El poder de las canciones, por Loquillo
La banda sonora de una vida: ?has pensado cu¨¢l es la tuya?
Fui invitado por Santi Carrillo, director de Rockdelux, a la exposici¨®n de La Casa del Lector de Madrid para hablar sobre el poder de las canciones. Los temas que se agrupan entre los puentes del antiguo Matadero nos han cambiado a todos de una forma o de otra, nos han ense?ado a vivir, amar, luchar, odiar e incluso nos han mostrado el camino hacia nuestra libertad individual. Algunos nos han ayudado a entender d¨®nde vivimos y nuestra historia. Y la mayor¨ªa nos ha mostrado una percepci¨®n distinta de la realidad. Elvis, Dylan, Bowie, Alaska, Para¨ªso y Planetas son una muestra de los artistas aqu¨ª revisitados. Inevitable pararse a pensar, echar la cuenta. Evocar cu¨¢ndo escuchaste por primera vez cada una de las letras que figuran en la muestra, el impacto que causaron. Son cap¨ªtulos de nuestra vida: ?d¨®nde estaba en ese momento?, ?con qui¨¦n la escuch¨¦? Y con ellas, los caminos emprendidos cuando el rock and roll conquist¨® mi coraz¨®n y las canciones que marcar¨ªan mi vida tomaron por asalto cada paso de mi existencia.
Pap¨¢ tra¨ªa los discos de Los Sirex bajo el brazo y el gancho de estibador colgaba de su hombro. Mi sorpresa de ni?o al escucharlos. Mi primera fiesta de mayores donde me fogueaba como DJ con el Je t¡¯aime¡ m¨¢s de Birkin que de Gainsbourg, ustedes entender¨¢n por qu¨¦. Encerrado en mi habitaci¨®n realmente peque?a escuchando I Am A Rock de Paul Simon y convertirme en un joven airado. El primer calent¨®n despu¨¦s de una sesi¨®n de lentos que ganaba por goleada el Coney Island Baby de Lou Reed, que duraba lo suyo y ven¨ªa muy bien para el acoso y derribo¡ Escuchar a Buddy Holly en American Graffiti y salir del cine con el deseo de llevar camiseta blanca y jeans toda la vida. De hacer de chico para todo en el primer concierto de los Stones en Espa?a y sonar Sympathy For The Devil.
Las primeras tropel¨ªas rockeras bajo la influencia de Vince Taylor en un Brand New Cadillac y los subidones de anfetaminas con Sheena Is A Punk Rocker de Los Ramones. De los veraneos juveniles con el sonido de Jan and Dean cantando Surf City, de salir motivado con Dion tras ver The Wanderer y querer no perder jam¨¢s la juventud.
De pasar las horas en la tienda de discos Gay and Company, donde aprend¨ª a escuchar y que me lleva hasta Tab¨², el viejo cabaret de las Ramblas donde conoc¨ª a una despampanante cuarentona llamada Nico, que era la chica que cantaba Femme Fatale con la Velvet y que iba en un caballo blanco. De recuperar el single de Qu¨¦ hace una chica como t¨² en un sitio como ¨¦ste, de Burning, que en un rapto de amor fou regal¨¦ a una novia traicionera y la cara que puso su madre cuando se lo reclam¨¦. Y de aquella otra que me gan¨® con el Be-Bop-A-Lula de Gene Vincent, un original de ¨¦poca, poca broma para un aprendiz de coleccionista. Del Boss cant¨¢ndome Darkness en medio del oc¨¦ano durante el servicio en la Armada y tambi¨¦n de los Clash en Lisboa vestido de Popeye. De cuando la luna asesina de Echo & The Bunnymen se present¨® disfrazada de perversa adolescente, de una carretera rumbo a Graceland y Elvis sonando a lo lejos, y de pisar el renqueante escenario del viejo Ole Opry siguiendo la estela de Hank Williams aprendiendo a ser un buen creyente.
En mi madurez amanece y suena Sinatra, el ¨²ltimo piso de la torre de Madrid, brindis a una rubia con traje de raya diplom¨¢tica despu¨¦s de apurar la noche vigilados por los ciervos de Balmoral. Y, al fin, mi sue?o adolescente hecho realidad: atravesar los Campos El¨ªseos en un Bentley conducido por Johnny Hallyday mientras suena Hey Joe, de Jimi Hendrix. El poder de las canciones, la banda sonora de una vida. ?Has pensado alguna vez cu¨¢l es la tuya?
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