Millones perdidos en la ruleta y adicta a los coches de carreras: la atribulada vida de la brillante Fran?oise Sagan
La escritora francesa fue un mito de la ¡®Gauche Divine¡¯ y muri¨® arruinada a causa de sus deudas con Hacienda en 2014. Este 2020 hubiera cumplido 85 a?os.

Empez¨® su existencia en una cuna de comodidades burguesas en 1935 y la termin¨® endeudada hasta las orejas en 2004. Los ¨²ltimos ingresos de la escritora Fran?oise Sagan (Cajarc, 1935-Honfleur, 2004) llegaron de la mano de los amigos que conservaba. Algo tr¨¢gico que, en realidad, habla bien de ella: despu¨¦s de todos los excesos y los l¨ªos en los que se meti¨®, que todav¨ªa tuviese a gente a su alrededor dispuesta a ayudarla resulta bastante asombroso. Quiz¨¢s todav¨ªa le deb¨ªan dinero de las copas a las que les invit¨® en aquellas juergas interminables que lider¨® en su juventud.
Su apellido real era Quoirez, pero cuando le cont¨® a su padre de qu¨¦ iba la novela que iba a publicar, ¨¦l le impuso que utilizase un seud¨®nimo (otro m¨¢s, porque en su casa la llamaban ¡®Kiki¡¯) . El ¡®Sagan¡¯ sali¨® de un personaje de una novela de Proust y con ¨¦l se dio a conocer en 1954, cuando su primer libro Buenos d¨ªas, tristeza revolucion¨® a la sociedad francesa primero y a la internacional despu¨¦s. El t¨ªtulo tambi¨¦n lo tom¨® prestado de otra obra, un poema de Paul ?luard. Aquella novela corta que escribi¨® en solo siete semanas durante las vacaciones estivales cuando ten¨ªa 18 a?os fue la m¨¢s exitosa de una carrera tambi¨¦n gloriosa. La historia del verano de la adolescente C¨¦cile en la Costa Azul con su padre y sus amantes vendi¨® m¨¢s de cuatro millones de copias en cinco a?os. Lleg¨® a ser n¨²mero uno en la lista de libros m¨¢s vendidos que publica The New York Times y se ha traducido a m¨¢s de 20 idiomas. Otto Preminger la adapt¨® al cine en 1958, protagonizada por Jean Seberg, David Niven y Deborah Kerr.

Por supuesto, la prensa busc¨® trazas de la vida de Sagan en la novela. Al fin y al cabo, tanto ella como sus personajes pertenec¨ªan a la burgues¨ªa acomodada francesa y ten¨ªan el hedonismo como filosof¨ªa. Pero la escritora no cont¨® su presente sino m¨¢s bien su futuro a medio plazo sin saberlo. Mientras creaba la obra solo era una estudiante de la Sorbona que hab¨ªa suspendido sus ex¨¢menes de literatura, pero fue cuando se hizo famosa cuando empez¨® el verdadero disfrute. Y tambi¨¦n la tristeza. En la novela, la joven C¨¦cile sale del internado en el que estudia para pasar las vacaciones con su padre en una casa estupenda en el Mediterr¨¢neo. Hu¨¦rfana de madre, tiene una buena relaci¨®n con su progenitor, un entregado al gozo casi de manera profesional. Con ¨¦l aparece Elsa, su amante. Los tres se dedican al ocio y al disfrute hasta que aparece Anne Larsen, una antigua amiga de su madre y enamorada de su padre, que acaba con aquel ambiente e impone disciplina en aquel verano de ensue?o. La satisfacci¨®n se convierte en rabia y la venganza en un accidente de coche mortal.
En una Francia en la que el sexo antes del matrimonio a¨²n no estaba aceptado, aquella obra cargada de lujuria cay¨® como una bomba y hasta el Vaticano se manifest¨® para vituperarla. Pero la parte de la sociedad que poco despu¨¦s se liber¨® de las ataduras morales de la religi¨®n y las pol¨ªticas conservadoras la recibi¨® con alborozo.
Dos a?os despu¨¦s de su debut, ya se hab¨ªa mudado de la casa de sus padres en el Boulevard Malesherbes (la zona donde viv¨ªa la gente de su clase) a un apartamento peque?o y moderno en la Rue de Grenelle. En una entrevista concedida a Paris Review en 1955 ¨Cvestida con una sencilla falda gris y un jersey negro pero con zapatos de tac¨®n, seg¨²n los periodistas¨C explic¨®: ¡°Me he esforzado mucho y nunca he encontrado ning¨²n parecido entre mis conocidos y las personas de mis novelas. No busco exactitud en la representaci¨®n de personas. Trato de dar a los personajes imaginarios una especie de veracidad. Me aburrir¨ªa mucho poner en mis novelas a las personas que conozco¡±.

