Guerra abierta entre la moda y los grafiteros
El artista urbano Kidult se oculta tras una m¨¢scara y una capucha para boicotear tiendas de lujo, ?Denuncia real o estrategia medi¨¢tica?
Peta, Femen, incluso las propias modelos llaman al boicot de la industria de la moda. Ya sea por usar pieles animales, por fomentar una imagen perniciosa del cuerpo femenino o, como en el caso del colectivo de tops Balance Diversity (comandado por Iman y Naomi Campbell), por no visibilizar la diversidad racial. Lo que pocos saben es que existe un colectivo que lleva a?os enfadado con ciertas firmas de lujo: el de los graffiteros.
El pasado verano, el tr¨ªo de artistas urbanos Revok, Reyes y Steel demand¨® a Cavalli por apropiarse de una de sus murales para estampar sus camisetas."Nada es m¨¢s antit¨¦tico para una banda callejera dedicada al graffiti que la asociaci¨®n con el chic europeo, el lujo y el glamour", explicaban en la demanda. Hace unos d¨ªas, Mint & Serf, grafiteros de Brooklyn, clamaban en las redes sociales por una presunta copia de Moschino a uno de sus dise?os. Pero la palma sin duda se la lleva KIdult, un activista del graffiti encapuchado y oculto tras la m¨¢scara de una calavera que, desde hace algunos a?os, se dedica a boicotear los escaparates de las marcas de moda que han utilizado el arte urbano y la cultura callejera para dise?ar colecciones o, simplemente, que han levantado cierta pol¨¦mica social al hilo de declaraciones o lanzamientos.
Eso precisamente fue lo que ocurri¨® hace pocas semanas cuando la ense?a A.P.C. present¨® su colecci¨®n masculina, una serie de propuestas ancladas en el look deportivo y que contaban con la colaboraci¨®n de la marca de botas Timberland. En el furor de la pasarela, el dise?ador de la colecci¨®n levant¨® una pancarta en la que se pod¨ªa leer: "Los ¨²ltimos niggas de Par¨ªs", teniendo en cuenta que nigga, o negrata, es utilizado como un insulto hacia los negros, el autor no lo arregl¨® demasiado cuando posteriormente declar¨®: "Llamo a este look los ¨²ltimos niggas de Par¨ªs porque es una mezcla entre el guetto y la pel¨ªcula El ¨²ltimo Tango en Par¨ªs". Curioso, viniendo de una firma que ha llenado las arcas trabajando junto a Kanye West. A los pocos d¨ªas, Timberland retir¨® su colaboraci¨®n, pero para algunos no fue suficiente.
La semana pasada la tienda de APC en el barrio parisino Le Marais aparec¨ªa manchada con una enorme pintada en la que pod¨ªa leerse: Niggas. Al lado, estampaba la definici¨®n que el diccionario hace? del vocablo, que alude expl¨ªcitamente a sus connotaciones racistas. Kidult hab¨ªa vuelto a actuar.
Desde 2012, el graffitero desconocido ha dejado sus reivindicaciones en multitud de templos del lujo. D¨ªas antes de que se pusiera a la venta la colaboraci¨®n de Margiela y H&M una de las tiendas de la firma belga amanec¨ªa pintada con la palabra Love y un enorme coraz¨®n. La raz¨®n, esta vez, ten¨ªa que ver con el uso inapropiado que, seg¨²n Kidult, la marca realizaba de los graffitis en la publicidad para "vender cultura pol¨ªtica a precios de lujo". Chanel es otro de sus blancos favoritos.? Kidult decor¨® una de sus vitrinas como si anunciara "rebajas para el d¨ªa de la crisis", con descuentos del 50 y el 70 %.
Tras ellos llegaron Louboutin, Vuitton, Agnes B., Kenzo y un sinf¨ªn de ense?as que, por alg¨²n motivo u otro, hab¨ªan cabreado a este garante de la pureza del graffiti. Pero sin duda su v¨ªctima preferida es Marc Jacobs, no porque sea especialmente pol¨¦mico, sino porque el dise?ador neoyorkino no enmudece ante sus sprays.
UNa de las muestras de la ¡®guerra¡¯ entre Kidult y Marc Jacobs: mientras este hac¨ªa camisetas con el boicot, aquel hac¨ªa camisetas con la camiseta del dise?ador
En 2012, este Banksy anti moda decidi¨® intervenir el frontal de la tienda que Jacobs posee en el Soho con la palabra Art, dando a entender que la moda no es un arte y, por lo mismo, no deber¨ªa promocionarse como tal. Una semana m¨¢s tarde, Jacobs vend¨ªa una edici¨®n limitada de camisetas con la imagen de la fachada impresa en ellas al precio de 686 d¨®lares (algo m¨¢s de 500 euros), una respuesta cargada de iron¨ªa ante la denuncia de Kidult sobre los precios abusivos de la industria del dise?o. El grafitero coontratac¨® con otra pintada, 686, en otra de las tiendas. Jacobs no s¨®lo hizo car¨ªsimas camisetas con ella, tambi¨¦n gorras y otros productos, y hasta fotografi¨® a su equipo con este ir¨®nico uniforme.
"La reapropiaci¨®n del graffiti por estas marcas me lleva a luchar por devolv¨¦rnoslo. En el fondo de este conflicto yace la brutal oposici¨®n entre dos visiones diferentes; la comercial y la libre y reivindicativa que yo defiendo", escribe el boicoteador an¨®nimo en su manifiesto. Pero, ?hasta qu¨¦ punto esta defensa del arte urbano como herramienta pol¨ªtica es tan pura como quiere hacer creer?
No se trata ¨²nicamente de que todos sus boicots queden documentados en su blog o su canal de Youtube, tampoco de que detalle su trayectoria en una cuidad¨ªsima p¨¢gina web, sino de que hace caja con algunas de sus protestas. Acaba de agotar un cuadro en el que customiza el logo de Coca Cola con la palabra ?bola, y aunque sostiene que los beneficios van destinados a la lucha contra la enfermedad, lo cierto es que la pieza costaba alrededor de 300 euros, demasiado para un grafitero que lucha por que el arte urbano no entre en los circuitos art¨ªsticos y de la moda. Tambi¨¦n ha comercializado, entre otros objetos, camisetas que denuncian los altos precios de las marcas (junto al logo de Chanel, una de sus camisetas rezaba: 'Nuestra miseria, vuestro lujo'). Pero hay un hecho que indica que tras las reivindicaciones se intuye un amplio deseo de celebridad: el famoso videoclip de ASAp Rocky, 'Fashion Killa' muestra a Kidult realizando en vivo la citada pintada en la tienda de Marc Jacobs. ?Casualidad?
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