Por qu¨¦ el amor no es lo que crees¡ ni en San Valent¨ªn
Ni triunfa siempre ni es un contrato al 50%: es dif¨ªcil definir qu¨¦ es, para muchos un estado del ser, pero es m¨¢s sencillo describir lo que se aleja del concepto.
El amor no es el modelo rom¨¢ntico-patriarcal, diferente para hombres y mujeres
Casi todos los conceptos que barajamos y que dise?an cada parcela de nuestras vidas han sido ya elaborados cultural y sociol¨®gicamente y el amor no se escapa a esta regla.
Coral Herrera G¨®mez es licenciada en Humanidades y Comunicaci¨®n Audiovisual, con ¨¦nfasis en Teor¨ªa de G¨¦nero; adem¨¢s de autora de varios libros sobre el tema que nos ocupa como La construcci¨®n sociocultural del Amor Rom¨¢ntico (Fundamentos, 2011) y su ¨²ltima publicaci¨®n Hombres que ya no hacen sufrir por amor (Catarata, 2019). Como apunta Herrera, ¡°la idea del amor se gest¨® en los or¨ªgenes de nuestra cultura occidental. Zeus y Hera son un matrimonio t¨ªpico: el objetivo de ¨¦l es ponerle los cuernos a su mujer; y el de ella es evitarlo, vigilar a su esposo y castigarle cuando es infiel. As¨ª se pasan miles de a?os, entretenidos en una lucha de poder absurda. Luego, en la Edad Media, surge el amor cort¨¦s, como un arte masculino inventado para enamorar a las damas y poder entrar en la corte de los reyes. Los hombres se arrodillan y componen poemas para subir la autoestima y el ego de la elegida y, as¨ª, derretir su coraz¨®n. Digamos que es el ¨²nico momento de gloria en la vida de las mujeres. El tiempo en el que intentan ser cortejadas por un hombre. Cuanto m¨¢s se resistan, m¨¢s especiales se sienten. Es solo un espejismo rom¨¢ntico, pero todav¨ªa sigue funcionando¡±, apunta Coral, que trabaja colectivamente en La Escuela del Amor, un espacio virtual de estudios sobre el amor rom¨¢ntico, y en el Laboratorio del Amor.
¡°Y luego viene el Romanticismo, cuando surge la burgues¨ªa¡±, continua Herrera. ¡°Para disfrazar el contrato econ¨®mico del matrimonio se inventa una forma de amar muy parecida a la religi¨®n. Con sus milagros, m¨¢rtires, mitos, relatos, creencias, mandamientos, falsas promesas, su infierno y su para¨ªso. Las mujeres se engancharon masivamente a este modelo de amor idealizado porque para ellas supon¨ªa una liberaci¨®n. Ya pod¨ªan elegir a sus maridos y vivir unidos para siempre. Hoy en d¨ªa, con la globalizaci¨®n, todo el mundo busca enamorarse como una forma de escapar a la soledad y a la crueldad del individualismo. Ninguno quiere morir solo, en su casa, sin que nadie se entere o a nadie le importe¡±.
Para Delfina Mieville, soci¨®loga, sex¨®loga y experta en g¨¦nero y derechos humanos, con consulta en Madrid, ¡°la alternativa a este modelo ser¨ªa el amor consciente. Donde nadie tiene que cortar partes de su ser para encajar con el otro/a. Pero elegir a alguien como par nos cuesta. Tendemos a estar m¨¢s c¨®modos sinti¨¦ndonos m¨¢s o menos que nuestra pareja, dependiendo de donde est¨¦ nuestra herida. La sociedad patriarcal todav¨ªa sigue promoviendo ese modelo de pareja caduco, donde las mujeres tienen m¨¢s que perder, porque a los hombres se les construye identidad y significado por lo productivo; y a nosotras por lo emocional. Amor de pr¨ªncipe azul a cambio de superwoman y madre. Y este modelo pseudo rom¨¢ntico puede trasladarse tambi¨¦n a las parejas LGTBI+ y al poliamor. Pero el amor es algo muy diferente. En palabras de la psic¨®loga Leticia Cayota ¡°el amor es el territorio, es donde estamos. No es algo que doy o quito seg¨²n se porte el otro¡±.
El amor no es el encuentro con el otro/a, con lo que nos falta, con nuestra media naranja
Todos los que hayan estado solos durante un considerable periodo de tiempo (especialmente, si este coincide con la juventud) habr¨¢n constatado como este concepto sigue todav¨ªa vigente. Nadie est¨¢ completo, ni es feliz, ni tiene la vida resuelta hasta que no haya encontrado al otro/a.
