Mujeres y mentoras en el arte espa?ol
Las mujeres reivindican visibilidad en el arte espa?ol. Ellas influyen en un sector conservador con nuevas ideas.
Seg¨²n cifras de la Asociaci¨®n de Mujeres en las Artes Visuales (AMAV), durante la ¨²ltima d¨¦cada las artistas protagonizaron el 20,5% (el 10% espa?olas) de las 973 exposiciones individuales organizadas en 22 centros de arte en Espa?a. Carlota ?lvarez Basso, directora de Matadero Madrid, est¨¢ convencida de que, en el ¨¢mbito cultural, ha habido m¨¢s nombres femeninos en cargos de responsabilidad que en otros ¨¢mbitos laborales. Y tiene una lectura sociol¨®gica para esa situaci¨®n, que comparte con varias de sus colegas: ?Hace 40 a?os dedicarse a las artes pl¨¢sticas no se consideraba una profesi¨®n seria, sino m¨¢s bien una afici¨®n para mujeres ociosas. Era un ¨¢mbito laboral residual. Fue precisamente a medida que el sector comenz¨® a profesionalizarse cuando los hombres empezaron a incorporarse?.
?lvarez Basso recuerda la larga lista de pioneras que han dominado el sector del arte en las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas. Nombres propios como Juana Mord¨®, Juana de Aizpuru, Soledad Lorenzo, Helga de Alvear, Elvira Gonz¨¢lez, Mar¨ªa Corral, Carmen Jim¨¦nez, Victoria Combal¨ªa, Aurora Garc¨ªa, Rosa Mart¨ªnez, Rosina G¨®mez Baeza, Oliva Arauna, Estrella de Diego, Elba Ben¨ªtez y un amplio elenco de comisarias, galeristas, cr¨ªticas de arte, docentes y expertas que han marcado una ¨¦poca. ?Con su esfuerzo y dedicaci¨®n, ya que iniciaron su andadura profesional en momentos dif¨ªciles para el acceso de las mujeres al mundo laboral y empresarial y que se entregaron en cuerpo y alma a la promoci¨®n del arte en Espa?a, convirti¨¦ndolas en un referente profesional para las j¨®venes generaciones. Todas y cada una de las que a d¨ªa de hoy estamos trabajando en cargos directivos de gesti¨®n cultural en Espa?a tenemos una deuda clara con esa generaci¨®n de luchadoras, que nos han desbrozado el camino?, confiesa.
Yolanda Romero G¨®mez, directora desde los or¨ªgenes (en 2000) del granadino Centro Jos¨¦ Guerrero, apunta: ?Esto no ha significado que se promocionara m¨¢s a las creadoras en un pasado. En realidad, no ha sido hasta la irrupci¨®n de los movimientos feministas cuando se han apreciado cambios sustanciales en la sociedad contempor¨¢nea y, en consecuencia, tambi¨¦n en el ¨¢mbito de las artes. El feminismo ha sido ese punto de inflexi¨®n que nos ha hecho interrogarnos sobre nuestros principios y modos de comportamiento, y ha provocado estos cambios en nuestros modos de hacer, juzgar y ver?.
Ariadna viste blusa y pantal¨®n de Adolfo Dom¨ªnguez y zapatos de sal¨®n de L. K. Bennet en El Corte Ingl¨¦s. Aurora lleva vestido de Sportmax y sandalias de Elie Saab.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
Todas comulgan con la voz de Lourdes Fern¨¢ndez. ?Hoy hay menos mujeres que consiguen realizar su carrera porque nuestras vidas personales se ven m¨¢s influenciadas por otros aspectos. Por elecci¨®n personal y porque la propia sociedad te lleva a ello. Yo, desde mi posici¨®n, quiero echarle un cable a creadoras que no han podido realizar su proyecto, y no por falta de voluntad?. Gl¨°ria Picazo, directora del Centre d¡¯art La Panera, explica que la crisis ha servido de baremo. ?Cada vez hay m¨¢s artistas trabajando, pero en estos momentos el problema ya no es una cuesti¨®n de g¨¦nero, sino de tener la capacidad de resistencia para superar momentos tan dif¨ªciles como los actuales, en los que llevar a cabo una trayectoria art¨ªstica intensa y de largo recorrido es realmente muy dif¨ªcil?.
