Por qu¨¦ en Francia se dice ¡®enfermera¡¯ y ¡®enfermero¡¯ pero ¡®cirujana¡¯ est¨¢ prohibido
Cuando la Academia Francesa ha declarado que el lenguaje inclusivo supone un ¡°peligro mortal¡± para su lengua, profesoras, profesores y periodistas, entre ellos Lauren Bastide y el colectivo Prenons La Une, luchan por cambiar el paradigma.
El debate est¨¢ sobre la mesa: hacer del franc¨¦s un lenguaje que represente de forma equitativa a mujeres y hombres u optar por la f¨®rmula econ¨®mica en la que lo masculino predomina sobre lo femenino como norma. ¡°No se trata de feminizar el idioma, se trata de desmasculinizarlo¡±, defiende la escritora e historiadora feminista Eliane Viennot. Pero el tema no es novedad, ya en 2015 el Consejo Superior para la Igualdad del gobierno franc¨¦s publicaba una ?gu¨ªa de comunicaci¨®n p¨²blica sin estereotipos de sexo¡±. Ahora un libro de texto destinado a alumnos de primaria, redactado seg¨²n este manual por Sophie Le Callenec para la editorial Hatier, ha encendido la mecha.
¡°Ante esta aberraci¨®n inclusiva, la lengua francesa se encuentra, a partir de ahora, en peligro mortal¡±, alarmaban desde la Academia Francesa (de cuyos 34 miembros solo 4 son mujeres). Disparando as¨ª las consecuentes respuestas en medios de comunicaci¨®n y colectivos que defienden la postura de la integraci¨®n ling¨¹¨ªstica en torno a cuatro reglas.
La primera es que los t¨ªtulos, como los de trabajo, sean acordes a los dos g¨¦neros. En franc¨¦s, profesiones como bombero (pompier) o cirujano (chirurgien) no existen en femenino. Sin embargo, enfermero/a s¨ª (infirmier, infirmi¨¨re). ¡°Para los trabajos m¨¢s valorados socialmente existe mayor resistencia?, dec¨ªa Raphael Haddad, experto analista del habla a Lib¨¦ration. La segunda regla recoge que para nombrar ambos sexos se puede hacer, o bien enumerando ambos y colocando el femenino o el masculino en primer lugar seg¨²n orden alfab¨¦tico. O hacerlo utilizando la propuesta que ha seguido la editorial Hatier, una misma palabra que introduce las diferentes opciones separadas por puntos intermedios o barras, por ejemplo: agriculteur?rice?s. En tercer lugar, para aligerar textos, se propone utilizar siempre que se pueda t¨¦rminos gen¨¦ricos en lugar de masculinos o femeninos: en vez de ¡®derechos del hombre¡¯ escribir ¡®derechos humanos¡¯. Y por ¨²ltimo, se puede tambi¨¦n hacer caso a la regla de proximidad: el adjetivo se usar¨¢ seg¨²n el g¨¦nero y el n¨²mero del nombre m¨¢s cercano, es decir, seg¨²n el de la mayor¨ªa (si hay m¨¢s mujeres que hombres en el p¨²blico, se usa g¨¦nero femenino). Esta regla es la que se us¨® hasta el siglo XVII y fue la propia Academia Francesa (creada en 1635) la que lo modific¨® a favor de un g¨¦nero masculino prevaleciente en 1657, considerando este ¡°m¨¢s noble¡±.
¡°El problema es que la Academia est¨¢ llamando ¡®lenguaje inclusivo¡¯ al punto intermedio (?), pero no es as¨ª. El lenguaje inclusivo recoge el uso de varias t¨¦cnicas, como escribir ¡®Fran?aises, Fran?ais¡¯, en vez de solo la forma masculina Fran?ais, a la que adem¨¢s los expertos en gram¨¢tica han llamado ¡®gen¨¦rico masculino¡¯ o ¡®forma neutral¡±, explica a S Moda Aude Lorriaux, periodista de la edici¨®n francesa de Slate y coportavoz junto a Lauren Bastide del colectivo de mujeres periodistas Prenons La Une. Como colectivo, Aude explica que no han alcanzado una ¡°postura concreta y unificada sobre si es m¨¢s inteligente usar puntos intermedios o la regla de proximidad en los art¨ªculos. Muchas de nosotras pensamos que es demasiado pronto para hacerlo. Pero s¨ª tenemos una posici¨®n com¨²n en otros temas del lenguaje inclusivo, como utilizar la forma femenina para los t¨ªtulos de trabajo, en lugar de la forma masculina que a¨²n promueve la Academia¡±.