Una idea que proviene de la mitolog¨ªa, ya que como cuenta Arist¨®fanes, en un principio los sexos de los hombres no eran dos sino tres: masculino, femenino y andr¨®gino. Estos seres ten¨ªan formas circulares con dos caras opuestas, cuatro brazos, cuatro piernas y todo lo ten¨ªan doble, incluyendo los sexos. Los masculinos descend¨ªan del Sol, los femeninos de la Tierra y los andr¨®ginos (que ten¨ªan genitales de hombre y mujer) de la Luna.
Los antiguos hombres, llenos de vigor y orgullo, planearon conspirar contra Zeus por lo que este decidi¨® castigarles parti¨¦ndolos por la mitad. Orden¨® tambi¨¦n a Apolo que girara sus rostros en direcci¨®n al corte para que recordaran su castigo y hacia un agujero en su vientre, que luego se llam¨® ombligo. Los seres humanos partidos intentaban abrazarse para unirse de nuevo y, ante su fracaso y no queriendo vivir separados, mor¨ªan de pena y hambre. Para evitar esta desgracia, Zeus decidi¨® que se les giraran sus ¨®rganos sexuales, de modo que, al encontrarse, si eran hombre y mujer pod¨ªan llevar a cabo la reproducci¨®n (antes nac¨ªan de la tierra) y, si eran del mismo sexo, al menos disfrutaban con el contacto. Deseosos de ser plenos, los hombres partidos buscaban su otra mitad para volver a sentirse como antes, para recuperar su esencia. El amor, por tanto, era la ¨²nica manera de perseguir, alcanzar y recuperar esa plenitud.
Como apunta Munindra, profesor de yoga y entrenador personal, ¡°muchas filosof¨ªas y practicas orientales est¨¢n destinadas a alcanzar lo que se llama ¡®la pareja interna¡¯, a unificar las polaridades dentro de uno; el yin y el yan, Shiva y Shakti o lo masculino (la conciencia) y lo femenino (el poder y la fuerza). A alcanzar a ese ser completo del que hablaba Arist¨®fanes. Cuanto m¨¢s despierta se tenga la otra polaridad, el acercamiento a otras personas se producir¨¢ desde la libertad y no desde la necesidad, porque buscamos fuera lo que nos falta. De esta manera, ya no procuramos el pan para saciar el hambre sino delicatessen para saborearlas¡±.
El amor no es una sociedad al 50%
Uno de los errores m¨¢s frecuentes respecto a este sentimiento es pensar que las personas que lo experimentan poseen las mismas acciones o participaciones en la sociedad y contribuyen con el mismo capital. Como esto nunca es posible, los que ponen m¨¢s carne en el asador o los que pertenecen m¨¢s al grupo de amantes que amados se sienten defraudados, al ver que el otro no responde como ¨¦l/ella suele hacerlo.
Seg¨²n Marisol Delgado, psic¨®loga y especialista en psicoterapia por la European Federation of Psychologists Associations (EFPA), con consulta en Avil¨¦s, ¡°el concepto de que los dos contribuyen a la relaci¨®n en proporciones similares es un mito. M¨¢s bien de lo que se trata es de trabajar en equipo y de sentir que los dos aportan cosas, cada uno seg¨²n sus posibilidades. ?D¨®nde hay que buscar la frontera entre cierta desigualdad intr¨ªnseca y el sentir que uno/a lleva todo el peso sobre sus hombros? Seguramente en sentirse a gusto y gratificado la mayor parte del tiempo. Cuando est¨¢s con alguien y experimentas un c¨®ctel de sensaciones intensas y negativas, o que te chupa la energ¨ªa, esa deber¨ªa ser la luz roja para empezar a plantearse si merece la pena seguir¡±.
