Balaclavas, pasamonta?as y ?capotas para adultos?
La moda ha encontrado en este accesorio la pieza perfecta para arropar sin caer en el aburrimiento.
El pasamonta?as, ese gorro de guerrilleros, esquiadores y atracadores de bancos, ha encontrado un curioso encaje dentro de la moda y se est¨¢ posicionando como el accesorio al alza del momento. ?Extra?o pero cierto: es la ¨²ltima tendencia de prendas de punto de este invierno?, vaticina Vogue Francia. El mes pasado el sitio de segunda mano Depop registr¨® un aumento del 145% en las b¨²squedas de este accesorio, mientras que en la plataforma global de moda Lyst las visitas a la p¨¢gina de una de estas piezas aumentaron un 18% mes a mes, seg¨²n datos que publica The Guardian. Las razones que encuentran son dos: el ?efecto Kim Kardashian? tras la Gala Met (la estrella acudi¨® enmascarada con un look de Balenciaga) que dispar¨® las b¨²squedas de pasamonta?as un 62% en la siguientes 48 horas, y el resurgimiento de los accesorios retro (vamos, que se inspiran en modas pasadas) aupado por la generaci¨®n Z en TikTok. Pero ni lo primero ni lo segundo son fruto de la casualidad.
Aunque inusual, el pasamonta?as no es algo nuevo como art¨ªculo de moda y suele aparecer de una forma u otra cada pocos inviernos. Raf Simons, el actual co-director creativo de Prada, los ha incluido en sus colecciones de pr¨ºt-¨¤-porter desde principios de la d¨¦cada de 2000. En el oto?o/invierno de 2018 Gucci le dio un gran protagonismo en su colecci¨®n Cyborg y, aunque aquello pudiera parecer una de las famosas excentricidades de Alessandro Michele que desaf¨ªan los l¨ªmites de la imaginaci¨®n (en aquel desfile los modelos tambi¨¦n llevaban dragones o r¨¦plicas de sus propias cabezas en la mano), lo cierto es que sembr¨® una semilla que parece germinar ahora.
En aquella temporada tambi¨¦n apareci¨® en versi¨®n minimalista en Calvin Klein (que entonces lideraba Raf Simons), en Dior, en Alexander Wang, en Maison Margiela y en Marni, con colores vivos y chispeantes. Tres a?os y una pandemia despu¨¦s dise?adoras de moda como Stella McCartney o Marine Serre (la del estampado de lunas viral) est¨¢n colocando este accesorio en el centro de sus nuevas colecciones. De hecho, el pasamonta?as el¨¢stico de Serre es el primer h¨ªbrido de balaclava y mascarilla de protecci¨®n entre las marcas de lujo. Hay m¨¢s.
Jacquemus lo reinterpreta con est¨¦tica urbana, mientras que Marc Jacobs lo transforma en un accesorio capaz de recrear la imaginer¨ªa de los vestidos de noche de las divas de los a?os 20. Miu Miu se queda en el contexto de la monta?a, sugiriendo una est¨¦tica inmersa en la naturaleza que hace de lo delicado algo fuerte y que encaja con el enfoque de Miuccia Prada sobre el mundo pospand¨¦mico. Este oto?o Givenchy vende pasamonta?as de mohair (con cuernos incorporados) por m¨¢s de 400 euros, la danesa Cecilie Bahnsen (355 euros) adorna el cuello con volantes y Loro Piana (la exquisita y car¨ªsima firma de cashmere) tiene uno con rombos por 900 euros. Tod¡¯s, Lemaire, Bevza. Ha llegado, incluso, a Zara. Todo el espectro de firmas tiene su versi¨®n del pasamonta?as o balaclava. Mientras tanto, los desfiles de ropa masculina m¨¢s recientes de Celine y Vet¨ºments oto?o-invierno 2021 vaticinan que el gran momento del pasamonta?as est¨¢ a¨²n est¨¢ por llegar.
El t¨¦rmino balaclava tiene un origen eslavo ligado a la historia. Literalmente significa ¡°zona mar¨ªtima¡± y se refiere al puerto de Sebastopol donde tuvo lugar la batalla de Crimea. Para sobrellevar las g¨¦lidas temperaturas del este los soldados brit¨¢nicos se pusieron esta capucha que acab¨® tomando el nombre por el que hoy se le conoce en todo el mundo. En el cine lo hemos visto tanto a villanos como a comedias rom¨¢nticas (inolvidable Audrey Hepburn en Charada) o con significado activista (en la pel¨ªcula Spring Breakers de Sophia Coppola). Con el tiempo, el pasamonta?as se ha convertido en una prenda que simboliza la anarqu¨ªa y a la cultura pop dio el salto desde Europa del Este cuando las Pussy Riot, un grupo de activistas feministas con una est¨¦tica punk, comenzaron a usarlo para cubrirse la cara durante sus manifestaciones.
