?A diferencia de otros, siempre me aseguro de que todo el mundo trate bien a las modelos?
Albert Watson es uno de los fot¨®grafos m¨¢s ecl¨¦cticos de la ¨²ltima mitad de siglo. Pol¨ªticos, estrellas del rock y hasta monarcas han posado para este escoc¨¦s, que cuenta la moda entre sus pasiones.
Albert Watson (Edimburgo, 1942) lleva medio siglo haciendo fotos, desde que su mujer le regal¨® una c¨¢mara fotogr¨¢fica cuando cumpli¨® 21 a?os. Sinti¨® inmediatamente, seg¨²n relata, que el aparato era una extensi¨®n de su mano. Entendi¨® muy pronto que quer¨ªa dedicar su vida a mirar por el objetivo. Desde entonces, se ha convertido en uno de los nombres m¨¢s celebrados de esta disciplina. Tambi¨¦n en uno de los m¨¢s ecl¨¦cticos. Watson escogi¨® no escoger y ha tocado todos los palos, de la fotograf¨ªa de paisajes a las naturalezas muertas, sin olvidar su trabajo comercial para los estudios de Hollywood o sus numerosas campa?as para todo tipo de marcas, de Chanel a Levi Strauss.
Sin embargo, son sus retratos los que lo han consagrado como uno de los grandes nombres de la fotograf¨ªa de nuestro tiempo. Por su objetivo han pasado mitos como Andy Warhol, Michael Jackson, David Bowie o Steve Jobs. En su interminable galer¨ªa de im¨¢genes conviven Kate Moss y la reina de Inglaterra. Para reflejar todas esas aristas, Taschen publica ahora Kaos, voluptuoso volumen del que solo distribuir¨¢ 1.200 copias numeradas, adem¨¢s de otras 50 que ir¨¢n acompa?adas de una l¨¢mina firmada (el precio del libro, entre 1.250 y 4.000 euros, no es accesible para todos los bolsillos). Watson recibe as¨ª un honor que antes obtuvieron Helmut Newton o Annie Leibovitz. ?Me siento orgulloso por ello?, admite desde su estudio en el barrio neoyorquino de Tribeca, mientras empieza a repasar el transcurso de su larga trayectoria.
?Por qu¨¦ decidi¨® convertirse en fot¨®grafo?
Soy hijo de un boxeador profesional y de una profesora de educaci¨®n f¨ªsica. Mi familia no ten¨ªa nada que ver con este mundo, pero cuando termin¨¦ el instituto sent¨ª que quer¨ªa dedicarme a esto. Me apunt¨¦ a una escuela de arte en Dundee, cerca de donde crec¨ª, con la intenci¨®n de convertirme, cuando terminara, en profesor de pintura o escultura.
Por aquel entonces, ?qu¨¦ importancia ten¨ªa el arte para usted?
Simplemente era una actividad con la que disfrutaba. Y entonces ten¨ªa la voluntad de dedicar mi vida a algo que me gustara. No creo que intentara expresar nada en concreto. Solo quer¨ªa aprender. Despu¨¦s de dos a?os pintando cuadros o haciendo cer¨¢mica y alfarer¨ªa, acab¨¦ entendiendo que lo que se me daba mejor era el dise?o gr¨¢fico. Fue entonces cuando descubr¨ª la fotograf¨ªa, porque hab¨ªa una asignatura sobre esta materia. Recuerdo que, cuando empec¨¦ a hacer fotos, me obsesion¨¦ inmediatamente y ya no pude parar.
?Qu¨¦ fue lo que le gust¨®?
Su inmediatez. El hecho de poder ver el mundo a trav¨¦s de un agujero y de poder interpretarlo de una manera determinada. En 1966 termin¨¦ la escuela en Dundee y me aceptaron en el Royal College of Art de Londres. Me mud¨¦ all¨ª para estudiar dise?o, cine y fotograf¨ªa.
Vivi¨® los a?os del Swinging London. ?Qu¨¦ recuerda de aquella vibrante escena cultural?
Fue un momento muy excitante para estar en Londres, aunque mi experiencia fue muy distinta a la de otros artistas¡ Yo ten¨ªa una familia, por lo que llev¨¦ un tipo de vida algo conservador. Mi mujer trabajaba de profesora y ten¨ªamos dos hijos. No fueron unos a?os locos. Solo me interesaba poder mantener a mi familia y trabajar duro para tener ¨¦xito en lo que hac¨ªa. Creo que fue durante esos a?os cuando mi fotograf¨ªa se volvi¨® mucho mejor.
?Por qu¨¦ se mud¨® a Estados Unidos?
Hab¨ªa viajado por el pa¨ªs durante un mes, en 1966, gracias a una beca concedida por IBM. Desde entonces, me ten¨ªa obsesionado su modo de vida. Mi mujer obtuvo un trabajo en California a principios de los 70 y decidimos mudarnos all¨ª. ?Hubiera sido mi carrera distinta en el Reino Unido? A menudo me lo pregunto¡ Me gusta pensar que hubiera tenido el mismo ¨¦xito, simplemente porque le dediqu¨¦ muchas horas. Fue una ¨¦poca en la que trabaj¨¦ mucho.