M¨¢s cr¨ªtica es Chus Mart¨ªnez, comisaria jefe del Museo Barrio de Nueva York, cuando cuenta: ?Nosotras seguimos siendo las grandes ausentes en posiciones importantes, en estructuras que tienen que ver con forjar colecciones o con la organizaci¨®n de programas de exposiciones que se relacionan con estructuras administrativas a gran escala?. Afirma que lo que ha proliferado es que este perfil s¨ª encaje perfectamente en centros de escala menor, con un mayor sentido de la experimentaci¨®n y, tal vez, dotados de menos medios con los que ellas son capaces de obtener una gran rentabilidad social y art¨ªstica. ?Eso no significa que lo que hacemos sea menos importante, sino que deja al descubierto una determinada forma de entender la funci¨®n y la figura de las mujeres en relaci¨®n con el poder. No veo ning¨²n progreso en ese frente?, concluye Chus.
De izda. a dcha.: Marisa lleva vestido de Bottega Veneta. Patricia, vestido de Herm¨¨s. Yolanda, vestido de Angel Schlesser. Mari ?ngeles lleva top de cuadros con cuello vuelto de C¨¦line. Paloma lleva gabardina de Jean Paul Gaultier.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
En el mundo de la arquitectura la situaci¨®n no var¨ªa, aunque cabe destacar que, seg¨²n cuenta la comisaria independiente Ariadna Cantis, la primera mujer en titularse en la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Madrid fue Matilde Ucelay, y lo hizo en 1936. En palabras de Cantis: ?Las arquitectas espa?olas se concentran, en mayor proporci¨®n que sus compa?eros de profesi¨®n, en las categor¨ªas de asalariados, colaboradores, funcionarios de la Administraci¨®n o docentes no funcionarios. El ejercicio libre, aun siendo el sector de actividad m¨¢s valorado, es mayoritariamente masculino, pese a que el ideal que tienen en mente las arquitectas cuando se forman es tener un estudio propio. Las mujeres que construyen en Espa?a, ganan concursos y publican su obra generalmente trabajan con sus parejas profesionales y personales, sus maridos?.
El art¨ªculo 26 de la Ley Org¨¢nica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en su cap¨ªtulo para La igualdad en el ¨¢mbito de la creaci¨®n y producci¨®n art¨ªstica e intelectual dice: ?Los distintos organismos, agencias, entes y dem¨¢s estructuras de las administraciones p¨²blicas que, de modo directo o indirecto, configuren el sistema de gesti¨®n cultural, desarrollar¨¢n acciones positivas necesarias para corregir las situaciones de desigualdad en la producci¨®n y creaci¨®n intelectual art¨ªstica y cultural de las mujeres?.
?Se nota la mano femenina en la direcci¨®n de un centro de arte a la hora de programar a creadoras? Ninguna de las entrevistadas se aferra a la Ley de igualdad como un clavo ardiendo. De hecho, todas defienden su libertad e independencia a la hora de programar. ?No es que haya que comprar un porcentaje determinado de obras femeninas, sino que desde las instituciones y los cargos que desempe?amos se debe potenciar la posibilidad de abrir ese mundo?, dice Lourdes. ?Debemos investigar d¨®nde est¨¢n, en qu¨¦ trabajan y, aunque sus voces no sean p¨²blicas, darles visibilidad. Pero s¨ª es cierto que nosotras tenemos m¨¢s sensibilidad a que la presencia de las mujeres sea m¨¢s equiparable?.
Cristina lleva vestido de Etro y zapatos de Herm¨¨s. Carlota viste blusa de Cos, pantal¨®n propio y zapatos de Sportmax.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
Aunque Carlota ?lvarez Basso niegue con rotundidad su preferencia a programar obras de ellas, de las siete exposiciones individuales que se exhibir¨¢n en las paredes de Matadero Madrid en 2014, seis tienen firma de mujer: ??Juro que ha sido casualidad, que busc¨¢bamos mostrar buen arte y calidad!?, afirma.
A la afinidad recurre Chus Mart¨ªnez: ?A m¨ª me interesan especialmente por el modo en que muchas est¨¢n planteando cuestiones est¨¦ticas, filos¨®ficas, pol¨ªticas y sociales, pero no por una raz¨®n de g¨¦nero?, concluye. Gl¨°ria tambi¨¦n es tajante en su postura a la hora de afirmar que jam¨¢s ha tratado de imponerse cuotas en el momento de programar exposiciones. ?He tratado de ser muy ecu¨¢nime teniendo a mano el m¨¢ximo de informaci¨®n posible para poder decidir qu¨¦ artistas seleccionar. A veces, el problema de las mujeres artistas ha sido su invisibilidad. Pero en estos momentos, creo que tienen una presencia importante. Lo que ahora es realmente dif¨ªcil es recuperar el tiempo perdido, pero tambi¨¦n en este caso se est¨¢n llevando a cabo nuevas lecturas de colecciones en las que la recuperaci¨®n y presencia de las artistas es cada vez m¨¢s normalizada?.
