Balenciaga, el hombre discreto y misterioso que se mantuvo detr¨¢s de la cortina
El museo del gran modista espa?ol en Getaria custodia 3.500 de sus vestidos. Para celebrar su d¨¦cimo aniversario mostrar¨¢ tambi¨¦n m¨¢s de 100 obras de Azzedine Ala?a
El Museo Crist¨®bal Balenciaga, en Getaria (Gipuzkoa), est¨¢ a punto de cumplir 10 a?os, casi la misma edad que ten¨ªa aquel chiquillo que un d¨ªa decidi¨® salir de esta peque?a localidad costera para instalarse en San Sebasti¨¢n. All¨ª aprendi¨® el oficio de sastre y a?os despu¨¦s dio el salto a Par¨ªs, la capital de la moda internacional, donde hizo carrera y logr¨® auparse hasta la cima de la alta costura mundial. Lesley Ellis Miller, conservadora jefe del Victoria and Albert Musseum de Londres, opina que el museo del autor ¡°ha puesto en primer plano la figura del dise?ador, y tambi¨¦n el entorno en el que trabaj¨®, su legado, la relaci¨®n con los clientes, as¨ª como la naturaleza superlativa de su arte¡±. El hombre discreto y misterioso que siempre se mantuvo detr¨¢s de la cortina (apenas concedi¨® entrevistas) mientras su fama como modista iba agrand¨¢ndose cuenta desde junio de 2011 en Getaria con un espacio que lleva su nombre y le coloca, ahora s¨ª, frente al ojo p¨²blico.
La directora del Museo Balenciaga desde abril de 2014, Miren Vives, cree que ¡°¨¦l nunca habr¨ªa imaginado que iba a tener un museo propio, pero tampoco se sentir¨ªa inc¨®modo con nuestra forma de trabajar y de entender el museo¡±. ¡°No era alguien al que le gustaba la notoriedad. Precisamente por eso, somos muy respetuosos con su trayectoria biogr¨¢fica y tratamos de resaltar valores como la integridad, la honestidad, la b¨²squeda de la perfecci¨®n y el rigor profesional que le distinguieron en vida¡±, a?ade.
Con solo 12 a?os, Balenciaga (Getaria, 1985-J¨¢vea, 1972) llam¨® a la puerta de la moda y de la clase alta de la ¨¦poca. ¡°Mi suerte fue que en este peque?o pueblo de Getaria, cercano a San Sebasti¨¢n, se encontraba la residencia de verano de una gran dama, la marquesa de Casa Torre¡±, declar¨® en 1968 el modista a Paris Match en una de las escasas entrevistas que concedi¨®. Su padre era pescador (falleci¨® cuando Balenciaga ten¨ªa 11 a?os) y su madre, una humilde costurera que ten¨ªa entre sus clientas a la marquesa Blanca Carrillo de Albornoz y Elio, abuela de la que fue reina Fabiola de B¨¦lgica y figura clave en el despegue del joven dise?ador. Este admiraba los vestidos largos que luc¨ªa, sus sombrillas de encaje. Un d¨ªa se ofreci¨® a replicar uno de sus vestidos m¨¢s lujosos. ¡°Pod¨¦is imaginar mi alegr¨ªa cuando, al domingo siguiente, la amable dama lleg¨® a la iglesia luciendo mi vestido. As¨ª fue como hice mi primera entrada en la alta costura y la alta sociedad¡±, relat¨® Balenciaga al recordar sus or¨ªgenes.
La an¨¦cdota ocurri¨® en Bista Ona (Buena vista), como se conoc¨ªa el palacio Aldamar donde resid¨ªan en verano los marqueses de Casa Torres. El museo del modista se erige hoy en una nueva construcci¨®n anexa a aquel hist¨®rico edificio. Es una atalaya desde la que se domina toda la villa, el rat¨®n de Getaria (el monte San Ant¨®n que marca la silueta del roedor visto desde Zarautz), la iglesia g¨®tica o la estatua de Juan Sebasti¨¢n Elcano, el paisano de Balenciaga que hace 500 a?os fue el primero en circunnavegar la tierra. Miller, catedr¨¢tica en Historia de la Indumentaria y Tejidos de la Universidad de Glasgow y autora de la biograf¨ªa Balenciaga. Modisto de modistos, asegura que ¡°lo maravilloso del museo de Getaria es su propia presencia en el entorno donde naci¨® Balenciaga y proporciona informaci¨®n valiosa sobre el trasfondo vital que le condujo al viaje creativo que tuvo¡±.
Ana Balda, doctora en Comunicaci¨®n por la Universidad de Navarra y autora de una tesis doctoral sobre la pol¨ªtica de comunicaci¨®n del modista, sostiene que Balenciaga fue ¡°muy consciente¡± de que hab¨ªa creado ¡°un estilo digno de ser expuesto y de perpetuarlo. Las nuevas generaciones deben saber que otras figuras de la talla de Coco Chanel y Christian Dior alabaron p¨²blicamente la excelencia t¨¦cnica y art¨ªstica del modista vasco, a quien calificaron como ¡°el ¨²nico aut¨¦ntico couturier¡± y ¡°el maestro de todos nosotros¡±, respectivamente.
