Von Dutch, el extra?o retorno (gracias a Charlie XCX) de una marca maldita y pionera en la cultura de los ¡®influencers¡¯
Defini¨® el estilo de la d¨¦cada de los dos mil vuelve con la esperanza de atraer a nuevos seguidores. Queda saber si podr¨¢ superar la maldici¨®n que se dice que la acompa?a.
Es como uno de esos zombis que reaparecen una y otra vez, en cada ocasi¨®n algo m¨¢s perjudicado. Von Dutch, la marca dosmilera conocida por sus gorras de rejilla, ser¨¢ pr¨®ximamente relanzada tras ser adquirida por la compa?¨ªa estadounidense WSG Brands. El grupo empresarial pretende convertir el legado de Von Dutch en una propuesta que atraiga a los fans de la moda. ¡°Nuestra visi¨®n es hacer de Von Dutch algo m¨¢s que una firma, y que se convierta en un movimiento que celebra la individualidad y la expresi¨®n audaz a escala global¡±, dicen sus portavoces en su comunicado oficial. La noticia coincide con el ¨¦xito de ¡®Brat¡¯, el disco viral de Charli XCX que contiene un corte titulado precisamente ¡®Von Dutch¡¯, al que se refiere como un ¡°cl¨¢sico de culto¡±. La menci¨®n, ha sido un golpe de suerte que permite que la etiqueta se suba al carro del hiper publicitado fen¨®meno del Brat Summer: la idea de un verano desacomplejado y ca¨®tico que se enorgullece de saltarse los c¨®digos del buen gusto. Un poco como querr¨ªa ser vista Von Dutch.
Von Dutch fue uno de los referentes de la d¨¦cada de los dos mil, que defini¨® la cultura de la celebridad. En aquellos tiempos a¨²n no se hab¨ªa o¨ªdo hablar del lujo silencioso, y no se llevaban las sutilezas obscenamente caras. El uniforme VIP de la ¨¦poca consist¨ªa en la gorra de rejilla Von Dutch con un frapuccino de Starbucks acompa?ados de un enjambre de paparazzi. En 2003 Justin Timberlake eligi¨® Von Dutch para la fiesta posterior a los premios Grammy en Las Vegas y lo que entonces se ve¨ªa como el colmo de lo subversivo. Ashton Kutcher tambi¨¦n lo llevaba en su programa de bromas pesadas Punk¡¯d.
¡°Siempre la asocio con el uniforme de famoso fuera de servicio en Los ?ngeles¡±, comenta el estilista Santi Rodriguez. ¡°Y hoy responde perfectamente a la tendencia Y2K que sobre todo se ve en la cultura de club y en los festivales de verano.¡±
Como declar¨® uno de sus due?os, Tonny Sorensen, fueron los pioneros en la cultura de los influencers, construyendo un modelo de negocio en el que el famoseo ten¨ªa un papel clave. Britney Spears, Dennis Rodman, Ashton Kusher, Jay Z o Gwen Stefani eran algunos de sus incondicionales, aunque las malas lenguas dicen que la raz¨®n por la que eleg¨ªan la ropa era porque les sal¨ªa a cuenta. Von Dutch contaba con una exagerada pol¨ªtica de regalos, que decretaba que cualquier cara conocida que se acercara por la tienda de Melrose Avenue pod¨ªa llevarse lo que quisieran sin pagar un d¨®lar. La mayor embajadora fue sin duda Paris Hilton, quien llev¨® Von Dutch para rodar ¡®The Simple Life¡¯ junto a Nicole Richie. Este programa de telerrealidad pretend¨ªa ser una simulaci¨®n de la vida sencilla, y ten¨ªa como premisa ver a dos pijas sirviendo comida r¨¢pida, limpiando habitaciones y trabajando en una granja. Las gorras con el logo de Von Dutch constitu¨ªan una versi¨®n del gorro de camionero que se repart¨ªa en talleres mec¨¢nicos y establecimientos rurales como propaganda para negocios como Coca-Cola. Von Dutch, de la misma manera que se adue?¨® de los dise?os de la persona a la que compr¨® el nombre, se apropi¨® de los c¨®digos de la clase trabajadora. Sus prendas permit¨ªan a la millonaria Hilton montar un ¡®cosplay¡¯ y jugar a la iron¨ªa con su atuendo.
