La vida de Deborah Feldman despu¨¦s de ¡®Unorthodox¡¯: amenazas, donaci¨®n de ¨®vulos y estr¨¦s postraum¨¢tico
Sus memorias inspiraron la serie de Netflix sobre c¨®mo huy¨® de una comunidad jud¨ªa ultraortodoxa de Brooklyn. Ahora publica ¡®Exodus¡¯ (Lumen), donde explica c¨®mo continu¨® su historia, explora su choque con el mundo real y busca sus ra¨ªces.
Para entender lo que ha vivido Deborah Feldman hay que ser consciente de que se crio en Satmar, una comunidad fundada en Nueva York por jud¨ªos ultraortodoxos h¨²ngaros supervivientes del Holocausto. Naci¨® en Williamsburg (Brooklyn) hace 35 a?os, se cas¨® con 17, tuvo un hijo dos a?os despu¨¦s y vivi¨® en esa burbuja hasta cumplidos los 23. No hablaba ingl¨¦s, sino yidis; ten¨ªa prohibido leer ciertos libros. En Unorthodox, sus memorias, narr¨® c¨®mo fue crecer en ese ambiente conservador y aislado, lleno de tradiciones y reglas, y por qu¨¦ decidi¨® huir de all¨ª tras ser madre. Ahora contin¨²a su historia con Exodus. Mi viaje poco ortodoxo a Berl¨ªn (Lumen), donde narra ese viaje de autodescubrimiento y explora una parte olvidada de sus ra¨ªces. ?Lo m¨¢s dif¨ªcil fue experimentar el alcance de la alienaci¨®n que llega cuando has dado ese paso final hacia la libertad y piensas que a partir de entonces todo va a ir bien, pero en lugar de eso ocurre lo contrario: te sientes aislada, sola y perdida, no tienes un camino que seguir, no tienes una historia, nadie te conoce, y sientes como si te hubieran expulsado del sistema, no tienes nada, no perteneces a ning¨²n sitio?, argumenta.
Ahora reside en Berl¨ªn, afirma con rotundidad que ?nunca? volver¨ªa a vivir a Estados Unidos: ?No soy americana. No crec¨ª con la cultura americana, ni hablando ingl¨¦s, ni con una educaci¨®n americana o los derechos civiles americanos?. Ha visitado Madrid para participar en el festival literario Cap¨ªtulo uno, est¨¢ contenta de poder hacer por fin entrevistas en persona. Porque la fama le lleg¨® por Zoom con el mundo confinado, cuando Netflix estren¨® la serie basada en sus memorias en marzo de 2020. ?En ese momento la gente se preguntaba a s¨ª misma qu¨¦ necesitaba para sentirse libre, si su vida era aut¨¦ntica. Y de pronto conocieron al personaje de Esty, que estaba en el proceso de rechazar todas las estructuras que hab¨ªa en su vida, luchando para escapar, y eso habl¨® de manera muy directa a la gente que sent¨ªa que estaba atrapada y necesitaba escapar, se identificaron con el personaje. Habl¨® al zeitgeist, y creo que no habr¨ªa tenido ese ¨¦xito sin el confinamiento?, reflexiona Feldman. Sinti¨® la necesidad de continuar su historia con Exodus porque ?hab¨ªa lectores insatisfechos con el final, que quer¨ªan saber lo que pasaba despu¨¦s?. En el libro habla de los problemas que encontr¨® al salir, de c¨®mo logr¨® encontrar su lugar en el mundo y de sus viajes, a Espa?a o en busca de sus ra¨ªces perdidas en Alemania, un origen que le cost¨® aceptar al principio y luego se convirti¨® en parte fundamental de su identidad.
?Ser jud¨ªo en Espa?a, me dijeron, era sin¨®nimo de discreci¨®n y de pasar inadvertido? (p. 181)
Feldman habla de sus viajes Espa?a, primero a Andaluc¨ªa, donde quiso explorar ?la afamada cuna del pensamiento jud¨ªo del continente? y le sorprendi¨® la falta de memoria, y a?os despu¨¦s Barcelona, donde la comunidad jud¨ªa de la ciudad le explic¨® ?por qu¨¦ apenas quedaban huellas de la vida jud¨ªa?, seg¨²n cuenta en Exodus. Ahora va a visitar Toledo, quiere seguir profundizando en ese legado: ?Creo que lo que realmente me interesa experimentar son las diferencias en mis propias reflexiones en comparaci¨®n con mi primera vez en Espa?a. Muchos estadounidenses, cuando visitan por primera vez Europa, tienen ideas muy simples de lo que est¨¢n viendo, pero como he cambiado mucho en la ¨²ltima d¨¦cada creo que hacia lo que siento m¨¢s curiosidad es hacia c¨®mo se ha transformado mi percepci¨®n, mi mirada?. No se cansa de indagar en el pasado para comprender el presente: ?Sigo siendo una de esas personas que siempre permanecen en el viaje de la b¨²squeda de uno mismo, voy a hacer un inventario?.
