles, me aventurar¨¦ a decir que la narrativa de Moreno s¨ª pertenece ya a una tradici¨®n antiqu¨ªsima y potente, aunque tantas veces denigrada por lo libidinoso de su tem¨¢tica. Se trata de ese canon tan amplio de la escritura er¨®tica y amorosa que cultivaron cl¨¢sicos desde Safo a Ovidio, m¨ªsticos desde Hadewijch de Amberes a John Donne, pensadores desde Lou Andreas Salom¨¦ a Georges Bataille, o voces m¨¢s modernas y viscerales, como la de Ana?s Nin. Dir¨ªa entonces, por fondo y por forma, que Marvel Moreno es la Ana?s Nin del Caribe, s¨ª, pero que tambi¨¦n es mucho m¨¢s.
Ahora que en Espa?a ha visto la luz el c¨®mic En un mar de mentiras (Garbuix Books) con el que la artista L¨¦onie Bischoff presenta una biograf¨ªa cuidada y concisa de la autora de Delta de Venus, resulta imposible no encontrar conexiones entre la colombiana y la franco-cubana, incluso si generacionalmente entre ambas escritoras existen treinta y seis a?os de diferencia. Si eligi¨¦ramos unos cuantos hashtags con los que definir El tiempo de las amazonas ¡ªv¨¦ase #poliamor, #terapia, #insatisfacci¨®n, #Par¨ªs, #Freud, #sigloXX, #mentiras, #sexoenhoteles, #mujereslibres, #infidelidad, #cotilleo, #machitos, #Marx¡ª no sabr¨ªamos si la lista de palabras est¨¢ dedicada a la obra p¨®stuma de Moreno o a cualquiera de las recopilaciones de cuentos, cartas o diarios de Ana?s Nin.
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Una imaginaci¨®n de la diferencia
Para Nin, uno de los retos de las mujeres a la hora de narrar el sexo era desprenderse de una infinidad de ataduras que empezaban con la imposici¨®n de complacer a un lector masculino. Ella misma hab¨ªa escrito su novela m¨¢s c¨¦lebre, la ya citada Delta de Venus, por encargo de un ?porn¨®grafo? que le animaba a omitir la poes¨ªa, o los pasajes en los que lo m¨¢s lascivo era supuestamente eclipsado por su an¨¢lisis de la psicolog¨ªa femenina. El c¨®mic En un mar de mentiras, que en Francia supuso un ¨¦xito en ventas y cuya llegada a las librer¨ªas espa?olas es muy reciente, recrea a la perfecci¨®n la manera de imaginar de Ana?s Nin, y c¨®mo su ambici¨®n sexual fue de la mano de sus inquietudes como escritora. Cuanto m¨¢s follaba, m¨¢s se empoderaba, cuanto m¨¢s se empoderaba, m¨¢s escrib¨ªa, cuando m¨¢s escrib¨ªa, m¨¢s se sent¨ªa cercana a una libertad durante los a?os de su adolescencia le parec¨ªa inalcanzable. Uno de los momentos m¨¢s interesantes y del c¨®mic es aquel en el que, acompa?ada del narrador macho Henry Miller ¡ªtambi¨¦n conocido como su amant¨ªsimo¡ª, discuten sobre c¨®mo debe ser narrado el cuerpo de la mujer cisg¨¦nero. Mientras que Miller opta por desnudar, acribillar, despellejar y meter las manos en los ¨®rganos del cuerpo imaginado de June ¡ªesposa de Henry y primera amante lesbiana de Ana?s¡ª, para Nin ese cuerpo no debe ser mancillado, sino revestido de las m¨¢s dulces prendas. La escritora franco-cubana aboga por la mirada imaginativa, por la mentira, incluso, o por la tentaci¨®n. No quiere que el cuerpo de la mujer narrada se convierta en un objeto o en una pieza de carnicer¨ªa, sino en una suerte de alimento del alma, algo que L¨¦onie Bischoff dibuja maravillosamente, siendo capaz de excitarnos como lectoras, incluso si lo que est¨¢ trazando es una discusi¨®n literaria entre dos simp¨¢ticas caricaturas.
