El lazo, ese detalle hiperfemenino que se ha convertido en s¨ªmbolo de rebeld¨ªa
No solo est¨¢ por todas partes, sino que adem¨¢s hoy conlleva un gran simbolismo e inspira fuertes reacciones
C¨®mo es posible que un elemento tan cargado de ingenuidad, que habla de la ni?ez y de la nostalgia, con un origen humilde y m¨¢s antiguo que Mar¨ªa Antonieta como es un lazo sea uno de los motivos m¨¢s omnipresentes en la moda de 2023. No solo est¨¢ por todas partes (en la moda, en las tendencias de belleza, en las de decoraci¨®n) sino que adem¨¢s hoy conlleva un gran simbolismo e inspira fuertes reacciones.
Veamos varios ejemplos: el goteo de lazos es constante desde la primavera de 2022, cuando dise?adores y marcas como Giambattista Valli, Moschino, Rochas, Batsheva, Comme des Gar?ons o Richard Quinn, por citar algunos, coincidieron en a?adir distintas versiones de lazos en sus colecciones de pasarela. De hecho, las bailarinas con lazo de Miu Miu se convirtieron r¨¢pidamente en el zapato de culto del momento.
Pero para que una propuesta pase a ser una tendencia real tiene que suceder una especie de efecto sirimiri, es decir, que esa idea vaya calando gota a gota, como una fina lluvia, empap¨¢ndolo todo hasta que cuando te das cuenta, ya est¨¢s completamente inundado. Eso es lo que ha sucedido: mientras est¨¦ticas hiperfemeninas terminadas en -core cog¨ªan fuerza en TikTok (como el balletcore o el m¨¢s reciente coquette-core) este mismo oto?o algunos dise?adores han dado un paso m¨¢s all¨¢ al rematar no solo sus vestidos, camisas o chaquetas con lazos (Ian Griffiths con una versi¨®n minimalista en su colecci¨®n para Max Mara, por ejemplo) sino que los han incluido como sugerencia de belleza. Es el caso de Helmut Lang, que puso lazos para decorar el cabello de sus modelos en pasarela; Simone Rocha, que los ha utilizado como elemento de transici¨®n a su colecci¨®n para la primavera de 2024 y que los ha llegado a aplicar directamente en el rostro, o Sandy Liang, cuyos bolsos de enormes lazos de raso prometen ser un superventas el a?o que viene. La dise?adora industrial Anamaria Morris, por su parte, ha alcanzado cierta viralidad entre los dise?adores de interiores con sus lazos cer¨¢micos como objetos decorativos para estanter¨ªas o como sujetavelas.
Las celebridades tambi¨¦n se han apuntado al tema. Sia llev¨® un lazo gigante en la cabeza para su espect¨¢culo del 15? aniversario de Christian Siriano, Hailey Bieber ya se los ha puesto en Instagram y Doja Cat lleva lazos y cintas rosas en su v¨ªdeo Agora Hills. Hay m¨¢s ejemplos: Olivia Rodrigo luci¨® un deslumbrante minivestido de Chanel de 1994 adornado con lazos en una noche de fiesta, y en la Met Gala de 2023 la estrella de Euphoria Sydney Sweeney luci¨® lazos negros de gran tama?o en el cabello y en su vestido de Miu Miu.
Los lazos est¨¢n por todas partes y se aplican a todo: en TikTok hay innumerables v¨ªdeos sobre el tema, desde c¨®mo ¡°coquetizar¡± una blusa anudando lazos en las mangas hasta c¨®mo pueden servir para decorar los auriculares de Apple, utilizarlos como cintur¨®n cuqui o para dar un nuevo aspecto al bajo de los pantalones vaqueros. Estos d¨ªas hasta las Crocs se personalizan con lazos y hay, decimos, todo tipo de ideas: hasta tutoriales para colocar rollos de papel higi¨¦nico con lazos.
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? Ecoute mon coeur - Ria Bartok
La otra gran diferencia entre la tendencia ribbon de los ¨²ltimos a?os es que el lujo ha abrazado, sin contemplaciones, las posibilidades de negocio que ofrece. Hay quien est¨¢ dispuesto a pagar una cantidad importante de dinero por un art¨ªculo de mercer¨ªa si est¨¢ cobijado bajo una marca de prestigio, como pasa con los pendientes de raso rojo de Simone Rocha, con un precio de unos 340 euros. A su favor diremos que tambi¨¦n llevan una l¨¢grima de cristales.
Las tiendas de lujo online venden hoy piezas como un collar con lazo de Balenciaga hecho de lat¨®n y vidrio por 1.500 euros o unos vaqueros de Blumarine con enormes lazos en las perneras. Probablemente una de las piezas m¨¢s controvertidas sean los pendientes lazo de Balenciaga, cuyo precio original fue de 195 euros: est¨¢n hechos de cordones de zapatos, destacando la capacidad de su dise?ador creativo, Demna, para incorporar objetos cotidianos en las colecciones de joyer¨ªa de la casa.