El balaclava tiene, como la capucha, un subtexto racial. En 2018 Nike fue criticada por un modelo que se percibi¨® como estereotipo de la cultura de las pandillas en la comunidad joven negra y aunque la compa?¨ªa lo defendi¨® como un art¨ªculo puramente deportivo termin¨® retir¨¢ndolo. Es una asociaci¨®n similar a la del hoodie, uniforme indispensable de las revueltas urbanas que en EE.UU, encendi¨® el debate desde que el adolescente de 17 a?os Trayvon Martin fuera tiroteado y asesinado en 2012 cuando un vigilante de barrio en Florida le dispar¨® al sentirse amenazado por la sudadera con capucha que el joven llevaba puesta. Martin, negro, ven¨ªa de comprar golosinas.
Lo cierto es que cubrirse el rostro y la cabeza ha tenido siempre un profundo trasfondo social, pol¨ªtico y cultural. La sospecha por la capucha (y su racismo impl¨ªcito) desencaden¨® las protestas sociales tras la muerte de Martin, por ejemplo. Y cubrirse en p¨²blico es una conversaci¨®n que regresa a la actualidad occidental c¨ªclicamente, como la del uso p¨²blico del hijab y el niqab en Europa (con leyes anti-velo integral en B¨¦lgica y Francia) o como sucedi¨® con la politizaci¨®n del uso de la mascarilla de protecci¨®n que necesariamente hemos adoptado con la pandemia.
La renovada fama del pasamonta?as podr¨ªa ser resultado de una psicolog¨ªa pospand¨¦mica que adopta h¨ªbridos entre lo funcional y la est¨¦tica, y que retrata -como siempre hace la moda- la manera en que vivimos: en este caso, buscando refugio. ¡°Al igual que los animales que salen de la hibernaci¨®n, agotados por la energ¨ªa que gastan para mantenerse vivos escondidos, nuestro regreso a la normalidad est¨¢ cargado de ansiedad, principalmente porque lo normal no ser¨¢ lo normal que conocemos¡±, explicaba Miuccia Prada en torno a su colecci¨®n coronada por delicados pasamonta?as. La tendencia tambi¨¦n admite una interpretaci¨®n m¨¢s rom¨¢ntica y divertida, que reescribe el concepto de ¡°ropa de seguridad¡± con materiales, colores y estampados llamativos e incluso llega a conectar con una corriente aparentemente en sus ant¨ªpodas, como es la est¨¦tica victoriana neorrom¨¢ntica. El look de Jane Eyre o las hermanas Br?nte, con sus cofias y capotas, es la curiosa inspiraci¨®n de influyentes digitales en Instagram de alabado gusto exc¨¦ntrico como Blanca Mir¨® o Emili Sindlev. De hecho, en su firma de ropa La Veste, Mir¨® ha creado capotas para adultos que recrean aquella est¨¦tica con el nombre de ¡°capotas de Caperucita¡± (100 euros), elaboradas en lana virgen y anudadas al cuello con un lazo de terciopelo.
El rango est¨¦tico que ofrecen hoy el pasamonta?as y sus derivados incluyen de hecho versiones m¨¢s sofisticadas, como los elegantes gorros de punto de Ami Amalia o los de inspiraci¨®n retro de Cashmere in Love (cuya pieza Wira recuerda al ic¨®nico pasamonta?as que se puso Jackie Kennedy en las monta?as Laurentian en 1968). Para quienes cubrirse el rostro les resulte demasiado, encontrar¨¢n en el casco Hutska de la marca ucraniana de abrigos acolchados Ienki Ienki un h¨ªbrido perfecto entre pa?uelo de cabeza y capucha, o en la bufanda de punto estilo hoodie de Lou Lou Studio (fundada por la influyente digital Chloe de la Saison) una pieza m¨¢s arreglada. Todas las interpretaciones de este tipo de capucha comparten una intenci¨®n m¨¢s alegre, efectista y divertida.
Es innegable que el clima que viene hace que sea un momento perfecto para la reaparici¨®n del pasamonta?as 2.0, m¨¢s elegante y con un dise?o renovado, pero que sigue exigiendo gran confianza para defenderlo en la calle.
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