En referencia al orgasmo femenino, Ana?s Nin escribi¨® una vez que ?si la palpitaci¨®n es intensa, el ritmo y el latido son m¨¢s lentos, y el placer m¨¢s duradero?. Podr¨ªamos decir lo mismo de la fantas¨ªa, de la escritura o de la narraci¨®n del Eros.
Como Nin, en la literatura de Marvel Moreno la cocci¨®n del deseo es lenta, o m¨¢s que lenta, atenta, o m¨¢s que atenta: generosa. En una de sus ¨²nicas entrevistas concedidas a mediados de los ochenta a su colega Fabio Rodr¨ªguez Amaya, Moreno dijo que el problema de los escritores-hombre es que no saben narrar a la mujer. Que no entienden sus deseos, pues los retratan de acuerdo a su propia necesidad o a su egolatr¨ªa. Para narrar al otro, hay que saber ponerse en su lugar, piensa ella, y despu¨¦s de criticar la misoginia de D.H. Lawrence ¡ªprecisamente el maestro de An?s Nin¡ª sentencia: ?hay una cantidad de factores que intervienen en el amor, de las que los hombres son completamente ignorantes, no saben nada. Yo siempre he dicho que los escritores no saben contar a las mujeres?.
Si intenta destruirnos
Pero el que no sabe narrar a la mujer, ?sabe narrar al hombre? ?Y viceversa? ?C¨®mo lograr esa posici¨®n emp¨¢tica? ?C¨®mo contar el sexo desde lo l¨²dico, alej¨¢ndonos de la opresi¨®n? ?C¨®mo escribir bien, correctamente, sobre quien tantas veces se nos ha presentado como nuestro puma cazador, nuestro gato salvaje, nuestro enemigo? ?Por qu¨¦ ese desinter¨¦s sistem¨¢tico, casi gen¨¦tico, por imaginar la diferencia m¨¢s all¨¢ de los intereses propios? ?Lograremos escribir, leer o simplemente disfrutar de un sexo l¨²cido, cuando a¨²n nos encontramos tratando de superar el trauma?
En el camino hacia la reparaci¨®n, al hombre habr¨ªa que destruirlo s¨®lo si intenta destruirnos, o al menos eso ped¨ªa la voz narradora de En diciembre llegaban las brisas. Muchos a?os despu¨¦s, en El tiempo de las amazonas, otro hilo narrativo se nos presenta mucho m¨¢s locuaz. Pues al destructor que no se deja entender, que no se deja ayudar, que no se deja ni siquiera mirar, no habr¨ªa que destruirle, pero de ¨¦l si que habr¨ªa que distanciarse, y olvidarlo, y desprenderse. En el cap¨ªtulo sexto de su novela p¨®stuma Moreno emula la escena de una cancelaci¨®n ¨ªntima en el que muchas podr¨¢n reconocerse: ?Despu¨¦s de meses de depresiones, sicoan¨¢lisis y somn¨ªferos, Isabel hab¨ªa decidido abandonar a Claude. No soportaba su presencia. De noche fing¨ªa dormirse de inmediato y as¨ª se alejaba lo m¨¢s posible del centro de la cama a fin de no rozar su piel. O¨ªrlo hablar durante las cenas la sum¨ªa en un estado de c¨®lera silenciosa, que le provocaba crisis de sofoco. Deb¨ªa ir al sal¨®n, abrir una ventana, y con el aire de la noche recuperar poco a poco su respiraci¨®n?.
Y, finalmente, en el art¨ªculo ¡°En pro del hombre sensible¡±, incluido en su ensayo Ser mujer, Ana?s Nin propone: ?Comencemos un nuevo r¨¦gimen de honradez, de confianza y eliminaci¨®n de los falsos papeles en nuestras relaciones personales, y todo esto finalmente influir¨¢ en la historia del mundo, adem¨¢s de influir en la evoluci¨®n de las mujeres?.
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