El funeral de Marc Jacobs en el desfile Louis Vuitton
El rey midas de la moda se despide de LVMH con un show que marca el fin de una era y que ha homenajeado los grandes hitos del neoyoquino en la casa francesa.
Pasaban las diez de la ma?ana, acababa el desfile de Louis Vuitton y Bernard Arnault, director ejecutivo del grupo LVMH, confirmaba la noticia que llevaba semana revoloteando en los mentideros de la moda: Marc Jacobs abandona la firma. El ¨²ltimo espect¨¢culo del creador para la maison ha sido una despedida vestida de homenaje.
Abr¨ªa un reloj. El mismo que abri¨® el desfile de invierno de 2012, en el que Jacobs meti¨® un tren en el Louvre, y se asegur¨® de salir en todos los titulares de la prensa internacional. Las agujas iban hacia atr¨¢s, un alegor¨ªa con doble lectura. ?Un viaje en el tiempo por los ¨¦xitos del creador? ?O la se?al de que este, su ¨²ltimo desfile, indicaba el principio del fin? Al fin y al cabo, fue Jacobs quien convirti¨® Louis Vuitton en el portento global que es hoy. Primero, introduciendo su primera colecci¨®n de pr¨ºt-¨¤-porter (antes de su uni¨®n, Vuitton era conocido por poco m¨¢s que sus ba¨²les). Y siguiendo por sus fruct¨ªferas colaboraciones con artistas, de Yayoi Kusama a Stephen Sprouse, cuyos famosos graffitis tambi¨¦n han recibido su tributo en el desfile.
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El decorado inclu¨ªa otros de los hitos que el dise?ador marc¨® en su tiempo en Vuitton: los ascensores del invierno de 2011, las escaleras mec¨¢nicas de la primavera de 2013, la fuente del invierno de 2010 y el pasillo de hotel de este ¨²ltimo invierno. Todo te?ido de negro en lo que parec¨ªa ser el escenario de un funeral. Igual que el primer desfile del dise?ador para la firma, hace 16 a?os ¨Ccon el que introdujo su primera colecci¨®n de pr¨ºt-¨¤-porter¨C.
La ropa tambi¨¦n se sum¨ªa en el negro, a excepci¨®n de alg¨²n que otro pantal¨®n vaquero. Pero la austeridad crom¨¢tica no debe hacernos pasar por alto la riqueza y variedad de los dise?os: chaquetas con bordados y plumas, tops de gasa transparente puntuados con cristales, vestidos ba?ados en pedrer¨ªa y una est¨¦tica boudoir opulenta¡ Un lujo que contrastaba con las pinceladas de denim, las botas moteras y los enormes tocados de plumas, que convert¨ªan a las modelos en aves del para¨ªso y mensajeras del apocalipsis (seg¨²n se mire).
Todo muy fetichista. Y oscuro. 100% Jacobs. Peter Marino, sentado en primera fila, estaba en la gloria. Incluso la aparici¨®n del dise?ador al final del desfile, vestido con un austero traje de chaqueta negro (sin corbata, eso s¨ª), ol¨ªa a despedida.
Jacobs ha dedicado el desfile a todas las mujeres que le han inspirado. Y ¡°a todas aquellas personas con las que he tenido la gran suerte de trabajar en esta ciudad¡±, ha dicho. Sin duda la estilista Katie Grand, con la que ha creado los estilismos de sus desfiles durante a?os, era una de ellas. ¡°Ha sido maravilloso. Cada temporada hemos ido a m¨¢s. Y esta ¨²ltima lo ha sido Todo¡±. A¨²n con su silla en Vuitton caliente y sin un sucesor, a Jacobs le toca centrarse en su firma hom¨®nima, sumida en la sombra de una OPV (las siglas de Oferta P¨²blica General) que deja su nombre al mejor postor. Se acaba una era, y empieza otra.
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