Breve historia de la camisa rosa de Pedro S¨¢nchez, ?gesto ¡®Barbiecore¡¯ o gui?o ¡®pijo¡¯?
El Presidente acudi¨® al estudio de ¡®La Pija y La Quinqui¡¯ con una de sus prendas favoritas. Esta es la historia de c¨®mo la camisa rosa se abri¨® paso en el ropero masculino.
Es dif¨ªcil saber en qu¨¦ momento semi¨®tico se encuentra ahora el color rosa, sobre todo si hablamos del ropero de un hombre. En las ¨²ltimas semanas hemos visto como Ryan Gosling no solo se lo pone sin rubor sino que adem¨¢s se atreve con otros colores pastel, osad¨ªa que genera interesant¨ªsimos microdebates sobre las atribuciones de g¨¦nero y clase que le damos a los colores de la ropa. Pero si el hombre en cuesti¨®n es el Presidente del Gobierno de Espa?a (al menos de momento) la lectura del gesto de ponerse una prenda se complica a¨²n m¨¢s. Pedro S¨¢nchez fue as¨ª vestido en la noche de su ¨²ltimo triunfo electoral, se present¨® de esa misma guisa para su encuentro con Ana Rosa y acudi¨® con una camisa de ese color al podcast juvenil La Pija y la Quinqui (que se emitir¨¢ hoy ¨ªntegro en Spotify a partir de las doce de la ma?ana) la semana en que se estrena la Barbie de Greta Gerwig. ?Ha sucumbido el Presidente al Barbiecore, la tendencia rosa que inunda todos los escaparates femeninos este verano? ?Es una manera de lanzar un capote a Sumar, partido que ha escogido el rosa como color campa?a? ?Est¨¢ simplemente haciendo uso de un c¨®digo sport para caballeros ligeramente trasnochado? ?Es en realidad la forma de hacerse ¡°el pijo¡±, pues este color tuvo inequ¨ªvocamente esa connotaci¨®n cuando S¨¢nchez fue joven, en los a?os ochenta? Lo cierto es que la elecci¨®n, justo despu¨¦s de que su camisa pseudo vaquera azul de mezclilla generase cierta expectaci¨®n, es curiosa. Aunque a nadie sorprenda ya que un hombre se ponga una camisa rosa, no es tan habitual, sin embargo, que la camisa en cuesti¨®n no vaya bajo una chaqueta americana. As¨ª se la pusieron antes Mariano Rajoy y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Pero para ver a un presidente con camisa rosa como prenda principal hay que remontarse a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar.
La de Aznar era de Ralph Lauren y en ¨¦l ten¨ªa la inequ¨ªvoca carga semi¨®tica de esta firma en los a?os ¨¢lgidos del aznariato: Ralph Lauren era la firma predilecta de los W.A.S.P, es decir, White Anglosaxon Protestants; el que se pon¨ªa una camisa Ralph Lauren en los a?os noventa y dosmil lo hac¨ªa para adue?arse de los s¨ªmbolos de ese universo, el de los miembros de las ¨¦lites blancas de la costa Oeste, descendientes de los primeros colonos de Estados Unidos y el de los cachorros de esas ¨¦lites, quienes estudiaban en las universidades de la Ivy League.
