La chaqueta vaquera o c¨®mo una prenda obrera conquist¨® por igual a los j¨®venes antisistema, Hollywood, la realeza y la alta costura
El denim pas¨® de llevarse entre los trabajadores estadounidenses a ser fetiche de la ¨¦lite angelina, muestra de incorformismo de los movimientos contestatarios e incluso pieza de lujo.
Pocas prendas envejecen con tanta dignidad como las confeccionadas en denim. Sobra con echar un vistazo a los conjuntos vestidos por Dolly Parton desde los a?os 60 para darse cuenta. Y eso que el estilo de la reina del country est¨¢ lejos de poder tildarse de masivo o atemporal. Paradojas de la moda. De entre todas las prendas vaqueras sobresale, por su perennidad y utilidad, la chaquetilla, reina indiscutible del entretiempo.
La Trucker Jacket, o chaqueta de camionero, comenz¨® su carrera ascendente hacia el olimpo de los iconos en los a?os posteriores a la II Guerra Mundial (1939-1945), aunque su origen se remonta a 1880, a?o en que la casa Levi¡¯s puso a la venta la Levi¡¯s Triple Pleat Blouse o Type III, de mezclilla. Ajustada a la cintura, con sus caracter¨ªsticos tres pliegues a cada lado de los botones centrales para favorecer el movimiento, remaches en los bolsillos y aberturas en los pu?os. Se present¨®, y no era mentira, como la compa?¨ªa perfecta para los primeros pantalones comercializados por su fundador Levi Strauss, los Type I, una d¨¦cada antes y que hab¨ªan causado furor entre agricultores, ganaderos, ingenieros ferroviarios y mineros de Estados Unidos.
En los a?os 50, y gracias al cine ¨Cespecialmente a James Dean en Rebelde sin causa-, los j¨®venes menos convencionales o antisistema se apropiaron de la chaqueta. Dos lustros despu¨¦s no hab¨ªa ni?o de La Columbia que escapase a sus bondades: c¨®moda, ligera y combinable. Marilyn Monroe fue su mayor defensora hasta su muerte en 1962 tanto dentro como fuera de la pantalla. En la memoria colectiva permanece la imagen disparada por el fot¨®grafo Eve Arnold en la que la desgraciada actriz californiana lanza un beso durante el rodaje de Vidas rebeldes en 1960. La chaqueta destaca por sus cuellos de pana, y es que pr¨¢cticamente desde su nacimiento se ha visto modificada, especialmente durante el auge del movimiento punk en los a?os 70 y 80.
Los seguidores de este movimiento influenciado por el garage rock o rock agresivo se deshicieron de mangas, pintaron consignas sobre sus espaldas y acribillaron a tachuelazos sus pecheras con el mismo mimo que las parcheaban sin necesidad. Sirva Alaska, y otros tantas compa?eras de La Movida madrile?a, como ejemplo de este fen¨®meno global y de la presencia internacional de la chaqueta vaquera aquellos d¨ªas en los que sal¨ªamos de la dictadura franquista rumbo a la tierra prometida de la democracia. No todo iban a ser americanas con coderas aquellas jornadas.
Llegados a esta fecha es imposible obviar a Debbie Harry, y en contraposici¨®n a tanta customizaci¨®n, vestida ¨²nicamente con una chaqueta y un pantal¨®n confeccionados en vaquero liso en sus conciertos con Blondie. Miel sobre hojuelas. Tambi¨¦n merecen menci¨®n Madonna y Cyndi Lauper que a su manera vistieron esta prenda abrazadas por el calor del mainstream. La princesa m¨¢s celebrity de todas las cortes, Lady Di, tampoco escap¨® a la moda de llevar esta chaqueta que hab¨ªa nacido con vocaci¨®n obrera. Gracias a gestos como los de la Spencer, en la c¨²spide de la pir¨¢mide feudal, los profesionales liberales empezaron a ver con otros ojos esta prenda dentro de la oficina. Aprovechemos esta parada por la vieja Europa para puntualizar que la tela vaquera tiene su origen en la ciudad francesa de Nimes (se pronuncia Nim, de ah¨ª la palabra denim) en el siglo XVII. All¨ª, las comunidades luteranas empleaban este algod¨®n te?ido con glasto para confeccionar chalecos, chaquetas y pantalones para los campesinos.
