El lado oscuro de Coachella, el festival m¨¢s ¡®hipster¡¯ del planeta
Convertido en el para¨ªso promocional de las marcas, su propietario afronta las cr¨ªticas por donaciones a asociaciones contrarias a los derechos LGTBQ.
Es la broma m¨¢s recurrente entre los haters del festival. Hablamos del famoso v¨ªdeo que elabor¨® el programa de Jimmy Kimmel en 2013, con 17 millones de visualizaciones, donde unos chavales con coronas en la cabeza, ropa fl¨²or y cintas de tenista responden sentirse plet¨®ricos y ansiosos por ver en concierto a bandas como The Obesity Epidemic (La epidemia de obesidad) o Regis & The Philbins, grupos que nunca estuvieron programados en esa edici¨®n¡ porque nunca existieron. Si bien el programa intent¨® repetir la haza?a el a?o pasado con nombres como DJ Zika (y les sali¨® rana), el apabullante ¨¦xito del viral resid¨ªa en materializar el recurso perfecto en el h¨¢bil deporte del desprecio en Internet. Una supuesta prueba para desde?ar al reba?o de hipsters que transita por Indio (California) en Coachella, el festival m¨¢s venerado por la modernidad millenial del planeta ¨Ccon permiso de su versi¨®n ¡®salvaje¡¯ y m¨¢s vitoreada ahora entre la tribu privilegiada de Silicon Valley y el mundo fashionista, Burning Man¨C.
Obviando las cr¨ªticas de superioridad cultural sobre personas cuya voluntad, presumiblemente, es pas¨¢rselo bien y evadirse durante unos d¨ªas, Coachella se ha erigido como el s¨²mmum en la cultura del ocio capitalista. Un concepto que, curiosamente, difiere en el esp¨ªritu de sus or¨ªgenes. En 1993, Pearl Jam ofreci¨® un concierto en el Empire Polo Club de Indio (donde se celebra el festival), rechazando tocar en Los ?ngeles por la dispusta que manten¨ªa contra TicketMaster y su supuesto monopolio en la industria de la venta de entradas. El grupo toc¨® ante 25.000 fans. Los promotores tomaron nota y empezaron a preguntarse si ese lugar tan id¨®neo para la banda de Eddie Vedder no pod¨ªa convertirse tambi¨¦n en una especie de Glastonboury a lo estadounidense. Seis a?os despu¨¦s, nac¨ªa Coachella Valley Music Arts and Festival. El espacio que simboliz¨® inicialmente el rechazo al elevado precio del acceso a la cultura, hoy es un templo de peregrinaje festivalero bastante exclusivo: el pack b¨¢sico para tres d¨ªas en el primer fin de semana (sin parking o acomodaci¨®n) cuesta unos 500 euros de base y puede llegar hasta los 2.000 con acceso a la zona VIP.
Su propietario, acusado de negacionista y ¡®anti gays¡¯
En enero de este a?o Philip Anschutz, el multimillonario empresario de 77 a?os cuya compa?¨ªa AEG organiza Coachella, tuvo que salir al paso de la oleada de cr¨ªticas que alegaban que hab¨ªa hecho donaciones millonarias a grupos anti LGTB a trav¨¦s de sus organizaciones ben¨¦ficas. Anschutz, el magnate que el New Yorker bautiz¨® en 2012 como ?el due?o de Los ?ngeles?, es un emprendedor que ha amasado su fortuna invirtiendo en petr¨®leo ¨Ccompr¨® la compa?¨ªa extractora de su padre¨C, gas, telecomunicaciones, bienes inmobiliarios ¨Ces uno de los grandes terratenientes del pa¨ªs¨C y en la industria del entretenimiento. Su imperio posee m¨¢s de 150 empresas repartidas por todo el mundo. Con una fortuna valorada en 7.000 millones de euros seg¨²n Forbes, Anschutz lleva una vida alejada del radar p¨²blico en Denver, pero a veces se deja caer en los partidos de Los ?ngeles Galaxy, equipo del que es propietario junto a otros clubes de f¨²tbol de la Major League Soccer. Tambi¨¦n posee parte de Los Angeles Lakers, Los Angeles Kings o espacios como el Staples Center o The O2 en Londres; sin contar sus inversiones en proyectos cinematogr¨¢ficos como Las cr¨®nicas de Narnia.
