Nueva York pone precio a la siesta (21 euros la cabezada)
Una tienda de colchones de Manhattan convierte en fen¨®meno viral vender siestas (con bebidas y pijama incluido) durante 45 minutos.
La siesta, esa costumbre mundialmente reconocida como espa?ola (pero de origen italiano) en la que el t¨®pico no falta, ahora alcanza la categor¨ªa de tendencia. La cabezadita de despu¨¦s de comer tiene sus beneficios y en nuestro pa¨ªs su pr¨¢ctica se atribuye sobre todo a la manera en que organizamos nuestros horarios. Nada de siestas de tres horas, un estudio conjunto de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Cama y la Fundaci¨®n de Educaci¨®n para la Salud del Hospital Cl¨ªnico San Carlos aseguraba en 2009 que solo el 16% de la poblaci¨®n espa?ola se las echa y estas suelen durar en torno a una hora. Ahora Nueva York abraza definitivamente la costumbre, aplic¨¢ndola a cualquier hora del d¨ªa, con la apertura de The Dreamery, un espacio situado en el Soho y creado ex profeso para echarse la siesta por la empresa de colchones y mobiliario de cama Casper. Apenas unos d¨ªas despu¨¦s de su apertura, las fotos de sus usuarios vistiendo el pijama azul de Sleepy Jones dentro de las cabinas futuristas circulares copan Instagram.
La idea es buena. Situado junto a su propia tienda de colchones en Manhattan, el espacio se presenta con una galer¨ªa azul oscura de luces peque?as e inspiraci¨®n nocturna que desemboca en el nap bar. Una sala con sof¨¢s, barra, libros y paredes ilustradas donde tomar bebidas antes o despu¨¦s de sumirse en la experiencia. Trabajar en pijama es el sue?o hecho realidad para el personal del local, que se encarga de dar la bienvenida a nuevos clientes cada 45 minutos, tiempo que dura la sesi¨®n de descanso. Justo antes de entrar a la sala de camas, se cogen prestados los pijamas y antifaces, tambi¨¦n un neceser con productos faciales Sunday Riley, cepillo y pasta dent¨ªfrica de Hello y auriculares de la marca Headphones que s¨ª puedes quedarte. Todo, bebidas incluidas, cuesta 25 d¨®lares?(unos 21 euros).
La siesta elevada a la categor¨ªa de experiencia de lujo. La intenci¨®n es que pasen por The Dreamery algunas de las personas que trabajan en las oficinas de alrededor para tomar un descanso o los turistas que necesiten un respiro en alg¨²n momento de su jornada intensiva de visita neoyorquina. Y, como explicaba la vice presidenta del equipo de dise?o de experiencia de Casper, Eleanor Morgan, a Racked, quieren ir m¨¢s all¨¢: ?Nos apasiona crear un movimiento cultural en torno al sue?o, pensamos mucho sobre c¨®mo brindar a las personas diferentes formas de descansar y recargar energ¨ªas¡±.
No ha pasado a¨²n una semana de su apertura y The Dreamery ya est¨¢ muy presente en redes sociales y medios de comunicaci¨®n. Morgan ha hecho expresa en varias entrevistas la intenci¨®n de Casper de expandir el negocio y llevar la nap experience (as¨ª la han bautizado) a aeropuertos y oficinas -algunas empresas como Google o Huffington Post en Nueva York ya cuentan con este tipo de salas-. Aunque se justifican apuntando: ¡°No vemos esto como un negocio. Lo que buscamos principalmente es crear una comunidad de personas que valoren el sue?o y que quieran compartirlo con nosotros. Quiz¨¢s quieran pertenecer a la ¡®familia Casper¡¯ y en ¨²ltimo t¨¦rmino, se conviertan en nuestros clientes, pero la conversaci¨®n en torno al descanso es en donde ponemos el foco principalmente¡±, explica.
En Espa?a la tendencia tambi¨¦n se da. Hace ya un a?o que funciona en Madrid Siesta and Go. Este local con 22 camas situado en Calle Orense, rodeado de oficinas, se inspiraba en la costumbre japonesa de los hoteles c¨¢psula (que se pagan por tiempo de uso) para abrir su templo del descanso en junio de 2017. Un modelo de negocio nuevo en nuestro pa¨ªs que, aunque funciona bien, seg¨²n recog¨ªa El Pa¨ªs a principios de verano, tuvo que bajar sus precios para atraer a m¨¢s clientes (una hora en una cama individual cuesta ocho euros, en una litera, seis). Decorado en tonos grises y localizado en pleno centro financiero de la capital, de momento no cuenta con tanto ¨¦xito en redes como su hom¨®logo neoyorquino.
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