Florecer en invierno
El estampado m¨¢s floral se impone con fuerza esta temporada.
![Florecer en invierno](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/C7WLWR5HVFIHJF42ZAMCV26FXI.jpg?auth=61e902909e314ab1134fbef1070e1bced818fc39f765e70896979c7ada48ec95&width=414)
Si no recuerdo mal, la ¨²ltima vez que florecimos en invierno fue all¨¢ por los a?os 90, en plena ¨¦poca grunge. Pero, aunque parece que aquel movimiento musical que acab¨® en tendencia quiere volver a marcar estilo, aquellas min¨²sculas y silvestres flores no son las mismas que llenan ahora los escaparates. Puestos a crear esta primavera oto?al, los que mandan en la moda han dado orden de exuberancia y han convertido las pasarelas en un opulento jard¨ªn.
Jugar con la transgresi¨®n es un ejercicio de estilo que hace avanzar la moda. Romper las convenciones, cuestionar los sobreentendidos, sacar las prendas de contexto o dar la vuelta a los patrones permite que surjan nuevas formas de vestir. Y cambiar los estampados de temporada es, sin duda, una forma de transgredir y dejar que fluyan nuevas ideas. Por ejemplo, a trav¨¦s de la paleta crom¨¢tica.?
Este oto?o, la profusi¨®n de tonos c¨¢lidos como amarillos, naranjas y granates ¨Ccon gamas vistosas de marrones¨C es la apuesta de Kenzo y de Alviero Martini para 1? Classe. Ambos dan a la silueta el movimiento y la plasticidad de un bosque soleado, que Jil Sander eleva hasta lo tropical cuando coloca sus cal¨¦ndulas y siemprevivas sobre un oscuro fondo de negro tafet¨¢n. ?Quien llam¨® triste a este d¨ªa de invierno?
La rosa fue la flor que estamp¨® los a?os 50 y no pod¨ªa faltar en una temporada en la que se revisan tantas d¨¦cadas pret¨¦ritas. Alber Elbaz las ha querido enormes y dibujadas a l¨¢piz, flotando sobre sus delicados vestidos para Lanvin; Moschino las pone en ramillete; Jil Sander, en rama; y Antonio Marras, en realismo colorista de todos los tama?os. ?Reivindican la esencia de lo femenino? ?En absoluto! Es puro vicio por lo bello.?
Dalias, peon¨ªas y orqu¨ªdeas de grandes trazos decoran los vestidos de Leonard ¨Cuna firma que de flores sabe un mont¨®n¨C y las propuestas de Iceberg, que adem¨¢s de retocar digitalmente sus orqu¨ªdeas sobre sat¨¦n, las borda en los jers¨¦is a base de cristal y lentejuelas.
Mil y una texturas. Adem¨¢s de estampadas, las flores de este oto?o se bordan sobre las prendas. Con cadeneta e hilos de seda, llueven sobre la muselina de Missoni o trepan en guirnalda sobre los outfits m¨¢s nocturnos del desfile de Miu Miu, que la dise?adora Miuccia Prada quiso pasar por la bot¨¢nica. Inocencia y un moderno glamour ¨Ccon proporciones influidas por los a?os 40¨C salpican los vestidos de la casa italiana con ramilletes de campanillas, ramos de margaritas o solitarios dientes de le¨®n, en una colecci¨®n llena de allure retro.
Para Rochas, el exquisito Marco Zanini ha puesto las bases de un guardarropa chic que tiene su momento ¨¢lgido en las flores abstractas sobre brillante tafet¨¢n de seda. En su desfile parisino, las supo dosificar con maestr¨ªa y dio una excelente clave para refrescar su uso: enfrentarlas a prendas lisas como un gab¨¢n de cachemir en doble faz o un pantal¨®n sobrio y masculino. Es la forma m¨¢s discreta de llevarlas y, seguramente, la mejor para abrigarlas (aunque las tendencias exc¨¦ntricas como esta lucen mejor llevadas a sus ¨²ltimas consecuencias en look total).
En clave de arte contempor¨¢neo, Giambattista Valli distribuye de forma magistral sus composiciones florales realistas oversize ¨Ca medio camino entre el dibujo y la fotograf¨ªa¨C; y C¨¦dric Charlier se despide de Cacharel dejando para los archivos de una maison ¨Cque es cum laude en estampados florales¨C un acertado ejercicio de dibujo a tinta, a medio colorear, donde las flores se abren paso entre un precioso entramado de follaje y ramas en arabesco.
El bosque del deseo. Si alguien se entrega a las flores con pasi¨®n, ese es Riccardo Tisci. El dise?ador de Givenchy convierte la orqu¨ªdea en el centro de su colecci¨®n. Una flor g¨®tica que unas veces borda sobre golosos jers¨¦is de mohair y, otras veces, estampa sobre blusas, faldas l¨¢piz o vestidos para crear una silueta poderosamente sexual de dura amazona urbana.
Este jard¨ªn nada tiene que ver con una vuelta al romanticismo. Vestir flores en invierno tiene m¨¢s de actitud. Es aceptar una invitaci¨®n al juego de la moda. Un refugio antiniebla. Una provocaci¨®n. Y una excusa para el reciclaje de los vestidos de seda del verano en una temporada en la que la seda y las flores, pero tambi¨¦n los batiks y los estampados tribales, se han confabulado para proponer una eterna primavera.
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