Imag¨ªnate
Burbuja o no en este momento se est¨¢ gestando una industria de la moda virtual en la que se mueven millones de euros para vestir a avatares que nos representan en universos digitales. La colisi¨®n entre la vida digital y la real nos obliga a llegar m¨¢s lejos, a pensarnos en otras realidades.
La novia de mi amiga M. es neoyorquina y aprende espa?ol con las lecciones de M. Una vez pill¨¦ a mi amiga tratando de explicarle el significado de la palabra chip¨¦n con la excusa de que se utilizaba much¨ªsimo. Desment¨ª el entuerto, afortunadamente. El caso es que su espa?ol es avanzado y preciso. Apenas comete ning¨²n fallo. Solo uno recurrente y que nadie le quiere corregir. Ella no dice ¡°imag¨ªnate¡±, dice ¡°imag¨¦nate¡±. La literalidad de esta construcci¨®n es maravillosa. Cuando piensa en imaginar piensa en im¨¢genes.
Pocas cosas ayudan m¨¢s a construir nuestra identidad, a imaginarnos a nosotros mismos, que la ropa. Ya se sabe, desde la camiseta vieja sin doble significado ni iron¨ªas hasta la elecci¨®n minuciosa de un accesorio de lujo, una zapatilla urbana de edici¨®n limitada o la ¨²ltima prenda viral low cost, todo se escoge. Y, hasta hace poco, todo se llevaba puesto encima del cuerpo.
Ya no es as¨ª. Burbuja o no en este momento se est¨¢ gestando una industria de la moda virtual en la que se mueven millones de euros para vestir a avatares que nos representan en universos digitales. Las marcas de lujo participan en Metaverso, Roblox, Fortnite o Animal Crossing con colecciones c¨¢psula, creaciones espec¨ªficas y hasta comprando locales (lo juro). Y todo esto sucede en el preciso instante en el que fuera, en el mundo real, de verdad se acepta la diversidad corporal, y la representaci¨®n de los cuerpos normativos deja hueco en publicaciones especializadas como la nuestra, pero tambi¨¦n en los medios generalistas, a personas que nunca tuvieron espacio.
Por eso cre¨ªamos pertinente reflexionar en este n¨²mero sobre el cuerpo, verdadera ¨²nica percha de la moda. La escultural Valentina Sampaio, una de nuestras portadas, relata en estas p¨¢ginas la dimensi¨®n traum¨¢tica de una infancia sin reconocerse en su piel y la importancia de ser la primera modelo transexual en protagonizar una portada de Vogue Par¨ªs. La otra protagonista de portada, Ariish Wol, cuenta en su entrevista otra infancia compleja, esta vez marcada por la huida de Sud¨¢n y su vida como refugiada en Montreal. Tambi¨¦n habla de la conflictiva relaci¨®n con su cuerpo: sufri¨® abusos de ni?a y en la adolescencia desarroll¨® epilepsia. El terror a la violencia f¨ªsica o a enfermar son algunas de las obsesiones de Desir¨¦e de Fez, a quien invitamos a escribir sobre los miedos y el cuerpo femenino en una tribuna que precede a la de Toni Navarro, pensador especializado en g¨¦nero y tecnolog¨ªa, quien habla de nuestra imagen y corporeidad en el mundo virtual. Les dejo una p¨ªldora: ?Si en el mundo digital el cuerpo no importa, por qu¨¦ nos obsesiona tambi¨¦n all¨ª?
Importa, claro. Importa el avatar y la marca de su ropa y comprar zapatillas virtuales por valor de 300 euros y tambi¨¦n importan los filtros de Instagram que nos convierten a todas en protagonistas de hentai sin saber siquiera lo que es eso. Las prendas virales, esas que no pretenden estar pensadas para una gran comercializaci¨®n, se convierten de pronto en el ¨²nico objeto de deseo. Hay quien posa en probadores de tiendas con ropa que ni siquiera es suya para fotografiarla en redes.
Antes, qui¨¦n se acuerda de cu¨¢ndo, la interpretaci¨®n de la imagen era bastante m¨¢s simple. Traje de Chanel: elegancia; pezu?itas de Margiela: vanguardia; imperdibles de Versace: sexy; zapatillas deportivas: informalidad; zapatillas deportivas exclusivas: informalidad (y dinero); pelo secado en peluquer¨ªa: ?madurez? En este momento todos los c¨®digos se subvierten y nada parece lo que parec¨ªa, pero seguimos construyendo nuestra identidad y nuestro discurso con nuestra imagen y la moda sigue teniendo un papel vital en esa construcci¨®n. Ahora la colisi¨®n entre la vida digital y la real nos obliga a llegar m¨¢s lejos, a pensarnos en otras realidades. Imag¨¦nate.
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