El museo que lleva su etiqueta conserva obras de un valor incalculable, hasta un total de 3.500 indumentarias originales, en las que se puede apreciar el trabajo minucioso de cada ojal, bordados suntuosos, la perfecci¨®n de cada manga o el m¨ªnimo de costuras en el corte. Entre las piezas m¨¢s destacadas, un vestido de noche en sat¨¦n de color verde claro con perlas y abalorios de 1963; un vestido de noche en tafet¨¢n de seda y viscosa, con cuerpo entallado y falda abullonada de tres cuerpos, de 1952, o el vestido de novia en sat¨¦n de color marfil y vis¨®n blanco con cuatro metros de cola que Fabiola de Mora y Arag¨®n luci¨® en 1960 el d¨ªa de su boda con el rey Balduino de B¨¦lgica. ?Tendr¨ªa sentido que el museo de Balenciaga estuviera en Par¨ªs? O en San Sebasti¨¢n, Madrid o Barcelona, donde funcionaban sus talleres hasta que decidi¨® cerrarlos todos en 1968. ¡°Par¨ªs lo hubiese acogido de buen agrado¡±, afirma la editora de moda Balda, ¡°porque Francia siempre quiso tenerlo entre los suyos y lleg¨® a ofrecerle la ciudadan¨ªa [de aquel pa¨ªs], aunque ¨¦l no la acept¨®. Abrirlo en Getaria fue un acierto y el tiempo ha venido a dar la raz¨®n¡±. El a?o pasado, marcado por las restricciones de la pandemia, fue visitado por 20.580 personas (un 38,5% con respecto al a?o anterior), de las que un 64% fueron visitas nacionales, aunque esta pasada Semana Santa pudo llenar el aforo. El museo encara este ejercicio con un presupuesto de 1,7 millones de euros, que se financia con aportaciones p¨²blicas en un 70,5%.
La responsable del centro de Getaria indica que ¡°all¨ª donde fuese, un museo sobre Balenciaga tendr¨ªa el ¨¦xito garantizado¡±. Pero apostilla que el de Getaria ¡°tiene la virtud exclusiva de ofrecer una experiencia que no se conseguir¨ªa en otros lugares. Aqu¨ª naci¨® y aqu¨ª est¨¢ enterrado. No es un museo de masas, ni se organizan megaexposiciones; es una experiencia ¨ªntima, una peregrinaci¨®n al universo Balenciaga. Nosotros somos capaces de exponer piezas que, por su naturaleza, no tendr¨ªan el mismo impacto en el visitante si estuvieran colocadas en otro lugar. Este museo te pone en conexi¨®n con el modista de la grandiosidad, el creador de los vol¨²menes impactantes y los vestidos de noche espectaculares, pero tambi¨¦n realza la versi¨®n m¨¢s sencilla y depurada de Balenciaga¡±, comenta Vives.
Adem¨¢s de custodiar piezas ic¨®nicas que vistieron personalidades internacionales como Mona Von Bismarck, Raquel L. Mellon, Patricia L¨®pez Wilshaw o Grace Kelly, guarda una colecci¨®n de pa?uelos, joyas, guantes, medias, perfumes y tocados con su marca. En sus fondos y archivos est¨¢n accesibles otros materiales que aproximan al visitante a la figura del maestro: las tijeras, punzones, la ruleta y el retal que empleaba, un cenicero, su silla del atelier del n¨²mero 10 de la avenida parisina George V, un revistero, un esmoquin de lana azul marino o cartas manuscritas, bocetos, anuncios en prensa y fotograf¨ªas de la ¨¦poca. En Desde 2019 ha recibido 129 piezas en donaci¨®n y 34 pr¨¦stamos en dep¨®sito. Ofrece ¡°programas educativos de alta calidad en moda para profesionales, investigadores y estudiantes de todo el mundo¡±, se?ala la directora. Y a?ade: ¡°Es un espacio abierto a la sociedad en el que tratamos de sensibilizar a las nuevas generaciones sobre una visi¨®n de la moda basada en la sostenibilidad y el consumo responsable¡±.
Para celebrar el d¨¦cimo aniversario, el museo abrir¨¢ la exposici¨®n Ala?a & Balenciaga. Escultores de la forma entre el 30 de abril y el 31 de octubre, con m¨¢s de 100 obras de Azzedine Ala?a (1935-2017) y de Balenciaga, pertenecientes a las colecciones que la fundaci¨®n del prestigioso coleccionista y dise?ador tunecino Ala?a tiene archivados en su sede de Par¨ªs.
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