El bolso de Corinna Larsen guarda dentro todos los secretos de una ¨¦poca
Durante un tiempo el ¡®Luggage¡¯ se convirti¨® en el s¨ªmbolo supremo de elitismo econ¨®mico e intelectual entre las compradoras de lujo. Tenemos que hablar de esto.
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Dicen los analistas de tendencias que en el mercado de la moda una de las primera v¨ªctimas del dr¨¢stico descenso de ventas que est¨¢ suponiendo esto de la COVID ser¨¢n los bolsos (que, seg¨²n medios especializados como Business of Fashion ya han subido sus precios entre un 5 y un 12% para subir el margen de beneficios).
Tiene sentido: la vida social callejera est¨¢ en riesgo y la vida de puertas a dentro empieza a ser m¨¢s importante. Ese complemento en el que pod¨ªamos meter partes de nuestra intendencia dom¨¦stica e ¨ªntima para salir al mundo exterior est¨¢ en peligro. Ahora vamos a salir menos a las calles y vamos a necesitar otras formas de transmitir al mundo nuestro estatus, nuestro poder¨ªo. Porque eso es lo que han sido los bolsos de las grandes firmas de lujo en los ¨²ltimos veinte a?os: fetiches llenos de significados con los que un grupo concreto de consumidoras comunicaba al mundo c¨®mo de saneadas estaban sus cuentas corrientes y con qu¨¦ tipo de c¨ªrculos se mov¨ªan -o dese¨¢ban hacerlo-.
Todo el mundo sabe que un Birkin de Herm¨¨s cuesta una aut¨¦ntica fortuna (m¨ªnimo 25.000 euros). Por eso lo usa Melania Trump para algunos de sus actos oficiales m¨¢s importantes: para transmitir de forma muy obvia y ostentosa el poder¨ªo econ¨®mico y pol¨ªtico del pa¨ªs del que es Primera Dama. Lo que no todo el mundo sabe es cuanto cuesta un ¡®Luggage¡¯ de C¨¦line (ahora hablamos con m¨¢s detenimiento de la tilde de C¨¦line) y qu¨¦ tipo de personas se decantan por esa opci¨®n. Y ese es el quid de la cuesti¨®n en el bolso que Corinna zu Sayn-Wittgenstein luce en estas fotos que hemos visto hasta la saciedad en las que se dispone a entrar en el Carnegie Hall de Nueva York para ver una actuaci¨®n de la orquesta filarm¨®nica de Viena en 2016.
El ¡®Luggage¡¯ se lanz¨® al mercado en 2009, un a?o no precisamente de bonanza econ¨®mica para el mundo. Aunque no tan privativo como un Herm¨¨s, era entonces un bolso muy caro ¨Cun modelo de tama?o medio est¨¢ valorado en unos 2.500 euros-, joya de la corona de una firma, C¨¦line, que representaba unos valores muy concretos.
La directora creativa de C¨¦line, Phoebe Philo, consigui¨® en los primero a?os del siglo XXI posicionarse entre las seguidoras de las tendencias de moda m¨¢s dedicadas como la gran renovadora del fondo de armario de la mujer trabajadora de altos vuelos.
Ella fue quien devolvi¨® a la actualidad el pantal¨®n de pata ancha, los abrigos masculinos, las faldas?midi?o los jers¨¦is de cuello vuelto, que configuraron el ADN de la marca y el armario de cientos de mujeres, que quer¨ªan ser elegantes pero a la vez transmitir cierto poder¨ªo intelectual y sofisticaci¨®n. Fue Philo quien puso de moda las zapatillas blancas como s¨ªmbolo definitivo de relajaci¨®n y poder: cuando la directora creativa? sali¨® a saludar en uno de sus desfiles de 2013 calzando una reedici¨®n del famoso modelo Stan Smith de Adidas inici¨® discretamente el regreso de las zapatillas al vestuario de la ¡®working girl¡¯, pero esta vez con un cierto tufillo snob que generaba la sensaci¨®n de pertenencia a un club privado.
