C¨®mo sobrevivir al trauma anual de comprar un biquini
El peregrinaje en busca del ¨ªtem del verano puede ser mucho menos estresante de lo que se cree. Solo hacen falta ciertos conocimientos anat¨®micos, desterrar algunas viejas reglas estil¨ªsticas y aderezarlo con grandes dosis de humor.
¡°No somos nadie, y menos en ba?ador¡±, sol¨ªa decir mi padre. Por eso cada a?o, cuando llega el temido momento de hacerse con una prenda para ir a la playa, millones de mujeres en todo el mundo sufren lo que se denomina el swimsuit trauma. Una patolog¨ªa que genera ansiedad, estr¨¦s, baja autoestima, autocompasi¨®n y la deprimente sensaci¨®n de que cualquier cosa que una haga por mejorar su f¨ªsico o bajar de peso nunca ser¨¢ suficiente para satisfacer a esta exigente prenda, que parece inventada por el diablo.
Ni la desnudez ni la lencer¨ªa son jueces tan severos como el traje de ba?o o el biquini. Y si no, vayan a una playa nudista a comprobarlo. Ver¨¢n cuerpos de todas las formas y tama?os, mientras que en una playa de Benidorm el espect¨¢culo puede ser dantesco. Tripas q¨Cue luchan por salir de un triquini, tiras que se incrustan en las caderas, pechos oprimidos por sujetadores que buscan su liberaci¨®n y la costumbre patria de decantarse por el estampado y los colores alegres para el verano ¨Cal margen de la talla¨C, como confirma un estudio de Venca del pasado a?o, en el que el 41% de las espa?olas prefieren estos dise?os. Los hombres tambi¨¦n tienen lo suyo. El mayor problema para los que no se han matado en el gimnasio todo el a?o es decidir si la cintura del ba?ador se reubica encima o debajo de la barriga.
¡°Todo lo que odio en la vida est¨¢ reencarnado en esta pieza de ropa¡±, dec¨ªa un art¨ªculo de The New Yorker. Un trozo de tela nacido para recordarnos que la felicidad completa no existe. Verano, sol, vacaciones, viajes, una libido m¨¢s en forma y el aterrizaje forzoso al mundo cruel en forma de probador con luz fluorescente y paredes forradas de espejos, donde comprobamos el misterioso comportamiento de la tela de licra, capaz de reducir y aplastar los pechos m¨¢s turgentes pero inh¨¢bil para hacer lo mismo con la barriga. ?No est¨¢n las dos partes del cuerpo hechas del mismo material?
Cada vez que tengo que enfrentarme a la ingrata tarea de comprar un biquini, consciente de las consecuencias nefastas de esta inocente operaci¨®n, elijo un d¨ªa alegre y positivo, aunque no demasiado porque de lo contrario puedo acabar comprando algo de lo que luego me arrepiento. Procuro ir con algo de color ¨Ctras haber tomado el sol dos ¨® tres d¨ªas¨C, por eso de que los tonos oscuros adelgazan; y siempre voy sola, para asegurarme de no dejar testigos o no sufrir los da?os colaterales de una amiga excesivamente sincera. A veces, incluso, he utilizado las gafas de sol para neutralizar los nocivos efectos de las luces del probador. ?Qu¨¦ mente s¨¢dica dise?a estos min¨²sculos habit¨¢culos, especializados en agrandar las miserias y en reducir las posibilidades de venta?
Seg¨²n Silvia Foz, asesora de imagen personal y corporativa, en Barcelona, ¡°la prenda m¨¢s complicada de comprar es, sin duda, el traje de ba?o o biquini por dos razones b¨¢sicas. Primero, porque es la que deja a la persona m¨¢s expuesta. M¨¢s incluso que la lencer¨ªa, ya que ¨¦sta es para usar en privado pero el ba?o nos muestra a una multitud entera bajo el sol, por lo que resulta muy dif¨ªcil disimular los defectos. El segundo problema es que la moda de ba?o es bastante limitada, sobre todo en Espa?a, y fluct¨²a entre las marcas low cost, con modelos de mala calidad y dise?os que solo sientan bien a los cuerpos perfectos; y la de mayor calidad, que es cara. Mucha gente no quiere invertir tanto en una prenda que solo usar¨¢ tres meses al a?o, o en las vacaciones. Por otro lado, a pesar de vivir en un pa¨ªs de sol y buen tiempo, no existe esa costumbre que hay en EEUU de celebrar las pool parties¡±. Llevar traje de ba?o en un entorno menos casual que la playa, se reduce aqu¨ª al exclusivo mundo de los yates.
Ni las peras ni las manzanas gastan en ba?adores
La primera regla a observar en este peregrinaje en busca del ¨ªtem del verano, es muy simple: saber nuestros defectos y virtudes. Algo que, sin embargo, no es tan sencillo. Las revistas femeninas nos hemos acostumbrado a clasificar el amplio apartado de los cuerpos de mujeres en dos grupos: las manzanas y las peras, pero dudo mucho que estas frutas tengan la tediosa tarea de embutirse en un ba?ador o biquini cada verano. La realidad es que gran parte de la poblaci¨®n va a las tiendas con ideas err¨®neas sobre su anatom¨ªa. Seg¨²n Silvia Foz, ¡°existe un elevado tanto por ciento de personas que desconocen sus cuerpos. La mayor¨ªa tienen complejos o est¨¢n obsesionados con ciertas partes que, no siempre son las menos agraciadas. Esta falta de objetividad es la que hace que se cometan errores a la hora de elegir lo que mejor nos sienta. Un ejercicio que mando a mis clientas es que se miren al espejo de forma amigable, deteni¨¦ndose especialmente en las partes positivas. Se suele decir que hay que resaltar lo bueno y tapar los defectos, pero yo prefiero centrarme en lo primero y olvidarme de lo segundo, quitarle la importancia que tiene, minimizarlo¡±.
