Qu¨¦ firmas han conseguido escapar a la tentaci¨®n del ¡®revival¡¯ (y c¨®mo lo han conseguido)
Si?, existen: las firmas de moda que no se apoyan en la nostalgia para disen?ar.
¡°No me considero una persona nost¨¢lgica porque me gusta la vida¡±, se excusaba Alessandro Michele ante el grupo de periodistas que quer¨ªa saber de la colecci¨®n oto?o-invierno 2022-2023 de Gucci presentada hace unas semanas en Mil¨¢n. Otro ejercicio de nostalgia, en efecto, entre la invocaci¨®n sartorial de los blitz kids de los ochenta y la extravaganza deportiva de los klub kids de los noventa. ¡°Entonces mir¨¢bamos al futuro, nunca al pasado. Los clubes nocturnos eran lugares para la metamorfosis, espacios en los que pod¨ªamos experimentar de verdad¡±, continuaba. Conociendo c¨®mo se las gasta intelectualmente el dise?ador romano en sus razonamientos, cualquiera dir¨ªa que estaba recurriendo a Siegfried Kracauer para justificarse: ¡°No es el hombre moderno el que anda perdido, son los muertos que vagan y nos llaman¡±, expon¨ªa el pensador alem¨¢n, pilar te¨®rico de la Escuela de Frankfurt, en El artista de nuestro tiempo. El fil¨®sofo de la deconstrucci¨®n Jacques Derrida llam¨® a tal fen¨®meno ¡®hauntolog¨ªa¡¯ (contracci¨®n del ingl¨¦s haunt, persecuci¨®n espectral, y ontolog¨ªa): la injerencia de los fantasmas del pasado en nuestra realidad temporal que nos impide olvidar y mirar adelante.
No hace demasiado, otro dise?ador, uno con muy mala leche, tambi¨¦n quer¨ªa saber: ¡°?Por qu¨¦ los j¨®venes dise?adores no son capaces de crear ropa de hoy? ?Por qu¨¦ est¨¢n rehaciendo siempre los a?os sesenta y setenta?¡±. Karl Lagerfeld (qui¨¦n si no) iba de moderno sin nostalgia porque firmaba zapatillas deportivas para Chanel, pero tampoco hay que enga?arse, que las casas que lo contrataron llevan grabado a fuego su legado en todo lo que venden, con o sin ¨¦l. ¡°Dec¨ªa Her¨¢clito que no te puedes ba?ar dos veces en el mismo r¨ªo. Todo fluye. Por mucho que los dise?os evoquen una ¨¦poca u otra, los materiales de confecci¨®n no son los mismos, como tampoco el cuerpo de la mujer es igual¡±, expone con claridad Valerie Steele, directora del Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York. Y no le falta raz¨®n, en realidad.
Negar la contemporaneidad de los creadores de moda, incluso la de aquellos que, como Proust, narran el pasado en tiempo presente, resulta absurdo. Al fin y al cabo, esta es una industria que tiene en la novedad su raz¨®n de ser. Su ret¨®rica es la de la vanguardia. Su talante, reflejar el signo de los tiempos, el tra¨ªdo y llevado zeitgeist. ¡°Las personas creativas son, en su mayor¨ªa, muy sensibles, por lo que es inevitable que expresen lo que sienten en sus trabajos. Y esos sentimientos muestran invariablemente el momento que est¨¢n viviendo¡±, tercia Linda Loppa, la que fuera legendaria directora del departamento de moda de la Real Academia de Bellas Artes de Amberes. ¡°No, no reconozco ese problema de nostalgia¡±.
La veterana Miuccia Prada y el casi debutante Peter Do apelando a la funcionalidad (prendas que responden a las necesidades del d¨ªa a d¨ªa). Raf Simons observando el devenir de la juventud desde hace dos d¨¦cadas para construir su relato indumentario. Elena Velez incorporando a su pr¨¢ctica la cotidianidad de la clase trabajadora de su Milwaukee natal. Matthieu Blazy devolviendo Bottega Venetta al futuro. Son solo algunos ejemplos. S¨ª, los dise?adores actuales que visten el hoy sin invocar el ayer existen, como en su momento hicieran Chanel, Vionet, Quant, Courr¨¨ges o Cardin.
El problema viene cuando vemos a Zendaya con un vestido de Balmain de los a?os cincuenta. O a las estrellas virales de turno desempolvando piezas de archivo para la foto. La clave, claro, est¨¢ en internet y las redes sociales con sus m¨²ltiples saltos atr¨¢s. En t¨¦rminos digitales, la nostalgia opera como un fant¨¢stico mural de inspiraci¨®n al que recurrir para experimentar una realidad que nunca se ha vivido ¡ªni se querr¨ªa vivir¡ª sin remordimientos. Instagram se las pinta ¨²nica para eso. De TikTok ha salido la pen¨²ltima sensaci¨®n del vestir morri?oso, la fiebre Y2K. ¡°Los movimientos o tendencias nost¨¢lgicos, con sus memorias m¨¢s o menos familiares, resultan agradables, pero son ef¨ªmeros. La respuesta es el futuro, no el pasado, y eso lo sabe cualquier creador de moda¡±, concluye Loppa. Steele refrenda sus palabras: ¡°La gente tiene muy poca memoria. No creo que esa nostalgia sea en realidad la motivaci¨®n de los consumidores, es solo que se encuentran m¨¢s c¨®modos ante entidades o cosas que reconocen. Como ya han visto c¨®mo era la moda en el pasado (en fotograf¨ªas o pel¨ªculas), responden mejor a esos dise?os nost¨¢lgicos que a los de apariencia m¨¢s actual¡±. Va a ser verdad eso que le dijo a este periodista Patrick McDowell, el centenial favorito del negocio ahora mismo: ¡°Lo que es muy viejo no se recuerda, por eso parece nuevo¡±.
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