Por eso el ¡®Luggage¡¯, se convirti¨® en un fen¨®meno de ventas, en un producto ubicuo en el street style de las semanas de la moda, en uno de los modelos m¨¢s copiados en el mercado de las falsificaciones (a la firma le llev¨® casi cinco a?os detener el mercado negro de este ¨ªtem) y en definitiva, en un s¨ªmbolo de una ¨¦poca.
La que llevaba alguna de las creaciones de Philo (o alguno de sus gui?os, como las zapatillas blancas) era un tipo de mujer muy concreta: ¡®fashionista¡¯, activa, ambiciosa, sofisticada y conocedora de ciertos c¨®digos que al gran p¨²blico no apelan de forma tan directa como los de, digamos, Karl Lagerfeld.
A las seguidoras de las tendencias de moda m¨¢s dedicadas, y lo que es m¨¢s importante, a las compradoras de lujo m¨¢s experimentadas, elegir una firma que escape a clich¨¦s y que a la vez diga alto y claro ¡°tengo dinero¡± o ¡°soy poderosa¡± es lo que les importa. En esta ¨²ltima categor¨ªa cae Corinna, quien pod¨ªa haberse decantado por un cl¨¢sico 2.55 de Chanel para dejarse ver en eventos p¨²blicos como este, pero sin embargo decidi¨® elegir un modelo mucho m¨¢s cr¨ªptico.
Por mucho que la prensa espa?ola se empe?e en retratar a Corinna Larsen (antes zu Sayn-Wittgenstein) como una especie de dama de compa?¨ªa con un f¨ªsico privilegiado y una est¨¦tica femenina muy particular (ese cabello rubio platino siempre reci¨¦n arreglado en la peluquer¨ªa, esos labios carnosos ¡°estimulados¡± con alguna sustancia, esos ojos azules seductores, ese cuerpo trabajado en el gimnasio), lo cierto es que esta dama alemana ya era una empresaria acostumbrada a codearse con figuras poderosas el d¨ªa que conoci¨® a don Juan Carlos de Borb¨®n.
Que los nubarrones mis¨®ginos no nos impidan ver las estrellas: cuando se dice que esta mujer es ¡°empresaria¡± no se est¨¢ usando un eufemismo. Genuinamente lo es: durante a?os ha asesorado a grandes fortunas en Apollonia Associates, una compa?¨ªa que se dedica a ¡°dar consejos estrat¨¦gicos a clientes corporativos e institucionales en operaciones transfronterizas y a ayudarles a determinar la mejor estrategia para optimizar sus objetivos¡± (lo que b¨¢sicamente significa que ayudan a sus clientes a mover dinero entre pa¨ªses evitando lo m¨¢ximo posible pasar ante los ojos de las autoridades fiscales). Y desde 2015 trabaja mano a mano con Natalia Vodianova, quien, adem¨¢s de supermodelo, es la esposa de Bernard Arnault, propietario de LVMH, uno de los dos holdings de lujo m¨¢s importantes del mundo (el otro, como sabr¨¢n, es Kering, propiedad de Fran?ois-Henri?Pinault, tambi¨¦n conocido como ¡°el marido de Salma Hayek¡±). Corinna, adem¨¢s, colabora con la Clinton Global Initiative, para quien es igualmente asesora estrat¨¦gica. Es decir: si alguien puede llevar con plenas atribuciones un ¡®Lugagge¡¯ el bolso que representa a la ¡®working girl¡¯ de altos vuelos de nuestro tiempo es ella.
Celine, que perdi¨® la tilde cuando Phoebe Philo abandon¨® la direcci¨®n creativa de la casa para cederle el cetro de su reino a Hedi Slimane, pertenece, como no, al conglomerado LVMH. Porque Corinna, como buena estratega y ¡°asesora¡±, sabe que una forma de tener contentos a tus m¨¢s estrechos colaboradores es ponerte los productos que fabrican.
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Sobre la firma