Esther Perel es una psicoterapeuta belga, especialmente empe?ada en estudiar la compatibilidad entre la seguridad y la libertad en las relaciones humanas. Su charla en TED titulada?El secreto del deseo en la relaci¨®n a largo plazo es altamente recomendable y suma m¨¢s de trece millones y medio de visitas en la red.?Lo que s¨ª es cierto es que el amor en pareja (o con m¨¢s gente) es una sociedad y que, como cualquier empresa, hay que regularla, monitorizarla y, de vez en cuando, actualizar sus bases y normas. Como Perel contaba en una entrevista a The New Yorker, ¡°venimos de un modelo de relaci¨®n que estaba muy claro. En las peque?as comunidades, proporcionaban el sentido de identidad. Sab¨ªas qui¨¦n eras, lo que se esperaba de ti y c¨®mo ten¨ªas que comportarte. Ten¨ªas todo muy claro pero cero libertad. Ahora nos hemos urbanizado y movido hacia el individualismo radical y el materialismo aspiracional. Y todo esto ha creado un campo de juego donde las relaciones est¨¢n sometidas a r¨¢pidos cambios. Y no tenemos ni idea de c¨®mo manejarlos. Las reglas se han reemplazado por opciones y, al mismo tiempo, estamos llenos de dudas e incertidumbre. La obligaci¨®n se ha reemplazado ahora por la conversaci¨®n. Hay que negociar d¨®nde vivir, si se quieren tener hijos, cu¨¢ntos y cu¨¢ndo. Y, al mismo tiempo, nos es muy dif¨ªcil redefinir todo de nuevo. La pareja no est¨¢ en crisis por nada, es lo que siempre trato de decir¡±.
Para finalizar la entrevista, Perel, da su propia definici¨®n de lo que es el amor. ¡°Es un verbo. Un activo compromiso con todo tipo de sentimientos: positivos, primitivos y detestables. Y es muy asombroso como puede menguar o expandirse, como la Luna. Pensamos que ha desaparecido y, de repente, sale de nuevo. No es un permanente estado de entusiasmo. Esa frase que se dice en las bodas ¡®voy a limpiar cada l¨¢grima que resbale por tu cara, incluso antes de que te hayas dado cuenta de que ha salido¡¯, habr¨ªa que actualizarla. Una m¨¢s realista ser¨ªa: ¡®Voy a follarte regularmente y tambi¨¦n en ocasiones especiales¡±.
El amor no siempre triunfa. De hecho, no deber¨ªa de ser una lucha?
Cada vez creo menos en la cultura del esfuerzo y, mucho menos, aplicada a estos asuntos. Sin embargo para el cine y la literatura siempre es m¨¢s sustancioso hablar de amores dif¨ªciles, duros de pelar que precisan de sudor y l¨¢grimas. Y es muy probable que esta filosof¨ªa de valle de l¨¢grimas haya calado hasta lo m¨¢s hondo de nuestros inconscientes. Como apunta la psic¨®loga Marisol Delgado, ¡°luchar demasiado por una relaci¨®n no es una buena idea, porque si esta se acaba, la persona va a tener un enorme grado de frustraci¨®n, rabia y desencanto. Esto es propio de personas con baja autoestima, que no se creen merecedoras de encontrar f¨¢cilmente a alguien que las quiera por si mismas, y deben recorrer un camino lleno de escollos y sacrificios¡±.
En este campo de batalla que es el amor, todo vale y las estrategias dan lugar a diferentes modelos de dramas, como se?ala esta psic¨®loga: ¡°El amor que esclaviza, ya sea con amenazas, reproches o chantajes emocionales; el salvador, cuando se est¨¢ con alguien para ayudarlo, porque ¡®el bueno/a¡¯, en realidad necesita ser necesitado; o el amor sacrificado, que renuncia a todo por la relaci¨®n. Hay tambi¨¦n muchos casos de individuos que no se dejan querer. Tal vez porque creen que no se lo merecen, o porque no quieren aceptar ese regalo y estar en deuda. En el amor proyectamos nuestros gustos y, sobre todo, nuestras carencias. Por eso casi siempre las terapias de pareja se convierten en terapias personales, de vida. No podemos vivir sin amor, porque es una de las emociones que m¨¢s necesitamos, el motor de nuestra vida, la motivaci¨®n primordial para hacer las cosas, pero deber¨ªamos empezar por el amor a nosotros mismos¡±.
¡°?Qu¨¦ tu primer amor sea el amor propio!¡± era el lema de una campa?a de educaci¨®n sexual para prevenir embarazos prematuros y no deseados en Colombia. ¡°No puedo ser la mujer de tu vida porque ya soy la mujer de la m¨ªa¡±; otra m¨¢xima empleada, esta vez en Espa?a, para luchar contra la violencia de g¨¦nero.
Si tuviera que elegir una definici¨®n del amor, comenta Delgado, se queda con la de Virginia Satir, psicoterapeuta estadounidense (1916-1988): ¡°Quiero amarte sin absorberte/apreciarte sin juzgarte,/unirme a ti sin esclavizarte,/ invitarte sin exigirte,/dejarte sin sentimiento culpable,/criticarte sin herirte./Y si puedes hacer lo mismo por m¨ª,/entonces nos habremos conocido verdaderamente/y podremos beneficiarnos mutuamente¡±.
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