Cer¨¢mica hecha joya
Los nuevos collares objeto de culto se dise?an en Espa?a y los firma Andr¨¦s Gallardo.
Un martillo, un caballito de porcelana y un ?crash! As¨ª cambi¨® su vida. Andr¨¦s Gallardo no intentaba deshacerse de un regalo hecho por un enemigo ni liberar tensi¨®n. ?Estaba con mi chico en Berl¨ªn y entr¨¦ en un anticuario atra¨ªdo por las porcelanas. Pens¨¦: ?qu¨¦ puedo hacer con ellas, pero en mi mundo??. Cogi¨® un martillo y destroz¨® la figura en su habitaci¨®n. ?Mi ex sab¨ªa de maquinaria y me explic¨® c¨®mo pulir las piezas para que no cortasen, c¨®mo agujerearlas¡?. En esa ¨¦poca, Gallardo trabajaba para Raasta, donde coincidi¨® por segunda vez con Marina Casal. Anteriormente hab¨ªan formado equipo con Juan Duyos en Don Algod¨®n. ?Ya est¨¢bamos cansados y ve¨ªamos que con la crisis todo peligraba. Los collares de Andr¨¦s se vend¨ªan en alguna tienda y me pregunt¨®: ¡°?Nos independizamos con nuestra propia empresa?¡±?, recuerda Marina. En su nuevo estudio, entre plantas colgantes y figuras, teatralizan aquel momento. Se cogen de las manos y entre carcajadas se dicen: ??Juntos al fin del mundo!?. M¨¢s serios, recapacitan. ?Hace dos a?os ya ve¨ªamos c¨®mo las firmas medianas cada vez lo pasaban peor. Tambi¨¦n necesit¨¢bamos evolucionar. Y aunque era un riesgo¡ nos lanzamos. Somos una marca peque?a, pero vivimos de nuestro trabajo y hemos crecido?.
En 2011 se constituyeron como firma y presentaron su primera colecci¨®n: Broken Porcelain. Una l¨ªnea de la que solamente produjeron 300 collares con animales y flores, ?siempre con evocaci¨®n mitol¨®gica, evitamos que sean kitsch, pero s¨ª que tengan un punto dram¨¢tico y, sobre todo, que sean s¨®lidas?. Estas piezas han atrapado a una clientela con nombres como Tali Lennox, Elvira Lindo, Drew Barrymore o Lana del Rey. En una producci¨®n para S?Moda, la cantante qued¨® fascinada con un collar con un ¨¢guila azul. ??Llegamos a salir en The New York Times! Despu¨¦s nos ocurrieron cosas incre¨ªbles. Siempre decimos: es la magia de Lana?. Tambi¨¦n pidieron sus dise?os revistas como Allure o L¡¯Officiel y las ediciones de China, Jap¨®n o Taiw¨¢n de Vogue.
En solo unos meses han cuatriplicado su producci¨®n (con precios entre 85 y 500 euros las joyas ¨²nicas) y tienen 30 puntos de venta en todo el mundo. Adem¨¢s, cuentan con artesanos en Madrid y Lisboa que los ayudan. Su ¨¦xito tambi¨¦n tuvo un disgusto. Durante la pasada edici¨®n de Madrid Fashion Week muchos creyeron que los collares del desfile de Ana Locking eran de ellos. ?Ella nos propuso una colaboraci¨®n. No pudimos hacerla, est¨¢bamos a punto de presentar nuestras creaciones en la feria de Par¨ªs (donde la marca gan¨® el concurso Who¡¯s Next). Luego vino su desfile¡?. Las redes sociales hablaron de que se trataba de un plagio y Ana Locking explic¨® que simplemente era una evoluci¨®n de su trabajo. ?Nosotros solo nos dijimos: ?Hagamos algo nuevo!?.
Para este collar compraron flores de l¨¢mparas de los a?os 20 y un p¨¢jaro en mercadillos de Berl¨ªn, Par¨ªs y ?msterdam.
Mirta Rojo
The family es como llaman a la colecci¨®n de figuras que decoran toda una pared del estudio.
Mirta Rojo
Los prototipos que crea en su taller son producidos por artesanos en Madrid y Lisboa.
Mirta Rojo
?En Espa?a se venden m¨¢s las joyas peque?as. En cambio, fuera nos piden piezas m¨¢s impactantes?, asegura la pareja.
Mirta Rojo
?Nuestro sue?o es trabajar para una firma espa?ola como Lladr¨®?, comenta Marina.
Mirta Rojo
Jungle boom es la colecci¨®n de piezas ¨²nicas hecha para Helena Rohner.
Mirta Rojo
?Las figuras se cuecen a 1.500 ?C, lo que hace que sean muy resistentes?, dice Casal.
Mirta Rojo
Este collage con las im¨¢genes que los inspiran est¨¢ junto a las mesas de dise?o.
Mirta Rojo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.