?La gran iron¨ªa de este proyecto radicaba en el hecho de que, aunque estuviera ofreciendo mi cuerpo para su uso, por primera vez en mi vida ser¨ªa yo quien lo decidir¨ªa y, por lo tanto, resultar¨ªa doblemente triste? (p. 123)
Al escapar de Satmar, Feldman tuvo que aprender a vivir en un mundo con otras reglas, buscar trabajo para salir adelante fuera de su comunidad con su hijo. Empez¨® a escribir lo que luego acabar¨ªa siendo Unorthodox como un blog que le serv¨ªa para ordenar sus ideas y su vida, vio que despertaba inter¨¦s y logr¨® un compromiso editorial. ?Utilizo la escritura como un proceso de terapia, incluso cuando escribo ficci¨®n?, se?ala. Ante la falta de ingresos recurri¨® a la donaci¨®n de ¨®vulos, un proceso que result¨® traum¨¢tico para ella ¨Cen el libro cuenta que la hiperestimularon ?con una dosis superior a la habitual de manera intencionada? para producir m¨¢s ¨®vulos y que desde entonces tuvo problemas ginecol¨®gicos¨C y con el que sinti¨® de nuevo que no era la due?a de su propio cuerpo. ?Fue un proceso de explotaci¨®n, no porque donara mis ¨®vulos, sino porque la donaci¨®n ocurri¨® en condiciones sin regular. En la cl¨ªnica ten¨ªan b¨¢sicamente la libertad de decidir c¨®mo quer¨ªan utilizar mi cuerpo, no estaban sujetos a ninguna ley, y por eso creo que fue una gran injusticia y que los negocios de la subrogaci¨®n y la donaci¨®n de ¨®vulos son explotaci¨®n, porque no hay regulaci¨®n?. Para ella ?la respuesta no es prohibirlo, sino regularlo?, recalca que ?no puedes simplemente experimentar con los cuerpos de las mujeres como si fueran conejillos de indias para hacer dinero?.
?La secta jas¨ªdica en la que crec¨ª era una comunidad que viv¨ªa el trauma residual como herencia colectiva? (p. 146)
La autora analiza en el libro c¨®mo influy¨® su educaci¨®n en su forma de entender la vida. Cuando abandon¨® su grupo recibi¨® amenazas, sus propios familiares le deseaban lo peor, la rechazaban por haber expuesto sus interioridades al mundo: ?Creo que en realidad me ayudaron de una forma extra?a, porque si ten¨ªa alguna duda sobre si dejar esta comunidad, las amenazas me hicieron sentir muy segura de que hab¨ªa tomado la decisi¨®n acertada, de que es el tipo de comunidad que tienes que dejar, porque son capaces de hacer algo as¨ª, as¨ª es como se comportan, esperan que te suicides, preparan tu tumba y no pueden esperar a danzar sobre ella, y pens¨¦ que s¨ª, que fue la decisi¨®n acertada?. ?Hubiera sido todo diferente en el caso de un hombre? ?Definitivamente, porque la mayor¨ªa de las personas que abandonan estas comunidades son hombres, dicen que se van porque tienen una crisis de fe, dicen que no creen en Dios y no pueden vivir una mentira. Pero las mujeres que se van lo hacen porque no se sienten seguras, quieren proteger a sus hijos¡ Se van porque necesitan sentirse a salvo?.