Fue precisamente en las universidades de la Liga de la Hiedra (Princeton, Yale, Brown, Dartmouth, Harvard, Columbia¡) donde por primera vez en el siglo XX se legitim¨® el rosa como un color apropiado para los hombres. Antes del siglo XIX tambi¨¦n lo hab¨ªa sido. Pero despu¨¦s de la Revoluci¨®n Francesa se produjo un fen¨®meno que los estudiosos de la moda llaman ¡°La Gran Renuncia¡± que cambi¨® totalmente la semi¨®tica de los colores de los roperos masculinos. Hasta entonces los hombres se hab¨ªa puesto telas fastuosas, colores brillantes, joyas relucientes, pelucas enormes, polvos en el pelo y dise?os extravagantes e impr¨¢cticos, exactamente igual que las mujeres. Vestirse coloridos y exuberantes como pavorreales les permit¨ªa mostrar cu¨¢n ricos eran y cu¨¢n poco trabajo manual ten¨ªan que realizar; pero cuando llegaron tiempos revolucionarios, el pensamiento jacobino fue imponiendo justo lo contrario: disimular la riqueza y la vida ociosa y hacer gala de un estilo m¨¢s austero se puso de moda (o se convirti¨® en un me. Antes de que la cabeza de Mar¨ªa Antonieta rodase bajo la guillotina, el rosa hab¨ªa sido un color unisex. Los Borbones trajeron a Espa?a esta tonalidad, exportada desde la Corte de Versalles, donde el rosa pastel se ve¨ªa como aristocr¨¢tico mientras que el pompeyano, m¨¢s oscuro y terroso, se asociaba a la nueva burgues¨ªa.
Todav¨ªa mediados del siglo XIX, cuando se invent¨® el tinte qu¨ªmico, los tonos cereza, el rosa suave o el rosa palo eran habituales en los chalecos de los hombres del Romanticismo. De la misma forma, hasta entonces a los reci¨¦n nacidos se les hab¨ªa vestido de impoluto blanco, un color neutro (todos los colores) que transmite la idea de tabula rasa. Sin embargo, a mediados de ese siglo empezaron a producirse acontecimientos seminales para la codificaci¨®n del azul como el color de los ni?os y el rosa como el color de las ni?as. La decisi¨®n fue absolutamente arbitraria pero la norma se instal¨® f¨¦rreamente en la conciencia colectiva. Solo los toreros continuaron poni¨¦ndose trajes de luces rosa fucsia cuando el color se convirti¨® oficialmente en el ?de las ni?as?.
Y la norma no se quebr¨® hasta que en los a?os cincuenta Brooks Brothers, la firma de sastrer¨ªa que era proveedora oficial de la Ivy League -ten¨ªan tienda propia en todos los campus- puso de moda la camisa rosa entre sus chavales.
La cosa fue as¨ª: Brooks Brothers ya hab¨ªa fabricado su primera camisa rosa en 1900, pero en la primera mitad del siglo XX los hombres trajeados del primer capitalismo corporativo solo se pon¨ªan camisas de dos colores: blancas, que eran habituales entre los oficinistas, y azules, que eran el est¨¢ndar entre los trabajadores de f¨¢bricas (de hecho es de ah¨ª de d¨®nde vienen los t¨¦rminos blue collar y white collar). Las camisas de los estudiantes de la Ivy League ten¨ªan unas caracter¨ªsticas muy espec¨ªficas: eran de algod¨®n y se las denomiba la denominada ?Oxford Button Down? (inclu¨ªan botones en el cuello y un bolsillo en la pechera). Cuando las mujeres empezaron a llegar a los campus de las Seven Sisters (las facultades femeninas de la Ivy), Brooks Brothers intentaron comercializar de nuevo aquellas camisas rosas con las que hab¨ªa fracasado a principios de siglo pero, ?sorpresa!, quienes las acogieron extraordinariamente fueron los chicos.
El fen¨®meno fue extendi¨¦ndose de tal manera que la revista Time bautiz¨® el a?o 1955 como el a?o del rosa y dedic¨® un amplio e inolvidable reportaje al asunto, que sale a colaci¨®n siempre que alguien quiere hacer un tema sobre las camisas rosas.
Aquellos ivyleaguers que desde los once a?os ya se preparaban en colegios privados para ir a la Universidad (motivo por el que se les empez¨® a conocer como preppies) hicieron de la ¡°osad¨ªa¡± de ponerse una camisa rosa una se?a de identidad de su tribu. Y esa se?a de identidad se fue convirtiendo poco a poco en un s¨ªmbolo de poder y estatus que sobrevivi¨® hasta los a?os ochenta, momento en el que Gant, Ralph Lauren y Tommy Hilfiger lo reempaquetaron para wannabes.
