Vida y muerte del Wonderbra, ?el Levi¡¯s de los pechos? que amaban por igual hombres y mujeres
En 1994, se vend¨ªa un Wonderbra cada 15 segundos y las tiendas no eran capaces de reponerlos en los estantes. En 2022, a muchas mujeres les costar¨ªa volverse a poner un sujetador tan inc¨®modo.
Las b¨²squedas no mienten. Si preguntamos a Google Trends, herramienta destinada a captar los patrones de b¨²squeda de los usuarios en un periodo de tiempo determinado, por el inter¨¦s por la palabra Wonderbra, nos responder¨¢ que el ¨²ltimo pico tuvo lugar en 2008. Desde 2004 hasta finales de 2020, el inter¨¦s por el Wonderbra, la marca de sujetador realzador o efecto push up?m¨¢s famosa del mundo, no ha hecho m¨¢s que disminuir. El crecimiento en 2008 tiene nombre propio: la bailarina de burlesque Dita Von Teese, que ese a?o realiz¨® una colaboraci¨®n con la marca que despert¨® el recuerdo por un tipo de sujetador que ya estaba pasando a la historia.
Antes de Dita y de que la tecnolog¨ªa revelase nuestros m¨¢s oscuros secretos, el pico de inter¨¦s anal¨®gico por el Wonderbra tuvo lugar en 1994, cuando se lanz¨® la campa?a en Reino Unido en la que la modelo checa Eva Herzigova miraba hacia sus senos realzados gracias al sujetador maravillas mientras se le¨ªa el mensaje Hello, boys (Hola, chicos). Cuenta una leyenda urbana que las vallas publicitarias que mostraban aquella potente imagen de Herzigova produc¨ªan una ralentizaci¨®n del tr¨¢fico, e incluso accidentes, en la zona. Para la campa?a en Estados Unidos se dej¨® de lado cualquier sutileza, y la misma Eva Herzigova aparec¨ªa acompa?ada de mensajes como ¡®a qui¨¦n le importa si hoy tengo mal pelo¡¯ o ¡®m¨ªrame a los ojos¡ he dicho a los ojos¡¯. El sujetador maravilla se convirti¨® en los 90 en el gran objeto de deseo que consegu¨ªa integrar las fantas¨ªas femeninas (aumentar de talla de sujetador y realzar los senos sin necesidad de cirug¨ªa para amoldarse f¨¢cilmente al canon est¨¦tico imperante) y las masculinas (Eva Herzigova)?convirti¨¦ndose en un ¨¦xito instant¨¢neo.

Algunos factores culturales que contribuyeron a este ¨¦xito: la aparici¨®n de Pamela Anderson en una playa de?Malib¨² en 1992 para interpretar a C.J en Los vigilantes de la playa, serie que la catapult¨® a la fama mundial y la convirti¨® en sex symbol internacional, creando mayor tolerancia hacia la artificialidad, a los cuerpos moldeados por la cirug¨ªa est¨¦tica y a los grandes escotes. El regreso del cors¨¦ y la lencer¨ªa que marcaba y exageraba la silueta femenina de la mano de dise?adores disruptivos como Jean Paul Gaultier o Vivienne Westwood. Madonna. Y la chica de moda, Kate Moss, que no era famosa precisamente por tener una silueta curvil¨ªnea, rindi¨¦ndose a la magia del Wonderbra en una entrevista para New York Magazine en 1994, donde revel¨® que, incluso ella, lograba tener escote cuando lo usaba.
Una serie de datos sorprendentes sobre el fen¨®meno, extra¨ªdos de un caso de estudio sobre Wonderbra elaborado por la Escuela de Negocios de la Universidad de Michigan: tras aterrizar en mayo de 1994 en Estados Unidos, con un precio sugerido de 26 d¨®lares, se empez¨® a vender un sujetador cada 15 segundos. El a?o de su lanzamiento, las tiendas no eran capaces de reponerlos en los estantes y las mujeres esperaban horas para hacerse con un codiciado Wonderbra. Las ventas del primer a?o en Estados Unidos rondaron los 120 millones de d¨®lares.?El Consejo de Dise?adores de Moda de Am¨¦rica (CFDA) homenaje¨® a Wonderbra ?por crear un fen¨®meno nunca antes experimentado en la industria?. Ethel Klein,?editora de EDK Forecast, un bolet¨ªn informativo que rastreaba los intereses de las consumidoras,?afirm¨®: ?Wonderbra se ha convertido en una especie de Kleenex, en el sentido de que es el nombre del producto lo que define la categor¨ªa?. Adem¨¢s de con Kleenex, Wonderbra fue comparado con Levi¡¯s por su enorme impacto social y cultural.