¡°Yo he usado bastante Von Dutch en mi trabajo¡±, explica la estilista de moda Ana Murillas, que colabora con algunos de los artistas m¨¢s conocidos de la industria musical. ¡°Para m¨ª es una marca ic¨®nica de esa ¨¦poca, como lo son Juicy Couture, Baby Phat o Fornarina. Cuando comenc¨¦ a vestir a Bad Gyal, inclu¨ªa a menudo prendas de Von Dutch, porque me hac¨ªa gracia ese rollo algo ¡®tacky¡¯ (hortera, en ingl¨¦s), y porque por entonces era dif¨ªcil conseguirla. "
Para entender el origen de Von Dutch hay que remontarse a la subcultura de los b¨®lidos modificados, los antecedentes del tuneo, en la California de los a?os 50. Kenneth Hughes era uno de los precursores de estos motivos automovil¨ªsticos, especialmente el de las llamas, que ¨¦l pintaba a mano. Hugues, un personaje oscuro de tendencias neo-nazis, ten¨ªa como apodo Von Dutch. Tras su muerte en los 90, sus hijas vendieron el nombre a dos empresarios de Los ?ngeles que buscaban construir una marca basada en la idealizaci¨®n del coche y la carretera. La firma fue fundada en 1999 por Ed Boswell, Michael Cassel, y Bobby Vaughn. Pero el Von Dutch que hoy conocemos fue ideado por el dise?ador y experto en marketing frances Christian Audigier, que fue contratado en 2002. ?l introdujo los vaqueros superventas de cintura baja con el logo, atrajo a los famosos, impuls¨® un crecimiento explosivo y se march¨® en 2007, cuando el logo de Von Dutch estaba hasta camisetas para chihuahuas. La oferta creci¨® de manera descontrolada y satur¨® el mercado con colaboraciones sin sentido. Tan profundo fue el declive, que un d¨ªa Paris Hilton abri¨® su armario repleto de Von Dutch y en ese momento decidi¨® deshacerse de todas y cada una de las piezas. En 2009 fue comprada por la empresa de calzado francesa Groupe Royer y pas¨® a languidecer en el espacio e-commerce.
Por otro lado, la firma cuenta con una enrevesada intrahistoria que ha sido recogida por el documental ¡®¡±The Curse of Von Dutch: A Brand to Die For¡±¡¯ (La maldici¨®n de Von Dutch: una marca para morirse). Su director, Andrew Renzi, juega con la idea de que era un nombre gafado desde el principio, y que ejerc¨ªa alg¨²n tipo de maldici¨®n sobre quien se acercaba. ¡°Todo aquel que la tocaba se ve¨ªa afectado de manera negativa¡±, dijo Renzi al New York Times.
Resumiendo, la maldici¨®n es en realidad una lucha de poder entre los que dirigieron la empresa que inevitablemente sale mal porque la premisa ha sido desacertada desde el principio. Los tres fundadores, Boswell, Cassel, y Vaughn alegan independientemente que fueron responsables de la creaci¨®n de Von Dutch. El coleccionista de arte Boswell fue el primero que vendi¨® ropa con el logo, pero Cassel y Vaughn, con experiencia en el mundo de la ropa de surf y skate, fueron los que expandieron el concepto. Boswell involucr¨® al acaudalado dan¨¦s Tonny Sorensen como inversor y CEO, quien a su vez contrat¨® a Audigier mientras intentaba deshacerse de los otros propietarios. Esto llev¨® a Cassel, ex traficante de drogas, a contratar a un c¨®mplice de Pablo Escobar para amenazar a Sorensen. Ah¨ª no queda la cosa. En 2005 Bobby Vaughn fue acusado de asesinaro tras disparar a su compa?ero de piso durante una discusi¨®n, para posteriormente ser absuelto por considerarse defensa propia.
En los ¨²ltimos tiempos hemos visto a caras conocidas como Bella Hadid, Megan Thee Stallion o Kendall Jenner con prendas de Von Dutch, lo que probablemente haya hecho creer a los nuevos propietarios que pese a su trastienda malrollera y la supuesta maldici¨®n, la marca conf¨ªa en acercarse a un nuevo mercado inundado por la nostalgia. Aunque est¨¢ claro que a los j¨®venes les fascina la d¨¦cada de los 2000, faltar¨ªa ver si los gustos se decantan por estilos m¨¢s rom¨¢nticos, al estilo del Chlo¨¦ que ha recuperado Chemena Kamali. Ana Murillas opina que la reedici¨®n llega tarde: ¡°Desde mi punto de vista no tiene mucho sentido porque se hace con un enfoque comercial, hay mucha oferta disponible y se arriesga a perder el encanto de los estilos vintage. Aparte, llega en un momento en el que la tendencia Y2K ya es masiva, y a mi ya no interesa tanto a los fans de la moda,¡± remata.
Karl Marx escribi¨® que la historia se repite por segunda vez como farsa. Y en el documental de Renzi, Paris Hilton declar¨® que solo volver¨ªa a llevar Von Dutch ¡°como broma¡±. Posiblemente lo m¨¢s cerca que han estado Marx y Hilton en estar de acuerdo en algo.
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