La ¨²ltima d¨¦cada del XX estuvo protagonizada por el minimalismo y las supermodelos (Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer, Linda Evangelista, Helena Christensen y Kate Moss, entre otras) que adem¨¢s de cubrirse de denim en las campa?as de Versace Jeans o Calvin Klein lo hac¨ªan en sus numerosas visitas a los sitios del momento. La m¨¢s recordada, aunque sea por la cantidad de veces que han repuesto la cinta en la televisi¨®n, es la chaqueta de Geena Davis en Thelma y Louise (1991) y eso que no la vest¨ªa en su imitad¨ªsimo final.
En el nuevo siglo el vaquero consigui¨® algo impensable a?os antes: colarse en un desfile de alta costura de Chanel en forma de bota-media. Hoy, con el auge de la moda urbana, puede parecer una tonter¨ªa, pero fue lo m¨¢s destacado de aquella temporada Oto?o/Invierno 2006. Celebrada la noticia, la maison que presume de vender tradici¨®n ti?¨® con este tejido hasta los bolsos (incluidos el Boy y el 2.55) y por supuesto las chaquetas de su l¨ªnea pr¨ºt-¨¤-porter.
Ahora, que dicen que la moda es un sindi¨®s y que nos las vamos a ver y desear dentro de unos a?os cuando tengamos que argumentar cu¨¢l es la tendencia que resume la d¨¦cada que acaba este a?o sometido a los antojos del coronavirus, la chaqueta vaquera sigue teniendo protagonismo en un mundo en el que lo que se present¨® ayer por la tarde nos parecer¨¢ obsoleto ma?ana por la ma?ana. Resumimos, a continuaci¨®n, alguna oferta de esta prenda que lleg¨® a estar prohibida en algunas escuelas y que ya no hay que ir a buscarla a aquellos espacios conocidos como ¡®zona joven, territorio vaquero¡¯ de los centros comerciales donde se aglutinaban todas las firmas dedicadas, casi por entero, a la mezclilla como Diesel, Lee o Lois.
Destacan, como es natural por su originalidad, las m¨¢s art¨ªsticas; como las parcheadas de corte y cuello cl¨¢sico que propone Loewe con estampados de su colecci¨®n Paula¡¯s Ibiza, las de grafitis de Balenciaga o con estampados ¨¦tnicos y mangas de raso de Sandro. Adem¨¢s del color (los m¨¢s el¨¦ctricos los podemos encontrar en Guess con logo de J Balvin) es muy importante atender a la silueta. Por un lado las de corte ajustado (como le gusta a Jennifer Aniston) permiten introducirlas debajo de gabardinas y abrigos y las podemos encontrar logadas en Palm Angels y Off-White. En el otro extremo, oversize como le gustan a Miley Cyrus, y con rotos las ofertan Stella McCartney o The Row. Gracias a su gran volumen podemos jugar a la moda a capas con sudaderas y rebecas debajo. Las de corte m¨¢s original, como si fuesen chaquetas sastre sin solapas y escote pico, est¨¢n en Marine Serre y Balmain.
De domino p¨²blico es que el sector del denim es uno, dentro de la industria del trapo, de los que m¨¢s contamina, por eso numerosas firmas han emprendido un necesario camino hacia la sostenibilidad. Tommy Hilfiger y H&M trabajan con vaquero reciclado, S¨¦zane consume dos veces menos agua durante el lavado, American Vintage consume un 63% menos de energ¨ªa en la producci¨®n que hace tres a?os y G-Star RAW oferta una colecci¨®n, que tambi¨¦n incluye chaquetas, con el certificado Gold de Cradle to Cradle que acredita que los materiales utilizados son 100 reutilizables, el algod¨®n 100% org¨¢nico, toda la energ¨ªa renovable utilizada sostenible y libres de cualquier producto qu¨ªmico nocivo para el ser humano y el medioambiente.
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