La marca ¡®low cost¡¯ Forever 21 se declara en bancarrota: los j¨®venes ya no quieren moda r¨¢pida
La ense?a estadounidense no es la ¨²nica que se resiente ante el cambio de mentalidad: las nuevas generaciones ya no quieren moda de usar y tirar.
![Imagen de la colecci¨®n de Forever 21 en colaboraci¨®n con Cheetos que lanz¨® en junio de este mismo a?o.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/S44WH3YCMFNSHKFQC5MBJQ7BNY.jpg?auth=865981d63797a5758076747dbf62c9c4154d9f201bdf1f402fb4fcaffa653b36&width=414)
Durante a?os, la ropa de Forever 21 ha sido el uniforme habitual de las asistentes a cualquier festival de m¨²sica. La marca de moda r¨¢pida y asequible para todos los p¨²blicos ¨Ccon vestidos por 20 euros o crop tops por 5¨C ha competido con la sueca H&M o la espa?ola Inditex?en la misma franja de mercado con un aire boho marcado por ese esp¨ªritu estadounidense que tan bien casa con las stories?al estilo Coachella. Hoy, seg¨²n informa The Wall Street Journal, Forever 21 se ha declarado en bancarrota y la raz¨®n puede servir de aviso a la industria de la moda low cost: los j¨®venes ya no est¨¢n interesados en un modelo de consumo tan poco sostenible.
Forever 21 se declar¨® oficialmente en bancarrota este domingo?tras varios meses de especulaciones. Como consecuencia, la marca que cuenta con 800 tiendas alrededor del mundo y m¨¢s de 500 en Estados Unidos, cerrar¨¢ 350 de ellas. Aunque seguir¨¢ operando en M¨¦xico y Am¨¦rica Latina, la firma quiere centrarse principalmente en el mercado estadounidense. La empresa ha presentado una solicitud de protecci¨®n de quiebra, permiti¨¦ndose as¨ª mantener el control y posesi¨®n de sus bienes mientras se lleva a cabo la reorganizaci¨®n.
La marca estadounidense vivi¨® su ¨¦poca de esplendor al comienzo de este nuevo siglo al unirse al modelo de Zara y H&M para ofrecer piezas inspiradas en las de los grandes dise?adores a precios asequibles e importarlo a Estados Unidos. La bancarrota, tal y como apuntan en un extenso art¨ªculo en The New York Times, tiene que ver con el cambio en la manera de consumir de sus clientes habituales ¨Cmujeres j¨®venes¨C que no compran tanto en tiendas de cristal y ladrillo. Forever 21 no fue lo suficientemente r¨¢pida ante la llegada de gigantes de la compra online como ASOS, perdiendo su parte del pastel al centrarse m¨¢s en abrir tiendas f¨ªsicas en grandes superficies de los Estados Unidos.
Pero el motivo m¨¢s llamativo no tiene tanto que ver con la forma de consumo, sino con el cambio de mentalidad: seg¨²n informan los analistas, la marca no ha sabido anticiparse y adaptarse a la creciente preocupaci¨®n de los j¨®venes por llevar una vida m¨¢s sostenible. Los consumidores m¨¢s j¨®venes tienden a sentirse m¨¢s atra¨ªdos por marcas que llevan la sostenibilidad por bandera, seg¨²n informa el art¨ªculo de The New York Times. Comprar ropa de segunda mano o alquilar parte del armario son tambi¨¦n tendencias en alza entre muchos consumidores.
El caso de Forever 21 es el mejor ejemplo de un negocio que parec¨ªa inagotable y que err¨® al tomarle el pulso a su propio p¨²blico, pero no es el ¨²nico: H&M tambi¨¦n anunci¨®, despu¨¦s de acumular en el a?o 2018 4.300 millones en stock sin vender, el cierre de 180 tiendas. En un art¨ªculo de Forbes titulado C¨®mo el cambio en las tendencias de consumo puede afectar a los l¨ªderes del fast fashion, el experto en el sector del retail Sanford Stein no plantea un futuro halagador para las firmas que llevan a?os dominando el mercado de la moda: ?No es ning¨²n secreto que la moda r¨¢pida ha sido responsable de un nivel catastr¨®fico de contaminaci¨®n ambiental. El tr¨ªo del uso de materias primas, la contaminaci¨®n del agua y las emisiones de gases de efecto invernadero son solo una parte de la historia. Puede que lo peor no sea solo que el comportamiento circular de comprar, usar y tirar repercuta en los vertederos y se convierte en una importante fuente de CO2: adem¨¢s,? la moda r¨¢pida ha desempe?ado un papel muy oscuro al contribuir al tr¨¢fico de trabajo forzado?, apuntaba el experto.
Frente a ello, los millennials y la Generaci¨®n Z lo tienen claro: mejor dejar de consumir o, al menos, hacerlo de una manera m¨¢s responsable. La preocupaci¨®n por el da?o ecol¨®gico no solo afecta al reciclaje o al consumo de carne, sino a cualquier forma de consumo.
?Necesito esto?
Comprar ropa de segunda mano, reutilizar prendas, intercambiar, donar o alquilar han pasado a convertirse en actos pol¨ªticos. En un reportaje de The Guardian en el que la periodista charl¨® con mujeres que hab¨ªan decidido dejar de consumir moda, la tendencia no solo se muestra en alza, sino que muestra signos de perpetuarse al no tratarse solo de una decisi¨®n temporal, sino de un cambio total en el estilo de vida. ?Creo que debes pararte y pensar: ¡®?de verdad necesito esto?'?, recomendaba una de las mujeres entrevistadas.
Si, como dice el viejo dicho, ?quien paga manda? las firmas de moda low cost deber¨¢n escuchar a sus compradoras para intentar hacerse con su dinero. Algunas de ellas, mediante colecciones ecol¨®gicas, parecen estar respondiendo a los nuevos mandatos de sostenibilidad, pero las consumidoras j¨®venes y sobradamente informadas no se van a contentar con migajas, del mismo modo que tampoco van a abrazar la marca McDonald¡¯s por el hecho de ofrecer una opci¨®n vegetariana en su men¨².
El hecho de que estas dos generaciones sean tambi¨¦n las que tienen mayor inestabilidad laboral y precarizaci¨®n de salarios las convierte en personas m¨¢s cuidadosas a la hora de decidir en qu¨¦ gastan su dinero. Al final todo se reduce a la pregunta ??Necesito esto??. Y una prenda de poca calidad con un dise?o que dejar¨¢ de llevarse en menos de una temporada no parece un art¨ªculo necesario.
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![Beatriz Serrano](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F22754e41-6e4d-41fc-bf45-0475cf9ed5ad.png?auth=679d6d892ed33db16b11b32224ed499474aec27a177c72ee3c1d965d891beede&width=100&height=100&smart=true)