El zapatero Stuart Weitzman: ?Jam¨¢s olvidar¨¦ la excelencia con la que afrontan su trabajo los artesanos espa?oles?
El zapatero estadounidense ha coleccionado durante d¨¦cadas m¨¢s de cien pares de tacones que ahora llegan a la Fundaci¨®n Barri¨¦ de A Coru?a. Hablamos con el dise?ador y empresario sobre qu¨¦ cuentan estos tesoros con alzas.
Lo que m¨¢s sorprende cuando al otro lado del tel¨¦fono se escucha la c¨¢lida voz del neoyorquino Stuart Weitzman, uno de los zapateros vivos m¨¢s legendarios ¡ªjunto con Christian Louboutin y Manolo Blahnik¡ª no es que tenga el detalle de preguntarnos y felicitarnos por el triunfo de la selecci¨®n femenina de f¨²tbol (solo a su triunfo; la agria pol¨¦mica prefiere eludirla) sino que lo haga en un perfecto espa?ol. ¡°He sido autodidacta. Me vi forzado a aprenderlo porque mi firma empez¨® a fabricar en Elda a mediados de los a?os setenta y quise familiarizarme bien con todos los t¨¦rminos espec¨ªficos del mundo del zapato para dar ¨®rdenes precisas y comunicarme correctamente con los artesanos que trabajaban all¨ª¡±, explica, para despu¨¦s matizar que por el mismo motivo conoce perfectamente tambi¨¦n el italiano. En espa?ol se empe?a en hablar de la colecci¨®n calzado de m¨¢s de 200 piezas hist¨®ricas que le pertenece y que ha cedido a la Fundaci¨®n Barri¨¦ para que la exhiba en su sede de A Coru?a del 7 de octubre al 7 de enero.
¡°Naci¨® como un regalo de cumplea?os. Mi mujer me compraba alguno de estos pares de zapatos simplemente por su belleza o porque eran curiosos, sin ninguna intenci¨®n m¨¢s que la de sorprenderme; no hab¨ªa tampoco ning¨²n tema que tuvieran en com¨²n, pero luego, poco a poco, nos dimos cuenta de que a trav¨¦s de ellos casi se puede construir una historia de los Estados Unidos¡±, explica. Y una historia de las mujeres, se pod¨ªa a?adir: los ejemplares m¨¢s antiguos de la muestra fueron creados para la Exposici¨®n Universal de Par¨ªs de 1867 e ilustran c¨®mo en los a?os de la expansi¨®n imperial europea las clientas occidentales demandaban tejidos ¡®ex¨®ticos¡¯, como el bordado turco con hilo dorado. Los m¨¢s reciente son un par de tac¨®n sensato concebido para auxiliares de vuelo de mediados de los a?os cincuenta que ayudaron a que las mujeres profesionales m¨¢s chic tomaran conciencia de la importancia de la comodidad y que se acabaron convirtiendo en una se?a de identidad de las trabajadoras de los a?os ochenta. Por el medio, se pueden ver modelos que ejemplifican la evoluci¨®n de los barrios de tiendas de lujo, como la conocida Ladies¡¯ Mile en la Sexta Avenida de Nueva York, que ofrec¨ªa un espacio seguro y bien iluminado para el ocio, el placer y el descanso donde las mujeres acaudaladas pod¨ªan socializar sin necesidad de ir acompa?adas; ejemplares que hacen ver el auge de las piernas como nuevo s¨ªmbolo de estatus cuando en los a?os veinte fue disminuyendo el largo de las faldas y los pies fueron cobrando importancia; pares que atestiguan la evoluci¨®n del ocio y el auge de los bailes de sal¨®n o la industria del espect¨¢culo.
La colecci¨®n sirve tambi¨¦n para documentarse sobre la evoluci¨®n industrial de los Estados Unidos: uno de los primeros sectores en adoptar la mecanizaci¨®n a gran escala all¨ª fue el del calzado. Hacia 1850, era la segunda industria de Estados Unidos tras la agricultura. De los coletazos de aquel esplendor surgi¨® el padre de Stuart, Seymour Weitzman, quien ten¨ªa una f¨¢brica en Haverhill, Massachusetts, una localidad que a principios del siglo XX fue uno de los grandes n¨²cleos manufactureros de calzado estadounidenses. Sin embargo, el joven Stuart, que ahora es ya un sabio octogenario, al principio no quer¨ªa heredar la empresa, como muchos j¨®venes rebeldes que no quieren seguir los pasos de sus padres. Por eso se matricul¨® en la escuela de negocios Wharton con una intenci¨®n totalmente distinta: la de triunfar en Wall Street. Sin embargo, su verdadera vocaci¨®n empez¨® a llamarle pronto sin que ¨¦l mismo fuese consciente: a espaldas de su familia hac¨ªa bocetos de zapatos para la f¨¢brica que el padre de un amigo ten¨ªa en Brooklyn. Ah¨ª fue donde se dio cuenta de que ten¨ªa ese talento. Cuando, despu¨¦s de graduarse, su padre falleci¨® y ¨¦l hered¨® el negocio a medias con su hermano, ya no pudo negarse m¨¢s la realidad: ten¨ªa talento para crear zapatos y su futuro estaba ah¨ª.
