Fin de siglo, por Loquillo
La nostalgia por lo no vivido y ya perdido me tiene en un estado de suspensi¨®n
![Virna Lisi](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/HDZJPMVT5FKH3BDTOWAGBMCD5M.jpg?auth=c8f449987af3c7eedf4eed57c0b3986375bd87b547a9d59de00b94929b7673e2&width=414)
Hemos perdido a tantos de los nuestros este 2014 que el adi¨®s a la melena de Virna Lisi en los ¨²ltimos d¨ªas de diciembre me deja desolado, as¨ª es la vida y as¨ª hemos ido cerrando el a?o. Nos vamos quedando sin nuestros referentes, escritores, m¨²sicos, actores y actrices, directores de cine, periodistas, pol¨ªticos, referencias culturales que han marcado nuestra adolescencia, que han sido imprescindibles en nuestro crecimiento personal. Con ellos recorr¨ªamos distancias, viaj¨¢bamos a pa¨ªses y ciudades solo para respirar el mismo aire que ellos, copi¨¢bamos sus looks m¨¢s atrevidos o simplemente nos empap¨¢bamos de su obra para impresionar a amigos, novias o p¨²blico en general y demostrar que est¨¢bamos un punto y medio m¨¢s all¨¢ que el resto y que nuestro reino no era de este mundo.
Nos ha tocado vivir el fin de siglo, s¨ª se?or. Resulta emocionante darse cuenta de que estamos asistiendo al final de una forma de pensamiento y de vida. Estamos a las puertas de un nuevo advenimiento que dibuja un mundo que ni de lejos pensamos cuando ve¨ªamos con los ojos como platos en nuestra m¨¢s tierna infancia al capit¨¢n Kirk en Star Trek con aquella extra?a pantalla t¨¢ctil del futuro; con ella se comunicaba con la nave Enterprise, y ahora controla nuestras vidas.
En solo dos d¨¦cadas, el futuro se ha instalado en el d¨ªa a d¨ªa. Hace tiempo que me perd¨ª en todo este marem¨¢gnum de tecnolog¨ªa del espacio, y eso que era un fan total de la ciencia ficci¨®n, pero he tirado la toalla, solo espero que llegue el momento de que me inserten el aparato de rigor para convertirme en un cyborg y vivir hasta los nosecuant¨ªsimos a?os, como se contaba en los c¨®mics de la Marvel a mediados de los a?os 70 de la pasada centuria.
Se ha dicho que el siglo XX realmente hizo su aparici¨®n tras la Primera Guerra Mundial (no Zeta), por mucho que los calendarios se empe?en en lo contrario. Siglo XX, un despliegue de maldad insolente, como nos cantaba Gardel en Cambalache. Si nos dejamos llevar por las corrientes culturales de finales del XIX y principios del XX encontraremos toda una serie de paralelismos sospechosos. El gui¨®n cambia; los escenarios y los personajes con distintos ropajes vienen a decirnos lo mismo.
Abocados a querer escapar del control de las m¨¢quinas, ahora es la tecnolog¨ªa nuestro Gran Hermano y lo que nos hace objetar, militar en la resistencia individual, aferrados a nuestro libro de p¨¢ginas amarillentas, el vinilo fetiche, la colecci¨®n Bruguera de tapa dura, tan personal que sentimos levantar ante nosotros la dictadura de lo pol¨ªticamente correcto que nos limita y que trocea nuestro instinto y nuestras libertades hasta dejarnos fam¨¦licos. La rebeli¨®n de las masas que nos acerca cada d¨ªa que pasa a una versi¨®n empeorada del 1984 de George Orwell o del Fahrenheit 451 de Ray Bradbury.
Esta cuenta atr¨¢s hacia el futuro me ha sumergido en un insoportable sentimiento de spleen, que dir¨ªan los simbolistas del anterior fin de si¨¨cle. La nostalgia por lo no vivido y ya perdido, la fijaci¨®n por el amor melanc¨®lico, me tiene en un estado de suspensi¨®n del que no s¨¦ si quiero despertar alg¨²n d¨ªa. Quiz¨¢s solo sea un tr¨¢nsito, que me llevar¨¢ a un nuevo renacimiento y crecimiento personal, como nos cuenta en el Diccionario de Fin de Siglo Luis Antonio de Villena, o que Gardel ya no est¨¢ para cantarnos tangos incorrectos, ni Virna Lisi para deslumbrarnos con el blanco tibio de su piel y porque ahora todo me resulta m¨¢s viejo, m¨¢s fr¨ªo y m¨¢s gris.
Ser¨¢ porque en el tocadiscos del joven adolescente de la habitaci¨®n de al lado suena sin parar American Pie.
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