?Est¨¢ acabando el porno con nuestra capacidad para tener sexo con otros?
La costumbre de masturbarse viendo pornograf¨ªa ha aumentado los problemas de disfunci¨®n er¨¦ctil, ya que crea unos patrones de comportamiento determinados, sin equivalente en la vida real.
Vaya por delante que soy partidaria de la pornograf¨ªa y, por supuesto, de la masturbaci¨®n; y que este art¨ªculo, cuyo titular bien podr¨ªa asemejarse a muchos que aparecen en webs cristianas y que tratan de explicar al mundo los nefastos efectos del sexo no dirigido a la reproducci¨®n, no va por esos derroteros, ni mucho menos.
Pero lo cierto es que el otro d¨ªa di con un art¨ªculo en The Guardian donde Mary Sharpe, miembro de Reward Foundation, una fundaci¨®n escocesa claramente en contra de la pornograf¨ªa y, seg¨²n sus propias palabras, ¡°centrada en el amor, el sexo e Internet¡±, apuntaba algunos hechos que ya he o¨ªdo en otras ocasiones (al margen de la moralidad o la opini¨®n, m¨¢s o menos puritana, que tenga esta organizaci¨®n respecto al porno). Parece ser que el consumo de Viagra, antes destinado a hombres maduros, empieza a ser cada vez m¨¢s frecuente entre j¨®venes, y Sharpe relaciona este fen¨®meno con el florecimiento de las p¨¢ginas porno en la red. ¡°Hasta el 2002, la incidencia de hombres menores de 40 a?os con disfunci¨®n er¨¦ctil era del 2-3%. A partir del 2008, cuando el porno gratuito y de alta definici¨®n se populariz¨®, la proporci¨®n ha crecido y se cree que est¨¢ entre el 14% y el 35%¡±.
¡°Masturbarse es un ejercicio muy necesario para descubrir el propio cuerpo y la respuesta sexual, pero hacerlo siempre de la misma manera y con est¨ªmulos tan potentes como la pornograf¨ªa puede crear una respuesta muy condicionada, con poca flexibilidad y capacidad de adaptaci¨®n a la vida real¡±, apunta Francisca Molero sex¨®loga, ginec¨®loga, directora del Institut Clinic de Sexolog¨ªa de Barcelona, del Instituto Iberoamericano de Sexolog¨ªa y presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa. ¡°Generalmente, cuando la gente se masturba¡±, contin¨²a Molero, ¡°busca el placer y una forma r¨¢pida de llegar a ¨¦l. Es una situaci¨®n que se controla totalmente porque no hay nadie m¨¢s y, con el porno de ¨²ltima generaci¨®n, la forma de excitarse es recurrir a im¨¢genes muy expl¨ªcitas, focalizando la estimulaci¨®n en el ¨¢rea genital. Pero todo este escenario es dif¨ªcil trasladarlo a una relaci¨®n con otro. De ah¨ª que muchas personas, acostumbradas a masturbarse con este patr¨®n, sean incapaces de disfrutar del sexo en pareja o presenten problemas de erecci¨®n¡±.
Si este comportamiento es lo primero que se aprende al despertar de la vida sexual, el problema se agrava; porque tendremos una generaci¨®n de j¨®venes que, como el perro de Pavlov, responden solo a est¨ªmulos muy determinados. Los adolescentes siempre se han iniciado en el sexo de forma aut¨®noma, pero antes deb¨ªan echar mano de las revistas, recuerdos o fantas¨ªas. ?Qui¨¦n va a utilizar ahora la imaginaci¨®n cuando desde el m¨®vil, y en primer plano, pueden verse hasta las vellosidades intestinales de los partenaires de una cinta porno?
Un estudio irland¨¦s, publicado a principios de a?o en The Journal Porn Studies, destaca que el 52% de los chicos de 13 a?os o por debajo de esa edad usan pornograf¨ªa para masturbarse. El porno es la educaci¨®n sexual de varias generaciones, pero en el mundo real las erecciones no duran horas, las tetas no son de granito, las mujeres no alcanzan el orgasmo con solo tocarlas cinco minutos y la qu¨ªmica en una relaci¨®n sexual no siempre provoca fuegos artificiales.
Hay ya damnificados por un mal uso y abuso de la pornograf¨ªa. Como Alexander Rhodes, que en EEUU ha creado la plataforma No Fap, que en slang significa no masturbarse. Rhodes, que ahora tiene 29 a?os, empez¨® a ¡®jugar¡¯ con la pornograf¨ªa a los 11 o 12. ¡°Cuando comenc¨¦ a tener sexo real, a los 19, no pod¨ªa mantener una erecci¨®n sin ver o pensar en el porno¡±, ha comentado en su web, donde da consejos y ha dise?ado un plan para desengancharse. Sus m¨¦todos tambi¨¦n van dirigidos a mujeres, ya que como cuenta est¨¢ p¨¢gina, ¡°un error popular es pensar que el porno solo tiene un impacto en los hombres, pero ya hay muchas mujeres en todo el mundo que muestran efectos similares, incluyendo preferencia por la pornograf¨ªa en vez del sexo, baja libido, reducci¨®n de la sensibilidad y un descenso de la calidad de las relaciones¡±. Los juguetes sexuales, que tan buena acogida tienen entre las f¨¦minas, pueden convertirse tambi¨¦n en una peque?a adicci¨®n que deja al mundo real a la altura del bet¨²n, como ya cont¨® la serie Sexo en Nueva York cuando Charlotte se aficion¨® demasiado a su vibrador ¡®conejito rampante¡¯. En el mundo real los penes no vibran, y menos de siete maneras diferentes.
