Francis Montesinos, dise?o entre naranjos
La medalla de oro al M¨¦rito de las Bellas Artes confirm¨® en 2006 que el valenciano era, ante todo, un creador. Made in Spain, su ¨²ltima colecci¨®n, celebra sus cuatro d¨¦cadas en la moda y el cuerpo le pide m¨¢s.
Me siento m¨¢s inspirado que nunca ahora que ya no debo hacer 20 cosas a la vez y puedo centrarme ¨²nicamente en la creaci¨®n?, explica. Su casa de Ll¨ªria, Valencia, semiescondida en una loma entre huertas y naranjos, salvaguarda su legado. ?Vamos a hacer la ruta arom¨¢tica?, nos invita. Salvia, hierbabuena, menta, romero y flor de azahar, exultante esta primavera. ?Este es mi paseo matutino habitual?, asegura. Despu¨¦s, suele trasladarse a su estudio en Valencia o quedarse a trabajar en casa, donde reflexiona, dibuja o gestiona su Facebook, para ¨¦l ??un descubrimiento!?.
Aqu¨ª, vida y obra no se diferencian: carteles de sus desfiles, bocetos, sus mejores portadas o fotograf¨ªas de campa?as emblem¨¢ticas como la realizada en 1982 con Helmut Newton. ?Llegamos a Par¨ªs a las siete de la ma?ana. Una cl¨¢usula en el contrato especificaba que si no le gustaba la colecci¨®n, no har¨ªa las fotos. Se volvi¨® loco. Lo que ten¨ªa que haber hecho con dos modelos, se hizo con cuatro; lo que ten¨ªa que haber durado una ma?ana, dur¨® dos d¨ªas. Fue genial?.
De familia de industriales, siempre se le consider¨® como el bohemio, aunque ahora reconoce que su aspecto es m¨¢s convencional. ?He ca¨ªdo en el traje y la corbata de Herm¨¨s?. Lejos quedan sus legendarias fiestas caracterizadas por reunir a un c¨®nsul y a un mendigo, a Camar¨®n de la Isla con su troupe y a los Bos¨¦ con los artistas de la Movida. Tan ecl¨¦cticas como su trabajo.
Acaba de presentar el vestuario del musical ?A qui¨¦n le importa?, que rememora la vida de su amigo Carlos Berlanga. ?Una joya que se estrenar¨¢ en diciembre. El guion, de su hermano Jorge, es berlanguiano a m¨¢s no poder. Te mueres de risa?. Las prendas, adaptadas a los 80, han exigido un revival muy enriquecedor. ?Hemos abierto los ba¨²les, sacado mil trajes y seleccionado todos los detalles. En la funci¨®n interpreto a Dal¨ª y bailo con Santiago Segura, que hace de Warhol, en una filmaci¨®n sobre los mitos de Carlos?. Montesinos conoci¨® a Salvador Dal¨ª en Barcelona, donde se traslad¨® poco despu¨¦s de inaugurar su tienda en Valencia. ??l ya era mayor, pero recuerdo nuestras tardes en el Ritz, babeaba escuch¨¢ndole. Su obra me ha convulsionado?.
Ecuador, 2, 5? de Barcelona es la direcci¨®n de su primer estudio-taller. ?A¨²n lo recuerdo. Acababa de inaugurar mi tienda en Valencia. Fue una apertura obligada por mis amigos, quienes pasaban por casa antes de salir de fiesta para coger cualquier cosa. Entonces me traslad¨¦ a la planta baja y abr¨ª una tienda. Pero fue en Barcelona donde me form¨¦ profesionalmente. All¨ª encontr¨¦ el pr¨ºt-¨¤-porter industrial, el m¨¦tier; los estampadores, los tejedores, las hiladoras¡ Conocer las posibilidades de los tejidos te permit¨ªa crear. Me hice amigo del empresario textil Jos¨¦ M? Garc¨ªa Planas, a quien le ped¨ªa cosas especiales como un tejanito con hilo de oro¡ Y as¨ª fue como empezamos?.
