Llorar en p¨²blico: ?qu¨¦ problema hay?
Las l¨¢grimas de Federica Mogherini, cuando hablaba sobre los atentados de Bruselas, han dado la vuelta al mundo. Hablamos con psic¨®logos sobre la importancia de dejar aflorar nuestras emociones.
Alegr¨ªa, emoci¨®n, tristeza, pena, rabia, frustraci¨®n¡ Son muchas las emociones a expresar con l¨¢grimas, y no siempre es posible escoger el momento adecuado para soltarlas. Seg¨²n expertos consultados por S Moda, siempre es mejor sacarlas a la luz, ya que cuando se guarda una emoci¨®n explota por alg¨²n sitio: puede hacer acto de presencia con una ¨²lcera, con dolor de cabeza, llevarnos a estallar con cualquier acontecimiento peque?o, generar enfermedades, subidas de tensi¨®n, contracturas, ca¨ªda de pelo, envejecimiento prematuro, manifestaciones a nivel endocrino y bioqu¨ªmico¡ En realidad ninguna emoci¨®n es mala per s¨¦: todas sirven para exteriorizar algo, y lo importante es canalizarlas correctamente. Si uno solo siente que no lo logra, lo ideal es que pida ayuda. Para Daniel S¨¢nchez Mart¨ªn, neuropsic¨®logo de Grupo Cambia ¡°la estigmatizaci¨®n del llanto es un error. La sociedad no nos deja expresar nuestras emociones en p¨²blico porque se considera signo de debilidad. En realidad es un signo de fortaleza: si lloras en p¨²blico te da igual lo que piensen los dem¨¢s, y eso demuestra que eres m¨¢s seguro de ti mismo¡±. Y a?ade que ¡°el que llora en p¨²blico se est¨¢ haciendo un favor. El resultado que obtiene de llorar en publico le compensa m¨¢s que cualquier reprimenda o llamada de atenci¨®n posterior por haberlo hecho. La paz con que se queda no se la quita nadie¡±.
Pero a veces la realidad nos hace conscientes de la dificultad de dejar aflorar nuestros sentimientos y sensaciones. Entre el caos informativo y las novedades constantes que ebullen tras tr¨¢gicos acontecimientos como el atentado en Bruselas, de repente se cuelan ¡®noticias¡¯ que, si nos paramos a pensarlo, no son tal. Hablamos de la importancia que se presta a personas que lloran en p¨²blico. Y, m¨¢s en concreto, el caso de Federica Mogherini, la jefa de pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n Europea. ?Que por qu¨¦ se habla de ella? Simplemente porque en el transcurso de una rueda de prensa nada m¨¢s conocer los hechos no pudo contener las l¨¢grimas. Unas l¨¢grimas que ya forman parte de la historia audiovisual de Occidente y a las que se dedican art¨ªculos completos. Pero, ?y esto por qu¨¦? En t¨¦rminos de protocolo, en principio no hay ninguna norma que recomiende no llorar en p¨²blico. ¡°M¨¢s que entrar a valorar si llorar en p¨²blico es o no l¨ªcito en t¨¦rminos de saber estar, el protocolo lo que indica es que hay que comportarse con una emoci¨®n adecuada al momento en que se est¨¦?, explica Maider Fern¨¢ndez, psic¨®loga cl¨ªnica y experta en protocolo. En este caso, al hecho de que no estamos acostumbrados a ver a un pol¨ªtico llorar, se suma de que la muerte es un aut¨¦ntico tab¨². ¡°En nuestra sociedad occidental todo en torno a la muerte se oculta, se pasa r¨¢pido¡ Hoy en d¨ªa no hay luto, la muerte se oculta, la gente se ve obligada a tener que superar un duelo de una manera r¨¢pida. En el trabajo, por ejemplo, el trabajador solo tiene derecho por ley a 4 d¨ªas libres por fallecimiento de un familiar de primer grado¡±, continua Maider Fern¨¢ndez. As¨ª, estallar en p¨²blico por motivos relacionados con la muerte parece llamar m¨¢s la atenci¨®n.