Zapatos joya (y c¨®modos)
A pesar de los cambios de propiedad y accionariado por los que pas¨® la empresa, ¨¦l continu¨® siendo su director creativo hasta 2017. En las cinco d¨¦cadas que ha estado trabajando con los pies de las mujeres, Weitzman ha tenido varias revelaciones ¡°feministas¡±: ¡°Jam¨¢s se habr¨ªan creado zapatos tan terriblemente inc¨®modos como los que podemos ver en algunas partes de la exposici¨®n si sus creadores no hubiesen sido hombres¡±, explica, con un tono que se acerca a la disculpa. ¡°Yo, gracias a la primera colaboradora con la que trabaj¨¦ ,aprend¨ª muy pronto que el confort es una premisa esencial y que incluso las piezas que est¨¢n pensadas para el espect¨¢culo tienen que ser llevaderas¡±, recalca. Esa idea, de hecho, est¨¢ en el coraz¨®n del ADN de la firma, que es proveedora cada a?o desde hace 20 de los zapatos joya m¨¢s espectaculares que se ven en la alfombra roja de los Oscar. Weitzman, por ejemplo, dedica un momento a recordar c¨®mo Halle Berry, simplemente con mencionar que sus sandalias de tac¨®n le permitieron pasar una noche entera de fiesta en las alturas sin sentir dolor alguno, consigui¨® convertir su modelo Nudist en uno de los m¨¢s vendidos de la marca y en un icono absoluto de belleza c¨®moda. ¡°Si miras las fotos de la reciente boda de Margaret Qualley ver¨¢s que Taylor Swift va subida a unas sandalias de tac¨®n alt¨ªsimas. Son nuestras Nudist¡±.
De Ginger Rogers a Wallis Simpson
No es de extra?ar, pues, que las celebridades, los zapatos de los famosos y la evoluci¨®n de los tacones en el star system sean tambi¨¦n una constante en esta colecci¨®n privada que se podr¨¢ ver en Espa?a. Por ejemplo, se puede contemplar un par de zapatos que perteneci¨® a Ginger Rogers y que la estrella de los musicales rom¨¢nticos de la Gran Depresi¨®n luci¨® en Roberta o Sombrero de copa. Hay sandalias que formaron parte del ropero de Sans¨®n y Dalila (1949), Quo Vadis (1951), Salom¨¦ (1953) y El hijo pr¨®digo (1955) que permiten ver c¨®mo los dise?adores de Hollywood eludieron el restrictivo c¨®digo de producci¨®n Hay¡¯s de 1930 para que emperatrices romanas y reinas egipcias lucieran sandalias de oro y plata. Tambi¨¦n se puede contemplar un original par de plataformas dise?ado por Terry de Havilland, quien se inspir¨® en modelos lucidos en los a?os treinta y cuarenta por Marlene Dietrich o la bailarina Carmen Miranda para crear los zancos que llevar¨ªan David Bowie y Tim Curry en The Rocky Horror Picture Show. Hay tambi¨¦n unos que son la debilidad del dise?ador: ¡°Los que pertenecieron a la ¨²nica novia de la leyenda del b¨¦isbol Joe DiMaggio y llevan la firma de 27 jugadores de los Yankees¡±. Se trata de un modelo Spectator con tac¨®n del que hay una r¨¦plica exacta, en la misma muestra, que perteneci¨® a Wallis Simpson, duquesa de Windsor. Pero ninguno de esos son los favoritos de Weitzman. El par que a ¨¦l m¨¢s le gusta a ¨¦l es uno que sus hijas encontraron en una tienda de antig¨¹edades de Seattle, un d¨ªa que ¨¦l estaba visitando a uno de sus principales clientes, Nordstrom, y ellas estaban paseando por la ciudad: ¡°Encontraron unos zapatos de ante verde con una lazada que son una belleza y cuando miraron en el interior de la horma descubrieron el sello de la f¨¢brica de mi padre, as¨ª que me los compraron. Lo que m¨¢s me gusta es que son unos zapatos que perfectamente podr¨ªan entonar con la moda contempor¨¢nea, con un tac¨®n bastante discreto, una puntera muy afilada¡ son bell¨ªsimos¡±. De hecho, admite que algunas de sus creaciones se inspiraron en ese modelo, y en otros que se pueden ver en la exposici¨®n: ¡°Los T-straps de terciopelo rojo de 1930 que est¨¢n pensados para bailar sobre tacones de la forma m¨¢s c¨®moda posible han sido enormemente inspiradores para m¨ª¡±, admite este dise?ador en el que Beyonc¨¦ conf¨ªa cada vez que necesita un modelo impresionante sobre el que hacer piruetas con seguridad.
¡°La industria del calzado ha cambiado much¨ªsimo desde que yo empec¨¦ y te dir¨¦ una cosa: ha ido a mejor. Hoy en d¨ªa hay zapatos de muy buena calidad, con muy buen dise?o en una variedad de formas totalmente inconcebible cuando mi padre empez¨®¡±, asegura. Hasta para la producci¨®n china tiene buenas palabras: ¡°A m¨ª me gusta trabajar con Europa, pero China ya no es como antes. Saben hacer las cosas muy bien y en tiempo r¨¦cord¡±. Lo que no quita que Espa?a siga siendo su ojito derecho: ¡°Jam¨¢s olvidar¨¦ el cuidado, el cari?o y la excelencia con la que los artesanos afrontaban su trabajo. Para ellos la tarea no hab¨ªa terminado hasta que no recib¨ªan feedback y se cercioraban de que el producto hab¨ªa funcionado de verdad y las clientas estaban satisfechas. Sab¨ªan escuchar¡±, dice Weiztman en un espa?ol perfecto que, se nota, nace del perfeccionismo que le caracteriza a ¨¦l mismo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.