La materia prima lo vuelve loco. ?El tacto es provocador, y la experimentaci¨®n en ese terreno siempre ha estado relacionada con mi trabajo. Recuerdo una mala ¨¦poca en la que las f¨¢bricas cerraban y vend¨ªan enormes stocks, yo eleg¨ªa las telas por el tacto. El tejido me gu¨ªa, tiene un lenguaje directo con la colecci¨®n?.
Entre las joyitas de su armario: prendas bordadas, capotes de torero, camisas creadas con pa?uelos antiguos, su primera cazadora de piel reversible, tapetes bordados ¨Co de ganchillo¨C heredados de su familia. ?Todos mis tesoros tienen que ver con el mundo de la tradici¨®n. De ah¨ª sale todo. El punto, por ejemplo, me ha aportado mucho. Me fascina la imagen de una mujer tejiendo. Cuando empec¨¦, era dif¨ªcil que una f¨¢brica tejiera cinco jers¨¦is; en cambio, con 20 o 30 mujeres ten¨ªas una gama de productos ¨²nicos. Creo que algunas piezas de artesan¨ªa podr¨ªan catalogarse como obras de arte?, afirma.
La tienda de trabajos manuales de su madre fue una buena escuela. ?Ella era divina. Una gran trabajadora, con disciplina de sargento y muy creativa. En su local descubr¨ª lo que era una pasamaner¨ªa, un gal¨®n, un papel pinocho, un fieltro¡ y empec¨¦ a utilizarlo desde muy peque?o. Hice vestidos para cucharas, para mu?ecas¡?.
La sinton¨ªa entre lo popular y lo sublime, la iconograf¨ªa religiosa y taurina, el arte y el espect¨¢culo siempre han estado presentes en su obra. ?El aspecto art¨ªstico de la moda es lo que siempre me ha interesado, quiz¨¢ deber¨ªa haberme preocupado m¨¢s por vender prendas, pero nunca lo hice. En el espect¨¢culo los proyectos son enriquecedores porque trabajas con gente muy interesante. Ver una prenda tuya en manos de esos talentos es emocionante?. Bigas Luna, Alicia Alonso, Nacho Duato, artistas del flamenco o Almod¨®var lo han llamado. ?Cuando hicimos Matador (1986), Pedro quer¨ªa que saliera en pantalla y, en aquellos a?os, me daba p¨¢nico enfrentarme al p¨²blico. Me insisti¨® y yo siempre le dije que no. Al llegar el d¨ªa del rodaje tuvo que hacer el papel ¨¦l mismo. Me inmortaliz¨® al llevar mi chaquetita, pero me cost¨® la relaci¨®n?.
Su dormitorio es tambi¨¦n su estudio. En ¨¦l conserva algunos de sus tesoros, como su cortina bordada o su cazadora de piel reversible.
Pere Peris
En el sal¨®n, y bajo el cuadro de Vicente Peris, piezas compradas en sus viajes a Marruecos y Namibia.
Pere Peris
Montesinos, entre los frutales que rodean su casa en Ll¨ªria, Valencia.
Pere Peris
En su armario ¨Centre im¨¢genes religiosas y taurinas¨C, destacan una bata china bordada y las americanas y camisas blancas que ha dise?ado.
Pere Peris
Su reloj, dise?ado por Salvador Dal¨ª.
Pere Peris
Esta imagen en blanco y negro pertenece a la campa?a que en 1982 le hizo el fot¨®grafo Helmut Newton.
Pere Peris
Bajo los tapetes bordados que colecciona se encuentra el cat¨¢logo Francis Montesinos, el por qu¨¦ de una moda espa?ola, editado por el IVAM.
Pere Peris
Hace tiempo que el dise?ador no pinta al ¨®leo, pero nunca ha dejado de dibujar figurines.
Pere Peris
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