Christina Rosenvinge: ?Era doloroso encontrarse colegas muy concienciados en pol¨ªtica que ninguneaban el sexismo¡±
Christina Rosenvinge, Hinds, Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo, Solea Morente y La Zowi reflexionan sobre el papel de la mujer en la industria musical en los ¨²ltimos 10 a?os.
El oto?o que S Moda lleg¨® a los quioscos, el mundo vibraba con We found love, de Rihanna, y lloraba a moco tendido con Someone like you de Adele. La int¨¦rprete de la primera canci¨®n tuvo que soportar durante un cierto tiempo que su fama se viese irremediablemente asociada al nombre del productor bajo el que lanzaba sus canciones, el rapero y gran pope de la industria Jay Z. La prensa no pudo evitar sucumbir a la tentaci¨®n de inventarse un supuesto idilio entre ellos y la preceptiva pelea de gatas de la cantante de Barbados con la esposa de su supuesto mentor, Beyonc¨¦. La segunda se convirti¨® en la primera mujer en la historia en situar tres sencillos entre las primeras 10 posiciones del Billboard a la vez y en la primera f¨¦mina en tener dos ¨¢lbumes y dos sencillos entre los cinco primeros puestos del mismo indicador de ¨¦xito, aunque era el hecho de que su talla no fuese exactamente can¨®nica lo que copaba titulares.
Corr¨ªa el a?o 2011, el mismo en el que Carlota Cossials, Ana Garc¨ªa Perrote, Ade Mart¨ªn y Amber Grimbergen, cuando a¨²n no eran ni mayores de edad, echaron a andar una banda, Hinds, que les llevar¨ªa a tocar en el escenario principal del archiprestigioso Festival de Glastonbury, a actuar en el m¨ªtico South by Southwest, a visitar el plat¨® de Stephen Colbert en los estudios de la CBS en Nueva York y a ir de gira por todo el mundo (incluyendo Australia). Y a¨²n as¨ª , ¨Cadem¨¢s de que el sacrosanto New Musical Express las considerase la gran promesa del rock patrio¨C, el comentario malicioso que m¨¢s frecuentemente se escuchaba y la pregunta que m¨¢s les formulaban era si se consideraban ¡°la creaci¨®n de un hombre¡±.
Diez a?os despu¨¦s, Rihanna ya no es ¡°la amante de Jay Z¡±, sino una gran dama de la m¨²sica que adem¨¢s dirige un emporio de belleza propio. A las Hinds ya nadie se atrever¨ªa a insinuarles que deben su ¨¦xito a nada que no sea ellas mismas, sin embargo sigue ocurriendo algo que las saca de quicio: ¡°Creo que lo que se tiene que dejar de hacer de una vez es comparar a mujeres artistas solo por ser mujeres. Desde el principio se nos ha metido en un saco a todas cuando lo ¨²nico que ten¨ªamos en com¨²n era el sexo. Muchas veces nuestros estilos musicales son tan distintos que en realidad es como mezclar peras con manzanas¡±, dice Amber, la bater¨ªa de la banda, cuyo g¨¦nero se podr¨ªa definir como garage rock, garage pop, surf o lo-fi.
Quiz¨¢, de todas las m¨²sicas que convocamos para esta sesi¨®n de fotos, la que m¨¢s tenga que ver con ellas en lo musical sea Christina Rosenvinge, indiscutible gran dama de la escena espa?ola, que cuando las Hinds empezaban ella ya lanzaba su sexto disco de estudio, el aclamado La joven Dolores, trabajo en el que ya se puede intuir su pleno despertar feminista y cuya portada es obra de Pablo Zamora (quien la fotografi¨® junto a la difunta Bimba Bos¨¦ para protagonizar una de nuestras portadas de 2013). ¡°Si tuviese que destacar el acontecimiento m¨¢s importante de la ¨²ltima d¨¦cada para la escena femenina dir¨ªa que la eclosi¨®n del feminismo ha sido decisiva. Sigue habiendo una desigualdad brutal dentro de la m¨²sica, pero por lo menos ahora hay conciencia de que la hay, antes no la hab¨ªa. Todas las artistas que conozco han contribuido de alguna manera porque solo con subirte al escenario ya te est¨¢s convirtiendo en un ejemplo para la siguiente generaci¨®n, pero la cuesti¨®n est¨¢ encima de la mesa y no se puede ignorar. Durante d¨¦cadas, si hablabas de feminismo en p¨²blico o en privado se percib¨ªa como algo trasnochado. Te dabas contra un muro. Era doloroso encontrarse con colegas muy concienciados en cuestiones pol¨ªticas o sociales que ninguneaban la discriminaci¨®n de sexos¡±, recuerda Rosenvinge, quien en 2013 constituy¨® junto a otras m¨²sicas la asociaci¨®n MIM para romper otro techo de cristal que afecta a las mujeres de la m¨²sica: el acceso a puestos directivos.