Pero, ?por qu¨¦ se nos hace raro ver a un pol¨ªtico o personalidad relevante llorar? Son humanos, como nosotros, y lo normal es asimilar que tienen sentimientos y emociones como el resto. Pareciera que a los altos cargos p¨²blicos se les exige cierta neutralidad en lo emocional para no tacharles de d¨¦biles. Craso error: en ning¨²n momento se debe olvidar que son de carne y hueso como los dem¨¢s, y que tienen sentimientos. Y¨¦ndonos a esferas fuera de lo pol¨ªtico, sonadas fueron las l¨¢grimas de Mar¨ªa Casado, presentadora de TVE, cuando rompi¨® a llorar por un rifirrafe con una contertulia en Los Desayunos. Hubo quienes no se lo explicaban, se elucubraron todo tipo de versiones¡ Lo que pas¨® es sencillo: por lo que fuera su emoci¨®n se le materializ¨® en l¨¢grimas y voil¨¢, salieron por sus ojos. Punto. Sin m¨¢s. No estaba ni m¨¢s ni menos enfadada con su interlocutora. No se sinti¨® ni m¨¢s ni menos culpable. Simplemente se sinti¨® desbordada y aflor¨®.
Desde peque?os la sociedad nos ense?a, seguimos sin saber muy bien por qu¨¦, a reprimir nuestras emociones. Mensajes como ¡®no act¨²es como un ni?o peque?o¡¯ o ¡®comp¨®rtate como una persona mayor¡¯ son de lo m¨¢s habituales y socialmente aceptadas. Seg¨²n Ariana O., coach vital, ¡°es muy importante expresar las emociones. Ocurre que las emociones que ignoramos, aquellas con las que ¡®no podemos estar¡¯, se acaban conviertiendo en algo que dirige nuestras vidas, seamos conscientes de ello o no. La clave est¨¢ en aceptar nuestras emociones, entender el mensaje que nos traen, y procesarlas. Cuanto m¨¢s r¨¢pidamente las sacamos del cuerpo, menos t¨®xicas son para nosotros. Es importante mencionar tambi¨¦n que muchas veces las personas solemos ser adictos a nuestras emociones ¨Cexpresadas o no¨C, pero esto es ya irnos a otro tema¡¡±. Esta coach vital, una figura profesional que contribuye a que las personas empleen las herramientas y la creatividad que ya poseen desde una concepci¨®n integral del ser humano, cuenta adem¨¢s c¨®mo en business coaching es com¨²n ver a ejecutivos (hombres) ponerse a llorar durante la sesi¨®n, y que le confiesen al coach que nadie les ha visto llorar nunca, ni siquiera sus esposas.
En efecto, si las l¨¢grimas femeninas generan r¨ªos de tinta, las de varones son otro de los grandes tab¨²es. Cu¨¢ntas veces habr¨¢n o¨ªdo muchos un ¡®no seas nenaza¡¯. M¨¢s que sorpresa, que tambi¨¦n, el llanto en hombres se suelen se?alar como postureo. S¨®lo hay que ver las reacciones a las l¨¢grimas de Pablo Iglesias emocionado en la puerta del Congreso en su primer d¨ªa como diputado. En otros casos masculinos se suele caer directamente en la mofa. Est¨¢ socialmente aceptado: un hombre llorando ¡®hace gracia y est¨¢ de co?a¡¯. Y si no, ?c¨®mo explicamos aquella extra?a broma de La Sexta en 2009, que col¨® en plenos informativos a un hombre supuestamente llorando porque no sab¨ªa poner las cadenas del coche?
Que vivamos todav¨ªa en una sociedad patriarcal no ayuda a que sucesos sin importancia como el de la jefa de pol¨ªtica exterior de la UE se normalicen. Siempre parece emerger esa mirada lastimosa y paternalista hacia la mujer, esa condescendencia que se?ala con el dedo por el hecho de ser una persona del g¨¦nero femenino y por mostrar sus emociones tal como las vive. Esto est¨¢ ah¨ª, en la cultura popular y plenamente calado en la sociedad. Para muestra un bot¨®n: es un tema recurrente en la m¨²sica. ¡®S¨¦ una mujer¡¯ es una canci¨®n del d¨²o ef¨ªmero AlfaCrepus (formado por Fernando Alfaro -Surfin¡¯ Bichos, Chucho- y Joe Crep¨²sculo, editado por Austroh¨²ngaro en 2012) que aborda el tema pero al rev¨¦s y con altas dosis de cinismo, a?adi¨¦ndole iconograf¨ªa de superhero¨ªnas en su v¨ªdeo. Una especie de Boy¡¯s don¡¯t cry de The Cure pero en femenino. Justo lo contrario que? Los chicos no lloran de Miguel Bos¨¦, que por mucha vuelta que le busquemos, parece querer decir literalmente lo que dice: ?Es mi vida no quiero cambiar, los chicos no lloran solo pueden so?ar; es mi vida no quiero cambiar, los chicos no lloran tienen que pelear¡?
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