?Por qu¨¦ los monos de trabajo son azules? La accidentada historia de un color que creci¨® en el Pa¨ªs Vasco
Para responder a esta pregunta hay que retroceder varios siglos, casi al a?o 1200, y aterrizar en las tierras de Gipuzkoa.
Todo tiene un porqu¨¦, hasta los colores de la ropa. El tejido de las prendas militares de los ej¨¦rcitos de tierra es de un caracter¨ªstico verde caqui (que sufre importantes variaciones de un ej¨¦rcito a otro) porque su funci¨®n, adem¨¢s de la protecci¨®n y la resistencia frente a las agresiones externas, es la del camuflaje. Los chubasqueros de los pescadores son intensamente amarillos porque en la cubierta de los barcos, en medio de una tempestad, la visibilidad es muy reducida y antes de la invenci¨®n de los tejidos reflectantes, el amarillo canario era el color que m¨¢s contrastaba frente al fondo gris o azul oscuro de alta mar. Pero, y hablando de azules, ?por qu¨¦ en todo el mundo son de un color azul oscuro tan caracter¨ªstico las ropas de trabajo de los alba?iles, los fontaneros y los operarios en general, desde el inicio de la revoluci¨®n industrial?
Para responder a esta pregunta hay que retroceder varios siglos, casi al a?o 1200, y aterrizar en las tierras de Gipuzkoa, paso natural entre la costa y la llanada alavesa, donde en la ¨¦poca de Alfonso X El Sabio se fundar¨¢n villas a lo largo de la ruta que une las costas del Cant¨¢brico con la meseta. Por esta v¨ªa se empezar¨¢ exportar a Inglaterra la lana de los grandes reba?os castellanos, a la vez que de vuelta volver¨¢n hacia la pen¨ªnsula ib¨¦rica las grandes innovaciones de la P¨¦rfida Albi¨®n, como las m¨¢quinas de vapor. En este contexto, el valle del r¨ªo Deva, ser¨¢ crucial y all¨ª crecer¨¢ Villanueva de Vergara, que se acabar¨¢ convirtiendo en un importante centro fabril centrado en la industria textil y metal¨²rgica. ?Qu¨¦ tiene esto que ver con el azul? A principios del siglo XIX, cuando en el valle del Deva ya hab¨ªa una especializaci¨®n textil de siglos, empez¨® a llegar desde China hacia el Reino Unido un tejido llamado nanqu¨ªn, cuya parada obligatoria antes de entrar en Europa era el puerto de Mah¨®n.
El nanqu¨ªn, una variedad amarillenta de algod¨®n, se te?¨ªa con ¨ªndigo, un colorante natural documentado ya por Marco Polo en sus viajes y que lleg¨® a Inglaterra desde la India. Este tinte apareci¨® como la soluci¨®n perfecta para convertir los tejidos m¨¢s resistentes tambi¨¦n en los m¨¢s sufridos: es decir, en aquellos en los que las manchas no eran perceptibles a la vista humana y, por lo tanto, manifestaban menos el uso. Solo ten¨ªa un problema: usarlos en cantidades industriales te?¨ªa de azul el agua de la zona donde se fabricase y adem¨¢s no val¨ªa cualquier agua para conseguir la reacci¨®n qu¨ªmica necesaria para que el milagro a?il se produjese. Y fue en esa villa guipuzcoana atravesada por un r¨ªo llamado Deva donde los fabricantes textiles conectados de forma natural con Inglaterra decidieron probar suerte: as¨ª fue como el mah¨®n azul, utilizado para trabajos pesados por obreros, campesinos, pescadores, se convirti¨® en un producto esencialmente vasco.
En Vergara hab¨ªa decenas de empresas dedicadas a esta labor. Como atestiguan Jos¨¦ Luis L¨®pez y Jos¨¦ E. Perall¨®n en El mundo azul de Tavex, una obra en la que conmemoran el 150 aniversario de la principal empresa de Vergara que se dedicaba a la elaboraci¨®n de hilo, tejido y estampaciones de algod¨®n, en 1860 solo esa compa?¨ªa daba empleo a 500 trabajadores. ¡°La energ¨ªa utilizada era hidr¨¢ulica, del r¨ªo Deva, y de vapor, y ten¨ªa ?instaladas 54 m¨¢quinas para preparaci¨®n y carda de algod¨®n, 28 m¨¢quinas de hilar y 164 telares¡±. Exist¨ªa tambi¨¦n un ¡°departamento de blanqueo, te?ido y estampaci¨®n¡±. Algunos lugare?os recuerdan perfectamente c¨®mo aquella actividad se prolong¨® hasta muy entrado el siglo XX. ¡°La mayor¨ªa de las que trabaj¨¢bamos ah¨ª ¨¦ramos mujeres, porque el trabajo requer¨ªa una destreza manual que se nos presupon¨ªa a nosotras. Recuerdo a mi t¨ªa contar que a ella la pusieron a trabajar ah¨ª cuando apenas ten¨ªa 12 a?os y que tuvieron que ponerle una silla especial, porque no llegaba a las m¨¢quinas¡±, cuenta Mar¨ªa P¨¦rez, nombre ficticio de un operario de T¨¢vex que trabaj¨® como administrativa en la empresa, pero que pertenece a una familia con varias generaciones involucradas en las labores de sus talleres.
Cuentan algunos de los trabajadores de la industria textil de Vergara que desde que tienen memoria, en el pueblo se sab¨ªa que el argumento principal para defender la instalaci¨®n de aquella actividad all¨ª era que, supuestamente, el agua del r¨ªo Deva ten¨ªa unas propiedades que favorec¨ªan la fabricaci¨®n de un perfecto azul mah¨®n. Azul que pas¨® a denominarse ¡°de Vergara¡±. Sobre las propiedades de este agua y sus supuestas peculiaridades qu¨ªmicas, esta publicaci¨®n no ha encontrado pruebas.
En 1888, en Vergara se fabricaban 17.000 piezas al a?o. Con el comienzo del siglo XX su consumo sigui¨® extendi¨¦ndose, hasta que en los a?os veinte apareci¨® la competencia catalana. Cuando comenz¨® la Guerra Civil, la localidad cay¨® r¨¢pidamente en manos de los nacionales y en la posguerra, en ella lleg¨® a producirse el 90% del tejido para ropa de trabajo que se fabricaba en Espa?a: en 1970 hab¨ªa en la villa todav¨ªa 16 empresas textiles, que ocupaban a unos 2.000 trabajadores, la mayor¨ªa, mujeres.
Es en esa ¨¦poca, en los a?os setenta, cuando irrumpe en el mercado espa?ol el denim o tejido vaquero. Algod¨®n y tinte azul: en Vergara eran expertos en estos dos elementos y no en vano la localidad se convirti¨® en referente para los Sainz Merino, que desde Valencia fabricaban los vaqueros de Espa?a y de una parte de Europa. Las algodoneras espa?olas se convirtieron en proveedoras del mercado norteamericano tambi¨¦n, pero lo que ofrec¨ªan era mucho menos competitivo que las grandes factor¨ªas de Guangzhou, en China, de Ahmedabad, en la India, o de Settat, en Marruecos. All¨ª es donde ahora corren los r¨ªos azules, mientras que el Deva transcurre m¨¢s limpio que nunca. A Vergara, eso s¨ª, nadie le puede ya quitar el honor de haber tenido su propio azul.
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