¡°En mi opini¨®n personal, el franc¨¦s ganar¨ªa incluyendo m¨¢s a las mujeres, reflejar¨ªa el mundo de una forma m¨¢s real y, a¨²n m¨¢s importante, toda la sociedad ganar¨ªa¡±, explica Lorriaux. ¡°Hay estudios que han demostrado que incluir a mujeres en el lenguaje de compa?¨ªas y universidades est¨¢ impulsando sus solicitudes a estas. El simple hecho de incluirlas en el lenguaje hace pensar en ellas. Un ejemplo: si le pides a alguien que te enumere ¡®escritores¡¯ (en franc¨¦s esta palabra no admite femenino, se usa solo ¡®ecrivain¡¯) o si le pides que nombre ¡®hombres y mujeres escritores¡¯, la cosa cambia. Va a pensar y a nombrar el doble de escritoras si lo haces con el segundo tipo de pregunta, como demuestra este estudio de Harris Interactive¡±.
En Slate Francia, el medio en el que trabaja Aude, a ra¨ªz de la propuesta del grupo de 314 docentes que publicaban en la revista un manifiesto declarando que no van a seguir en sus clases la regla de que ?lo masculino prevalece sobre lo femenino¡±, han decidido acatar la regla de proximidad en su redacci¨®n. Lo han hecho tambi¨¦n otros medios, como Mademoizelle, Les Nouvelles News o la revista lesbiana Well Well Well, que lo hace desde 2015: ?La ideolog¨ªa detr¨¢s del lenguaje es sexista¡±, afirmaba su fundadora y editora jefa Marie Kirschen.
Bajo esta coyuntura, Prenons La Une abre el debate: ¡°Hemos iniciado una conversaci¨®n en la esfera de los medios sobre c¨®mo usar el lenguaje inclusivo y qu¨¦ t¨¦cnicas pueden ser m¨¢s f¨¢cilmente aplicables¡±, explica la periodista Lorriaux. Para ello, convocaron el 9 de noviembre un encuentro en Par¨ªs, ?Est¨¢n los medios de comunicaci¨®n preparados para la escritura inclusiva?. All¨ª estuvieron Laure Bastide (presentadora del programa de radio La Poudre, que entrevista a mujeres y cofundadora del estudio Nouvelles ?coutes), la historiadora Eliane Viennot (autora del libro No, lo masculino no prevalece sobre lo femenino: breve historia de la resistencia de la lengua francesa), Marie Kirsches (Well Well Well), Cl¨¦mence Bodoc, de la revista Mademoizelle y la editora de Le Monde Muriel Gilbert.
Durante el debate, que se comparti¨® en directo en redes sociales y se coment¨® en Twitter usando el hashtag #PLUinclusive, Cl¨¦mence Bodoc afirm¨® que: ?La escritura inclusiva es solo rigor period¨ªstico¡± y Kirschen puso sobre la mesa la posibilidad de ¡°preguntar a las personas concernientes c¨®mo quieren que se hable de ellas¡±. Sobre las conclusiones que sacaron de su conversaci¨®n, Aude cuenta que: ¡°El uso de las formas femeninas para los t¨ªtulos de trabajo es generalizado en casi todos estos medios, pero la regla de proximidad se usa solo en pocos medios, como Slate y Mademoizelle, y el uso del punto intermedio es a¨²n m¨¢s excepcional¡±. En el encuentro, Muriel Gilbert cont¨® que Le Monde va a experimentar con el lanzamiento de una edici¨®n especial que incluir¨¢ algunas de estas ideas.
No solo es cosa del feminismo. ¡°Los g¨¦neros de nuestra lengua suponen un problema real para las personas intersexuales, nos obligan a hablar en masculino o femenino¡±, dec¨ªa Eliane Viennot durante el debate. El hecho de que la escritura inclusiva tambi¨¦n contemple deshacerse de g¨¦neros y permita apostar por t¨¦rminos m¨¢s gen¨¦ricos es una lucha para el colectivo LGTBI.
En Espa?a la RAE aprob¨® en 2012 el estudio Sexismo ling¨¹¨ªstico y visibilidad de la mujer, que analizaba nueve gu¨ªas publicadas por diferentes organismos, desaprueba el uso de doblete de g¨¦neros en el discurso (v¨¦ase el famoso ¡®miembros y miembras¡¯ de Bibiana A¨ªdo) y se condena el uso machista de algunos t¨¦rminos. Cada a?o desde hace ocho, la organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Golondrinas a la RAE, se encarga de analizar el DRAE y toda la actividad de la Real Academia de la Lengua Espa?ola para denunciar desde sus redes y ante los acad¨¦micos los usos machistas que encuentran. La elecci¨®n de su nombre no es casual: ¡°Golondrina es una de las pocas palabras que en femenino no suponen una diferencia a peor respecto del masculino¡±, contaban en un tuit.
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