Sin embargo, su vida cada vez se parec¨ªa m¨¢s a sus historias. En 1956 ya hab¨ªa publicado otra novela de ¨¦xito, Cierta sonrisa (1956) y H¨¦l¨¨ne Gordon-Lazareff, la fundadora de la revista Elle, la hab¨ªa enviado a Italia ¨CN¨¢poles, Venecia, Capri¨C para escribir reportajes sobre lo que se coc¨ªa por all¨ª. Su vida social desenfrenada cargada de alcohol, carreras y excesos ya era una realidad. El ¡®monstruo encantador¡¯, seg¨²n la hab¨ªa definido el cr¨ªtico Fran?ois Mauriac, era cada vez m¨¢s fuerte.
Invirti¨® sus ganancias en los casino y en coches de carreras (Ferrari, Aston Martin, Jaguar), con los que recorr¨ªa Par¨ªs a toda velocidad. La prensa de sociedad la convirti¨® en un mito de la Gauche Divine que viv¨ªa peligrosamente. Pero en 1957 tuvo un accidente con su Aston Martin en el que casi pierde la vida y para calmar sus dolores le administraron un fuerte opi¨¢ceo, al que se hizo adicta. Su paso por una cl¨ªnica de desintoxicaci¨®n no tuvo los resultados esperados y la drogadicci¨®n se sum¨® a su alcoholismo y sus problemas con el juego (lleg¨® a dilapidar millones en la ruleta). En 1958 se cas¨® con el que hab¨ªa sido su protector en la industria de la cultura, el editor Guy Schoeller. El matrimonio solo dur¨® dos a?os y poco despu¨¦s volvi¨® a tener una boda, en esta ocasi¨®n con el modelo Robert Westhoff. Aquella relaci¨®n tampoco termin¨® bien. Tuvieron un hijo llamado Denis Westhoff, al que no ve¨ªa demasiado, porque el ajetreo de su existencia no cuadraba demasiado con los horarios de un ni?o.

Se le atribuyen muchos amantes ¨Ccomo Ava Gardner, por ejemplo¨C pero el verdadero amor de su vida fue Peggy Roche. Ambas estaban a¨²n casadas cuando se conocieron a finales de los a?os sesenta ¨CPeggy con el actor y piloto Claude Brasseur¨C pero seg¨²n el libro Peggy dans les pares, escrito por Marie-?ve Lacasse, despu¨¦s de conocerse en la redacci¨®n de Elle se separaron de sus respectivas parejas y empezaron su relaci¨®n.
Vieron juntas en un apartamento del Distrito XIV por el que pas¨® la flor y nata de la burgues¨ªa parisina y hasta 1991 fueron felices. Roche no solo fue su amante, tambi¨¦n fue su cuidadora. Consegu¨ªa mantener a raya, dentro de lo posible, el desorden de Sagan e hizo que la relaci¨®n con Dennis fuese m¨¢s estrecha. Pero en 1989 falleci¨® su hermano Jacques ¨Cuno de sus compa?eros de correr¨ªas¨C, lo que la dej¨® muy afectada y poco depu¨¦s, en 1991, Peggy muri¨® en 1991 de un c¨¢ncer de p¨¢ncreas. A partir de ah¨ª, la escritora no fue capaz de frenar su declive ni de cuidar de su salud.

Sufri¨® un edema pulmonar durante un viaje a Colombia con la comitiva de Fran?ois Mitterrand (gran amigo de la escritora, seg¨²n algunas voces tambi¨¦n amante). En los noventa la pillaron en posesi¨®n de grandes cantidades de coca¨ªna pero en el 2002 lleg¨® la gran tormenta que arras¨® con todo. Fue acusada de fraude fiscal en relaci¨®n al esc¨¢ndalo pol¨ªtico-financiero de la petrolera Elf y el gobierno de Mitterrand. Aunque fue condenada a prisi¨®n, finalmente la indultaron. Ese fue uno de los momentos en los que sus amigos mostraron un apoyo f¨¦rreo a la escritora en un momento delicado. Los actores Isabelle Adjani o Vincent Lindon y escritores como Patrick Besson, Fr¨¦d¨¦ric Beigbeder y Genevi¨¨ve Dormann se movilizaron para pedir una ¡°soluci¨®n r¨¢pida y decente¡± para los problemas de Sagan con el fisco. ¡°Si Fran?oise Sagan le debe dinero al Estado, Francia le debe mucho m¨¢s: prestigio, talento y gusto por la libertad y la dulzura de la vida¡±.

Arruinada, tuvo que vender su apartamento y dej¨® de escribir, algo que no hab¨ªa hecho ni en sus momentos m¨¢s cr¨ªticos. Hasta entonces hab¨ªa escrito 30 novelas adem¨¢s de biograf¨ªas, obras de teatro, art¨ªculos de prensa, guiones de cine y letras de canciones. Pero a partir de la sentencia todo lo que ganaba iba para pagar los 900.000 euros que le deb¨ªa a Hacienda, su cuenta estaba bloqueada. Se mud¨® a casa de una amiga, la multimillonaria Ingrid M¨¦choulam, que la cuid¨® durante la ¨²ltima d¨¦cada de su vida e incluso lleg¨® a comprar algunas de las propiedades de Sagan para que no las embargasen. Sagan se dedic¨® a fumar y a leer, cansada de todo.
Finalmente muri¨® en 2004 a los 69 a?os, v¨ªctima de una embolia pulmonar y sin haber pagado sus deudas, que dej¨® en herencia a su hijo. Este acept¨® ese legado pese a todos los problemas que inclu¨ªa, porque de esta manera tambi¨¦n se hizo albacea de su obra. Incluida la novela Les quatre coins du coeur: Roman, desconocida y que se public¨® de manera p¨®stuma en 2019. La autora hab¨ªa escrito su propio obituario en 1998. Fue su aportaci¨®n a El diccionario. Literatura francesa contempor¨¢nea de Jerome Garcin: ¡°Sagan, Fran?oise. Hizo su aparici¨®n en 1954, con una peque?a novela, Buenos d¨ªas, tristeza, que fue un esc¨¢ndalo mundial. Su desaparici¨®n, despu¨¦s de una vida y una obra agradables y destartaladas, fue un esc¨¢ndalo solo para ella misma¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.