Se normaliz¨® tanto que en los noventa ya era un est¨¢ndar sport para cualquier espa?ol. ¡°Mientras en otros pa¨ªses de Europa se extendi¨® el uso de jerseys de pico o pantalones chinos para los viernes casuales o las ocasiones sport, en Espa?a ese lugar lo ocup¨® la camisa rosa¡±, nos explica el editor de moda de ICON, la revista masculina de este peri¨®dico. La editora de moda de la revista femenina (es decir, esta), Leticia Garc¨ªa opina que esta es seguramente la connotaci¨®n con la que ha escogido su camisa el Presidente: ¡°No es que se haya puesto un traje rosa, a lo Ryan Gosling, no hay un riesgo enorme en su gesto. Yo creo que le gusta ese tono y se lo pone como un b¨¢sico de se?or¡±.
Sin embargo, el rosa no ha perdido nunca del todo su connotaciones femeninas y en pa¨ªses como Canad¨¢ es s¨ªmbolo de la lucha contra el bullying y la homofobia desde 2007 cuando dos estudiantes de un colegio de Nueva Escocia denunciaron el acoso a un compa?ero precisamente por llevar una camisa rosa. Al d¨ªa siguiente todo el mundo en el colegio fue vestido de este color. Al a?o siguiente lo hizo todo el pa¨ªs, incluido el presidente Justin Trudeau, quien desde entonces tiene la costumbre de acudir al desfile del Orgullo LGTBIQ+ vestido con una camisa rosa. Como escribe la directora del museo del FIT de Nueva York, Valerie Steele, en su libro Pink: The History of a Punk, Pretty, Powerful Color: ¡°el rosa provoca sentimientos encontrados. Siempre hay una reacci¨®n social ante ¨¦l¡±.
La camisa rosa de Pedro S¨¢nchez es muy diferente a la de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar: la del actual Presidente no tiene ninguna clase de logo en ninguna parte, carece de botones en el cuello y su corte ajustado no es apto para todas las siluetas. Se parece mucho, de hecho, a las que suele elegir Trudeau cuando va al Orgullo. Tampoco denota las connotaciones que ten¨ªa aquella que se puso Aznar y cuyos atributos preppy vuelven a estar de muy moda gracias al revival de los c¨®digos pijos de principios de los ochenta. ?Yo me cri¨¦ en Aluche y despu¨¦s en Tetu¨¢n, as¨ª que pijo no soy mucho?, explic¨® Pedro S¨¢nchez a los protagonista del podcast que ha escogido para hacer un gui?o a la juventud.
En 2023 muchos j¨®venes abrazan la est¨¦tica preppy de los ivyleaguers de forma no ir¨®nica: no hay m¨¢s que pasearse una ma?ana lectiva frente a las puertas de ICADE en Madrid o de ESADE en Barcelona. Otros muchos, sin embargo, lo hacen d¨¢ndoles una vuelta de tuerca: es su manera de burlar la est¨¦tica que supuestamente est¨¢ reservada a las ¨¦lites y que ellos se apropian con un esp¨ªritu burl¨®n y quinqui. Como explicaba Carlos Peguer, el locutor de la Pija y La Quinqui a S Moda en una entrevista concedida hace meses, ¨¦l, quien va frecuentemente con camisas Ralph Lauren y ocupa el rol de ¡°La Pija¡± est¨¢ lejos de pertenecer a la clase alta: ¡°Yo en realidad soy totalmente de clase media. Las camisas me las compro siempre de segunda mano en Humana¡±.
En cualquier caso si la prenda que en realidad interesa al lector que ha llegado hasta aqu¨ª es la camiseta de La Quinqui, ella misma ha explicado d¨®nde conseguirla:
chicas cartageneras por si os interesa la camiseta, es de la tienda de souvenirs que est¨¢ en la calle mayor justo a punto de llegar a la plaza del ayuntamiento. la de al lao de la antigua mejillonera https://t.co/tNrxlvaWKe
— mariang (@compIutense) July 14, 2023
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