Miren Arzalluz: ?La moda tambi¨¦n es escapismo?
La pr¨®xima muestra de Miren Arzalluz en el Palais Galliera es un ejercicio de nostalgia que sirve de aliciente para hablar con ella del papel y la influencia de la moda en el mundo actual.
Se titular¨¢ 1997, el a?o que resume el ¨²ltimo gran cambio hist¨®rico que recuerde la moda. Ah¨ª donde confluyen el advenimiento de los directores creativos, el giro de guion que propugnaron John Galliano y Alexander McQueen, el triunfo comercial de la revoluci¨®n conceptual de Martin Margiela, la alta costura disruptiva de Thierry Mugler y Jean-Paul Gaultier. Por no faltar, ni le falta drama, con el asesinato de Gianni Versace. De todo ello dar¨¢ cuenta la pr¨®xima muestra del Palais Galliera (desde 7 marzo). ¡°Es un poco un ejercicio de nostalgia¡±, admite la directora del museo de la moda de Par¨ªs, Miren Arzalluz (Bilbao, 45 a?os). Formada en historia del arte y pol¨ªtica, su criterio insobornable y mirada anal¨ªtica se dejan sentir en la instituci¨®n desde 2018, tras dar cumplida cuenta como responsable de colecciones y exposiciones del Museo Balenciaga de Getaria. La pillamos en Tel Aviv, reclamada para desarrollar pr¨®ximas exhibiciones porque ¡°el inter¨¦s por la moda es m¨¢s internacional que nunca¡±.
Si la moda es el reflejo de su tiempo, ?qu¨¦ le va a contar de nosotros a quienes la observen y estudien en 100 a?os? Cada ¨¦poca tiene su contexto, y la indumentaria evoluciona de una manera u otra en funci¨®n de las circunstancias econ¨®micas, pol¨ªticas y sociales, pero lo que vaya a decir de nosotros viene a ser pr¨¢cticamente lo mismo que hace tres o cuatro siglos: es la querencia de pertenecer a un grupo a la vez que expresa la necesidad de comunicarnos como individuos, la necesidad de construirnos, de mostrarnos y, a veces, de escondernos. Es tan reflejo de la sociedad como de nosotros mismos.
Margaret Thatcher dec¨ªa que la sociedad no es tal, no exist¨ªa. Siempre debemos hablar de la perspectiva individual, de lo que la moda significa para cada uno, c¨®mo nos expresamos a trav¨¦s de ella, pero sin olvidar la tensi¨®n con el colectivo. Hoy no hay un canon imperante, o no tenemos esa percepci¨®n porque existe mayor diversidad, m¨¢s opciones, a diferencia de otras ¨¦pocas; sin embargo, est¨¢ esa sensaci¨®n de homogeneidad global. Entras en Instagram y parece una locura de expresiones, pero al contemplar el panorama en su totalidad, todo es lo mismo. En ese sentido, la moda resulta tan contradictoria como el ser humano.
Puesto as¨ª resulta que tampoco hemos evolucionado tanto¡ Yo creo que no lo hemos hecho. Nuestros defectos y virtudes siguen siendo los mismos. Cambia el contexto. Tambi¨¦n es verdad que me cuesta proporcionar una fotograf¨ªa de estos tiempos.
Quiz¨¢ habr¨ªa que darle la vuelta a la pregunta: qu¨¦ decimos nosotros ahora como sociedad de la moda. Eso s¨ª que ha cambiado. Hoy se le reconoce una importancia. Ojo, que siempre ha sido importante, ahora y hace tres siglos, pero la relevancia que se le otorga es mayor.
?La entrada en los museos ha contribuido a esa relevancia??El debate de la moda y el arte me aburre. Es como si todo tuviera que pasar por ¨¦l, como si la moda necesitara del arte para legitimarse. De lo contrario, se queda en frivolidad. Por eso no salimos del bucle. La moda resulta tan compleja como cualquier otra manifestaci¨®n: es poder econ¨®mico, herramienta sociol¨®gica, s¨ªmbolo y motor de cambio¡ Quiz¨¢ el ¨¦xito de las exposiciones de moda en los museos nos haya llevado a tal conclusi¨®n. En cualquier caso, que se organicen muestras de este tipo es positivo. Adem¨¢s, los museos nos debemos al visitante, no podemos ir de elitistas, somos un servicio p¨²blico y la programaci¨®n tiene que ser atractiva, accesible. Que una retrospectiva de Balenciaga sea tan blockbuster [¨¦xito] como otra de Picasso no me parece un problema.
Hablando de taquillazos, ?hemos convertido la moda en una forma m¨¢s de entretenimiento??La moda tambi¨¦n es escapismo, no por nada la llaman industria de sue?os. Otra cosa es que se convierta solo en eso. Lo que ocurre es que hemos hecho de nuestras vidas puro show, sobre todo a trav¨¦s de las redes sociales, con esas fantas¨ªas que nos construimos. Al final, todo forma parte del mismo tipo de experiencia l¨²dica, sea gastron¨®mica, art¨ªstica o indumentaria.
?Cu¨¢l ser¨ªa entonces el papel del dise?ador? Siempre ligamos esta cuesti¨®n a la crisis de creatividad. Y es cierto que, desde los a?os noventa, no asistimos a un cambio de alcance hist¨®rico. Tambi¨¦n sucede que la industria tiene otras prioridades. Pero, claro, c¨®mo va a expresar su creatividad y desarrollar talento un dise?ador con las presiones a las que est¨¢ sometido. Se supon¨ªa que la situaci¨®n iba a cambiar con la pandemia, pero hemos vuelto a las andadas. El sistema no permite respirar, no deja espacio a la libertad mental. Y el resultado es producto y producto. Merchandising. Lo que funciona econ¨®micamente.
Sosten¨ªa Paco Rabanne que el creador debe conservar la impertinencia. ?Es posible en un momento como el actual, en el que cualquiera puede li¨¢rtela a la m¨ªnima? Los cambios los propician quienes act¨²an en los m¨¢rgenes (sin salir de ellos, porque si operas del todo fuera del sistema pierdes la oportunidad de influir). Las vanguardias siempre han surgido as¨ª. Y quiero pensar que sigue habiendo margen para los m¨¢rgenes. Luego ocurren cosas como lo de Balenciaga, que me parece lamentable, y te das cuenta de lo peligrosa que puede ser la cultura de la cancelaci¨®n. Existe cierto temor, y es normal andarse con pies de plomo. Al final, la ventana que tienes para expresarte es muy reducida, incluso m¨¢s que hace 20 a?os. Hay cosas que hoy no se pueden hacer ni decir, tampoco en moda, eso es as¨ª.
Diversidad, equidad, sostenibilidad¡ ?Nos enga?an? Cualquier cuesti¨®n tiene connotaciones ideol¨®gicas. Pero que se hable de estos temas ya es se?al de mejora. No quiero hacer una lectura marxista de lo que pasa, pero si el poder responde es porque existe una presi¨®n desde abajo, se ve obligado. La moda tambi¨¦n. Si nos ponemos c¨ªnicos, podemos hablar de blanqueamiento, pero el mero hecho de que la industria se vea empujada a ello ya me parece positivo.
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