?Qu¨¦ opinan las artistas? La mayor¨ªa menciona a la asociaci¨®n Mujeres en las Artes Visuales, a la que pertenecen varias. Pero Cristina Lucas va m¨¢s all¨¢: ?Ser¨ªa muy interesante saber cu¨¢ntas programadoras y cu¨¢ntos programadores tenemos en los centros p¨²blicos espa?oles. Y, adem¨¢s, conocer en qu¨¦ proporci¨®n nuestros gestores culturales (de cualquier g¨¦nero) se toman en serio la paridad. Es decir, que sea un hecho que se trabaje con dinero p¨²blico en el sector sin prejuicios sexistas. MAV se toma en serio investigar con cifras ciertas realidades de g¨¦nero en las instituciones p¨²blicas del arte?. Y como exclama la barcelonesa Mariona Moncunill, ?al poner los n¨²meros sobre la mesa, por lo general las cifras hacen enfurecer?.
Mariona lleva vestido de Adolfo Dom¨ªnguez, pulsera de cuero de Herm¨¨s y sandalias de L.K. Bennet en El Corte Ingl¨¦s. Gl¨°ria luce vestido de Herm¨¨s y botines de Boss.
Ximena Garrigues y Sergio Moya
Respecto a si han vivido alguna discriminaci¨®n o menor n¨²mero de oportunidades solo por el hecho de ser mujeres, todas, de un modo o de otro, lo confirman. El rotundo ?por supuesto? de Itziar Okariz apoya la aserci¨®n de Moncunill cuando dice: ?La discriminaci¨®n se nota m¨¢s en actitudes paternalistas o desprecios sutiles?. Para Cristina Lucas todo aparenta ser normal ?hasta que te pones a contar y percibes que tu g¨¦nero no cuenta. Esa injusticia pasa de puntillas a tu lado y no puedes ni se?alarla con el dedo hasta que, enumerando, notas que faltan chicas. Cada vez que entro en un sitio donde no hay ninguna compa?era digo abiertamente: ¡°Aqu¨ª no hay mujeres, mala se?al. Es un s¨ªntoma medieval y antidemocr¨¢tico¡±?.
En el campo de la arquitectura tampoco se sienten a salvo. Aurora Adalid, del colectivo Zuloark (coautores de la plaza El Campo de Cebada), dice que el mundo de la construcci¨®n est¨¢ fundamentalmente dirigido por hombres mayores y con poder. ?En mis inicios les resultaba complicado relacionarse de igual a igual con una ¡°ni?a¡± como yo?. Ahora que est¨¢ m¨¢s cerca de los movimientos sociales la relaci¨®n es m¨¢s c¨®moda y no se produce esa extra?eza. ?Es una profesi¨®n que exige mucho, y cuando la vida personal comienza a ocupar m¨¢s tiempo y atenci¨®n, es f¨¢cil estancarse y dejar de progresar?.
Todas son conscientes del trabajo que queda por hacer y son cr¨ªticas con el futuro, cuyas cifras afirman que ser¨¢ m¨¢s femenino. En 2013, seg¨²n MAV, el porcentaje de conservadoras en museos p¨²blicos ascendi¨® al 65%. Y el de conservadoras, jefas y coordinadoras de exposiciones temporales al 81%. Las mujeres que mueven los hilos (art¨ªsticos) asumen que necesitan otra manera de crecer. ?No es suficiente con a?adir nuestro nombre a la historia del arte, hay que cambiar de paradigma en la forma de mirar?, explica la directora del Centro Jos¨¦ Guerrero.
La reflexi¨®n m¨¢s profunda tambi¨¦n la realiza ella al desgranar que la presencia femenina en el museo no puede abordarse de un modo exclusivamente cuantitativo. ?Lo importante es transformar los sistemas de valoraci¨®n art¨ªstica que han estado, y est¨¢n, estructurados seg¨²n un modelo patriarcal. Hay que dirigir las pol¨ªticas del museo no solo a incrementar la cantidad de artistas mujeres por el hecho de serlo, sino a dar mayor protagonismo a las voces que han contribuido a transformar el canon masculino?. O como dice Chus Mart¨ªnez, ?hay que cre¨¦rselo y confiar?.
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