Adela & Viki es una marca espa?ola que confecciona moda de ba?o para ¡°mujeres reales¡± de calidad, usando buenas licras y patrones corseteros, y surgi¨® de la necesidad de sus creadoras al no encontrar trajes de ba?o en el mercado que cumplieran con sus expectativas. Adela reconoce que muchas de sus clientas desconocen sus potenciales. ¡°Algunas priorizan sus gustos en vez de buscar algo que les vaya bien a su tipo de cuerpo. Nosotras vendemos online, algo que a priori parece muy arriesgado si se aplica al ba?ador, pero no tenemos casi devoluciones porque pedimos las medidas y asesoramos a las clientas. Nuestros trajes de ba?o est¨¢n hechos para sentar bien y contienen un mont¨®n de trucos, forros, refuerzos, franjas laterales que estilizan y estructuras que elevan el pecho, por eso lo interesante es su interior no su exterior¡±.
La marca no confecciona biquinis pero cuenta con lo que llama topkini, un traje de ba?o que se convierte en dos piezas para poder tomar el sol y que es la estrella de la colecci¨®n. Los modelos de Adela & Viki rondan entre los 135 y los 210 euros.
Reescribiendo las reglas
Las reglas sobre lo que sienta bien o no a cada tipo de cuerpo deber¨ªan ser actualizadas, porque la idea de tapar lo feo y mostrar lo bonito esta algo obsoleta. En un art¨ªculo de la revista Forbes titulado The best swimsuit advice you will ever receive (El mejor consejo sobre ba?adores que jam¨¢s has recibido), Marysia Reeves, de la marca Marysia Swim, que destaca por su calidad y sofisticaci¨®n, cree que ¡°cubrir grandes zonas del cuerpo no siempre es favorecedor. A veces menos es m¨¢s¡±; mientras Lisa Mar¨ªa Fern¨¢ndez, que dise?a ba?adores con tela de neopreno -que moldea la figura¨C, afirma, ¡°no creo en las reglas. Se trata m¨¢s bien de lo c¨®moda que una se sienta con su cuerpo. La autoconfianza es la clave. La parte del mundo en la que uno viva juega tambi¨¦n un papel importante. En Brasil cuanto m¨¢s peque?os mejor, independientemente de la talla. Las americanas prefieren taparse m¨¢s y a las francesas y europeas en general no les importa hacer topless¡±.
Muchas empiezan a cambiar ya las normas. ?Y si en vez de tratar de adaptar nuestros cuerpos a los modelos de ba?o, no hacemos que ¨¦stos ¨²ltimos se ajusten a nuestra anatom¨ªa? Fuensanta Vigueras, una psic¨®loga apasionada de la moda, se hizo esta misma pregunta y acab¨® confeccionando ba?adores y biquinis a medida. Licras de gran calidad y patrones b¨¢sicos (a partir de 260 euros). Fuensanta tampoco cree en el verbo tapar, ¡°?c¨®mo tapas una barriga?¡±, ella apuesta m¨¢s por desviar la vista a otro sitio y hace especial hincapi¨¦ en la forma del escote para modelar el pecho. Biquinis y hasta trikinis, ¡°?por qu¨¦ no?, solo deben evitarlos las que no tienen cintura¡±, forman parte de sus colecciones ideadas para sentar bien. Vigueras es toda una experta que tambi¨¦n cose para mujeres que han pasado por una mastectom¨ªa o que tienen alg¨²n tipo de deformaci¨®n derivada de una enfermedad.
La nueva generaci¨®n de dise?adores de ba?o no solo tiene en cuenta a las mujeres reales, sino al medioambiente y la sostenibilidad. Es el caso de la espa?ola Now Then que, seg¨²n Andrea Salinas, su directora creativa, ¡°intentamos recuperar el saber hacer de Espa?a en prendas de ba?o, lencer¨ªa, confecci¨®n, dise?o y patronaje. Nuestros talleres est¨¢n en Catalu?a y Levante ¨Clos pocos que quedan¨C. Trabajamos con tejidos ecol¨®gicos y reciclados ¨Cprocedentes de redes de pesca y pl¨¢sticos de los mares¨C, ya que la mayor parte de las licras que se usan para los ba?adores dejan mucho que desear. El proceso del tinte puede incorporar t¨®xicos que, con el agua, se liberan m¨¢s f¨¢cilmente¡±. El dise?o, cuidado al m¨¢ximo, tiene la delicadeza del utilizado en lencer¨ªa. ¡°Procuramos que las costuras est¨¦n escondidas y no se vean, que las gomas no aprieten para no dejar marcas y en lugar de forros usamos doble tejido, pero huimos del patronaje correctivo o de los push ups. Nuestra filosof¨ªa es m¨¢s feminista y liberadora¡±, apunta Salinas. La marca vende solo online y sus precios oscilan entre los 89 y los 130 euros.
Un ¨²ltimo consejo para enfrentarse al swimsuit trauma es recordar que lo barato sale caro y que 5 ba?adores chinos equivalen a uno en condiciones, que mantenga a flote nuestra reputaci¨®n. Si todo falla y no logramos tener las barrigas, ya no planas sino c¨®ncavas, que demanda este a?o Instagram, siempre podemos abrazar otras tendencias como el fatkini (tener sobrepeso y posar en biquini) o, en el extremo opuesto, el burkini. Mucho menos siniestras que las ¨²ltimas tendencias en ba?adores populares, algunas de ellas tan surrealistas que han inspirado a dos madres blogueras, Kristin y Jen, a hacer este v¨ªdeo, subirlo a Facebook y hacerse virales en un abrir y cerrar de ojos.
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