Lo que obtuve fue fruto de ese esfuerzo.
?Cu¨¢ndo se dio cuenta de que hab¨ªa conseguido llegar donde quer¨ªa?
Puede que con mi retrato de Alfred Hitchcock. Me llamaron de Harper¡¯s Bazaar para pedirme que lo fotografiara con un ganso colocado sobre una bandeja, porque la imagen deb¨ªa acompa?ar una de sus recetas favoritas. A m¨ª me apeteci¨® m¨¢s hacer algo un poco m¨¢s fiel a su universo. Desplum¨¦ el ganso y le ped¨ª que lo sujetara por el cuello. Me pareci¨® una imagen mucho m¨¢s hitchcockiana. Pod¨ªa ser fr¨ªo en el trato, pero conmigo fue todo lo contrario: encantador e incre¨ªblemente divertido. Colabor¨® mucho para que la fotograf¨ªa quedara perfecta.
?En qu¨¦ momento empez¨® a interesarse por la moda?
Tal vez durante mis a?os de estudiante en Londres, cuando simpatic¨¦ con los alumnos del departamento de moda, donde hab¨ªa gente que despu¨¦s se hizo muy importante [como el dise?ador Ossie Clark, tambi¨¦n nacido en 1942]. De todas maneras, nunca me he considerado un fot¨®grafo de moda, sino un fot¨®grafo que disfrutaba con la moda. Era mi actividad principal, pero no la ¨²nica.
?C¨®mo se toma un buen retrato?
Muy f¨¢cil: sabi¨¦ndolo todo sobre la persona que tienes delante. Siempre digo que tengo tres consejos para lograr hacer un buen retrato: preparaci¨®n, preparaci¨®n y preparaci¨®n. La mayor¨ªa de colegas se preparan mucho t¨¦cnicamente y en cuestiones como la luz, que es muy importante. Pero tambi¨¦n lo es documentarse sobre la persona a la que vas a retratar. Si fotograf¨ªas a Clint Eastwood, tienes que ver todas sus pel¨ªculas, leerte su biograf¨ªa, saber que empez¨® en la televisi¨®n, entender por qu¨¦ se pas¨® a la direcci¨®n en un momento de su carrera y llegar a cierta evaluaci¨®n cr¨ªtica sobre su trayectoria. Si no, te resultar¨¢ imposible tener una conversaci¨®n seria con ¨¦l cuando te lo pongan delante. Este tipo de cosas son las que separan a los buenos fot¨®grafos de los que no son tan buenos.
Otro retrato que define su carrera es el de Steve Jobs. Se ha convertido casi en su imagen oficial.
En ese caso, la preparaci¨®n tambi¨¦n fue muy importante. Solo me dieron una hora con ¨¦l, de 9 a 10 de la ma?ana. Antes de que entrara en la sala, lleg¨® el relaciones p¨²blicas de Apple para advertirme lo siguiente: ?Steve odia a los fot¨®grafos?. Mientras ajustaba la luz, tuve una idea. Le dije: ?Tengo una buena noticia para usted: no voy a necesitar una hora, sino solo media?. ?l se puso muy contento. Me dijo que le parec¨ªa fant¨¢stico, porque ten¨ªa muchas cosas que hacer, y que me lo agradec¨ªa mucho. Fue una apuesta arriesgada, porque me qued¨¦ con la mitad del tiempo. Pero, a la vez, consegu¨ª conectar emocionalmente con una persona que ven¨ªa a rega?adientes. A partir de ese momento estuvo muy receptivo. A?os m¨¢s tarde, la escogieron como la fotograf¨ªa del obituario de la compa?¨ªa.
Supongo que en otros casos las cosas tambi¨¦n le han salido mal¡
S¨ª, pero siempre trabajas con un plan B y con un plan C para que eso no suceda. E incluso con un plan D, si hiciera falta. He tenido sesiones fotogr¨¢ficas que me han decepcionado, porque no he llegado a materializar la visi¨®n que ten¨ªa antes de empezar. Lo que hay que hacer es intentar entender en qu¨¦ has fallado. Este es un oficio que se aprende despu¨¦s de encadenar muchas jornadas laborales de 16 horas. No es algo que se adquiera de un d¨ªa para otro.
?Las buenas ideas surgen durante la preparaci¨®n o aparecen, casi por arte de magia, durante la propia sesi¨®n fotogr¨¢fica?
