Bo Burnham: la honesta agon¨ªa existencial de un t¨ªo ?blanco, hetero y privilegiado?
El ¨²nico contenido sobre el confinamiento que merece la pena ver es ¡®Inside¡¯, el ¨²ltimo especial del c¨®mico y cantautor en Netflix. Un brillante ejercicio de inteligencia y deconstrucci¨®n sobre una generaci¨®n a la que forzaron a exhibirse y ser extremadamente consciente de s¨ª misma.
Si alguien tiene que explicar a un reci¨¦n llegado qui¨¦n es Bo Burnham podr¨ªa decir que es el director y guionista de?Eighth Grade, la cinta indie?que grab¨® en 2018,?etiquetada como ?la Lady Bird de la generaci¨®n de las redes sociales? o, como tuite¨® la?diosa del cine de instituto del s. XX, Molly Ringwald: ?El mejor filme sobre adolescencia que he visto en mucho tiempo y puede que de siempre?. Burnham tambi¨¦n ha sido Ryan, el pediatra y supuesto ¡®buen t¨ªo¡¯ que quer¨ªa ligarse con buenas intenciones a Cassie (Carey Mulligan) en la recientemente oscarizada Una joven prometedora, cuando interpret¨® oportunamente a la fantas¨ªa casadera de toda suegra convencional y de comedia rom¨¢ntica?de manual que, en realidad, escond¨ªa bajo su polo planchadito y bata de hospital a otro c¨®mplice m¨¢s de la cultura de la violaci¨®n. Pero sobre todo Burnham fue la primera estrella viral de la historia. El primero que hizo carrera por s¨ª mismo gracias al capitalismo de plataformas. Un protoyoutuber que salt¨® a la fama en plena adolescencia por grabarse en su cuarto cantando?canciones humor¨ªsticas sobre c¨®mo su familia pensaba que era gay sin serlo?y cuyos millones de visualizaciones en internet le sacaron de la intimidad de su habitaci¨®n para conseguir un contrato con Comedy Central, girar por los teatros de EE UU y firmar tres especiales para Netflix en diez a?os vista. En resumidas cuentas, si alguien puede explicar al mundo con conocimiento de causa y sin condescendencia alguna qu¨¦ es lo que pasa cuando millones de personas son espectadores de tu ¡®yo¡¯ digital es ¨¦l.
A sus 30 a?os reci¨¦n cumplidos y media d¨¦cada despu¨¦s de verbalizar sobre el escenario la agon¨ªa de pertenecer a una generaci¨®n volcada a opinar, explicarse y actuar frente a todos sin descanso en las redes sociales como hizo en?Make Happy,?Burnham se abre en canal en Inside, el claustrof¨®bico y brillante especial estrenado por Netflix este domingo que protagoniza, escribe, canta y dirige desde su casa de invitados en Los ?ngeles. El mismo escenario con el que cerr¨® su ¨²ltimo especial, ese de puerta min¨²scula ¨CBurnham mide 1,96 metros¨C y del que se desped¨ªa acariciando a lo lejos a su perro Bruce y abraz¨¢ndose a su pareja (desde hace siete a?os mantiene una relaci¨®n con la directora de Estafadoras de Wall Street, Lorene Scafaria) es el mismo en el que transcurre este ejercicio grabado en absoluta soledad y sin asistencia t¨¦cnica durante el pasado 2020 y que destila una creatividad, inteligencia y honestidad que hace transitar por m¨²ltiples emociones al espectador.
Decir que el suyo es un espect¨¢culo c¨®mico ser¨ªa quedarse corto o faltar a un entero que va mucho m¨¢s all¨¢ del g¨¦nero tal y como lo entendemos. Con un estilo fragmentado ¨Ccomo nuestra propia vida digital¨C, y a medio camino entre?la narrativa visual de la generaci¨®n Funny or Die,?la cr¨ªtica social del?spoken word?de Kae Tempest y la sem¨¢ntica del trauma a lo Hannah Gadsby (o como ¨¦l indica en Inside, todo lo que queda entre Martin Luther King y Al Weird), Burnham firma el mejor especial sobre el confinamiento rodado hasta la fecha. He aqu¨ª un documento audiovisual que no solo es capaz de exponer la angustia existencial por la que hemos transitado durante este ¨²ltimo a?o y medio, el suyo tambi¨¦n en un fin¨ªsimo canto social y pol¨ªtico con bases de electro pop y conciencia de clase sobre los tiempos que corren y todo lo que conlleva haberse convertido en la primera personalidad viral del planeta.
Con el estilo autopar¨®dico que le define, y narrando c¨®mo la ansiedad sobre los escenarios paraliz¨® su carrera como performer durante estos ¨²ltimos cinco a?os, Burnham se r¨ªe de ser otro ?hombre blanco y privilegiado? listo para ?salvar al mundo con sus bromas?, busca la carcajada f¨¢cil cuando canta al sexting o parodia visualmente las cuentas b¨¢sicas de Instagram de las mujeres blancas, pero donde se luce especialmente es en sketchs tan delirantes como brillantes como cuando canta con un calcet¨ªn en su mano un tema aparentemente infantil denunciando c¨®mo ?la red global de capital trabaja esencialmente para separar al obrero de los medios de producci¨®n?, elabora un metasketch sobre c¨®mo construir una canci¨®n sobre la explotaci¨®n laboral moderna exponiendo sus propias inseguridades creativas, simula un videojuego narrado por Twitch que nos representa a todos en la cuarentena y firma el mejor tema escrito sobre qu¨¦ pudo ser y para qu¨¦ se nos ha quedado internet, donde ?la apat¨ªa es una tragedia y el hast¨ªo un crimen?.
Casualidades del destino y como si de un eterno retorno se tratara, Burnham ha tenido que volver a ese cuarto del que sali¨® cuando le conocimos para cantarnos todos los males de nuestro tiempo. Ya no es un cr¨ªo imberbe y con acn¨¦. Asumiendo que ahora los zoomers lo ven como a alguien ?desfasado?, Burnham se desnuda, literalmente, y asume que ¨¦l mismo, como hijo y paradigma de todo en lo que nos ha convertido internet, ha acabado formando parte de un problema dif¨ªcil soluci¨®n. Como el de ese plano final de su especial en el que asume que esas carcajadas que produce su angustia ante esta exposici¨®n personal quedar¨¢n atrapadas, para siempre, en el scroll infinito de la red.
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