Este hombre que supuestamente vive sin m¨®vil, no contesta mails y viaja sin ch¨®fer, tuvo que enviar un comunicado en enero a la revista Rolling Stone para negar las acusaciones que le apuntaban como donante a grupos contrarios a los homosexuales. El empresario recurri¨® al t¨¦rmino trumpiano de ?fake news? (noticias falsas) para contestar a la ?basura? de Freedom For All Americans, un grupo progay, que denunci¨® que la fundaci¨®n Anschutz hab¨ªa donado 200.000 d¨®lares a activistas conservadores, inlcuyendo a dos grupos acusados de ser hom¨®fobos. El magnate asegur¨® que ?ni yo ni la fundaci¨®n hemos hecho alguna donaci¨®n con el objetivo o la expectaci¨®n de que se financiar¨ªan grupos anti-LGTBQ? y que hab¨ªa ?cesado inmediatamente todas las contribuciones? al conocer que esos dos grupos espec¨ªficos (Family Reasearch Council y Alliance Defending Freedom) defend¨ªan un programa hom¨®fobo.
Nacido en el seno de una familia presbiteriana, Anschutz es un cristiano conservador y conocido donante del partido republicano. Seg¨²n apuntaba The Guardian, acude a actos de los hermanos Koch, los mismos que financian el activismo de la derecha m¨¢s radical de EEUU, y ha donado grandes cantidades a Americans for Prosperity, el grupo que se opone a la investigaci¨®n de los efectos del cambio clim¨¢tico. Su compa?¨ªa de gas, adem¨¢s, ha llevado a juicio a pueblos peque?os para hacerse con derechos de fracking.
El lujo huye del festival
?Ha dejado de importar el cartel musical de Coachella? Para las decenas de marcas que se aposentan en los alrededores de la ciudad y organizan multitud de fiestas de promoci¨®n durante el festival, s¨ª. La moda se ha convertido en uno de los bastiones del certamen. Al fin y al cabo, el estilo Coachella auspiciado por celebrites como Vanessa Hudgens o Alessandra Ambrosio es una realidad asumida: mucho fleco, mucho rollo boho, crop tops, coronas de flores y tatuajes temporales brillantes; en resumen, looks hippies que reversionan Woodstock en la actualidad. Las marcas de moda orientadas al p¨²blico adolescente lanzan colecciones espec¨ªficas con su nombre ¨Cel festival ha llevado a juicio a Urban Outfitters por apropiarse de su nombre sin acordarlo previamente¨C y es innegable que se ha erigido un aut¨¦ntico festival paralelo con fiestas en lujosas y carpas y piscinas exclusivas con tal de conseguir la ansiada repercusi¨®n en las redes durante los d¨ªas del festival.
Fashionista adelantaba hace unos d¨ªas los renders de las aspiracionales fiestas que montar¨¢n varias marcas de moda en el art¨ªculo C¨®mo las marcas de moda crear¨¢n momentos instagrameables en Coachella, pero tambi¨¦n destacaba que desde 2016 el lujo m¨¢s exclusivo est¨¢ optando por no querer relacionarse con el certamen. Si otros a?os se hab¨ªan organizado eventos de firmas como Alexander Wang, Jeremy Scott, Phillip Lim, Mulberry, o Jimmy Choo; el a?o pasado estas desaparecieron para dejar paso a marcas m¨¢s peque?as o asumibles en precio como Alice & Olivia, Levi¡¯s o H&M (que es patrocinador oficial del festival). La evoluci¨®n es l¨®gica: el festival ha duplicado su capacidad en los ¨²ltimos a?os y se ha convertido en un evento m¨¢s mainstream, adjetivo al que tiene alergia el lujo m¨¢s exclusivo.
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