La suerte de la rubia, ?la morena la desea?
Conversiones capilares, duelos y obsesiones. Repasamos c¨®mo Hollywood ha jugado con los arquetipos de belleza en funci¨®n de un color de pelo.
¡°Esa es una rubia de bote¡¡±, frases como esta han estado de boca en boca a la hora de catalogar o estigmatizar la naturaleza adulterada de unos cabellos. Si repasamos la historia del cine, las ¡°rubias de bote¡± han formado parte del propio ADN de Hollywood, la f¨¢brica de sue?os, desde los primeros tiempos de la industria cinematogr¨¢fica y de los avances en las t¨¦cnicas de coloraci¨®n. Rubias impostoras han sido, entre otras, Marilyn Monroe, Lana Turner, Marlene Dietrich, o en una lista m¨¢s reciente, Jennifer Aniston, Cameron Diaz, Reese Whiterspoon, entre otras representantes destacadas de la belleza modelo Venus Blonde. En oposici¨®n, en el bando de las morenas, nos ha dejado cabelleras oscuras tan deseadas como las de Gene Tierney, Jane Russell, Raquel Welch, Monica Bellucci o la exAm¨¨lie y musa chaneliana, Audrey Tautou.
La f¨¢brica de los sue?os hallar¨¢ en esta dial¨¦ctica, rubia versus morena, el punto de partida de muchos de sus argumentos cinematogr¨¢ficos donde el conflicto sentimental entre sus dos protagonistas tiene su proyecci¨®n en el color rival de sus cabellos. Una morena como Ava Gardner y una rubia como Grace Kelly compitiendo por el amor de Clark Gable en plena jungla africana (Mogambo, John Ford, 1955) o la propia rivalidad f¨ªsica y personal, entre la blonde, Brigitte Bardot, y la bruna, Claudia Cardinale, en el oeste de spaghetti-western de Las petroleras (Christian-Jaque, 1971). Por no hablar de una rivalidad mucho m¨¢s fraternal y hedonista como la que sostienen Marilyn Monroe y Jane Russell en Los caballeros las prefieren rubias. Ejemplo por excelencia de esta coloraci¨®n opositora.
?
Una morena como Ava Gardner y una rubia como Grace Kelly compitiendo por el amor de Clark Gable en plena jungla africana en ¡®Mogambo¡¯.
Corbis
La rivalidad f¨ªsica y personal, entre la rubia Bardot, y la bruna, Cardinale, en el espaghetti-western de ¡®Las petroleras¡¯.
Corbis
Cuando en la pasada gala de celebraci¨®n del Punk en el MET, la actriz Anne Hathaway, adem¨¢s de lucir un Valentino vintage, apareci¨® exhibiendo una estilizada cabeza rubia dejando s¨®lo sus oscuras cejas como ¨²nicas muestras visibles de su anterior estado, no hac¨ªa m¨¢s que confirmar este juego de identidades falsas, entre la realidad y el artificio. Un punto de atenci¨®n que sobresale bajo los focos, se?alando la conversi¨®n capilar. El color del cabello como simbolo mutante y victorioso de un mundo tambi¨¦n ef¨ªmero y oscilante como la moda.
En la misma gala, la reina por excelencia del camaleonismo f¨ªsico, Madonna, volv¨ªa a jugar su carta favorita, la de la metamorfosis como forma de afirmar su estatus de estrella medi¨¢tica, aqu¨ª con la ayuda de una peluca negra que parec¨ªa haber tomado prestada de la Uma Thurman de Pulp Fiction. Representante egregia de las ¡°falsas rubias¡±, Madonna ya hab¨ªa dejado anteriores se?ales de su gusto por la m¨¢scara y el disfraz, apareciendo en diferentes videoclips, Like a prayer o Frozen, como morena fruta de la pasi¨®n y el misticismo. La ¡°traici¨®n¡± de Madonna pon¨ªa de relieve la propia naturaleza enga?osa y equ¨ªvoca del juego transformista ?Qui¨¦n resultaba m¨¢s cre¨ªble o real? ?La Madonna falsa-rubia o la Madonna verdadera-morena?
Anne Hathaway y Madonna optar¨®n por la conversi¨®n capilar en la gala punk del MET.
Cordon Press
La cantante, como otras estrellas del espect¨¢culo, encuentra parad¨®jicamente su legitimidad, su raz¨®n de ser, en la construcci¨®n de su nueva identidad falsa. Madonna, como Britney Spears, Marilyn Monroe, Brigitte Bardot o Catherine Deneuve, otro de los s¨ªmbolos del soberanismo luminoso, han nacido para ser rubias totales, traicionando a un destino y a una naturaleza de vocaci¨®n opresora y oscurantista. A partir de ahora, su ¨²nica servidumbre y obediencia ser¨¢ el sometimiento peri¨®dico a las sesiones de coloraci¨®n a cargo del peluquero de turno.
Objeto de fetichismo cinematogr¨¢fico, el color del cabello ha sido arma poderosa y vengativa en manos de creadores. Orson Welles provoc¨® la ira de los fans de Rita Hayworth cuando decidi¨® cortar su melena insumisa y te?ir sus cabellos de rubio platino para La dama de Shangai. La sex symbol entraba en el club de las rubias impostoras de la pantalla precediendo el ejemplo de otras estrellas, que con mayor o menor fortuna, realizar¨ªan de forma excepcional la conversi¨®n: Sophia Loren (El pistolero de Cheyenne, George Cukor), Jeanne Moreau (La bah¨ªa de los angeles, Jacques Demy) o una Pen¨¦lope Cruz por obra y gracia de Almod¨®var en Los abrazos rotos. Igual de excepcional, pero de signo inverso, es la peluca negra con la que el director Jean-Luc Godard oculta uno de los objetos m¨¢s deseados por los espectadores, la melena rubia de Brigitte Bardot en El desprecio, bajo una peluca negra. El mito renac¨ªa de nuevo bajo esta naturaleza postiza creando un nuevo icono.
Brigitte Bardot, con peluca bob morena en ¡®El desprecio¡¯.
Corbis
P¨¦nelope Cruz, en ¡®Los Abrazos Rotos¡¯
Este juego impostor entre lo falso-verdadero y la dial¨¦ctica, rubia-morena, contar¨¢ con uno de los maestros de la manipulaci¨®n de la imagen, Alfred Hitchcock, como uno de sus grandes predicadores. Kim Novak (V¨¦rtigo) y Tippi Hedren (Marnie la ladrona) realizan sus respectivas reencarnaciones gracias a la coloraci¨®n de sus cabellos, renaciendo con nuevas identidades despues de haber pasado por el tinte aclarador.
Rubias, morenas, morenas o rubias, el escaparate est¨¢ a punto y el espect¨¢culo de las apariencias enga?osas debe continuar. La siempre efervescente y mutante Miley Cyrus se mostraba en rubio distintivo en su lista de Twitter y Carey Mulligan sobre la alfombra roja de Cannes, ofrec¨ªa sus cabellos m¨¢s luminosos, despues de haberlos exhibidos en una gama de colores diversos. Para la portada del Vogue brasile?o Naomi Campbell se descubr¨ªa como la ¨²ltima debutante en este juego de la ilusi¨®n y el artificio apareciendo como rubia explosiva. Falsa¡pero quiz¨¢s m¨¢s real que nunca.
RIta Hayworth, rubia platino en ¡®La Dama de Shanghai¡¯.
Uma Thurman, en ¡®Pulp Fiction¡¯.
Sophia Loren, en ¡®El pistolero de Cheyenne¡¯
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.