La actualidad de Hannah Arendt
?El pensamiento banal es causa de los desmanes sufridos por parte de la humanidad?
Me permito recomendarles una pel¨ªcula que no deben perderse ni los amantes del cine, ni los interesados en el pensamiento pol¨ªtico del siglo XX (y XXI), ni los conocedores de la obra magistral de Hannah Arendt, una de las fil¨®sofas m¨¢s determinantes. Tambi¨¦n deber¨ªan verla quienes desconozcan el trabajo y la personalidad de esa mujer que, con una inteligencia suprema, ten¨ªa una valent¨ªa fuera de lo com¨²n. El espectador de este filme, titulado escuetamente Hannah Arendt y dirigido por Margarethe von Trotta, disfrutar¨¢, adem¨¢s, de la soberbia interpretaci¨®n de Barbara Sukowa.
Nacida en Hannover, Alemania, en 1906, y fallecida en Nueva York, en 1975, Arendt, jud¨ªa, creci¨® en el seno de una familia culta, estudi¨® en la universidad de Marburgo, donde fue alumna de Heidegger, y, posteriormente, en la de Heidelberg, donde Husserl y Jaspers fueron sus maestros. En 1933 huy¨® del nazismo, traslad¨¢ndose a Par¨ªs, y, en 1941, a Estados Unidos. Dio clases de Filosof¨ªa y de Ciencias pol¨ªticas en Berkeley, Princeton y Columbia, y, en 1951, public¨® el primero de sus bombazos: Los or¨ªgenes del totalitarismo, obra magna que, al considerar el comunismo y el nazismo en un mismo plano, suscit¨® fuertes discusiones. Pol¨¦micas que, a¨²n vigentes hoy en d¨ªa, cabe imaginar la virulenta intensidad con la que surgieron en el momento de su publicaci¨®n, recientes todav¨ªa las heridas de la Segunda Guerra Mundial.
Pero el libro m¨¢s controvertido de Hanna Arendt ¨Cjustamente el filme de Von Trotta se centra en el periodo de su escritura¨C fue Eichmann en Jerusal¨¦n. Un estudio sobre la banalidad del mal (editado por Lumen en espa?ol). Esta obra fue redactada por la autora a partir de su asistencia al juicio celebrado en 1961 en Jerusal¨¦n contra Adolf Eichmann, criminal nazi raptado en Buenos Aires por agentes israelitas.
El esc¨¢ndalo tuvo varias causas, sobre todo dos: la transcripci¨®n de testimonios que confirmaban un hecho ya sabido pero no aireado (el sometimiento de los consejos jud¨ªos a las exigencias nazis de entregarles el inventario de los miembros de sus congregaciones, facilitando as¨ª su posterior exterminio) y el concepto de ?banalidad del mal? aplicado por la autora a uno de los responsables de la ?soluci¨®n final? llevada a cabo contra el pueblo jud¨ªo. Este concepto fue err¨®neamente interpretado por los detractores de Arendt, ya que en ning¨²n momento ella lo utiliz¨® para librar de culpa al criminal. Lejos de intentar disculpar el crimen, lo que hace Arendt es analizar a quien lo cometi¨®: un hombre mediocre, que, a diferencia de sus hermanos, no pudo terminar sus estudios y que, incapaz de ganarse la vida pero con ganas de medrar, ingres¨® en las SS, organizaci¨®n que le dictaba cuanto deb¨ªa hacer, haciendo por ¨¦l lo que ¨¦l era incapaz de hacer: pensar.
Para Arendt, la falta de pensamiento, de reflexi¨®n, equivale justamente a la banalidad. ?Una de las lecciones que nos dio el proceso de Jerusal¨¦n es que el alejamiento de la realidad y la irreflexi¨®n pueden causar m¨¢s da?o que todos los malos instintos inherentes, quiz¨¢, a la condici¨®n humana?. Para ella, la falta de reflexi¨®n no solo es propia de individuos como Eichmann, sino de las sociedades y pa¨ªses que colaboraron ¨Cpor omisi¨®n o activamente¨C en el Holocausto. El pensamiento banal como caldo de cultivo del mal es causa de los tr¨¢gicos desmanes sufridos por parte de la humanidad. Volvamos a leer a Arendt.
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