Es una combinaci¨®n de las dos cosas. La preparaci¨®n es b¨¢sica, pero una de mis im¨¢genes m¨¢s conocidas, el retrato de Mick Jagger con rasgos de leopardo, fue totalmente improvisada. Yo ten¨ªa pensado hacer la foto con Jagger en un coche deportivo y el animal sentado en su regazo. Pero eso no fue posible, porque el leopardo no era precisamente manso. Se me ocurri¨® entonces superponer la cara de Jagger y la del leopardo rebobinando la pel¨ªcula, solo por probar algo distinto. Por aquel entonces se ten¨ªa que hacer manualmente, ya que no exist¨ªa Photoshop¡
Despu¨¦s de tantos a?os metido en este negocio, ?la fotograf¨ªa sigue suponiendo un reto para usted?
Siempre lo comparo con conducir un autom¨®vil. Al principio crees que matar¨¢s a alguien y que nunca ser¨¢s capaz de manejarlo. Despu¨¦s vas cogiendo confianza, hasta que puedes mantener una conversaci¨®n al mismo tiempo que sujetas el volante. Con la fotograf¨ªa pasa lo mismo. Llega un momento en que te sientes suficientemente c¨®modo en el aspecto t¨¦cnico para que todo resulte m¨¢s fluido. Pero siempre tienes que pensar hacia d¨®nde quieres conducir el coche. Es decir, qu¨¦ quieres decir con las im¨¢genes que has hecho. Adem¨¢s, por mucho que controles la maquinaria, sabes que no puedes dormirte al volante. Con las fotos pasa exactamente lo mismo.
Naci¨® ciego de un ojo. ?Dir¨ªa que ha sido un obst¨¢culo, o al rev¨¦s?
Tuve la suerte de escoger una disciplina donde, hasta la llegada del iPhone, solo se necesitaba un ojo para mirar por el objetivo. Tal vez estuviera predestinado a dedicarme a esto. No creo que haya tenido ning¨²n efecto negativo, aunque tampoco puedo comparar¡
Tambi¨¦n es conocido por sus encargos para el cine. Durante a?os dise?¨® decenas de carteles, como el de Kill Bill, El c¨®digo Da Vinci, Chicago, Las horas¡ Tambi¨¦n trabaj¨® para series como Los Soprano.
Es un trabajo que se me da bien, tal vez por mi formaci¨®n como dise?ador gr¨¢fico. En realidad, mis fotos tambi¨¦n suelen ser bastante gr¨¢ficas. Mi cartel favorito es el de Kill Bill, por su sencillez. Escogieron una imagen donde solo aparece Uma Thurman de pie, sujetando su espada.
?Se trabaja de forma distinta cuando uno se pone al servicio de una firma de moda?
S¨ª y no. Por una parte, es un trabajo distinto. Por otra, una vez m¨¢s, todo consiste en prepararse bien. Para hacer una buena fotograf¨ªa de moda debes entender la diferencia entre materiales, saber distinguir el lino de la seda, entender las texturas y los estampados¡ Tambi¨¦n implica todo un trabajo sobre la expresi¨®n corporal, sobre el lenguaje del cuerpo. Igual que un fot¨®grafo de coches debe saberlo todo sobre los coches, uno de moda tiene que ser experto en el mundo que aspira a capturar.
?En qu¨¦ cambia su trabajo cuando tiene delante de su c¨¢mara a una modelo profesional?
Es igual que con cualquier otra persona. Es decir, intentando encontrar una conexi¨®n con ella. Lo que es diferente es que tal vez le haces preguntas distintas que a un pol¨ªtico. Te interesas por la m¨²sica que escucha. Te interesas sobre el lugar del planeta del que viene. Le preguntas si tiene novio¡ [risas]. A diferencia de otros, nunca he sido duro con las modelos. Siempre me aseguro de que todo el mundo las trate bien. Suelo ser paciente y evito la confrontaci¨®n innecesaria, aunque tambi¨¦n puedo ser firme y directo cuando la ocasi¨®n lo requiere.
?Vuelve, de vez en cuando, al lugar d¨®nde creci¨®?
S¨ª, volv¨ª hace unos a?os a Escocia para trabajar en una serie de paisajes en la isla de Skye, que es uno de los lugares m¨¢s bonitos del planeta. Tambi¨¦n regres¨¦ a Dundee porque me hicieron doctor honoris causa en la universidad. Es un lugar que me inspira un gran romanticismo y siempre me alegro de volver. Es curioso, porque cuando era joven me mor¨ªa por marcharme de all¨ª. Ahora, en cambio, pienso que tal vez podr¨ªa retirarme en Escocia. Aunque me resultar¨ªa dif¨ªcil dejar Nueva York, ya que llevo viviendo aqu¨ª desde 1976. Me he acostumbrado a tener decenas de museos alrededor, a ir al teatro por la noche y a cenar en buenos restaurantes¡
?Piensa en la jubilaci¨®n?
No, claro que no. Esa palabra est¨¢ prohibida. Para un fot¨®grafo, retirarse nunca forma parte del plan o del trato. La ¨²nica opci¨®n que tengo es seguir adelante. La fotograf¨ªa es como una adicci¨®n. Sucede casi como con la hero¨ªna: es mejor que no empieces, porque luego no podr¨¢s quitarte.
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