La obsesi¨®n de la moda con los lazos se ha trasladado ya al consumidor, a ra¨ªz de lo que cuenta Rachel Glicksberg, l¨ªder de nuevas iniciativas y moda femenina en la plataforma de segunda mano de art¨ªculos de lujo The Real Real, en un art¨ªculo publicado en The New York Times: dice que el precio de venta promedio de la plataforma para art¨ªculos vintage con lazos en 2023 es un 16% m¨¢s alto que el de los art¨ªculos vintage sin lazos.
El lazo ayer y hoy
El lazo en s¨ª se remonta a la antig¨¹edad, de hecho, en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York se conservan piezas del 2600 al 2500 a. C. En los siglos XVI y XVII el lazo era un elemento extendido a todos los g¨¦neros. En el XVIII por primera vez tuvo un prop¨®sito menos pr¨¢ctico y se utiliz¨® como accesorio y s¨ªmbolo de estatus para el cabello entre la aristocracia francesa: se dice que el peluquero de Mar¨ªa Antonieta gast¨® unos 20.000 francos en cintas para el pelo.
Los lazos continuaron siendo un adorno de moda durante todo el siglo XX y vivieron un momento estelar en el verano de 1984. Cuando Yves Saint Laurent sac¨® a desfilar su sobrecogedor vestido-lazo en el desfile de alta costura del oto?o/invierno de 1983-1984, el dise?ador ya era una leyenda. El creador de iconos como la chaqueta sahariana o el esmoquin femenino, sin embargo, escribi¨® su p¨¢gina m¨¢s dram¨¢tica en la historia de la moda gracias a un elemento que no era nuevo en la moda: un lazo. Este adorno, sin embargo, no ten¨ªa nada de humilde atadura: grandilocuente, en un brillante raso color rosado, remataba con elegancia la espalda de la modelo.
Tampoco era nada nuevo: en los cincuenta Marilyn ya hab¨ªa elevado el bow-dress a la categor¨ªa de deseo cuando descend¨ªa de las escaleras en Los caballeros las prefieren rubias mientras cantaba aquello de Diamonds are a girl¡¯s best friend, y musas como Catherine Deneuve (combinando los lazos de su pelo con los de su ropa) o Twiggy (¡±el rostro del 66¡å) jugaron con la ingenuidad que transmite este elemento alargando su est¨¦tica hacia la provocaci¨®n. Pero quiz¨¢ el de Saint Laurent levant¨® tantos suspiros porque por primera vez el lazo era m¨¢s protagonista que el propio vestido. Aquel dise?o estaba hecho para ser (ad)mirado por detr¨¢s. El propio dise?ador capt¨® la extrema carga de sensualidad que podr¨ªa aportar un detalle tan na¨ªf como un lazo rosa y en su colecci¨®n de alta costura de oto?o invierno 1990-91 subi¨® la apuesta con un vestido negro asim¨¦trico con una amplia apertura hasta la cadera que se remataba exclusivamente por dos delicados lazos rosas. Fuero a?os dorados para el lazo: la colecci¨®n de 1995 de Karl Lagerfeld para Chanel, donde dos lazos decoraban la trenza rubia que Claudia Schiffer dejaba caer sobre su vestido negro, constataron que pod¨ªan estar cargados de intenci¨®n. Este a?o se pueden encontrar versiones de todos aquellos vestidos en marcas comerciales como Self Portrait, Zara, Sfera o & Other Stories.
Hoy en d¨ªa, el lazo vuelve a ser protagonista. No solo por coronar diversas propuestas est¨¦ticas (el renacimiento del look g¨®tico tambi¨¦n se ha apoderado de lazos en las redes sociales), sino que es uno de los elementos elegidos por los hombres que visibilizan la nueva masculinidad. Harry Styles ha llevado enormes lazos sustituyendo a la cl¨¢sica y contenida pajarita, Timoth¨¦e Chalamet utiliza blusas anudadas con el pussy-bow y tambi¨¦n Eddie Redmayne visti¨® una camisa de Saint Laurent adornada con un lazo en los SAGS 2023. En un art¨ªculo de la edici¨®n australiana de la revista GQ sobre la relaci¨®n entre la nueva masculinidad y los lazos, el periodista analiza la colecci¨®n de trajes de Tanner Fletcher, donde americanas y pantalones est¨¢n rematadas con delicados lazos de color lila, y hace la siguiente reflexi¨®n: ¡°Qu¨¦ lejos queda todo esto de la hipermasculinidad de ¨¦pocas pasadas, donde el streetwear era el rey y a los chicos cool no les importaba. Por el contrario, un lazo dice: me importa mucho. Lo he atado yo mismo. He pensado en mi ajuste. Una cinta es atrevida, femenina y descaradamente bonita. Es incluso un poco tonto. Ha llegado en un momento en el que estamos cuestionando ideas sobre masculinidad y belleza, recuperando el dandismo y animando a los hombres a vestirse de punta en blanco. En cierto modo, se siente como una declaraci¨®n, tanto como como un accesorio¡±.
Hay quien dice que los tiempos dif¨ªciles exigen una moda audaz. Y quiz¨¢ el lazo sea un buen s¨ªmbolo de nuestro zeitgeist.
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