Si algo han demostrado los ¨²ltimos a?os es que la tecnolog¨ªa permite romper barreras impensables. La eclosi¨®n mundial de Spotify (que se internacionaliz¨® en 2010) hizo ver que ni las discogr¨¢ficas habituales, ni los conciertos tradicionales ni los formatos convencionales son imprescindibles para que artistas con propuestas radicalmente minoritarias se den a conocer. ¡°Las redes sociales y la tecnolog¨ªa han tenido un papel gigante en nuestro ¨¦xito. Todo el mundo tiene acceso a informaci¨®n y cultura, muchas veces de forma gratuita, y esto hace que tengamos la posibilidad de compartir aquello que creamos¡±, dice Amber.
Tuvo que ser precisamente una mujer, de la misma generaci¨®n de las Hinds, pero que, como ellas dicen, cultiva un g¨¦nero completamente diferente, la que alentara el otro gran debate de la d¨¦cada pasada: el de la apropiaci¨®n cultural. El ¨¦xito global de Rosal¨ªa y su flamenco sui generis parece haber dado permiso a las dem¨¢s artistas espa?olas para pasar ampliamente del purismo y los enfrentamientos inanes. A la cordobesa Mar¨ªa Jos¨¦ Llergo, por ejemplo, jam¨¢s le ha molestado que la comparen con la cantante barcelonesa ni que le pregunten por ella, aunque haya obvias diferencias entre sus propuestas. ¡°Que otros g¨¦neros encuentren su inspiraci¨®n en el flamenco no es m¨¢s que una prueba m¨¢s de que es tan sumamente rico que sirve de fuente de inspiraci¨®n para todo el que se acerque a beber. Recordemos a Raimundo Amador tocando con B. B. King o a Tarantino enamorado de Tu Mir¨¢ de Lole y Manuel¡±, dice Llergo. ¡°El hecho de que diferentes g¨¦neros e incluso distintas disciplinas se hermanen es positivo¡±, a?ade Sole¨¢ Morente, quien pertenece a una saga de cantantes a la que nadie se atrever¨ªa a discutir su legitimidad para experimentar.
Esa convivencia, unida a la explosi¨®n del feminismo de cuarta ola que Rosenvinge destacaba, es la que ha propiciado el tercer gran debate: el derecho a incorporar a la puesta en escena de las m¨²sicas expresiones radicalmente libres o provocadoras, como es el caso de La Zowi, que reivindica el derecho a sexualizarse. Quiz¨¢ esa sea, de hecho, la ¨²ltima frontera para la escena femenina. Y si no que se lo digan a Adele, que 10 a?os despu¨¦s de su gran ¨¦xito mundial, sigue teniendo que explicarse cada vez que pierde o gana peso.
* Estilista: Beatriz Moreno de la Cova. Maquillaje: Victor Maresco (Cool) para Bioderma. Peluquer¨ªa: Eli Serrano (Cool) para GHD. Asistente de Maquillaje y Peluquer¨ªa: Olesya Olesyuk (Cool). Asistentes de fotograf¨ªa: Cesco Rodr¨ªguez y Adolfo Moreno. Asistente de estilismo: Diego Serna.
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