Richard Quinn, el dise?ador que ha devuelto el espect¨¢culo a la moda
¡°No estoy muy al d¨ªa de las celebridades ni de la cultura de los famosos, pero no puedo negar que me han ayudado a darme a conocer¡±, cuenta.
En el estudio que Richard Quinn alquil¨® hace un par de a?os en Peckham, al sur de Londres, hab¨ªa m¨¢s ajetreo que nunca cuando se realiz¨® esta entrevista a finales del pasado octubre. No solo estaba ultimando los pedidos de su colecci¨®n para la pr¨®xima primavera, la primera que no est¨¢ enteramente construida con sus ya m¨ªticos estampados (¡°quer¨ªa salir de lo habitual, jugar con los colores fuertes y las siluetas extremas para hablar de la tensi¨®n entre lo bello y lo inquietante¡±, explica al tel¨¦fono); sino que tambi¨¦n estaba recibiendo peticiones para vestir a las invitadas a los Fashion Awards, que se celebraron el 29 de noviembre y en los que Quinn volvi¨® a estar nominado en la categor¨ªa de mejor dise?ador brit¨¢nico. Sus voluminosas piezas estampadas vistieron a Priyanka Chopra, Elsa Hosk, Billy Porter o Kylie Minogue, entre otros, convirti¨¦ndolo en el nombre m¨¢s repetido de la alfombra roja. Toda una proeza para una firma de autor independiente con menos de cinco a?os de vida. ¡°No estoy muy al d¨ªa de las celebridades ni de la cultura de los famosos, pero no puedo negar que me han ayudado a darme a conocer¡±, cuenta. Lo dice alguien que uni¨® en su ¨²ltimo desfile a Kate Moss y a Boy George. De hecho, si Quinn es famoso fuera de las fronteras brit¨¢nicas es gracias a una imagen que dio la vuelta al mundo: en 2018, la reina de Inglaterra se sent¨® en su desfile debut al lado de Anna Wintour. Fue el primer ganador del premio de su majestad al dise?ador del a?o, que reconoce la labor de los creadores brit¨¢nicos en t¨¦rminos de sostenibilidad y servicio a la comunidad. En las siguientes ediciones (otorgadas a Bethany Williams y a la firma de joyas Alighieri), la reina no apareci¨®. ¡°La verdad es que fue de mucha ayuda¡±, bromea Quinn, que ya ten¨ªa constancia del premio, pero no supo que ella iba a aparecer ¡°hasta el mismo d¨ªa del desfile, cuando vi el coj¨ªn azul sobre la grada¡±. Un a?o antes, el dise?ador gan¨® el premio a la sostenibilidad que otorga H&M, dotado con 50.000 euros, por su colecci¨®n de graduaci¨®n en la Central Saint Martins. As¨ª fue como inici¨® su marca de manera profesional, y fue a base de menciones como se coste¨® sus estudios: si curs¨® un m¨¢ster en estampado textil fue gracias a una beca otorgada por Stella McCartney, que apoya a los creativos con propuestas ecol¨®gicas realistas.
Lo cierto es que hablar de sostenibilidad con Richard Quinn carece de sentido. Ya desde que estudiaba, recog¨ªa retales antiguos y compraba telas usadas en mercadillos que luego estampaba a mano. Sigue haci¨¦ndolo. ¡°En mi modo de trabajar, el tejido es el que crea la forma, y no al rev¨¦s¡±, cuenta, ¡°encuentro una tela antigua, la pinto, y es ah¨ª donde se me ocurre qu¨¦ podr¨ªa crear con ella: un vestido, unas botas o una chaqueta¡±. Para ¨¦l nunca tuvo sentido contaminar usando tintes, malgastar recursos o exportar la producci¨®n. Pero eso no quiere decir que su propuesta estil¨ªstica no sea ambiciosa. Muy al contrario. Cualquiera de sus piezas oculta horas de artesan¨ªa y trabajo manual para generar una imponente impronta. Las flores de Quinn pierden la connotaci¨®n cursi o rom¨¢ntica y se convierten en perturbadoras, cubri¨¦ndolo todo, busto, piernas, manos y en ocasiones, incluso la cabeza.
La ocultaci¨®n y la proliferaci¨®n de estampados id¨¦nticos son elementos, ambos, que ha popularizado Demna en Balenciaga, quiz¨¢ la marca m¨¢s medi¨¢tica de los ¨²ltimos dos a?os, pero en realidad, a Quinn, este imaginario entre lo kitsch y lo siniestro le viene de lejos. Ya en sus primeros trabajos en la universidad lo utilizaba. ¡°Crec¨ª viendo fotograf¨ªas de Tim Walker y despu¨¦s me obsesion¨® el trabajo de Paul Harris, un artista de los a?os sesenta que cubr¨ªa sus esculturas con telas estampadas¡±, explica. As¨ª que, cuando irrumpi¨® con su visi¨®n hace tres a?os, en un momento en que la moda deportiva colonizaba las pasarelas, todos los ojos se fijaron en ¨¦l. No ten¨ªa ni dos colecciones a la venta cuando empez¨® a colaborar, entre otros, con Moncler: ¡°Adem¨¢s de hacerme m¨¢s visible, esta uni¨®n me permite explorar territorios que no conozco. Con una compa?¨ªa grande la log¨ªstica y los ritmos son diferentes¡±, explica. Pero no se ve creciendo con rapidez, ¡°la forma en la que hacemos las cosas en el estudio, trabajando tejidos antiguos a mano, no nos lo permite¡±, dice. Sin embargo, este espacio en Peckham, en el que tambi¨¦n acoge a estudiantes para ense?arles el oficio de la estampaci¨®n textil, se le ha quedado peque?o. ¡°Ahora somos 10, pero cuando hay que entregar la colecci¨®n duplicamos el equipo¡±, dice. Durante lo peor de la pandemia, Quinn y su ¡°comunidad¡±, como a ¨¦l le gusta llamarlos, no presentaron colecciones. Gastaron los tejidos que hab¨ªan comprado en hacer batas y mascarillas floreadas para el personal sanitario. Su idea de negocio se basa en la modestia de recursos y en la autogesti¨®n, pero el resultado se traduce en unas creaciones tan majestuosas y reconocibles que no descarta ¡°ampliar la marca a otros territorios: decoraci¨®n, papeles pintados¡ Es menos costoso de producir y m¨¢s funcional¡±.
* Estilismo: Juan Cebri¨¢n. Modelo: Xulia Dorado (Wild Mgmt). Maquillaje y peluquer¨ªa: Yurema Villa (Ana Prado) para Guerlain y M?n ICON Team.
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