Las p¨¦rdidas para Wonderbra llegaron, precisamente, por culpa del ¨¦xito del producto y de la democratizaci¨®n de la lenceria: a partir de los 2000, cualquier marca ten¨ªa su propio sujetador push up que ofrec¨ªa las mismas maravillas que el de la famosa marca. Todo el mundo vend¨ªa Kleenex. Las previsiones de venta tampoco eran demasiado halag¨¹e?as de cara al futuro del producto: en 1994, en un art¨ªculo para el Chicago Tribune, se predijo que, aunque en aquellos momentos fuese un caso de ¨¦xito, no tendr¨ªa largo recorrido puesto que ?el sujetador es inc¨®modo y el 78% de las mujeres escogen un sujetador por comodidad antes que por sex appeal?. En la pieza se?alaban que la venta de zapatos de tac¨®n tambi¨¦n estaba sufriendo un descento frente al zapato plano y c¨®modo.
Tambi¨¦n se produjo un cambio de mirada: los anuncios de Wonderbra, m¨¢s que dirigidos a mujeres, parec¨ªan estar dirigidos a hombres. El impacto cultural del producto ten¨ªa mucho que ver con la mirada masculina y el deseo. Como explic¨® Leticia Garc¨ªa en un art¨ªculo en este mismo medio: ?Hasta hoy, buena parte de los modistos famosos han sido hombres, y en las pocas excepciones de mujeres que han alcanzado la primera divisi¨®n en esta industria, se pod¨ªa captar a simple vista la apuesta por la comodidad de ellas (con Coco Chanel a la cabeza) frente a la decoraci¨®n superflua y a veces inc¨®moda de ellos. El sujetador no es una excepci¨®n. Lo patent¨® una mujer,?Mary Phelps Jacobs, en 1914, pero entoncess era un paso revolucionario frente al opresivo cors¨¦?. M¨¢s adelante, se convirtier¨ªa en una prenda sexy m¨¢s que pr¨¢ctica y, en algunos casos, casi tan inc¨®moda como el propio cors¨¦.
En 2013,?la artista visual, m¨²sica y poeta Scout Par¨¦-Phillips, realiz¨® un trabajo llamado Impressions (Impresiones), un conjunto visual que mostraba las inc¨®modas marcas que la ropa interior dejaba sobre la piel. El proyecto fue compartido por la marca de ropa interior Heist Studios en su cuenta de Instagram: ?Quer¨ªamos iniciar un debate en torno a la ropa interior inc¨®moda?, compartieron desde la marca, ?quer¨ªamos compartir algo que mostrase esa sensaci¨®n cuando el sujetador se te clava o cuando las bragas te dejan marcas alrededor del ombligo?. Desde inicios de 2010, muchas marcas de lencer¨ªa empezaron a apostar por l¨ªneas de ropa interior c¨®modas: los sujetadores fueron perdiendo progresivamente los aros y el relleno, dando paso a toda una gama de bralettes, se apost¨® por tejidos como el algod¨®n, la ropa interior sin costuras y las l¨ªneas deportivas. Otras marcas nacieron directamente con esa intenci¨®n. Este fue el caso de la firma Negative Underwear, fundada por dos mujeres llamadas Lauren Schawb y Marisa Vosper quienes, en una entrevista para S Moda, revelaron c¨®mo nacio su proyecto:??Hace cinco a?os nos dimos cuenta de las mujeres odiaban sus sujetadores, por eso creamos una l¨ªnea de ropa interior centr¨¢ndose en otro lado del universo de la moda: quer¨ªamos resolver un problema, no desbarajustar m¨¢s el mundo y, obviamente, los sostenes eran el reto a afrontar?.
En 2020, con la pandemia, las mujeres se quitaron los sujetadores para estar en casa. Y, una vez fuera, lo ¨²ltimo que quer¨ªan volver a ponerse era un Wonderbra: el consumo de sujetadores c¨®modos, b¨¢sicos e incluso deportivos, alcanz¨® una subida?una subida del 40%?en tiempos pand¨¦micos. Qui¨¦n sabe la vuelta a la vida social y nocturna traer¨¢ una imprevisible vuelta del Wonderbra, como ya ha sucedido con los inc¨®modos y sexuales vestidos de Herv¨¦ L¨¦ger, aunque en el caso de los sostenes, parece mucho m¨¢s improbable. En un art¨ªculo de 2018 de Teen Vogue, la edici¨®n adolescente de una de las revistas de moda y tendencias m¨¢s influyentes del mundo, titulado No tienes por qu¨¦ llevar sujetador, hablaban de quitarse el sujetador como s¨ªmbolo de los tiempos contra el status quo: ?Estamos en el punto donde las mujeres ya no quieren soportar la incomodidad de llevar sost¨¦n y est¨¢n desafiando las costumbres culturales que dictan que sus senos deben estar cubiertos y restringidos?. En otras palabras: bye, boys.
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