Volver al modelo anal¨®gico
Seg¨²n Francisca Molero, ¡°la disfunci¨®n er¨¦ctil puede estar causada por problemas de salud y para que haya una buena erecci¨®n deben funcionar bien los sistemas vascular, neuronal y endocrino. Los trastornos hormonales (hipotiriodismo, hipogonadismo), las enfermedades neurol¨®gicas (esclerosis m¨²ltiple, trastornos medulares) y los problemas de pr¨®stata pueden tambi¨¦n influir en la erecci¨®n, al igual que algunos f¨¢rmacos (antihipertensivos, antidepresivos, ansiol¨ªticos). Pero si la persona tiene erecciones espont¨¢neas y buenas durante la masturbaci¨®n, entonces se sabe que la causa de la disfunci¨®n er¨¦ctil es psicol¨®gica y no esta provocada por un factor org¨¢nico¡±.
El h¨¢bito de masturbarse viendo pornograf¨ªa no solo puede convertirse en un patr¨®n fijo que excluya la habilidad en otro tipo de relaciones sino que, como cualquier adicci¨®n, exigir¨¢ con el tiempo una mayor dosis para obtener los mismos efectos. Lo que hace que el porno extremo o hardcore se llegue a normalizar.
¡°Es frecuente el caso de muchas parejas, a partir de los 45 a?os, con problemas de deseo en los que ¨¦l reh¨²sa tener relaciones pero se masturba viendo pornograf¨ªa. Algo que crea conflictos, ya que ella no puede entender como no hay ganas para una cosa pero si para otra¡±, se?ala Santiago Frago, sex¨®logo y codirector de Amaltea, centro de educaci¨®n y medicina sexual en Zaragoza. ¡°Lo que ocurre es que el deseo no se canaliza hacia el otro. Cuando hay inseguridades, miedos o empiezan a aparecer problemas de erecci¨®n, para el hombre es m¨¢s f¨¢cil masturbarse, porque de esta manera obtiene el placer de forma r¨¢pida y segura¡±.
Otra consecuencia derivada de esta actividad es lo que Molero llama bloquear est¨ªmulos. ¡°Puede ocurrir que la mayor parte de los hombres tengan parejas a las que desean, pero con las que no estar¨ªan dispuestos a llevar a cabo ciertas pr¨¢cticas que han visto en el porno, porque creen que son denigrantes o poco apropiadas para su ¡®mujer¡¯. Es un concepto que puede parecer un tanto antiguo o puritano, pero que muchos hombres todav¨ªa tienen, aunque demuestren poseer una mente muy abierta. En este caso se condiciona el deseo al tipo de mujer y se regula dependiendo de con quien se est¨¢, lo que se traduce en bloquear determinados est¨ªmulos, pr¨¢ctica que a la larga puede desembocar en problemas de erecci¨®n¡±.
El remedio para esta situaci¨®n, seg¨²n Molero, ¡°¨¦sta en trabajar las habilidades er¨®ticas y en aprender con la mayor variabilidad posible. Si imaginamos el sexo desde tres ¨¢mbitos: mental, corporal y genital; trataremos de buscar diferentes est¨ªmulos en todos ellos. Adem¨¢s de las im¨¢genes de la pornograf¨ªa, existe tambi¨¦n la fantas¨ªa, la imaginaci¨®n, la literatura er¨®tica y, ahora, el audioporno, para excitarse mediante los sonidos. Hay que probar diferentes formas de tocar el cuerpo, ya sea el propio o el de otro, y tener en cuenta que durante la relaci¨®n sexual la erecci¨®n puede disminuir en un momento dado (porque el cerebro ha dejado de sentir el est¨ªmulo er¨®tico) para luego volver otra vez¡±.
Para Santiago Frago, la soluci¨®n pasa por ¡°gestionar el erotismo, porque la gente parece diferenciar entre el sexo consigo mismo y el sexo con otro, y en el primero no hay mucho espacio para lo er¨®tico sino m¨¢s bien (sobre todo en los hombres) para el desahogo r¨¢pido. Yo hablo siempre de montarse ¡®fiestas privadas¡¯, en las que la curiosidad y la experimentaci¨®n son las que dirigen. Hay que ser vers¨¢til y probar nuevos est¨ªmulos: m¨²sica, imaginaci¨®n; porque las fantas¨ªas tienen fecha de caducidad y hay que crear otras nuevas, o experimentar priv¨¢ndonos de alg¨²n sentido para agudizar los restantes. Pero la gente es muy perezosa con el sexo. Puede invertir horas en el gimnasio pero se sigue pensando que la sexualidad es un instinto, que viene sola y que debe ser algo espont¨¢neo¡±.
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