Jugando a las damas con Louis Vuitton
Marc Jacobs convierte la Cour Carr¨¦e del Louvre en un enorme tablero por el que sus emparejadas modelos mueven ficha siguiendo una estrategia mecanizada.
Definitivamente, y mientras algunos se hacen con su sitio en las nuevas firmas que los amparan, el resto aprovecha para hacer limpieza y desposeerse de todo aquello con lo que se hab¨ªan armado de cara a este invierno.?Karl Lagerfeld no es el ¨²nico que, sin cambiar exactamente de rumbo, ha mitigado sus propuestas desinflando su protocolo. Lo hizo Miuccia en Prada o lo ha hecho Tsici en Givenchy. Independientemente de conceptos. A nivel dise?o, la vuelta a los sesenta de la mayor¨ªa de casas, bien sea para beber de la esencia de sus fundadores o porque es el movimiento id¨®neo para reflejar el esp¨ªritu de la ¨¦poca, la mayor¨ªa de dise?adores ha reducido a cero el artificio y eliminado del mapa casi cualquier distracci¨®n.
En el caso de Louis Vuitton, el reposo del guerrero Marc Jacobs es absoluto y en un escenario creado dentro de una enorme caja -como en Dior- instalada en la Cour Carr¨¦e del Louvre, inspirada en la obra de Daniel Buren -art¨ªfice de las columnas a rayas blancas y negras que decoran el patio del Palais Royal- ha tenido lugar esta ma?ana el desfile de la maison. All¨ª, las modelos han ido bajando estoica y met¨®dicamente, aunque sin perder gracilidad, de dos y dos tal y como suele disponer el rey del orden y concierto Giorgio Armani, las escaleras mec¨¢nicas del recinto. Los dise?os presentados, como ya anticip¨® Jacobs en Nueva York, son de l¨ªneas sueltas y est¨¦tica Mod, y tienen como motivo principal, presente por duplicado en ropa y complementos, los cuadros. Si Lagerfeld lleva deshojando las camelias de sus trapos desde la Alta Costura para este invierno, Jacobs ha cambiado el Monogram por el damero convirti¨¦ndolo en un elemento pop aunque totalmente sistematizado.
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