Un psiquiatra berlin¨¦s experto en traumas le diagnostic¨® s¨ªndrome de estr¨¦s postraum¨¢tico tiempo despu¨¦s. ?Mi conclusi¨®n es que las experiencias del trauma y de c¨®mo lo procesamos son ¨²nicas, y este s¨ªndrome puede manifestarse de diferentes formas en distintas personas. Mi terapeuta me confirm¨® que hay que hacer un plan a medida para cada individuo?, indica. Incluso hoy en d¨ªa sigue lidiando con la aceptaci¨®n de su propia libertad: ?Creo que he logrado todos mis sue?os, hasta los que no ten¨ªa, solo me falta cre¨¦rmelo. Me siento feliz pero no creo que sea verdad. Cuando visit¨¦ por primera vez a mi terapeuta en Berl¨ªn le dije soy muy feliz pero en realidad no s¨¦ c¨®mo aceptarlo, no se me da bien ser feliz; se me da bien luchar, sobrevivir, y ahora soy feliz y eso me est¨¢ volviendo loca?. La escritura, sostiene, sigue siendo una v¨ªa de escape: ?Es un espacio neutro en el que puedo existir lejos de todo, me mantiene en un lugar en el que me puedo evadir para luego regresar?.
?De ni?a, a menudo so?aba que estaba en los campos de concentraci¨®n con mi abuela? (p. 185)
Con Exodus, la autora ha querido rendir homenaje a su abuela, con la que creci¨® y de la que no pudo despedirse al abandonar Satmar. ?Probablemente estaba intentando conjurar su esp¨ªritu, sentir que estaba conmigo. Como no estaba a mi lado en persona quer¨ªa encontrar otras versiones de ella, fragmentos abandonados, estaba buscando a su fantasma. Hoy en d¨ªa sigo sintiendo que gran parte de mi vida ha sido inspirada por los valores que me inculc¨®. A veces incluso sue?o que estoy viviendo la vida que ella podr¨ªa haber vivido?. En sus primeros viajes a Europa, Feldman trat¨® de seguir el rastro de su abuela, entender su origen y descubrir qu¨¦ la hab¨ªa llevado a recluirse en su secta de Williamsburg tras haber sido v¨ªctima de los nazis en los campos de concentraci¨®n de Auschwitz y Bergen-Belsen. ?Ella apenas hablaba del Holocausto, y yo quer¨ªa saber?, subraya, ?necesitaba conocer todo lo que hab¨ªa vivido y no quer¨ªa contarme, no pod¨ªa contarme?. Eso la llev¨® a visitar archivos, encontrar expedientes y hacer descubrimientos duros, como que fue forzada a trabajar en una f¨¢brica de armas para el ej¨¦rcito nazi. ?Saberlo fue impactante, pero tambi¨¦n un regalo, porque sent¨ª que al fin la conoc¨ªa, todo sobre ella comenzaba a tener sentido. Cuando le¨ª acerca de estas experiencias empec¨¦ a entender por qu¨¦ tom¨® ciertas decisiones?.
Por eso insiste en que la memoria es importante. ?Creo que me he adaptado a la realidad en la que vivimos, s¨¦ que siempre habr¨¢ nazis y antisemitas, pero mientras el Estado y la sociedad sean lo suficientemente fuertes para combatirlos estaremos bien. En Alemania la discusi¨®n sobre el extremismo de derechas est¨¢ muy activa, sientes que siempre se hace un esfuerzo para abordar estos asuntos, mientras en Estados Unidos nunca?, reflexiona. Para ella, ?la cultura estadounidense est¨¢ muy centrada en el presente, nunca han sido buenos en lidiar con su pasado, con las contradicciones construidas en su cultura?. Recuerda el impacto que supuso la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca: ?Todo el extremismo de derechas se hizo muy visible de pronto y mucha gente estaba impactada, porque creen que cuando algo no se ve no est¨¢ ah¨ª. Pero para m¨ª estaba muy claro: siempre ha habido racismo, solo que a veces es menos visible que otras. De hecho yo prefiero que sea visible, porque entonces puedes abordarlo?. Ese don de ver las cosas antes de que ocurran va a ser, precisamente, el eje de su pr¨®xima novela, ?que hablar¨¢ de una profetisa moderna?. La est¨¢ escribiendo en alem¨¢n, y la historia se desarrolla en Amberes; vuelve a los libros de los profetas, a su herencia, pero deja claro que esta vez todo es pura ficci¨®n: ?El libro es una fantas¨ªa, desde ni?a me encantaba leer, quer¨ªa ser libre, poder escribir y fantasear, y ahora tengo esa libertad, puedo escribir novelas e imaginar c¨®mo ser¨¢ el futuro?.
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